Antología de poesía

Page 1

Breve antologĂ­a de poesĂ­a hispanoamericana

Irene Vertiz


Nota: Esta breve antología fue preparada para complementar el estudio y análisis del género lírico. Puede complementar las actividades abordadas en Literatura 2, de Irene Vertiz. Igualmente, puede servir al lector interesado en la poesía. Se agregaron vínculos en estas páginas para aportar a los lectores más información y textos adicionales sobre los autores antologados.


Este que ves, engaño colorido Este que ves, engaño colorido, que, del arte ostentando los primores, con falsos silogismos de colores es cauteloso engaño del sentido; éste, en quien la lisonja ha pretendido excusar de los años los horrores, y venciendo del tiempo los rigores triunfar de la vejez y del olvido, es un vano artificio del cuidado, es una flor al viento delicada, es un resguardo inútil para el hado: es una necia diligencia errada,
 es un afán caduco y, bien mirado,
 es cadáver, es polvo, es sombra, es nada. Sor Juana Inés de la Cruz

Retrato de Sor Juana Inés de la Cruz


Todo era azul Todo era azul delante de aquellos ojos y era
 verde hasta lo entrañable, dorado hasta muy lejos.
 Porque el color hallaba su encarnación primera
 dentro de aquellos ojos de frágiles reflejos. Ojos nacientes: luces en una doble esfera.
 Todo radiaba en torno como un solar de espejos.
 Vivificar las cosas para la primavera poder fue de unos ojos que nunca han sido viejos. Se los devoran. ¿Sabes? No soy feliz. No hay goce como sentir aquella mirada inundadora.
 Cuando se me alejaba, me despedí del día.

 La claridad brotaba de su directo roce,
 pero los devoraron. Y están brotando ahora
 penumbras como el pardo rubor de la agonía. Miguel Hernández


El pensador de Rodin Con el mentón caído sobre la mano ruda, el Pensador se acuerda que es carne de la huesa, 
 carne fatal, delante del destino desnuda, 
 carne que odia la muerte, y tembló de belleza. Y tembló de amor, toda su primavera ardiente, 
 ahora, al otoño, anégase de verdad y tristeza. El "de morir tenemos" pasa sobre su frente, 
 en todo agudo bronce, cuando la noche empieza.

 Y en la angustia, sus músculos se hienden, sufridores 
 cada surco en la carne se llena de terrores, 
 Se hiende, como la hoja de otoño, al Señor fuerte que le llama en los bronces... Y no hay árbol torcido 
 de sol en la llanura, ni león de flanco herido, 
 crispados como este hombre que medita en la muerte. Gabriela Mistral

“El pensador” de Auguste Rodin


El fuego En la madera que se resuelve en chispa y llamarada luego en silencio y humo que se pierde miraste deshacerse con sigiloso estruendo tu vida Y te preguntas si habrá dado calor si conoció alguna de las formas del fuego si llegó a arder e iluminar con su llama De otra manera todo habrá sido en vano Humo y ceniza no serán perdonados pues no pudieron contra la oscuridad –tal leña que arde en una estancia desierta o en una cueva que sólo habitan los muertos. José Emilio Pacheco


Piedra negra sobre una piedra blanca

Me moriré en París con aguacero,
 un día del cual tengo ya el recuerdo.
 Me moriré en París -y no me corrotal vez un jueves, como es hoy, de otoño.

 Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto,
 con todo mi camino, a verme solo. César Vallejo ha muerto, le pegaban
 todos sin que él les haga nada;
 le daban duro con un palo y duro

 también con una soga; son testigos los días jueves y los huesos húmeros,
 la soledad, la lluvia, los caminos... César Vallejo


15 Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
 y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
 Parece que los ojos se te hubieran volado
 y parece que un beso te cerrara la boca. Como todas las cosas están llenas de mi alma
 emerges de las cosas, llena del alma mía.
 Mariposa de sueño, te pareces a mi alma, 
 y te pareces a la palabra melancolía. Me gustas cuando callas y estás como distante.
 Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
 Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
 déjame que me calle con el silencio tuyo. Déjame que te hable también con tu silencio
 claro como una lámpara, simple como un anillo.
 Eres como la noche, callada y constelada.
 Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo. Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
 Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
 Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
 Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto. (De Veinte poemas de amor y una canción desesperada) Pablo Neruda


Soneto de la granada Es mi amor como el oscuro panal de sombra encarnada que la hermética granada labra en su cóncavo muro.

 Silenciosamente apuro mi sed, mi sed no saciada,
 y la guardo congelada para un alivio futuro.

 Acaso una boca ajena
 a mi secreto dolor
 encuentre mi sangre, plena, y mi carne dura y fría,
 y en mi acre y dulce sabor
 sacie su sed con la mía. Xavier Villaurrutia

“Granadas” de Antonio Ponce


Una avispa sobre el agua La superficie del agua es tensa para una avispa, es un sendero múltiple fluyendo siempre
 como el tacto del tiempo sobre la hondura quieta
 de un corto espacio. Corto es el tiempo 
 en que flota; corta
 la distancia en que gira por incesantes laberintos,
 remolinos inciertos, llamas,
 y transparencia
 inextricable. Coral Bracho


Arte poética Que el verso sea como una llave
 que abra mil puertas.
 Una hoja cae; algo pasa volando;
 cuanto miren los ojos creado sea,
 y el alma del oyente quede temblando. Inventa mundos nuevos y cuida tu palabra;
 el adjetivo, cuando no da vida, mata. Estamos en el ciclo de los nervios.
 El músculo cuelga,
 como recuerdo, en los museos; mas no por eso tenemos menos fuerza: el vigor verdadero
 reside en la cabeza. Por qué cantáis la rosa, ¡oh Poetas!
 hacedla florecer en el poema;

 sólo para nosotros
 viven todas las cosas bajo el Sol. El Poeta es un pequeño Dios. Vicente Huidobro


Peregrinaje

Llamé, llamé como la náufraga dichosa a las olas verdugas que conocen el verdadero nombre de la muerte. He llamado al viento, 
 le confié mi ser. Pero un pájaro muerto 
 vuela hacia la desesperanza en medio de la música cuando brujas y flores cortan la mano de la bruma. 
 Un pájaro muerto llamado azul. 
 No es la soledad con alas, es el silencio de la prisionera, es la mudez de pájaros y viento, 
 es el mundo enojado con mi risa 
 o los guardianes del infierno 
 rompiendo mis cartas. 
 He llamado, he llamado. 
 He llamado hacia nunca. Alejandra Pizarnik


Antología preparada para fines didácticos. © Editora Nómada, 2014. www.editoranomada.mx


Turn static files into dynamic content formats.

Create a flipbook
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.