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Los monstruos marinos que nunca vimos
antes
DEL AULA
Los monstruos MARINOS
QUE NUNCA vimos
Rosalía Guerrero Arenas Eduardo Jiménez Hidalgo iménez Hidalgo
La vida en nuestro planeta surgió hace 3800 millones de años aproxie años aproximadamente; desde ese tiempo, los habitantes que por ella transitaron han taron han sido tan diversos, que nuestra imaginación puede limitarnos en cuanto a su cuanto a su variedad. Los organismos marinos han dominado periodos importantes de rtantes de la historia de nuestro planeta: algunos de éstos perviven en nuestros días, tros días, mientras que otros han desaparecido a pesar de ser exitosos durante ante varias épocas. A continuación mostramos unos cuantos ejemplos de s de esta diversidad biológica y su relevancia para descifrar la historia evolutiva de la Tierra.
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Reconstrucción de Opabinia.
Las criaturas del Burgess Shale
El periodo Cámbrico inició hace 543 millones de años y concluyó hace 490 millones de años. Durante este tiempo surgieron los primeros grupos de animales en un tiempo relativamente corto; por ello, los fósiles de esta época son importantes, ya que proporcionan información sobre los grupos animales más antiguos.
Una de las canteras más estudiadas es la cantera Walcott, ubicada en la provincia Columbia Británica, Canadá. La atención que recibe no es sólo por la importancia de sus fósiles, sino por su estado de preservación, el cual ha permitido conservar detalles particulares de su estructura. La cantera se encuentra dentro del Parque Nacional Yoho, ubicado en las Montañas Rocosas de Canadá, las cuales pertenecen a la cordillera de las Montañas Rocosas (Rocky Mountains), lo que convierte a este sitio en un atractivo turístico apreciado. La importancia de este yacimiento es reconocida a nivel mundial: en 1981 la UNESCO la declaró patrimonio de la humanidad, por lo que actualmente es una zona protegida.
En 1909, el secretario del Instituto Smithsonian, Charles D. Walcott, descubrió en esta cantera una serie de fósiles de 505 millones de años de edad, los cuales estaban dentro de rocas del tipo de los esquistos. Así, la unidad rocosa que contiene los fósiles tomó el nombre informal
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Primer fósil de Anomalocaris encontrado en el Esquisto de Burgess, custodiado en el Royal Ontario Museum de Toronto, Canadá.
de Burgess Shale (traducido como Esquisto de Burgess). Los estudios realizados a estas rocas indican que se formaron en un mar cálido y próximo a un arrecife de carbonato. En ese entonces, la Tierra no tenía la confi guración de hoy en día; América del Norte se encontraba próxima al Ecuador y predominaba la vida marina. Además del yacimiento en Canadá, se ha encontrado otra localidad con el mismo tipo de fauna en China, la fauna Chenjiang, localizada en la provincia de Yunnan. Los ejemplares hallados han permitido tener un mayor entendimiento del Cámbrico a nivel mundial. Algunos de los ejemplares más notorios son los siguientes: • Opabinia. Cuando se presentó una reconstrucción de este animal en un congreso científi co en 1972, se pensó que se trataba de una broma. Era un animal marino de cinco ojos, semejante a los trilobites, el cual medía cerca de ocho centímetros de largo. Tenía una proboscis con pinzas, que podría permitirle capturar sus presas del fondo marino. Opabinia podría relacionarse con los artrópodos pero, a diferencia de éstos, no presenta patas articuladas.
No se ha determinado todavía con qué grupo animal tiene parentesco. • Anomalocaris. Considerado como un artrópodo primitivo, Anomalocaris es el animal depredador más grande de esa época. Su reconstrucción se llevó a cabo durante la década de 1980, después de trabajar con varios fósiles de sus piezas corporales separadas. Es un animal alargado, con una serie de lóbulos superpuestos, como las cacerolitas de mar; los ojos estaban a los lados de su cabeza. En la boca circular contiene una serie de placas que le permitían masticar organismos del fondo del mar, además de dos apéndices. Se cree que cuando nadaba, su nado era lento y semejaba al de una mantarraya. Medía aproximadamente 60 cm. Además de los fósiles hallados en Canadá y China, se han encontrado
ejemplares en Groenlandia y Utah, Estados Unidos.
• Hallucigenia. Éste medía tres centímetros y se cree que vivía en el fondo del mar. La reconstrucción de este animal se llevó a cabo en la década de 1970 y mostraba un organismo con dos series de espinas, una ventral y otra dorsal. Además de estas espinas, también se identifi có una serie de “tentáculos”, los cuales se descubrió que, en realidad, eran sus patas.
Su nombre refi ere a su peculiar aspecto.
burgess.ucalgaryblogs.ca
Animales acorazados
Uno de los organismos más populares y emblemáticos del registro fósil son los trilobites. Este grupo fue uno de los más abundantes en el Cámbrico, hace 540 millones de años, ya que se conocen cerca de veinte mil especies descritas. De hecho, se han registrado diversas especies de trilobites en la fauna del Burguess Shale.
Los trilobites tenían un exoesqueleto calcifi cado, el cual permitió su preservación en el tiempo (recordemos que las partes duras de los organismos tienen más probabilidad de fosilizar que las partes blandas). Su cuerpo estaba conformado por un cefalón (cabeza) y una serie de segmentos sobrepuestos, los cuales conformaban el tórax. Los segmentos de la cola estaban fusionados en un pigidio. Su morfología les permitía enrollarse –de manera semejante a las cochinillas– como medio de defensa. Algunos trilobites medían unos pocos centímetros, mientras que los más grandes alcanzaban los 60-70 cm.
A pesar de estar restringidos al medio marino, tuvieron una diversifi cación que les permitió ser exitosos en varios nichos: algunas especies fueron bentónicas, es decir, estaban restringidas al fondo marino, mientras que otras fueron planc-
Ilustración que muestra el aspecto de Hallucigenia.
tónicas, es decir, vivían en la superfi cie del mar por su capacidad de fl otar.
Uno de los aspectos que más ha llamado la atención de estos organismos son sus ojos. Aunque no fueron los primeros animales con éstos, se reconoce que estos órganos son sistemas complejos y avanzados. Los trilobites poseen un par de ojos compuestos, como los insectos; debido a ello, eran órganos sensibles al movimiento, por lo que podían detectar a sus depredadores. Algunos grupos de trilobites que vivieron en grandes profundidades, en el bentos, perdieron gradualmente sus ojos, como adaptación a la escasa o nula luz solar que llegaba a ese nivel.
Estos organismos vivieron cerca de 300 millones de años; comenzaron a disminuir en el Devónico mientras otros grupos se diversifi caban en el bentos marino, y les afectó mucho la extinción del Ordovícico tardío. Finalmente, desaparecieron en el Pérmico tardío, durante la extinción masiva de esta época, debido al cambio gradual de temperatura y en la composición de
las aguas marinas (ver cartel El tiempo geológico, incluido en este ejemplar).
En nuestro país se han recolectado trilobites en diversas regiones, como en las cercanías de Nochixtlán, Oaxaca, en el noroeste de Hidalgo, así como en el fl anco este de la Sierra Madre Oriental, al norte de Ciudad Victoria, Tamaulipas.
Serpientes que en realidad son moluscos
Los amonites han recibido atención desde el tiempo de las civilizaciones antiguas, ya que se utilizaban como amuletos en la Edad Media; en esta época, se pensaba que eran serpientes enroscadas y petrifi cadas. En Egipto, se creía que eran los cuernos enrollados del dios Ammon, el dios carnero (de ahí su nombre).
Por su parte, en Inglaterra, se cuenta que santa Hilda expulsó a las serpientes venenosas que infestaban la pradera cerca de Whitby, lugar en donde quería construir su abadía. A través de oraciones y conjuros, hizo que las serpientes se enrollaran y petrifi caran, por lo que después tambiénn se conviertieron en amuletos.
En realidad, los amonites son moluscos cefalópodos, es decir, se encuentran relacionados con los pulpos, las sepias y los calamares. Se caracterizaban por una concha de aragonita enrollada y formada por cámaras; su tamaño era variado: los más pequeños medían cerca de unos cuantos centímetros de diámetro, mientras que los más grandes eran del tamaño de una rueda de tractor.
Estos organismos vivían exitosamente en los mares del Cretácico, hace 145 millones de años, es decir, fueron contemporáneos de los dinosaurios. Al igual que los trilobites en su momento, los amonites pudieron adaptarse a diversos ambientes marinos, invadiendo diferentes nichos: grandes profundidades, mar abierto o en las zonas costeras. Debido a que vivieron en un tiempo geológico relativamente corto en el cual evolucionaron con rapidez, se utilizan como “marcadores” de las diferentes épocas; es decir, que es posible distinguir la edad de las rocas que los contienen, ya que hay especies características de edades específi cas. Por ello, son muy apreciados en estudios que necesitan fechar diferentes cuerpos rocosos.
Los amonites se extinguieron al fi nal del Cretácico, debido aparentemente al impacto que causó un meteorito al caer en lo que es hoy la península de Yucatán. Sin embargo, algunos paleontólogos opinan que este grupo fue desapareciendo justo antes del impacto.
En México, su registro es amplio; por citar algunos ejemplos, en Puebla hay amonites del Jurásico temprano, hace 190 millones de años aproximadamente; en San Luis Potosí hay del Jurásico tardío, hace 156 millones de años, mientras que en Durango hay ejemplares del Cretácico temprano, hace 136 millones de años.
Los constructores de los antiguos arrecifes
Si mira con atención los azulejos del piso y paredes, es probable que se encuentre con alguno de estos moluscos. Las calizas que los formaban se utilizan actualmente en la industria de la construcción, como mármoles y material de construcción.
Además de los amonites, los mares del Cretácico también se distinguieron por la gran cantidad de arrecifes que existieron. Se trata de construcciones sedimentarias producidas por diversos organismos marinos; actualmente, los animales más comunes que producen estas estructuras son los corales, aunque en el pasado geológico hubo grupos de algas y bivalvos constructores de arrecifes.
Uno de los grupos de bivalvos más exitosos durante su época fueron los rudistas. Las conchas de estos animales eran gruesas y “rudas”, de ahí su nombre. Los rudistas más largos se han encontrado en depósitos fosilíferos de Jamaica y miden cerca de dos metros de largo. Estos bivalvos habitaron casi cien millones de años en los mares someros y cálidos del Tethys. Eran bentónicos y vivían asociados con otros organismos como foraminíferos, algas, esponjas, gasterópodos y otros bivalvos. También tienen importancia económica, ya que las rocas derivadas de estos arrecifes, debido a su porosidad, pueden almacenar hidrocarburos.
Al igual que los trilobites, los rudistas son considerados como “marcadores” o fósiles índices de diversas épocas geológicas. En nuestro país existen diversos afl oramientos de rudistas en San Luis Potosí, Guerrero, Oaxaca y Chiapas, los cuales han sido estudiados principalmente por personal académico de la Universidad Nacional Autónoma de México.
Antiguos peces acorazados
Los placodermos son un grupo de peces acorazados que abundaron en los mares del periodo Devónico (entre 416 y 359 millones de años). Su cuerpo estaba conformado por placas, de ahí su nombre. Este grupo es el primero de la familia de los gnatostomos, el grupo más primitivo de los peces con mandíbulas.
A diferencia de los peces con mandíbulas, algunos placodermos carecían de dientes, por lo que las placas de su cabeza y sus mandíbulas suplían la función de cortar, masticar o desgarrar. Otra particularidad es que probablemente tenían visión de colores, ya que hace poco se descubrieron restos de pigmentos en fósiles de estos peces.
Dunkleosteus es el representante más famoso de este grupo, ya que medía entre seis y diez metros de largo. Sus dientes eran aserrados y servían como elementos fi losos. Se cree que era un potente nadador, debido a su musculatura y morfología. Probablemente era depredador de animales como tiburones primitivos. Fue descubierto por primera vez en 1867 por un paleontólogo afi cionado en Cleveland, en las orillas del lago Sheffi eld. Se han encontrado fósiles de Dunkleosteus en Cleveland y Ohio, en Estados Unidos. Hace 360 millones de años, esta parte del territorio estadounidense correspondía a un mar tropical y somero con una biota marina muy diversa.
Los placodermos fueron un grupo muy diverso y exitoso, disperso en varios nichos ecológicos. Se cree que había ejemplares carnívoros y detritívoros (que se alimentaban de materia orgánica y detritos). Algunas especies eran nada-
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Reconstrucción del placodermo Dunkleosteus.
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Reconstrucción del Basilosaurus, del grupo de los arqueocetos.
doras, mientras que otras habitaban cerca del fondo marino; podían vivir en aguas marinas o aguas salobres. Sin embargo, desaparecieron durante la extinción masiva del Devónico hace 365 millones de años, durante la cual las condiciones climáticas de los mares cambiaron drásticamente.
Vacas en el mar
Muchos se sorprenderán al saber que los hipopótamos, las vacas y los camellos, pertenecientes al grupo de los artiodáctilos, son parientes cercanos de las ballenas. Los artiodáctilos, al igual que las ballenas, comparten un pasado fi logenético común, por lo que presentan varias características morfológicas similares, como un astrágalo en forma de doble polea. El grupo de ballenas más antiguo se conoce como arqueocetos, el cual fue descubierto en las décadas de 1830 y 1840 en estratos rocosos del Eoceno medio (entre 48 y 40 millones de años, aproximadamente) en Alabama, Estados Unidos.
Uno de los representantes más notorios es Basilosaurus, el cual vivió hace 48 millones de años, durante el Eoceno Medio. Este animal medía de 12 a 24 metros de longitud y pesaba cerca de siete toneladas. Ingería peces, tiburones, tortugas y moluscos, entre otras presas. Debido a su enorme tamaño, se cree que no tenía depredadores. Aunque poseía aletas, éstas eran muy delgadas y pequeñas en proporción a su tamaño, por lo que probablemente no las usaba para la locomoción; hay científi cos que sugieren que se utlizaban como guía al copular.
A diferencia de las ballenas modernas, carecían del órgano graso conocido como “melón”, responsable de la ecolocalización. Se cree que no podían estar dentro del agua mucho tiempo y salían a la superfi cie con frecuencia para respirar.
En un inicio, cuando recién se descubrieron los primeros fósiles, se pensó que estaba emparentado con reptiles, de ahí el signifi cado de su nombre “rey de los lagartos”. Sir Richard Owen, reconocido paleontólogo de la Inglaterra victoriana, determinó que en realidad estaba relacionado con los mamíferos y sugirió cambiar su nombre a Zeuglodon. Sin embargo, debido a las reglas que rigen la taxonomía y sistemática, se le da prioridad al primer nombre establecido.
A modo de refl exión
Como el lector podrá apreciar, dentro de los ejemplos de fauna marina que vivieron hace millones de años, hubo grupos cuyo aspecto es tan peculiar, que parecieran quimeras de nuestra imaginación. Sin embargo, por el diseño de su morfología, muchos de ellos fueron sumamente exitosos por su adaptabilidad al ambiente, permitiendo que vivieran un lapso considerable.