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Por más mujeres en la ciencia y las matemáticas
nosotros
Por más mujeres en la ciencia
Y LAS MATEMÁTICAS
Claudia Hernández García*
Nuestras ideas de cómo son y qué hacen las personas que se dedican a la ciencia están en gran medida influenciadas por lo que escuchamos en la escuela y lo que leemos en nuestros libros de texto. Por las imágenes que vemos y la forma en que hablamos, pareciera que Maia Uribe Lazcano la ciencia es cosa de hombres, pero no. Muchas científicas y matemáticas a lo largo de la historia han tenido carreras brillantes y han servido de inspiración para otras mujeres. Aunque apenas 30 por ciento de quienes hacen investigación son mujeres y aun hoy en día enfrentamos barreras sociales, actitudes discriminatorias y sexismo, las investigaciones demuestran que esta tendencia va a la baja, pero todavía queda mucho por hacer para que cada vez más niñas y chavas sepan que pueden estudiar una carrera en áreas STEM (ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas), lo hagan y se conviertan ellas mismas en modelos a seguir.
Cinco décadas de investigaciones
En 1957, las antropólogas Margaret Mead y Rhoda Métraux pidieron a estudiantes estadounidenses de nivel bachillerato que completaran una serie de planteamientos para describir a personas que se dedican a la ciencia. Como el cuestionario se redactó en inglés, la palabra scientist podía interpretarse indistintamente como científico o científica; en este texto usaré científica para referirme a mujeres, científico para hombres y científico/a cuando es indistinto. Uno de los planteamientos en el cuestionario era el siguiente: cuando pienso en un/a científico/a pienso en… Tras analizar miles de respuestas, las antropólogas pudieron extraer esa imagen estereotipada que reconocemos muy bien hoy en día: un hombre de mediana edad, con lentes y bata blanca, y que hace
* Maestra en Filosofía de la Ciencia. Técnica académica de la Dirección General de Divulgación de la
Ciencia, UNAM.
katyasharpe.wordpress.com experimentos en un laboratorio rodeado de frascos, tubos de ensayo, mecheros y máquinas extrañas. Años después, en 1983, David Chambers publicó el análisis de miles de dibujos de científicos/as que estudiantes de tres países hicieron entre 1966 y 1977. A diferencia de Mead y Métraux, Chambers aplicó la prueba a estudiantes de preescolar y primaria y ello le permitió detectar que la misma imagen estereotipada empieza a formarse desde temprana edad. De los dibujos que revisó, 99.4 por ciento fueron de un científico, mientras que sólo 28 dibujos fueron de científicas y todos los hicieron niñas, es decir que ningún niño dibujó a una científica. A este segundo experimento se le conoce como DrawA-Scientist Test (DAST) o Prueba dibuja a un/a científico/a y diferentes equipos de investigación lo han replicado en al menos 78 ocasiones desde entonces. En 2018, David Miller y sus colegas de la Universidad Northwestern en los Estados Unidos publicaron un metaanálisis de los resultados de otras pruebas DAST que se aplicaron en los siguientes 50 años. Entre sus hallazgos está que cada vez es más común encontrarse con científicas: mientras que en el estudio original de Chambers menos de 1 por ciento eran dibujos de científicas, el promedio en los estudios posteriores es de 28 por ciento. También se dieron cuenta de que son las niñas las que han marcado la diferencia: la cantidad de niñas que dibujaron científicas en el estudio original representó apenas 1.2 por ciento, este porcentaje subió a 33 por ciento en 1985 y a 58 por ciento en 2016. Esta elección de personajes contrasta con el hecho de que los niños siguen dibujando científicos 9 de cada 10 veces.
80
60
1966-1977 1985 2016
20
0
Fuente: Miller, Nolla, Eagly, & Uttal, 2018.
100
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Un tercer resultado de este metaanálisis es que, a mayor edad, la tendencia a dibujar un científico aumenta. En preescolar se dibuja más o menos la misma cantidad de científicas que de científicos, aunque las niñas tienden más a dibujar científicas y los niños científicos. Ya en bachillerato se dibujan cuatro veces más científicos que científicas, independientemente de que el dibujo lo haya hecho una chava o un chavo. El porcentaje de científicos que se dibujan aumenta de 54 a 82 por ciento conforme se avanza en el nivel escolar, y esta tendencia es resultado de la elección que hacen las chavas: mientras que 70 por ciento de las niñas de 6 años dibujan científicas, apenas 25 por ciento de las chavas de 16 años lo hacen.
(por edad)
6 años 16 años
(por edad)
6 años 16 años
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Fuente: Miller, Nolla, Eagly, & Uttal, 2018. 0
Este cambio se da porque es hasta que las y los estudiantes empiezan a cursar materias de ciencia en la secundaria cuando realmente entran en contacto con este mundo a través de sus libros repletos de ilustraciones y anécdotas de descubrimientos hechos por hombres. También porque empiezan a encontrar la imagen estereotipada del científico fuera de la escuela como en programas de televisión y películas; y es que, cuando aparece en pantalla un hombre con lentes y bata rodeado de equipo de laboratorio, de inmediato sabemos que se trata de un científico sin que nadie diga nada más. El rol de una mujer en bata, en cambio, suele requerir un poco más de contexto e incluso justificación. En estas circunstancias, es casi inevitable toparnos con muchos más científicos que científicas y que, poco a poco, se fortalezca el prejuicio de que la ciencia es “cosa de hombres”.
Tratar de construir la imagen estereotipada de quienes se dedican a las matemáticas develó algunas sorpresas. En 2000, Susan Picker y John Berry pidieron a estudiantes de secundarias en Estados Unidos y el Reino Unido que
dibujaran un/a matemático/a, también con el propósito de identificar si había características físicas que se repitieran. El análisis reveló, asimismo, que se piensa en hombres de lentes, sólo que sin bata, y el equipo de laboratorio se sustituye por pizarrones llenos de ecuaciones y fórmulas. Pero más interesante aún resultó el hecho de que hubo participantes que no tenían una idea muy clara de cómo debería verse un/a matemático/a y hasta hubo quien preguntó a su entrevistador si él lo era para usarlo como modelo para su dibujo. Lo que más sorprendió a Picker y a Berry es que no se les ocurriera que su maestro/a de matemáticas bien podría haber sido un/a matemático/a, como en el caso del estudiante que dibujó a un hombre blanco, a pesar de que su profesora de matemáticas era una mujer asiática.
El poder de los prejuicios
Un estudio llevado a cabo por Elizabeth Gunderson y sus colegas en 2012, comprobó que los prejuicios y creencias de familiares y docentes también influyen en la creación de estos estereotipos de género. A fin de cuentas, todas estas señales contribuyen a construir nuestra concepción del mundo y de nuestras posibilidades, y por ello empezamos a pensar que hay actividades que son más apropiadas para los hombres que para las mujeres, como la ciencia, o al revés, más apropiadas para las mujeres que para los hombres, como las humanidades.
Una anécdota personal a este respecto me ocurrió hace 20 años cuando trabajaba en el Espacio Infantil de Universum, Museo de las Ciencias de la UNAM. Aun hoy en día, este espacio para menores de 6 años cuenta con una zona para que niñas y niños se disfracen y tomen parte en diferentes juegos de rol. Una de las opciones de disfraz de aquel entonces era una bata blanca marcada con una cruz roja. La abrumadora tendencia es que esa bata convertía a los niños en doctores y a las niñas en enfermeras. Al sugerir a los niños que jugaran al enfermero, la respuesta común era un no, porque ellos querían ser doctores. Al sugerir a las niñas que mejor jugaran a ser doctoras, no era raro que me preguntaran si eso era posible.
Las encuestas que condujo Gunderson revelaron además que las mujeres tienen peores actitudes hacia las matemáticas, sienten mayor ansiedad ante ellas y consideran que no son aptas para estudiarlas, lo que afecta su desempeño en clase y en la elección de materias que prefieren cursar o la carrera que
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van a elegir. Al más puro estilo del efecto Golem (o efecto Pigmalión negativo), las estudiantes parecen haber interiorizado la creencia popular de que las matemáticas y las ciencias no son para ellas, por lo tanto, no se esfuerzan en tener un buen desempeño e incluso se autorrestringen al elegir una profesión “que no tenga matemáticas”.
influyen Nuestras acciones (hacia otras personas)
impactan
Lo que creemos (sobre nosotras/os mismas/os)
Efecto Pigmalión (profecía autocumplida)
Las creencias de otras personas (sobre nosotras/os)
refuerzan
Otras acciones (hacia nosotras/os)
Fuente: Rosenthal y Jacobson, 1963.
Un/a docente piensa que un/a estudiante es incapaz causan
Esto hace que el/la estudiante aprenda menos y tenga bajas calificaciones
Efecto Golem o Pigmalión negativo
Le dedica menos tiempo y le asigna tareas menos complejas (o no se las asigna)
A manera de remedio
Todos estos estudios esclarecen por qué niñas y niños consideran que la ciencia es una profesión más apta para hombres y también revelan que esta tendencia se incrementa con la edad de las y los estudiantes, pero ha ido disminuyendo de una generación a la siguiente. La evidencia apunta a que este cambio de inte.pucp.edu.pe percepción ocurre cuando aumenta la representación de las mujeres en campos científicos, así que parte de nuestra tarea como docentes es echar luz sobre todas esas científicas y matemáticas que la historia mantiene en las sombras. Entre más imágenes de mujeres científicas y mujeres matemáticas saquemos de la oscuridad, más niñas y chavas querrán integrarse a estas profesiones. Dado que la representación es fundamental para trazar perspectivas de desarrollo profesional, es imperativo aumentar la visibilidad de científicas, matemáticas e incluso ingenieras para que niñas y chavas puedan verse reflejadas y las reconozcan como modelos a seguir. Pero también para que niños y chavos reconozcan la pertinencia y la pertenencia de las mujeres en estos ámbitos profesionales. Esto puede hacerse por medio de libros que resalten el trabajo en ciencia y matemáticas realizado por mujeres, y evitar aquellos relatos que las colocan en roles pasivos o superficiales, y también se puede invitar a científicas y matemáticas a platicar con las y los estudiantes.
Asimismo, hay que estar conscientes de que la manera en la que se estructura el idioma español manifiesta asimetrías, desigualdades y refuerza los estereotipos de género. Para las niñas y las chavas será mucho más difícil identificarse con las personas que se dedican a la ciencia y a las matemáticas si no dejamos de llamarles científicos y matemáticos genéricamente.
Por último, pero no por ello menos importante, hay que evitar transferir imágenes negativas de las matemáticas a estudiantes e infantes. Muchas veces sin darnos cuenta y sin desdén, enviamos el mensaje de que no cualquiera puede tener un buen desempeño en matemáticas o de que las matemáticas sólo son para las personas más inteligentes y hasta tenemos familiares y amistades que se vanaglorian de su desprecio por las matemáticas. Al escuchar este tipo de comentarios y presenciar estas actitudes constantemente, las y los estudiantes, pero sobre todo ellas, empiezan a desarrollar ansiedad, miedo, tensión y aprehensión en situaciones que requieren el manejo de las matemáticas.
Imaginen un árbol enorme y frondoso que todos los días vemos a lo lejos. Realmente no sabemos cómo es mx.unoi.com por dentro, pero la lejanía lo hace parecer un lugar sombrío, lleno de misterio. Sólo cuando nos acercamos podemos comprobar que no es el lugar terrible que nos habíamos imaginado e incluso podemos ver cómo están conectadas sus ramas y cuáles podrían servirnos para treparlo.
Lo mismo pasa con las matemáticas y la ciencia. Aunque hayamos pasado gran cantidad de horas de clase en la escuela, la realidad es que nuestra interacción con ellas es más bien de lejos y muchas personas están convencidas de que son un lugar sombrío e intimidante. Pero hubo quienes nos atrevimos a acercarnos para verlas por dentro, pudimos comenzar a entrever su estructura, a entender cómo funcionan y a interactuar con ellas. Nos maravillamos y ahora tendemos la mano para que otras niñas y chavas sean partícipes en el desarrollo de esta empresa humana.
Las niñas y las chavas son tan perfectamente capaces de trepar árboles como de ser científicas o matemáticas; y como docentes, nuestro deber es impulsarlas a hacerlo.
Ella creyó que podía y lo logró
Las mujeres han sido parte del desarrollo de las matemáticas y de la ciencia desde siempre, incluso en épocas en las que no tenían acceso a la educación. Muchas personas han hecho un gran esfuerzo por rescatar las historias de estas mujeres y, al hacerlas visibles, poco a poco construimos un mundo más libre y lleno de posibilidades para niñas y chavas. Estas son apenas unas cuantas de ellas…
Agnodice médica, la primera de la historia
María Sibylla Merian entomóloga, contribuyó con sus ilustraciones al estudio de la metamorfosis de las mariposas Caroline Lucretia Herschel astrónoma, la primera en descubrir un cometa Henrietta Swan Leavitt astrónoma, ideó método para calcular las distancias en el espacio
Mileva Maric Ruzic ´ ´ Amalie Emmy Noether física, investigadora del matemática, creadora movimiento relativo del teorema de Noether
Barbara McClintock botánica, premio Nobel de Medicina 1983 por su descubrimiento de los genes saltarines
Dorothy Crowfoot Hodgkin bioquímica, descubrió la estructura de la penicilina y la insulina
Stephanie Kwolek química, inventó el kevlar de los chalecos antibalas Grace Murray Hopper matemática, creadora del primer lenguaje informático complejo
Chien-Shiung Wu física experimental, experta en radiactividad
Vera Cooper Rubin astrónoma, descubrió que las galaxias forman cúmulos
María Agnesi matemática autora de una obra sobre álgebra y cálculo diferencial usada en Europa
Jude Milhon programadora y hacker que quería internet para todas las personas
Beulah Louise Henry inventora de protógrafo, máquina de coser, paraguas, entre otros
Inge Lehmann sismóloga, descubrió la morfología del núcleo de la Tierra
Rita Levi-Montalcini neuróloga, Premio Nobel de Medicina 1986 por su descubrimiento del factor de crecimiento neuronal
Gertrude Belle Elion farmacóloga, premio Nobel de Medicina 1988 María Teresa Toral química, estudiosa de los pesos atómicos del carbono y del nitrógeno
Rosalind Franklin química, obtuvo la primera fotografía del ADN mediante técnicas de rayos X
Margaret Hamilton matemática e ingeniera, inventó programa informático de la misión Apolo 11
Lise Meitner física, descubrió la fisión nuclear
Sau Lan Wu física de partículas, colaboró al descubrimiento del bosón de Higgs
Sophie Germain matemática, con aportes a las teorías de los números y de la elasticidad
Patricia Bath oftalmóloga, patentó sonda para disolver cataratas con láser
Ada Byron matemática, desarrolló programas cuando las computadoras aún no existían
Marie Curie física, premio Nobel de Física 1903, premio Nobel de Química 1911
Valentina Tereshkova cosmonauta, la primera mujer en ir al espacio
Emilie du Chatelet matemática, demostró las limitaciones de teorías de Newton
Matilde Montoya Lafragua primera médica mexicana
May-Britt Moser neurocientífica, premio Nobel de Medicina 2014
Hedy Lamarr científica que inventó el wifi
Silvia Torres Castilleja astrónoma mexicana, primera doctora en astronomía a nivel mundial Maryam Mirzakhani matemática, la primera que ganó la medalla Fields
Ángela Ruiz Robles inventora, precursora del libro electrónico
Mary Anderson inventora del limpia- parabrisas
Eva Ramón Gallegos biomédica mexicana, investigadora de la terapia fotodinámica para tratar neoplasias
Helia Bravo Hollis bióloga mexicana, primera en hacer estudios taxonómicos de las cactáceas mexicanas
Ana Hoffmann Mendizábal bióloga mexicana, pionera en el estudio de los arácnidos y ácaros en México Hipatia de Alejandría la primera científica de la historia
Jane Goodall primatóloga, primera investigadora de la vida de los chimpancés en libertad
Josephine Cochrane inventora del lavavajillas
Janet Gutiérrez Uribe biotecnóloga mexicana, investigadora sobre salud y alimentos
María Teresa Gutiérrez Vázquez geógrafa mexicana, con aportes en el ámbito de la geodemografía
Alejandra Jáidar Matalobos física mexicana, investigadora en física nuclear experimental Xyoli Pérez Campos geofísica, investigadora en el campo de la sismología
Ana María LópezColomé bioquímica mexicana, con investigaciones sobre los mecanismos de la neurotransmisión glutamatérgica en la retina
Susana López Charretón viróloga mexicana, estudiosa de la biología molecular de virus causantes de gastroenteritis infantiles Dorothy Ruiz Martínez ingeniera aeroespacial mexicana, fue operadora de vuelo para la Estación Espacial Internacional
Julieta Fierro Gossman Astrónoma mexicana y apasionada divulgadora de la ciencia
Paris Pishmish astrofísica, fundadora de la Sociedad Matemática Mexicana y la Sociedad Mexicana de Física
Melania Guerra Carrillo Oceanógrafa costarricense, destacada por sus investigaciones en el Ártico y la Antártica
Referencias
CHAMBERS, D. W. (1983). Stereotypic images of the scientist: The draw-a-scientist test. Science Education, 67(2), 255-265. https://cutt.ly/7vtRVjq
DÍEZ PÉREZ, F. J. (2013). El efecto Pigmalión: una teoría sobre la esperanza. Revista de Psicopatología y Salud Mental del Niño y del Adolescente, 22, 91-97.
GUNDERSON, E. A., Ramírez, G., Levine, S. C., & Beilock, S. L. (2012). The role of parents and teachers in the development of gender‐related math attitudes. Sex Roles, 66(3), 152-166.
MEAD, M. & Métraux, R. (1957). Image of the scientist among high-school students. A pilot study.
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Gender-Science Stereotypes: A Meta-analysis of 5 Decades of U.S. Draw-A-Scientist Studies.
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PICKER, S. H., Berry, J. S. (2000). Investigating pupils’ images of mathematicians. Educational Studies in Mathematics, 43(1), 65-94. https://cutt.ly/QvtOaTL
ROSENTHAL, R., Jacobson, L. (1968) Pygmalion in the classroom. Urban Rev 3, 16–20.
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