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La invención de la fotografía
DESCUBRIR EL ARTE
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Daguerrotipos, placas heliográficas y calotipos, pruebas fotográficas, ambrotipos y cianotipos, pruebas sobre papel salado o albuminado, negativos o positivos, más de 150 imágenes fotográficas que ilustran, junto con grabados, documentos de archivo y de caricaturas, la evolución de una técnica de la que ya no podemos prescindir. ISBN 978-84-8076-931-0
Preservamos el medio ambiente El papel de las páginas de este libro está manufacturado con materia prima procedente de bosques responsables.
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La invención de la fotografía La imagen revelada QUENTIN BAJAC
BIBLIOTECA ILUSTRADA
QUENTIN BAJAC
La noticia de 1839 que anunciaba la existencia de un procedimiento para fijar las imágenes por medios químicos causó sensación: el daguerrotipo, ese «espejo con memoria», fue percibido como un prodigio. Muy pronto se pusieron a punto otros procedimientos. La invención del formato carte de visite y la estandarización de las prácticas abrieron camino a importantes estudios de fotografía, especializados en el retrato. Apreciada por su carácter «objetivo», la fotografía se usó con fines documentales: misiones de inventario, levantamientos topográficos, clichés identificativos, investigaciones científicas y reportajes. Difundida por los libros y las primeras revistas ilustradas con pruebas fotográficas, acompañó al progreso industrial en la segunda mitad del siglo XIX. Quentin Bajac explora los límites y los avances de los cincuenta primeros años de la fotografía y muestra cómo algunos de los fotógrafos de la época pretendieron que fuera reconocida como un arte.
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Quentin Bajac fue conservador en el Museo de Orsay entre 1995 y 2003. Ha sido comisario de diversas exposiciones sobre la fotografía en el siglo xix, entre las que cabe mencionar «En collaboration avec le Soleil, Victor Hugo, photographies de l’exil» (1998), «Tableaux vivants, Fantaisies photographiques victoriennes» (1999), «La Commune photographiée» (2000), «Dans le champ des étoiles: les photographes et le ciel, 1850-2000» (2000) y «Le Daguerréotype français, un objet photographique» (2003). En la actualidad dirige el departamento de fotografía del Museo Nacional de Arte Moderno en el Centro Pompidou.
Título original: L’image révélée. L’invention de la photographie Equipo editorial de la edición en francés: Pierre Marchand, Elisabeth de Farcy, Anne Lemaire, Alain Gouessant, Isabelle de Latour, Fabienne Brifault, Madeleine Giai-Levra
I.S.B.N.: 978-84-8076-931-0 Depósito legal: B-6.393-2011 Impreso en Tallers Gràfics Soler, Esplugues de Llobregat (Barcelona)
Traducción: Eva María Cantenys Félez
Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción total o parcial de esta obra, sea por medios mecánicos o electrónicos, sin la debida autorización por escrito del editor.
Revisión especializada de la edición en lengua española: Francisco Rosés Martínez Fotógrafo profesional Coordinación de la edición en lengua española: Cristina Rodríguez Fischer Primera edición en lengua española 2011 © 2011 Naturart, S. A. Editado por BLUME Av. Mare de Déu de Lorda, 20 08034 Barcelona Tel. 93 205 40 00 Fax 93 205 14 41 e-mail: info@blume.net © 2001 Gallimard, París (Francia)
WWW.BLUME.NET Este libro se ha impreso sobre papel manufacturado con materia prima procedente de bosques sostenibles. En la producción de nuestros libros procuramos, con el máximo empeño, cumplir con los requisitos medioambientales que promueven la conservación y el uso sostenible de los bosques, en especial de los bosques primarios. Asimismo, en nuestra preocupación por el planeta, intentamos emplear al máximo materiales reciclados, y solicitamos a nuestros proveedores que usen materiales de manufactura cuya fabricación esté libre de cloro elemental (ECF) o de metales pesados, entre otros.
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CONTENIDO Presentación Del negativo, sobre papel o sobre vidrio, a la prueba fotográfica sobre papel. 12 Capítulo 1 1839, ¿EL AÑO CERO DE LA FOTOGRAFÍA? Daguerrotipo, dibujo fotogénico... El año 1839 fue testigo de la revelación repentina y vehemente de diversos procedimientos competidores. Pero, más allá de esta fecha simbólica, la fotografía conoció una lenta y delicada gestación. 30 Capítulo 2 COBRE, PAPEL, VIDRIO, 1840-1855 Del daguerrotipo al colodión, en el espacio de quince años la fotografía oscila progresiva y definitivamente hacia la era de la imagen múltiple. 50 Capítulo 3 EL ESTUDIO DEL FOTÓGRAFO, 1845-1875 El estudio de fotografía continúa siendo el espacio esencial para la práctica fotográfica, cuya principal salida comercial es, sin lugar a dudas, el retrato. 70 Capítulo 4 1855-1880: ¿UN MEDIO OBJETIVO? La industria, la policía, la medicina, la astronomía... Fuera del taller, la fotografía, apreciada por su objetividad, invade todos los ámbitos de la actividad humana, a pesar de las persistentes limitaciones técnicas. 92 Capítulo 5 LOS DOMINIOS DEL ARTE En Francia y en Gran Bretaña, fotógrafos y artistas, agrupados en sociedades, pretenden que la fotografía se reconozca como un arte en sí misma. 110 Capítulo 6 LA DIFUSIÓN DE LA IMAGEN FOTOGRÁFICA, 1840-1880 Periódicos y libros ilustrados, editoriales e imprentas especializadas: la fotografía ve cómo sus modos de difusión evolucionan en profundidad... 129 Testimonios y documentos
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14 1839, ¿EL AÑO CERO DE LA FOTOGRAFÍA?
En las proximidades
Según Arago, las imágenes así realizadas, de vistas de París o de naturalezas muertas, se distinguen, a pesar de su ausencia de color, por una prodigiosa agudeza de los detalles, que ningún dibujante sabría igualar. Mediante la enumeración de diversas aplicaciones posibles en los dominios de las ciencias y de las artes, Arago exhorta al Estado francés a adquirirlo a su inventor Jacques Louis Mandé Daguerre, que lo había bautizado como «daguerrotipo». Un invento sorprendente El efecto de sorpresa es real. Salvo por unas breves menciones aparecidas en la prensa parisina desde 1835, el secreto estaba bien guardado. Después de varios años, un rumor referente al invento circuló entre los círculos artísticos y científicos de la capital. Pero solamente unos pocos allegados de Daguerre y determinados miembros de la Academia de las Ciencias habían tenido hasta entonces el privilegio de ver las imágenes. La prensa se hizo eco con entusiasmo de la noticia, ya que el inventor del procedimiento no era un desconocido para el gran público: director desde hacía más de quince años del Diorama
de la plaza de la República, el Diorama de Daguerre y Bouton atrae, desde 1822, a parisinos y a viajeros de paso. Gracias a una maquinaria compleja y a un inteligente juego de luces y de espejos, un lienzo de 22 m por 14, tendido delante de los espectadores, se anima de forma progresiva, pasando de la luz a la oscuridad. La ilusión es total, el trampantojo, perfecto, el asombro, maravillado unánime. Cada espectáculo dura unos quince minutos: montañas, ruinas góticas, paisajes italianos; se reinterpretan la mayoría de los grandes temas románticos. El éxito es inmediato: en 1823 se abre una sucursal en Londres. Para el pintor Constable, uno de sus primeros visitantes, el espéctaculo, si bien «muy placentero», «no pertenece al dominio del arte, puesto que su objetivo es el embaucamiento».
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UN INVENTO SORPRENDENTE 15
La luz fue la gran pasión de la vida de Daguerre (izquierda). Este hombre, anteriormente jefe decorador en el Ambigu Comique, y después en la Ópera, transformó la ciencia de los efectos escenográficos. Su afición por el ilusionismo y el trampantojo lo condujo más tarde a crear el Diorama (página anterior, superior): esta empresa, cruce entre la óptica, la pintura y la química, precisa de unos conocimientos de los que sabrá sacar partido en la puesta a punto del daguerrotipo. «A la ilusión producida por la habilidad del pintor se aúna el prestigio de las sorprendentes combinaciones del químico», se puede leer en un periódico de la época.
–espectáculo basado en sutiles juegos de luz, muy apreciado por los parisinos–, Daguerre es un hombre de imágenes y un hombre público. En ausencia de informaciones sobre el modo de fabricación utilizado, surge la idea, francamente increíble, de que gracias a este procedimiento la naturaleza puede reproducirse por sí misma, en sus más mínimos detalles, sin intervención de la mano humana. Daguerre no fue el primero en soñar con ello. Antes que él, otros lo intentaron sin éxito. Pero los considerables avances realizados en el siglo precedente en los dominios tanto de la química y de la física como de la óptica, permitieron por fin que el sueño se convirtiera en realidad en la primera mitad del siglo XIX.
En sus inicios, Daguerre recurre a la cámara oscura (página anterior, inferior). Los dibujos que se forman en su interior le fascinan, pero le dejan insatisfecho. Desde la década de 1820, Daguerre sueña con poderlos fijar directamente, sin pasar por el dibujo. «Tras mi último cuadro del Diorama, sólo me ocupé de MI GRAN OBRA sobre los efectos que se pueden obtener con la luz», escribe en 1832.
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EL DAGUERROTIPO FRENTE A OTROS SISTEMAS 29
Diversas afirmaciones, surgidas del entorno de Daguerre, nos han hecho creer durante mucho tiempo que jamás había practicado el retrato, dado que la duración de los tiempos de exposición hacían que semejante tentativa fuera inconcebible. Se admitía que las primeras aplicaciones serias habían sido llevadas a la práctica por daguerrotipistas estadounidenses, entre 1839 y 1840: Robert Cornelius, Wolcott y Johnson, o Henry Fitz (izquierda).
Aunque testimonios de la época atestiguan ensayos en esta parte del Atlántico, desde septiembre de 1839: en Bélgica, con Jobard y un tal Auguste Florenville. En Francia, donde el doctor Donné realiza, en octubre del mismo año, un retrato con los ojos cerrados y el rostro enharinado para absorber la luz y reducir el tiempo de exposición. Pero, sobre todo, la correspondencia de Daguerre menciona tentativas de retratos realizados a partir de 1835 y continuados hasta 1837: un buen ejemplo es la placa de la página anterior (retrato de M. Huet), recientemente exhumada, que data de 1837.
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La invención de la fotografía
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Daguerrotipos, placas heliográficas y calotipos, pruebas fotográficas, ambrotipos y cianotipos, pruebas sobre papel salado o albuminado, negativos o positivos, más de 150 imágenes fotográficas que ilustran, junto con grabados, documentos de archivo y de caricaturas, la evolución de una técnica de la que ya no podemos prescindir. ISBN 978-84-8076-931-0
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La invención de la fotografía La imagen revelada QUENTIN BAJAC
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QUENTIN BAJAC
La noticia de 1839 que anunciaba la existencia de un procedimiento para fijar las imágenes por medios químicos causó sensación: el daguerrotipo, ese «espejo con memoria», fue percibido como un prodigio. Muy pronto se pusieron a punto otros procedimientos. La invención del formato carte de visite y la estandarización de las prácticas abrieron camino a importantes estudios de fotografía, especializados en el retrato. Apreciada por su carácter «objetivo», la fotografía se usó con fines documentales: misiones de inventario, levantamientos topográficos, clichés identificativos, investigaciones científicas y reportajes. Difundida por los libros y las primeras revistas ilustradas con pruebas fotográficas, acompañó al progreso industrial en la segunda mitad del siglo XIX. Quentin Bajac explora los límites y los avances de los cincuenta primeros años de la fotografía y muestra cómo algunos de los fotógrafos de la época pretendieron que fuera reconocida como un arte.