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Un recorrido por el color
Máscara azteca con Máscaraaztecacon incrustaciones de turquesa. Guillermo Hernández Santana
El análisis lingüístico siempre va más allá de las palabras, porque permite entender las diferentes miradas culturales. En esta ocasión, las distintas palabras para designar colores transmiten intereses y coincidencias asombrosas. Aquí se verán términos mayas y del náhuatl, de seris y zapotecas, pero también del japonés, del inglés y del francés. Y se responden preguntas como: ¿qué fue primero, la naranja o el color naranja?
cuáles son los colores de la tierra? La sangre que tiñe la roca, el horizonte con una infinidad de tonos, la traslúcida gota del rocío y el ¿ mundo a través de ella…, colores que son instantes como el sol reflejado en el mar, que también representa el primer elemento en las historias creacionales de algunas culturas, como para los seris, habitantes del desierto de Sonora para quienes la existencia del mar precede a los continentes. El color se ha estudiado mucho desde la lingüística,1 en particular los términos básicos de color que se han vinculado al estudio de la cognición.2 Cada cultura le da una interpretación distinta a cada uno, y esto tiene que ver con la época y las representaciones sociales particulares a cada grupo; igual que el límite entre un tono y otro, determinado por el grupo y su experiencia con el ambiente y, de cierta manera, a su desarrollo artístico. Esta relación implica una explotación de recursos, los cuales se rastrean hasta llegar a nombres de pigmentos u objetos naturales, de forma que es posible relacionar el término de color con un objeto, por ejemplo xihuitl, que en náhuatl es la palabra que se refiere al azul-verde y también hace referencia a ‘turquesa’, ‘año’, ‘astro’. El término maya que se refiere a estos colores es ya’ax ‘verde-azul’ o ‘turquesa’, y en este contexto tiene mucho sentido, pues ya’ax remite a este mineral, usado básicamente en representaciones artísticas ya que el verde azulado o lo que se ha denominado azul maya se puede apreciar en las pinturas de Bonampak.
1 Berlin y Key, Basic Color Terms: The Universality and Evolution, Univesidad de California, Berkeley,
Ca., 1969. 2 Robert E. MacLaury, Color and Cognition in Mesoamerica: Constructing Categories as Vantages, Universidad de Texas, Austin, 1996.
No sólo los mayas y nahuas consideran el azul-verde con un solo término, también los seris de Sonora, o los hñahñus en el Valle del Mezquital; y fuera del continente americano, en el japonés antiguo. Existen otros ejemplos en el que el azul-verde es el mismo término. En zapoteco de la sierra sur, una variedad de colores que son el gris, verde, azul y morado se nombran con una sola palabra: najé. No por ello hay que pensar que las lenguas indígenas tienen pocos términos para los colores. El zapoteco, por ejemplo, tiene cinco nombres que diferencian el tono en el color negro. El estudio de Berlin y Key3 propone que en la evolución de las lenguas se sigue un estricto orden de prelación; en el que una primera etapa incluye dos términos, ‘claro’ y ‘oscuro’.
En ocasiones estos colores sugieren una red de significados. En el español de México, naranja coincide con el nombre de la fruta (en otras partes el adjetivo es anaranjado), y lo mismo ocurre en inglés y francés con orange. Cuando una palabra o conjunto de palabras remiten a varias entidades, como en el caso de ‘naranja’, surge la pregunta: ¿Fue primero el término de color o el término para la cosa? Para aclarar esto voy a echar mano de un recurso que usan las lenguas del mundo: la metonimia, que son relaciones de conceptos que surgen de otros similares o de características de dichos elementos. Las palabras con las que designamos los colores pudieron haber surgido de cosas que por extensión le dieron el nombre al color, como sucede con el ejemplo naranja. De ahí se sugiere que primero existió el nombre para designar al cítrico, y luego fue tomado para el color, igual que pasa con las partes del cuerpo en los idiomas amerindios, en los cuales es común que el nombre de aquéllas se use en instrumentos cotidianos, partes de la casa, de un carro u otros. En la lengua chol, el brazo del metate es kub-nia-tún, 4 literalmente ‘mano de piedra’. Un rasgo que define a las lenguas mesoamericanas son algunos calcos semánticos comunes, como puerta, que se dice ‘boca de la casa’, o rodilla, ‘cabeza de la pierna’. En maya yucateco puerta es jool naj (hoyo casa), en chol es sti’ na’its. 5 Esa misma construcción se encuentra en el tzotzil, tzeltal, algunas lenguas zapotecas, el chinanteco y, de hecho, en la mayoría de lenguas mesoamericanas.6
Es común hacer similitudes a partir del cuerpo, como ‘brazo de guitarra’ para el diapasón. Decimos, por ejemplo, ‘pelos de elote’ para los
3 Berlin y Key, op. cit., 1969. 4 Heinrich Berlin, Vocabulario de lengua chol (México), 2008. Disponible en internet: www.wayeb. org/download/resources/berlin01.pdf. 5 Se incluye el posesivo de tercera persona, y los elementos na’: ‘hoyo’; its ‘casa’. 6 Sobrino, Martín, Breve aporte para definir Mesoamérica como área lingüística: calcos entre familias lingüísticas, 2011. En internet: yidzatilthan.wordpress.com/2011/11/27/breve-aporte-paradefinir-mesoamerica-como-area-linguistica-calcos-entre-familias-linguisticas/
filamentos que crecen en la mazorca o ‘cabeza de ajo’ y ‘diente de ajo’ sabiendo exactamente que no es una cabeza, sino que se trata sólo de una relación metafórica. En relación al color, la voz tizatl del náhuatl remite a un material obtenido de la naturaleza, un pigmento fijado con arcilla transparente proveniente del área maya de Yucatán y Guatemala7 para el códice florentino en el siglo XVI; este término, que aún en la actualidad se usa en algunas variantes de náhuatl, es descrito por Alfonso de Molina como un material obtenido del fondo de los lagos. Fue usado para diversos códices8 y también como base blanca para muchos monumentos, no solamente nahuas sino por parte de otras culturas de Mesoamérica. ¿Qué hay en los colores que existen tantos temas relacionados con ellos? Aunque en lenguas romances los colores son adjetivos, en otras se trata de verbos estativos.9 En francés, por ejemplo, es muy común que los colores describan las cualidades del objeto de forma adjetival como en las frases la nuit noire ‘la noche negra’ o la voiture blanche ‘el carro blanco’, o en inglés red dog ‘perro rojo’. En los casos anteriores simplemente se trata de adjetivos y es menos común que los colores funcionen como verbos; aún así en español es posible decir ‘enrojecer de coraje’ o ‘blanquear la pared’ (como verbos). En seri, en cambio, los colores se forman típicamente de raíces verbales. La expresión para ‘chichón’ o ‘herida’ anxö iica cooil (literalmente ‘herida verde-azul’) incluye la raíz verbal -ooil ‘ser verde-azul’ que también se puede ver en hai cooil ‘aironazo’ (literalmente ‘aire que es verde-azul’).10 Es interesante que el término cooil se use en situaciones como el viento fuerte, heridas o para el mar embravecido.
En física, se podría pensar que cualquier pequeña variación en la profundidad de onda produce una gama distinta de color y, por ende, una nueva clasificación o término lingüístico, pero en el lenguaje humano la clasificación es muy particular y no existen tantos términos. En inglés, por ejemplo, la palabra red ‘rojo’ abarca una tonalidad más amplia que en español, y llega a rojos oscuros, que nosotros llamamos guindas. El término blue, por otra parte, incluye lo que consideramos morado. Un ejemplo es blueberry (‘mora azul’). En español esta fruta se clasificaría dentro de lo morado, pero en inglés ese tono es una variedad de azul.
Actualmente, en el idioma japonés hay dos palabras para verde y azul. Una es [ao] ‘azul’ y [midori] ‘verde’; [ao] describe las variedades de
7 Magaloni, Diana, Estudio del Códice Florentino, libro 9, Fol. 370R, 2008, p. 99. 8 Magaloni, Diana, “Painters of the new world”, en Color Betwen Two Worlds, Florencia, 2008, pp. 65-68. 9 Se distinguen por la ausencia de cambio. Muchas lenguas que no tienen verbo ser o estar tienen verbos estativos, los cuales incluyen normalmente la semántica del verbo ser en la raíz. 10 Moser y Martlett, Diccionario seri-español-inglés, Plaza y Valdéz Editores, Sonora, 2010.
azul, pero también se usa en algunos casos para verde como para ‘manzana verde’, ‘la luz del semáforo’ y para las hojas tiernas [aoba]. En el japonés antiguo sólo se utilizaba el término [ao] que abarca los dos colores, igual que en los casos del náhuatl y del maya.
A pesar de que esto se puede ver en diferentes ejemplos como los que he explicado, sería un grave error creer que el ojo humano y su capacidad están limitados o sesgados de alguna manera debido a la influencia del lenguaje. De hecho no hay ningún motivo para creer que una u otra culturas imposibilita la capacidad de percibir una gama de color. El ojo humano es capaz de percibir una infinidad de tonos; muchos más de los que nombramos.
En términos del relativismo lingüístico, cada cultura mantiene una relación con el ambiente o con el mundo desde su propia experiencia. Si bien la percepción del espectro de colores es la misma para todos los seres humanos, la discriminación de ciertos términos conservan características comunes en todas las lenguas del mundo como el hecho descrito por Berlin y Key que demuestran un orden de aparición de vocablos relacionados con el color.
Referencias:
BERLIN Heinrich, “Vocabulario de lengua chol (México)”, 2008. Disponible en internet: www.wayeb.org/download/resources/berlin01.pdf. BERLIN y Key, Basic Color Terms: The Universality and Evolution, Universidad de California,
Berkeley, Ca., 1969. BOONE y Kurtz, Contemporany Marketing, Cengage Learning, Ohio, 2011. MACLAURY, Robert E., Color and Cognition in Mesoamerica: Constructing Categories as Vantages, Universidad de Texas, Austin, 1996. MAGALONI, Diana, Estudio del Códice Florentino, libro 9, Fol. 370R, 2008, p. 99. , “Painters of the new world”, en Colors Between Two Worlds. The Florentine Codex of
Bernardino de Sahagún, Kunsthistorisches Institut in Florenz, Florencia, MPI, 2008. MOSER y Martlett, Diccionario seri-español-inglés, Plaza y Valdés, Sonora, 2010. SIMÉON, Remi, Diccionario de la lengua náhuatl o mexicana, Siglo XXI, México, 1977. SOBRINO, Martín, Breve aporte para definir Mesoamérica como área lingüística: calcos entre familias lingüísticas, 2011. En internet: yidzatilthan.wordpress.com/2011/11/27/breve-aporte-para-definir-mesoamerica-como-area-linguistica-calcos-entre-familias-linguisticas/.
Páginas consultadas:
www.azulmaya.com/bonampak/cap1.php. www.varbak.com/. http://www.historicas.unam.mx/publicaciones/revistas/nahuatl/pdf/ecn02/019.pdf.