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co l ecci ó n M A R I O C A L D E R Ó N co l l e c t i o n
Dirección editorial y producción Editorial direction and production
Editemos Ginett Alarcón Marisa Mena Textos Texts
Wilfredo Machado Ricardo Azuaje John Maisto Luis Alberto Crespo Traducción Translation
Pedro Leonardo González Registro Registration
Mario Calderón Mariel Aguilera Fotografía Photography
Efrén Hernández Arias Retoque digital Digital retouch
David Ladera Diseño gráfico Graphic design
Zilah Rojas Preprensa e impresión Printing and printout
La Galaxia Ejemplares Copies
2.000 Depósito legal Legal deposit
lf25220148003466 ISBN 978-980-7391-06-1 Impreso en Venezuela Printed in Venezuela ©Mario Calderón, 2014 ©Editemos, 2014 Todos los derechos reservados All rights reserved www.editemos.com info@editemos.com +58 212 9938078 +57 1 2849575 QH72 C33 2014 Casa del juguete. Colección Mario Calderón: Toy house. Mario Calderón Collection / Textos Wilfredo Machado, Ricardo Azuaje, John Maisto, Luis Alberto Crespo. [Fotos Efrén Hernández Arias].- [Caracas]: Editemos, 2014.344p.: fot.; 30 cm.ISBN: 978-980-7391-06-1
I. Juguetes II. Fotografías III. Venezuela 1. Mario Calderón Colección 2. Título
TALLER JUGUETES DEL PILAR PILAR TOYS WORKSHOP
Mario Calderón Moraima González Jonathan Rojas Bertha Rojas Jesús Peluche Altuve Omar Cerrada Margarita Parra www.mariocalderon.com juguetesdelpilar@yahoo.com +58 274 2529027 Agradecimientos Acknowledgments
Ariana, Anaclara, Amanda, Amalia y María Valentina Calderón Alynor Díaz José Vicente Escamilla Douglas Rodilla León Igor Manrique Nelber Monsalve Esneira Quiñónez Mauricio Rodríguez
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MARIO CALDERÓN collection
CONTENID
CONTENT
PRESENTACIÓN PRESENTATION
CIRCO CIRCUS
20
MÚSICA MUSIC
44
ÓPTICOS OPTICAL DEVICES
70
13
MUÑECAS DOLLS
82
14
TRANSPORTE TRANSPORTATION
108
TEATRINOS PUPPET THEATERS
146
COMBATE COMBAT DEVICES
156
HOGAR HOME
184
ALCANCÍAS MONEYBOXES
206
DIVERSIÓN AMUSEMENT
218
FAUNA WILDLIFE
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ESPACIO SPACE
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OFICIOS TRADES
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V Í CTO R VA RGA S I RAU S Q U Í N Presidente | President Banco Occidental de Descuento, B.O.D.
INTRODUCCIÓN INTRODUCTION
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GI N E T T A L A RC Ó N | MA RI SA ME N A Editemos
CASA DEL JUGUETE TOY HOUSE EL JUEGO INFINITO THE INFINITE GAME WI L F RE D O MAC H A D O
MADERA PARA EL JUEGO WOOD FOR PLAYING
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RI CA RD O A Z UA J E
MARIO CALDERÓN HACEDOR DE JUGUETES MARIO CALDERÓN TOY-MAKER LOS JUGUETES DE MARIO SALTAN, BAILAN, SE MECEN Y GIRAN MARIO’S TOYS JUMP, DANCE, SWING AND TURN
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J O H N MA I S TO
ÉL ERA DE LA NOCHE A MAN OF THE NIGHT
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L U I S A L BE RTO C RE S P O
MARIO CALDERÓN BIOGRAFÍA 338 BIOGRAPHY MARIO CALDERÓN
INT RO DU CC IÓ N IN
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GINETT ALARCÓN MARISA MENA Editoras | Editors
Atesorar con afán ese compañero de infancia que nos trae remembranzas de un pasado que ya no existe, es para muchos el vínculo que anuda su presente no sólo a la historia familiar e individual de cada quien, sino también a ese sentimiento de identidad que transgrede el lugar de origen y nos arraiga a vivencias sin tiempo ni espacio: una forma de jugar, por tanto una forma de vivir. La colección que a continuación presentamos compilada en este cuidado volumen bajo el título Casa del Juguete. Colección Mario Calderón, manifiesta como pocas el tesón de un hombre por el hecho de custodiar pedazos del mundo en juguetes —cerca de tres mil piezas de diferentes épocas, fabricantes y lugares—, de mimar uno por uno a los miembros de ese acervo suyo tan respetado y querido, y finalmente de expresar su alma de niño con manos expertas a través de las obras de arte que elabora y que aquí también se representan. Editemos y su equipo tienen hoy la satisfacción de hacer realidad el sueño de Mario Calderón en colaboración con el Banco Occidental de Descuento. Una alianza que mediante el apoyo a esta edición nos ofrece la oportunidad de brindar el justo homenaje a un maestro juguetero que nunca ha dejado de jugar a la esperanza con cada una de las piezas que colecciona o fabrica. Agradecemos a quienes se involucraron en la producción de este libro apostando sólo a la confianza: Mario Calderón y su Taller del Pilar, Efrén Hernández Arias, Zilah Rojas, David Ladera y Pedro Leonardo González. Una unión de esfuerzos que pone de manifiesto el compromiso de personas, empresas e instituciones dispuestas a depositar su confianza en las iniciativas de aquellos venezolanos que continúan avanzando en su meta personal y profesional de trabajar con excelencia, dedicación y buen hacer.
For many of us, the memories brought back by our toys, our childhood playmates, are the quintessential link bonding our present, not just to the family history of each individual, but to that feeling of identity that leaves behind the birthplace and joins us with experiences beyond time and space, since the way we play determines the way we live. The collection that we have proudly compiled in this volume under the title Mario Calderón’s Toy House is a rare manifestation of a man’s tenacity in his task of safekeeping fragments of the world embodied in toys—nearly three thousand pieces from different epochs, manufacturers and places, each one of which endeared, respected and beloved as part of a heritage formed by true artworks elaborated by a man with skillful, experienced hands but with a child’s soul yearning to express itself. Editemos and its collaborators are deeply and fully satisfied to have made Mario Calderón’s dream come true through the priceless support granted by the Banco Occidental de Descuento. This alliance, which made this publication possible, has allowed us to pay homage to a master toymaker who has unceasingly filled us with hope through each and every piece collected or created by him. We thank those who committed themselves to the production of this book relying only on trust: Mario Calderón and his Workshop of Pilar, Efrén Hernández Arias, Zilah Rojas, David Ladera and Pedro Leonardo González. Such joint effort shows the commitment of private and public institutions to uphold initiatives forwarded by Venezuelans whose personal and professional goals are to carry out their work with excellence, dedication and craftiness.
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EL JUEGO INFINITO THE INFINITE GAME WILFREDO MACHADO A María Valentina Calderón, cuando sea grande To María Valentina Calderón, when she grows up
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Bobo, el mago, ejecuta su acto para la muchacha del xilófono que vive abajo, en un cubo de cristal; la bicicleta roja que navega por el aire se detiene a contramano en la escasa luz de la sala, dejando pasar a un elefante que conduce un triciclo, mientras una banda de ratones flacos y desgarbados toca un blues sincopado al final de la tarde. A un lado habita una compañía de circo con sus maromeros de cuerda, sus tigres de hojalata, los intrépidos trapecistas que cuelgan en el aire tranquilo de las horas que pasan como olas arrastradas por el viento, risotadas de payasos que llenan el aire con sus cuentos de nunca acabar. Aquí la profusión de mecanismos de cuerda, antiguos y modernos, la relojería del rayo, las cajas de música, los zootropos, las linternas mágicas, el imán que mueve las agujas del tiempo y de la vida, se han reunido para convocar un espacio donde el asombro y la imaginación se renuevan día a día. Porque aquí todos los días son diferentes y el juguete de ayer se ha subido a la escalera de los bomberos para apagar el fuego que incendia el cielo. Más allá una niña juega con muñecas de su tamaño, pero ya no sabemos quién es quién, además no importa, porque en esta casa todo se vale y el tren que avanza como una máquina del tiempo por el aire frío de la ciudad se detendrá alguna vez a recoger al mono que toca los platillos o a la bailarina que aguarda dormida sobre una caja de música. Mario Calderón es uno de los habitantes de este reino, quien ha creado este sortilegio, esta magia de la infancia que perdura y no envejece en una vetusta casa merideña y que encierra en el fondo una historia de amor. Porque todo juguete es, en esencia, un acto de amor. «Todos nosotros ya fuimos niños, sólo que algunos parecieran haberlo olvidado», escribió Antoine de Saint-Exupéry hace poco más de setenta años. ¿Cuántos juegos, cuántos juguetes perdidos y encontrados a lo largo de esa infinita espiral que es el tiempo de la humanidad? ¿Cuántas ruedas, cuántas cuerdas han girado en la historia del mundo para llegar hasta aquí? ¿Cuántos juguetes elaborados con los materiales más toscos o los más preciados de su tiempo? Desde los más simples a los más complejos y sofisticados, desde la primera vara sostenida por el brazo de un niño en una cueva o en el agobiante desierto que dibujara formas geométricas en el aire o en la arena reseca, hasta el cohete de colores que esparce su estela de luz anaranjada en mitad de la noche, Mario ha tenido la sabiduría —por azar o por destino— de reunir, de amalgamar en la Casa del juguete en la ciudad de Mérida, la más pura y maravillosa esencia de ese orbis ludis que es eje fundamental de lo humano, y lo que es mejor, de compartir con todos nosotros, adultos y niños, una experiencia única, sin par, indivisible, como diría el poeta brasileño Drumond de
Bobo, the magician, performs his act for the xylophone girl who lives below, in a glass cube; the red bicycle that sails through the air stops in the scarce light of the room, allowing an elephant to pass through with his tricycle, while a band of thin, ungraceful mice plays a syncopated blues as the afternoon ends. A whole circus teems on one side with its tightrope walkers, tin tigers, intrepid trapeze artists hanging round the calm air of the hours gone by as waves crawled by the wind, the coarse laughter of clowns filling the air with their never-ending blabbing. Here the profusion of winding mechanisms, ancient and modern, the clockwork of lightning, the music boxes, the zoetrope, the magic lanterns, the magnet pushing the needles of time and life, have all gathered to summon a space where awe and imagination are renewed day by day. Here, every day is different, and yesterday’s toy has climbed the firemen’s ladder to extinguish a fire on the sky. Further on a girl plays with dolls of her own size, but we no longer know who is who, and it matters little to us, because in this house everything is permitted and the train cruising like a time machine across the cold air of the city will stop some time to pick up the monkey that plays the cymbals or the dancer that sleeps in the music box. Mario Calderón, one of the inhabitants of this Kingdom, has created this magic, this perpetual, never-ending childhood spell in which a love story is harbored. Every toy in its essence is a potential act of love. “We all have been children, only some of us seem to have forgotten it”, wrote Antoine de SaintExupéry more than seventy years ago. How many games, how many toys lost and found throughout the infinite spiral of human time? How many wheels, how many strings have been twisted in the history of the world before we got here? How many toys made with either the roughest or the most precious mateials? From the simplest to the most complex and sophisticated, from the first stick held by a child’s hand either inside a cave or in the most oppressive of deserts bound to draw geometric forms in the air or in the very dry sand, to the fireworks spreading their trail of orange light in the middle of the night, Mario has −either by chance or fate− had the wisdom of gathering, of amalgamating in Mérida’s Toy House the purest and most wonderful essence of orbis ludis, a fundamental axis of humanity, and better still, of sharing with us all,
Andrade y que no vamos a olvidar jamás, porque los juguetes de Mario Calderón tienen la vida secreta, pero no por eso menos real de la historia de «Manzanita» de Julio Garmendia, de las muñecas fantasmales de Armando Reverón, del «Caballo que comía flores» de Aquiles Nazoa, lo que lo diferencia de tanto y tanto juguete elaborado dentro del consumismo más atroz para alimentar la chatarra universal del mercado. No, los juguetes de Mario sobreviven a los avatares del tiempo y el espacio porque su esencia fundamental es la vida que no cesa y el amor que se realiza en acción y que uno puede encontrar en ellos y en esta casa donde habita el asombro y la más inocente ternura. Estos juguetes tienen el mágico esplendor de hablarle al niño que habita en nosotros escondido bajo tantas capas de razón y estrechez mental. Tienen la capacidad de hacernos ver el mundo de manera diferente, porque nadie que penetre en este espacio sale ileso, porque los juguetes, los juegos, nos interrogan más allá de sus singulares y extraños mecanismos, más allá de sus ejércitos de plomo y cartón, más allá de sus muñecas de porcelana, de sus aviones y trenes que viajan en la noche a países remotos y parecieran preguntarnos de nuevo con Drumond: ¿trajiste la llave? Mario Calderón, María Valentina, Omar, Peluche, Moraima, Rodilla, poseen la llave antigua y secreta de ese reino que abre las puertas de otro mundo que nosotros, simples mortales, apenas podemos percibir y que comienza a desperezarse, a moverse, a tomar vida al final de la tarde, cuando el último de ellos, habitantes ilustres de la Casa del Juguete, por la gracia de Dios y los ratones, cierre con cuidado la pesada puerta y salga al mundanal ruido con la mirada más pura del mundo y como si tuviera en el corazón un nido de pájaros. Ahora que es tarde y finalizo estas palabras, sé que cuando cierre los ojos y caiga vencido por el sueño y el vino, los juguetes comenzarán de nuevo, como todas las noches, a deambular por los rincones de la casa en silencio; el sapo murmurará una canción de amor al mono de cuerda que viste de azul, la pianola tocará una remota melodía, la bailarina que danza sobre una cuerda me guiñará un ojo y el elefante estirará la trompa para abrazar a la niña que todos los días sueña con ellos. La verdad es que, nosotros, humanos indolentes, necesitamos más de ellos que ellos de nosotros para seguir viviendo y para alimentar con esta singular fantasía la ceñida soledad de la que hemos sido hechos, porque el juego es, sin lugar a dudas, la verdadera esencia de lo humano.
grownups and children, a unique, nonpareil, indivisible experience, as the Brazilian poet Drumond de Andrade would say, that we will never forget, because Mario Calderón’s toys have the secretive but only too real life of Julio Garmendia’s story “Manzanita,” of Armando Reverón’s ghastly dolls, of Aquiles Nazoa’s “flower-eating horse,” that make them so different from any other toy elaborated within the most atrocious consumerist scheme to feed the universal market’s junkyard. No, Mario’s toys survive the changes of time and space because their fundamental essence is the unceasing life and love conveyed into action that one can find in them and in this house along the astonisment the astonishment and the most innocent fondness. These toys speak to the child inside of us, hidden under so many layers of reason and mental hardship, with magic splendor. They can make us see the world in an entirely different way, because after penetrating their space, nobody comes out unhurt, for the toys, the games, interrogate us beyond their singular and strange mechanisms, beyond their lead and cardboard armies, beyond their porcelain dolls, their airplanes and trains that travel in the night to remote countries, and seem to wonder again with Drumond: did you bring the key? Mario Calderón, María Valentina, Omar, Peluche, Moraima, Rodilla, they possess the old and secret key to that Kingdom where the doors of another world are open to us, simple humans who can hardly perceive it, but it begins to stretch, to move, to seize life at the end of the afternoon, when the last of the illustrious inhabitants of the Toy House, by the grace of God and the mice, carefully shut the heavy door to go out to the worldly noise with the purest look, as if we had a nest of birds living in our heart. Now that it is late and I conclude these words, I know that when my eyes are closed and I fall conquered by sleep and wine, the toys will begin again, as they do every night, to stroll on the corners of the quiet house; the toad will whisper a love song to the rope monkey dressed in blue, the pianola will begin to play a remote melody, the tightrope dancer will wink an eye for me and the elephant will stretch his trunk to hug the very girl that every day dreams of them. The truth is that we, indolent humans, need them far more than they need us to continue living and feeding with this singular fantasy the tight-fitting solitude of which we have been made, because playing games is, undoubtedly, the true essence of humanity.
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Siempre que me encuentro con una carpa de circo pienso que bajo esa cúpula de magia donde reinan las luces y las sombras hay un niño o, cuando menos, un adulto con espíritu de niño. Todavía me asombran los trapecistas, los domadores, los saltimbanquis y los contorsionistas. Hombres de sonrisa infinita como Bobo, el mago de la Casa del Juguete, dotado con la increíble facilidad para sacar infinidad de cosas del fondo de su chistera. Pero nada iguala el encanto de mi faquir al que se le atraviesa el cuerpo con una espada y queda intacto, una pieza que se fracturó un día y cuya recuperación demoró treinta años.
Every time I see a circus big top I think that under that magic realm of lights and shadows there is a child, or at least a grownup with a child’s soul. Trapeze artists, tamers, tightrope walkers and contortionists still amaze me. Men of infinite smiles such as Bobo the magician, endowed with the incredible gift to pull out countless funny things off his hat. But nothing overshadows the charm of a fakir thrusting a sword across his body which remains intact. I once made a piece like that, but it broke down one day and took me thirty years to fix it.
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Niño con campana, década de 1940 Desconocido, Japón (Durante la ocupación) Hojalata litografiada y celuloide 15 x 12 x 4 cm Juggler Clown, década de 1940 Schuco, Alemania Hojalata policromada, textil y plástico 12 x 7 x 5 cm Payaso, década de 1940 Desconocido, Chile Goma policromada 26 x 9 x 5 cm
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Monkey with Mouse, década de 1940 Schuco, Alemania Hojalata policromada y textil 11 x 5 x 10 cm Violinist Clown, década de 1940 Schuco, Alemania Hojalata policromada y textil 14,5 x 7 x 6 cm
Handstand Clown, década de 1950 Kohler, Alemania (US Zone Germany) Hojalata litografiada 12,5 x 4,5 x 5,5 cm
Balky Mule, 1897-1938 Lehmann, Alemania Hojalata litografiada y textil 13 x 19 x 6,5 cm
Elefante con pelotas y hélices, década de 1950 JW, Alemania (US Zone Germany) Hojalata litografiada 25 x 21 x 8 cm
Little Clown on a Donkey, década de 1940 Desconocido, Japón Celuloide y textil 16 x 14 x 6 cm
Foca con pelota, década de 1950 Lehmann, Alemania (Alemania Occidental) Hojalata litografiada 10 x 7 x 3,5 cm
Circo de papel, 1913 Reproducción del original de Cyrus Durand Chapman, Estados Unidos Papel serigrafiado y madera Medidas diversas
Circo (caja de arena), década de 1950 Shackman, Japón Cartón, arena, acrílico e impresión offset sobre papel 18 x 12 x 5,5 cm Circus Sam, 2005 Huntar Company, Inc., China Plástico policromado, imán y alambre 22 x 24 x 6,5 cm Swing Me, década de 1950 Desconocido, Hong Kong Plástico policromado, imán y alambre 16 x 6 x 7 cm
Prendedor payaso, 2008 Wagner/Brunn, Alemania Hojalata litografiada 11 x 6 x 0,3 cm
Payaso con maletas, década de 1940 Desconocido, Japón (Durante la ocupación) Celuloide policromado 13 x 6, 5 x 4 cm
Tamborilero, década de 1950 Desconocido, Japón Hojalata, plástico y textil 18 x 10 x 9 cm
Bobo, 1974 Larry Harmon, Hong Kong Plástico policromado 19 x 10 x 4 cm Elefante, década de 1940 Desconocido, Japón (Durante la ocupación) Hojalata policromada 7 x 13 x 5 cm
Payaso en patineta, década de 1980 Schylling, China Hojalata litografiada 13,5 x 11,5 x 6,5 cm
Payaso acróbata, década de 1940 Desconocido, Japón Celuloide policromado 16 x 11 x 7 cm
Clown with drums, década de 1940 Schuco, Alemania Hojalata policromada y textil 14,5 x 7 x 6 cm
Payaso malabarista, década de 1950 Ohio Art, Estados Unidos Hojalata policromada, celuloide y textil 39 x 23 x 10 cm
Roly-Poly Toys, década de 1950 Desconocido, Alemania Plástico policromado 18 x 9 x 9 cm
Roly-Poly Toys, década de 1950 Desconocido, Estados Unidos Plástico policromado 18 x 9 x 9 cm
Handstand Clown, década de 1940 Chein, Estados Unidos Hojalata litografiada 12 x 7 x 5 cm
Monociclista, década de 1950 Desconocido, Japón Hojalata litografiada y textil 15 x 5,5 x 7 cm
Bailarina, 2005 Rocket USA, Inc., China Hojalata litografiada 15 x 6,5 x 6,5 cm
Malabarista, década de 1980 Hermanos Payá, España Hojalata litografiada 18 x 16 x 17 cm
Mono con triciclo, década de 1980 Hermanos Payá, España Hojalata litografiada 10,5 x 10 x 5 cm
Faquir, década de 1950 Desconocido, Hong Kong Plástico, metal e imán 12 x 8 x 2 cm
Elefante de circo, década de 1980 Desconocido, China Hojalata litografiada 29 x 9 x 10 cm Mono con tambor, década de 1950 Desconocido, Japón Hojalata, papel maché y textil 20,5 x 9 x 8 cm
Mono, década de 1980 Hermanos Payá, España Hojalata litografiada 9 x 5 x 5 cm Elefante con pelotas | Elefante motociclista, década de 1940 Desconocido, Alemania (US Zone Germany) Hojalata litografiada 20 x 25 x 9 cm | 21 x 13 x 8 cm Tin Happy Clowns, década de 1940 Distler, Alemania (US Zone Germany) Hojalata litografiada 15 x 6 x 5 cm Payaso, década de 1970 Jean Pierre Le Corvec, Venezuela Madera policromada 8 x 8 x 2 cm Matraca, década de 1960 T. Cohn, Estados Unidos Hojalata litografiada 2,5 x 5 x 5 cm
Circo piruetas N.° 2, década de 1930 Borrás, España Madera y textil 55 x 57 x 15 cm
Pato con sombrilla, década de 1980 Desconocido, China Hojalata litografiada 29 x 8 x 8 cm
Overland Circus, década de 1950 Desconocido, Estados Unidos Hierro fundido policromado 18 x 30 x 8 cm
Elefante con triciclo, década de 1980 Hermanos Payá, España Hojalata litografiada 14 x 8 x 5 cm
Humpty Dumpty Circus, década de 1920 Schoenhut, Alemania Madera y textil 23 x 19 x 5 cm
Malabarista, década de 1980 Hermanos Payá, España Hojalata litografiada 21 x 8 x 4 cm Mono con platillos, década de 1960 Desconocido, China Plástico, textil y metal 14 x 6 x 9 cm Handstand Clown, década de 1940 Chein, Estados Unidos Hojalata litografiada 12 x 7 x 5 cm Mono con caballo, década de 1950 Haji, Japón Hojalata litografiada 18 x 20 x 4 cm
Clown With Drums, década de 1940 Schuco, Alemania Hojalata policromada y textil 14,5 x 7 x 6 cm
Circo, década de 1990 Mario Colombo, Argentina Madera tallada y policromada Medidas diversas
Payaso articulado, década de 1960 Desconocido, Alemania Impresión offset sobre papel 30 x 30 cm Joggler Clown, década de 1950 TN, Japón Hojalata litografiada, textil y plástico 45 x 15 x 8 cm Balky Mule, década de 1930 Desconocido, Rusia Hojalata litografiada 14 x 19 x 9 cm Elefante con triciclo, década de 1980 Hermanos Payá, España Hojalata litografiada 14 x 8 x 5 cm
Equilibrista, década de 1940 Fewo, Japón Celuloide, textil y plomo 21 x 45 x 5 cm
Faquires, década de 1950 Desconocido, Hong Kong Plástico, metal e imán 12 x 8 x 2 cm c/u
Bobo The Magician, década de 1950 TN, Japón Hojalata litografiada 22 x 11 x 8 cm
Cono de madera, década de 1940 Desconocido, Estados Unidos Madera policromada 23 x 6 x 6 cm
Payaso paracaidista, década de 1970 Desconocido, México Papel maché 40 x 14 x 5 cm
Super Circus, década de 1950 Marx, Estados Unidos Hojalata litografiada y plástico 30 x 160 x 60 cm
Elefante y triciclo, década de 1990 Desconocido, China Hojalata litografiada 27 x 15 x 9 cm
Violinista, década de 1940 Schuco, Alemania Hojalata policromada y textil 14,5 x 7 x 6 cm
Jack in the Box, 1961 Mattel, Estados Unidos Hojalata litografiada y textil 28 x 13 x 13 cm
Malabarista ecuestre, década de 1960 Desconocido, China Hojalata litografiada 19 x 20 x 6 cm
Payasos, década de 1990 Desconocido, Perú Madera policromada 11 x 6 x 3 cm c/u
Mono, década de 1940 Kohler, Alemania (US Zone Germany) Hojalata litografiada 8 x 4 x 4 cm
Circus set, década de 1990 Play Mobil, Unión Europea Plástico litografiado 50 x 160 x 65 cm
Maromero, década de 1950 Viviano Vargas, Venezuela Madera tallada y policromada 54 x 4 x 2 cm
Clown and Monkey, década de 1950 TN, Japón Hojalata litografiada, textil y plástico 45 x 15 x 8 cm
Caja de música, década de 1980 Desconocido, China Cartón y vidrio 20,5 x 15 x 5 cm
Foca con hélice, década de 1980 Desconocido, China Hojalata litografiada 15 x 12 x 6 cm
Acordeonista, década de 1960 Desconocido, Alemania Impresión offset sobre papel 30 x 30 x 0,2 cm
Circus Parade, década de 1950 Desconocido, Japón Hojalata litografiada 8 x 34 x 4 cm
Wild Animal Circus on Wheels, década de 1940 Buddy L, Estados Unidos Hojalata repujada 19 x 64 x 13 cm
Mono ecuestre, década de 1930 Desconocido, Estados Unidos Papel impresosobre madera policromada 32 x 38 x 12,5 cm Jumbo, década de 1940 Desconocido, Alemania (US Zone Germany) Hojalata litografiada 10 x 12 x 6 cm Payasos ciclistas, década de 1970 Keiner Zusset Heiner, DBS, Alemania Hojalata litografiada 19 x 20 x 9 cm
KO-KO Mechanical Sandwich Man, década de 1950 TN, Japón Hojalata, plástico y textil 18 x 13 x 10 cm
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CASA DEL JUGUETE COLECCIÓN MARIO CALDERÓN se terminó de imprimir en los talleres de La Galaxia, Caracas, Venezuela, en noviembre de 2014. En su composición tipográfica se utilizaron caracteres de las familias ITC Symbol y Gotham. Impreso en papel mate150 g, su concepción y producción estuvo al cuidado de Editemos. TOY HOUSE THE MARIO CALDERÓN COLLECTION was printed in the La Galaxia workshop, Caracas, Venezuela, November 2014. Characters of the ITC Symbol and Gotham families were used in printed in matte paper 150 g. Conception and production under the care of Editemos.
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