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Técnicas de motivación a la lectura y escritura VII
artistas
Y ARTESANOS
Técnicas de motivación a la lectura y escritura VII
ESCRITURA GRUPAL
Carmen Gamiño
Los seres humanos nos reunimos para charlar, para comer, para jugar. En ese agruparnos, cada quien aporta su esencia, su humor, sus conocimientos; lo que ahí sucede se vuelve dinámico, sorpresivo, porque son muchos mundos los que se juntan, muchas visiones y sentimientos los que convergen. ¿Por qué no reunirnos alrededor de una hoja en blanco y escribir cuentos, poemas, narraciones? ¿Por qué no romper la soledad de la creación individual compartiendo con otros el momento espontáneo y mágico de la creación?
a escritura colectiva nos permite andar acompañados, trabajar en conjunto, nos hace escuchar a los demás compañeros de manera más atenta y profunda puesto que cada quien tiene que buscar en sí mismo lo que quiere expresar y agregar a lo que se está escribiendo. Esta aportación de ideas puede llevarse a cabo desde la calma y la refl exión en la cual las frases se van agregando sin prisa y el texto se construye de manera pausada a un ritmo lento, o de manera alocada y lúdica, en la cual, las frases o versos se arrojan entre risas, pero siempre alrededor de un eje que va creciendo y transformándose hasta conformar un todo lleno de coherencia y signifi cado.
Para comenzar a trabajar, es necesario encontrar un tema; éste puede salir espontáneamente durante la sesión o nosotros llevar ya nuestra propuesta. También es indispensable saber si queremos construir un poema o una crónica o un cuento. Una vez defi nidos los puntos anteriores, se comienza con el trabajo activo de grupo.
El siguiente es un ejemplo de un poema colectivo a partir de un tema que se vuelve pregunta: La celebración de los muertos. Después de haber platicado de las ofrendas, de a quién se le había muerto algún familiar o mascota, en fi n, de aquello que tiene que ver con la fecha, pregunté: “Entonces, ¿qué es la muerte?”, y le pedí a cada niño que escribiera dos versos en
los cuales encontrara dos imágenes de cosas o paisajes o de frutas que respondieran a la pregunta. La muerte es una manzana podrida, o un perro atropellado, una fl or renace o qué, agregué. Por supuesto yo también escribí mis dos versos. Éste fue el resultado:
¿Qué es la muerte?
La muerte es una niña triste Un piquete de ojos porque saca lágrimas Es una calavera Una tumba Es un señor con muchos huesos Una vaca fea Cuando se rompe el corazón La muerte es una cosa fea El cuarto de mi mamá Es un árbol alto y verde en donde cuelga un hombre ahorcado Es cuando llueve Es alguien llorando Es una calaca enterrada Una sirena, un lobo muerto
Mientras los niños modelaban fi guras en barro surgió el siguiente ejemplo. En general, cuando los niños realizan actividades plásticas conversan. Cuando detectamos el centro de interés de una charla en el grupo es el momento de intervenir y decirles que vamos a escribir algo al respecto. La respuesta es inmediata, alegre, lúdica, pues tiene implícita la energía que fl uye en ellos mientras trabajan y el discurso e intención puestos en el tema. Como ellos tienen las manos ocupadas, yo tomo el papel de secretaria y moderadora. Así surgió el tema de la fl ojera y el poema siguiente: La fl ojera
La ojera la tiene Alan No, la ojera la tienes tú La ojera la tiene Daira No, la ojera la tienes tú La ojera la tiene la maestra, la tiene Lucero, Brenda y el perro Yo quiero estar acostado en mi cama Yo quiero estar durmiendo Yo viendo la tele Mejor que todos vengan al taller Para que no se aburran en su casa Aquí jugamos, pintamos, cantamos, inventamos cuentos ¡Que el perro ya no se eche! ¡Que la maestra venga todos los días! ¡Que las abuelitas ya no se duerman!
El siguiente poema surgió de las acciones de los niños. Es admirable que los niños (también los adultos) en su andar diario construyan poemas, con su lenguaje o con el cuerpo, sin darse cuenta. Nosotros, que los observamos, trabajamos y convivimos con ellos podemos hacérselos notar y transformarlos en textos que los refl ejan y, por lo tanto, les encantan. Una tarde estábamos trabajando y Alan comenzó a decirle secretos a su hermana; ella no entendía nada, pero se moría de risa. La escena era muy divertida, entonces les dije: Los secretos provocan risas, y comencé a anotar. Este hecho transforma, puesto que ellos ya saben que cuando se ponen las ideas en el papel, la realidad cambia de algún modo, Alan, muerto de risa, se tiró en el suelo… Y que los niños se pongan panza arriba… Las niñas entendieron el juego y lo siguieron.
Escena
Los secretos provocan risas Y que los niños se pongan panza arriba Y luego panza abajo se conviertan en caballos Que las niñas los monten Y les den de nalgadas Para que las lleven a Egipto y a Hawai Los secretos hacen que los niños se pongan broncos Y tiren a las niñas Entre risas
La formación de adivinanzas también puede llevarse a cabo con esta técnica y es muy divertida. Se escoge un objeto, un animal o persona y se van buscando características que nos den pistas para saber de qué o de quién se trata.
Adivinanza
Nace de aplausos Da abrazos calientitos Es redonda como el mundo Se rompe si se enfría Al sol es una roca
RESPUESTA: (La tortilla)
Las preguntas abiertas ayudaron a construir el siguiente ejemplo. Les pedí escribir cinco cosas que les gustaban y cinco que no. Cada uno de los niños iba leyendo sus respuestas y todos, por mayoría de votos, elegíamos dos de cada una.
Me gusta y no me gusta
No me gusta que la maestra de taller no venga Que la maestra ogro me regañe en la escuela Sudar Que me molesten Me desagrada que no rieguen las ores Y que no llegue el maestro de natación ----------------Me gusta nadar Hacer obras de teatro Que sea Navidad y ver el arco iris Me agrada nadar en el río Volverme pintora Que caiga nieve y comer dulces Donar cosas a la gente Hacer bromas y jugar con el perro
En la escritura grupal intervenimos todos los presentes en la sesión: maestros, talleristas, niños y niñas, adultos, etc. Para utilizar esta técnica, los participantes tienen que saber a grandes rasgos cómo se construye un poema o un cuento para que el proceso creador sea más fácil.
Mientras se va tejiendo el texto, el mediador tiene que ir leyendo en voz alta los versos o fragmentos escritos por los niños que ya terminaron para motivar la imaginación de los otros que aún no lo hayan hecho, para que vayan sintiendo el ritmo del poema o cuento y para evitar repeticiones. Nosotros, como mediadores y participantes, tenemos el permiso de agregar algunas preposiciones, algunos signos, sugerir cambios en algunas aportaciones que no queden claras o que tienen poca fuerza.
Además, esta técnica es divertida porque los mediadores nos convertimos en participantes y podemos gozar tanto del proceso creador individual como del grupal. Los niños, quienes al realizar algún ejercicio propuesto por nosotros y que a veces preguntan: “¿Maestra, usted por qué no hace nada?”, también lo agradecen.