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Libro, alimento de primera necesidad
En nuestra complicada y doliente actualidad, afectada por la propagación de la pandemia de covid-19 y alentado por procesos reflexivos sobre discriminación, racismo y clasismo, ante los retos de la educación a distancia en una realidad tan compleja para la conectividad universal, el consumo de datos y el acceso a las tecnologías, críticamente se debate sobre el papel del aula, del docente, del alumno y del libro en México.
Desde hace tiempo se ha contemplado agregar los libros en la canasta básica. Y esto puede justificarse, no solo como una idea romántica, sino como parte de una estructura de conocimiento ahí donde el libro consumido diariamente, forma y conforma mejores ciudadanos, con valores, ideales y principios, con argumentación para reclamar y con herramientas para edificar una realidad plural. Esta acción se ha exigido porque así el gobierno se obligaría a dar apoyo económico –más que a compadrazgos y a los grandes consorcios cada vez más dominados por la voracidad de Penguin Random House Grupo Editorial–, a las librerías de barrio y tiendas que en la actualidad, sin ayuda del Estado y sin compras por el confinamiento, desgraciadamente se han visto afectadas a tal grado de no poder sobrevivir. Importa mucho educar, pero también importa ese sector que económicamente está desprotegido.
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De acuerdo con la agencia de información de mercado Nielsen Bookscan México, el descenso de ventas de libros físicos empezó a notarse desde las dos primeras semanas de febrero de este año, del 10 a 16. La caída se resintió en las dos últimas semanas de marzo con el cierre de librerías en todo México. Pero lo peor se presentó del 6 al 12 de abril, pues comparado con el mismo periodo del año anterior, este tuvo pérdidas de -88.2 %. En enero de este año vendieron más de 86 millones y en la primera mitad de abril, únicamente poco más de 20 millones. El repunte de facturación de venta de libros físicos, apenas comienza a resurgir; lento y con poca esperanza, ahora toda la apuesta está en compras en línea. Por supuesto, siempre valdría criticar las cifras, las “buenas” y las “malas”, pues del total, la mayoría de los textos consumidos se reducen a libros de autoayuda, pasquines, biografías… (habrá que analizar las ventas de la pírrica defensa del ex mandatario Felipe Calderón y sus Decisiones difíciles).