OCTUBRE 2022 | NÚMERO 11 Por Carlos Mongar Ilus tr ación: Demócrit o, el fi l ósof o que ríe, por Johannes Mor eelse ( 1630) SOBRE LA ESTUPIDEZ 2.0
Letras negras
La mano del editor no debe ser otra sino la exquisita transparencia de la seda zurcida en su propia seda.
O como diría, con justicia reconocida, la editora Andrea Palet: “El trabajo conjunto con un autor —el corte, pulido, escarmenado y musicalización de un original, la paternidad de las ideas, la organización de un conocimiento para transmitirlo por escrito— es de una intensidad y una intimidad tales que, como los secretos de familia, se resiente al ser expuesto a la luz del día”
Letras negras, hojas al uso, gráficos y fotografías traspasadas por la sutil conciencia del ojo; la gramática visual de acontecimientos puestos a leer —trátese de revistas, libros o periódicos— posee también su abogado de las causas bellas.
Geografía de la lengua: como los espíritus de las estrellas, hay que dar por escrito todo lo soñado, todo lo visualizado, todo lo revisado, todo lo revisitado...
Las páginas devoradas por el editor son aquellas que se observan como savia aromática o halo dorado en la publicación: resguardan sólo el significado de las hojas escritas por su autor.
Porque el editor —al igual que el crítico literario— es el único que, sin necesidad, se atreve a perder amigos y a generar enemigos. El oficio de editor —intermediario, más que necesario, en tiempos de absolución literaria— da forma al edificio de la lectura, para que lo escrito ofrezca tránsito y sensibilidad a aquello que deseamos ser.
Puedo decir, como Emerson, que Palabra es un grito una gran grito que extiende, amplía y multiplica la voces por escrito (y por ello inquieta)—, porque, precisamente, muchas veces un grito es más importante que una tesis.
R.S.
Director General Arturo López Juan
Director de Información Enhoc Santoyo Cid
Director Editorial Gerardo Sánchez García
Gerente Administrativo Alfredo Tapia Burgoin
Coordinadora de Publicidad Ma. Del Socorro Encarnación Osuna
Coordinadora de El Vigía Digital Sandra Ibarra Anaya
Editor PALABRA Rael Salvador Corrector Manuel Quintero
Diseño Editorial Arturo Corpus Fotograf ía Enrique Botello
Colaboradores
Sobre la estupidez 2.0 / Carlos Mongar págs. 3 a 6
El individuo único como singularidad histórica / Fernando Mancillas págs. 7 a 10 Joyce: que cien años son nada / Sergio Gómez Montero págs. 11 a 13
1911: la derrota militar de Celso Vega / Gabriel Trujillo Muñoz págs. 14 a 17 Javier Bátiz: un pilar del rock y el blues en México / Jeanette Sánchez págs. 18 a 20 Heráldica, Gloria Ortiz / Iliana Hernández pág. 21
El joven poeta que se hizo coach de vida / Fernando Reyes Trinid pág. 22 Hartwig Lugo Rohde: “Proyectos comunes” / Enrique Botello pág. 23
Las aventuras de los cobardes / Rael Salvador pág. 24
Palabra no responde a colaboraciones no solicitadas ni asume como propias las opiniones de sus columnistas y comentaristas. La opinión de la revista literaria se encuentra reflejada en su editorial. Todas las imágenes y fotografías que aparecen en la presente edición son utilizadas con fines informativos. El equipo editorial se ha dado a la tarea de indagar los derechos de autor correspondientes o su procedencia, consciente de su obligada autoría. En caso de omitir algún crédito, ofrecemos una disculpa y agradeceremos la información brindada para incluirla en una posterior edición.
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Carlos Mongar, Sergio Gómez Montero, Gabriel Trujillo Muñoz, Federico Campbell (†), Daniel Salinas Basave, Leobardo Sarabia, Santiago M. Zarria, Manuel Quintero, Enrique Botello, Héctor García M., Óscar Ángeles R., Fernando Mancillas T., Benjamín Pacheco L., Iliana Hernández P., Cony Mollet-Sigüenza, Jazmín Félix, , Francisco Moreno, Fernando Reyes Trinid, Joatam de Basabe, Iván Gutiérrez, Rubén Rivera, Lauro Acevedo, Miguel Lozano, Carlos-Blas Galindo, Alberto Manguel, Janette Sánchez y Martín Caparrós.
Corresponsales en el extranjero
Ferdinando Scianna (Italia); Cony Mollet-Sigüenza (Francia); Ramón Ángel Acevedo, “Rakar” (Chile); Patrick Liotta (Argentina); Héctor García Mejía (Los Ángeles).
Corresponsal en Tijuana Enrique
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Octubre 2022 / Número 11
SOBRE LA ESTUPIDEZ 2.0
POR CARLOS MONGAR*
La estupidez es un tema recurrente que me ha interesado desde joven. Siempre he advertido lo complejo de su abordaje; ingresar en su terreno y dimensión es explorar en terreno minado, espinoso y pantanoso, ya que la estupidez posee una multiplicidad de rostros y una familia numerosa. El objeto de esta breve reflexión es compartir contigo, lector, un tema que considero de vital importancia y de interés colectivo, propio de “eso” que hemos dado en llamar condición humana, y tal vez estés de acuerdo que la estupidez debiera ser estudiada y analizada en los diversos niveles de educación (media y universitaria), ya que se ha convertido en la más terrorífica enfermedad de la inteligencia. Demasiada razón tenía el filósofo, polímata y maestro Aristóteles (384-322 a.C.), al señalar que «la juventud pasa, la inmadurez se supera, la ignorancia se cura con educación y la embriaguez con sobriedad, pero la estupidez dura para siempre».
De antemano considero que quien escribe sobre la estupidez, debe situarse él mismo como objeto de estudio; y, sí, he sido yo, en primera instancia, el laboratorio de estas reflexiones y sirva a manera de captatio benevolentiae, porque, a pesar de todo, es estúpido querer fungir como sabio tanto si se es estúpido como si se es sabio, y es propio del sabio exponerse como estúpido tanto si se es sabio como si se es estúpido.
El vocablo estúpido proviene del latín stupidus y del verbo stupere, que significa “estar aturdido” o “paralizado”, por lo que, el estúpido es un ser “aturdido” e incapaz de escuchar al “otro” o de concebir la-realidad-co-
mo-tal (compleja y polivalente); es decir, el estúpido “paralizado” con su propia imagen en el espejo de la realidad unidimensional, no ve a nadie más que a su ego egocéntrico e individualista; este personaje embriagado de sí, se considera factótum del conocimiento, una especie de Deus ex machina poseedor de la llave maestra del saber, dueño y señor de la verdad absoluta. Este individuo olvida que durante toda la vida, nunca se deja de aprender Lo “increíble” es que contamos con muy pocos estudios, verdaderamente científicos, donde se expliquen los mecanismos y efectos de la estupidez, tomando en cuenta que su historia abarcaría desde el surgimiento de la historia humana, tal vez, desde el surgimiento del patriarcado y la propiedad privada, hasta nuestros días. Generalmente, el tema ha sido más aprovechado de manera certera y eficaz por escritores satíricos, entre los que sobresalen Jonathan Swift, Gustave Flaubert y Robert Musil.
Descubrí y leí con gran placer y admiración, en mi época de estudiante,
el luminoso libro Elogio de la locura de Erasmo de Róterdam (1466-1536), impreso en 1511, y que debió traducirse, para mayor exactitud, como Elogio de la estulticia (Stultitia laus), y según tengo entendido fue el primer estudio sobre la estupidez, sin considerar De natura rerum de Paracelso, que trata de manera poco profunda algunos elementos propios de la estupidez, sin llegar a ser precisamente un análisis sobre el tema; de igual manera, el librito de Sebastián Brant: El Barco de los necios, que más bien es un poema satírico en donde una caterva de estultos navega rumbo a Narragonia, algo así como la tierra prometida. En su Elogio, Erasmo, de manera irónica y satírica nos muestra a la estupidez revestida de formas tan variadas y confundida, no pocas veces, con sus hermanas la vanidad, la inmodestia, la locura, la frivolidad, la fanfarronería, la necedad, la pereza y la cobardía; sin olvidar a seres de mente y espíritu pusilánime, patanes de diversas clases, “santos” libidinosos, políticos y profesionistas fraudulentos. Sin duda, un libro clásico sabroso, lúcido y mordaz.
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El admirable escritor y pensador austriaco Robert Musil, autor de la magnífica y colosal novela El hombre sin atributos, impartió en Viena una interesante conferencia en 1937, titulada Sobre la estupidez (Über die Dummheit), que más tarde sería publicada con el mismo título. En dicha obra, Musil intenta una ontología de la estupidez, pero lejos de ello, presenta, no una respuesta a la pregunta ¿qué es la estupidez?, sino que expone un diagnóstico interesante y agudo sobre la praxis de la estupidez; y, donde indica no saber nada de ella: «No he descubierto ninguna teoría de la estupidez con cuya ayuda poder pretender salvar el mundo: al contrario, no he encontrado en el ámbito de las preocupaciones científicas ni siquiera una investigación dedicada a ella, y tampoco coincidencias de opiniones con respecto a su definición, que resultase del tratamiento de temas análogos». Y en ese breve estudio acuñó un filoso e irónico aforismo: «Si la estupidez no tuviera algún parecido que le permitiese pasar por talento, progreso, esperanza o perfeccionamiento, nadie querría ser estúpido».
Los estúpidos nacen y se hacen por contagio o esfuerzo personal; por supuesto, ellos lo ignoran (en general están convencidos de que nadie sabe más que su persona), y es mejor no desengañarlos, ya que la ignorancia de la estupidez es muy similar al estado de gracia: benditos sean los estúpidos porque siempre encontrarán la forma de pasar por el ojo de una aguja.
qué las personas inteligentes pueden ser tan estúpidas?
Hasta ahora, entre los estudiosos de la estupidez, no hay un acuerdo para caracterizarla científicamente, pero sí, todos están de acuerdo en que, cuando la estupidez se asocia a otras lacras familiares de la condición humana, las consecuencias son catastróficas. Sin embargo, el discípulo destacado de Freud, Alexander Feldmann, señaló que el estúpido es «a quien la naturaleza ha suministrado órganos sanos, y cuyo instrumento de raciocinio carece de defectos, a pesar de lo cual no sabe usarlos correctamente. El defecto reside, por lo tanto, no en el instrumento, sino en su usuario, el ser humano, el ego humano que utiliza y dirige el instrumento». En consecuencia, la dejadez, la pereza, el rechazo a ejercer “positivamente” nuestras facultades naturales o utilizarlas erróneamente son, de cierta manera, algunas de las causas de la razón de ser de la estupidez.
“La sabiduría de una persona puede ser evidente a pesar de la falta de conocimientos librescos e independientemente de la posición social y económica que ocupe en la vida”
Mas es importante y justo puntualizar que, las personas inteligentes no son inmunes al “virus” de la estupidez. Se ha demostrado que, individuos que han obtenido buenos resultados en los test de inteligencia que se les han aplicado, se han manifestado, bajo ciertas circunstancias, como estúpidos monumentales. Esclarece esta tesis, el psicólogo Robert J. Sternberg, en su interesante libro ¿Por
Frecuentemente se tiende a considerar conocimiento y sabiduría como sinónimos sin que lo sean. Hay personas estúpidas que poseen extensos conocimientos de índole diversa, pasan por “cultas” pero el habla o sus actos los delatan, enseñan el cobre También hay individuos inteligentes cuyos conocimientos son muy limitados, pero no por eso estúpidos. Muchas veces la apantallante abundancia de conocimientos sólo sirve para disimular y enmascarar la mórbida estupidez; en tanto que la sabiduría de una persona puede ser evidente a pesar de la falta de conocimientos librescos e independientemente de la posición social y económica que ocupe en la vida. He encontrado personas sabias entre obreros, campesinos, pescadores, oficinistas y amas de casa.
Lo contrario de la estupidez, según los diccionarios, es la inteligencia, de ahí que lo contrario de estúpido sería inteligente. En el esclarecedor libro La inteligencia fracasada, con el subtítulo no menos sugestivo: Teoría y práctica de la estupidez, José Antonio Marina, evitan-
do la carga jocosa o insultante de la palabra estupidez, prefiere hablar de fracaso de la inteligencia: «La inteligencia fracasa cuando es incapaz de ajustarse a la realidad, de comprender lo que pasa o lo que nos pasa, de solucionar los problemas afectivos o sociales o políticos; cuando se equivoca sistemáticamente, emprende metas disparatadas, o se empeña en usar medios ineficaces; cuando desaprovecha la ocasión; cuando decide amargarse la vida; cuando se despeña por la crueldad o la violencia». Brillante definición, pero, me parece insuficiente. No considero acertado que Marina, le “saque la vuelta” a “lo estúpido” —por decirlo de esta manera—, con la “cómoda” acepción de inteligencia fracasada, como si fuesen sinónimos sin serlo. Asegurar que, La inteligencia fracasa cuando es incapaz de... solucionar los problemas afectivos o sociales o políticos, no percibe o no considera que hay cuestiones de índole particular, propias de un individuo que, a él y sólo a él le corresponde hacer o dejar de hacer según el nivel de responsabilidad que posea—; y, hay cuestiones de carácter social que determinan a un individuo a
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actuar o no actuar de tal o cual forma, y no por eso deba ser calificado de estúpido. El hecho de que una persona sea “incapaz” de solucionar problemas afectivos o sociales o políticos no lo hacen, por eso, estúpido o “fracasado”; podemos comprobar que muchas veces las circunstancias derivadas de vivir en un sistema económico, político, social y cultural, integradas a otras circunstancias más, determinan a ella, a él, a ti y a mí a que actuemos o dejemos de actuar de tal o cual manera, y no por eso deberemos cargar con el sambenito de estúpidos o “fracasados”. La estupidez —según mi percepción y entender—, posee un carácter “similar” al de ser; ese “símil” de la estupidez con el ser, bien podría ser la belleza, la poesía, lo divino o el amor Me explico arropándome en mi interpretación heideggeriana de la búsqueda por el ser (Sein). En la “búsqueda” para “encontrar” el ser (Sein) oculto, velado, casi siempre confundido con el ente, ¿quién nos dirá o qué nos indicará que el ser (Sein) “está” presente, dado que el ser se presenta siempre en un “ahí”? La “evidencia”, será como de soslayo, sesgada, como el instante en que el relámpago ilumina la innominada noche donde resplandece el ser (Sein) para que podamos descubrir qué es eso que nos constituye como seres humanos, y para el caso que aquí nos ocupa, para que podamos develar qué es la estupidez. Cuando una persona o grupo de personas o sociedades enteras, son causa, origen de un acto o actos o hechos, que manifiesten mediante la palabra, gestos o señas, la consideración o “caracterización” de estúpido(s), lo podemos señalar, están “ahí”, pero cuando intentamos caracterizarlos, tematizarlos, dejan de “ser” lo que son: hechos, manifestaciones, actos estúpidos, para mimetizarse, casi siempre, en sus hermanas: vanidad, envidia, hipocresía, simulación, lascivia, deshonestidad, pereza y abulia. Podemos “señalar” el ser (Sein) porque está “ahí”, pero ¿cómo definir lo indefinible? Se han realizado esfuerzos encomiables para caracterizar científicamente la estupidez; pero hasta ahora, sin éxito. La respuesta la descubro en Heidegger: nos encontramos en
una encrucijada del camino que nos exige una forma totalmente nueva de pensar, lo cual requiere una nueva forma de lenguaje que exprese lo “inexpresable”; lo cual sucederá cuando la ciencia y la filosofía se integren en una nueva concepción del mundo, para comunicar los nuevos valores de un mundo verdaderamente humano. Por ahora, sólo diré que ante la pregunta ¿qué es la estupidez?, no encuentro otra respuesta más que la tautología: la estupidez es ella misma. (Por cuestión de espacio, trataré este tema en próximas entregas.)
Si no se ha llegado a una caracterización definitiva de la estupidez, esto no nos impide concluir que la estupidez domina y ha dominado el mundo. Las consecuencias y costos de la estupidez son incalculables ¿Cuántos gobiernos, cuántas familias, cuántos individuos arruinó la estupidez del ansia expansionista de títulos, fortuna, placeres y reconocimiento? Paul Tabori, perspicazmente registra: «Quizá la forma más costosa de estupidez es la del papeleo. El costo es doble: la burocracia no solamente absorbe parte de la fuerza útil de trabajo de la nación sino que al mismo tiempo dificulta el trabajo del sector no burocrático. Si se utilizara en textos escolares y libros de primeras letras un décimo del papel que consumen, se acabaría para siempre con el analfabetismo». Poco importa esto si el estúpido sólo pudiera perjudicarse a sí mismo. Pero la estupidez es el arma más destructiva, el más costoso lujo. El padecimiento más degradante del género humano.
Recapitulando, cuando la estupidez se asocia a otras lacras de “eso” que nos empeñamos en llamar condición humana las consecuencias son catastróficas; sin embargo, he percibido que existe una tendencia a culpar de las malas decisiones a la locura siniestra, a la perversidad demoníaca, a la desbordada megalomanía, a la maldad sin freno; esto puede estar allí o no, por supuesto, pero un análisis más acucioso de los hechos, indica que el origen fundamental de todos los errores, por pequeños o apocalípticos que sean, es la estupidez.
Una mala decisión en política económica, por ejemplo, podría ser imputada a la perversidad, a la codicia, a la ruinad de clase; pero un estudio cuidadoso de la historia de los hechos, indicaría que todo eso está allí, sin duda, pero básicamente, la falta de inteligencia de los autores, es decir, la estupidez de los responsables de la política económica asociada a otros factores no menos perversos sólo podrán provocar resultados devastadores.
Carlo María Cipolla (1922-2000) ha sido uno de los más distinguidos estudiosos de la estupidez. Historiador y economista italiano, estudió en la Sorbona de París y en la London School of Economics; impartió cátedra en la universidad de Berkeley, California, hasta el fin de su carrera; entre sus obras destacan, entre otras: Hombres, técnicas y economía y Contra el enemigo invisible Parece ser que fue Cipolla el primero en destacar que la estupidez «es independientemente de cualquier otra característica de la misma persona»; es decir, que se es estúpido independientemente del género, raza, credo, sexo, color, etnia, cultura, posición social o nivel escolar.
Giancarlo Livraghi elabora, a partir de varios autores, particularmente de Cipolla, tres corolarios sobre la estupidez que sintetizado señalan lo siguiente: 1. Los estúpidos no saben que lo son y por lo mismo son extremadamente peligrosos; 2. Las multitudes como un todo son más estúpidas que un individuo aislado de la multitud; 3. Los estúpidos se vinculan instantáneamente, semejante al dicho Dios los hace y ellos se juntan; en tanto que, los individuos inteligentes no se relacionan tan fácilmente a menos que se conozcan bien entre sí o hayan tenido experiencias en trabajos o actividades de grupo. Lo interesante de estos corolarios es que, en el fondo, sugieren que una persona o un comportamiento son estúpidos según los resultados. «El problema de la humanidad —señaló el filósofo y matemático Bertrand Rusell— es que los estúpidos están seguros de todo y los inteligentes están llenos de dudas».
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Allegro ma non Troppo, es la obra que interesa comentar aquí, dado que en ella Cipolla formula su famosa Teoría de la estupidez.
De manera breve, a continuación apunto las leyes esenciales de la estupidez de Carlo María Cipolla:
Primera ley: Siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos que circulan por el mundo. Vista superficialmente esta declaración parece insustancial, pero analizándola más a fondo, apreciamos que individuos que uno ha calificado de inteligentes resultan ser estúpidos irrefutables.
Segunda ley: La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de esa persona. Es decir, se es estúpido independientemente del género, raza, credo, sexo, color, etnia, cultura, posición social o nivel escolar
Tercera ley: Una persona estúpida es aquella que causa daño a otra persona o grupo de individuos sin obtener ningún provecho para sí misma, o incluso provocándose perjuicios personales. Los estúpidos son nefastos e inseguros por irracionales. A las personas inteligentes les resulta difícil entender una conducta estúpida, porque dicha conducta no puede preverse. No hay defensa contra el ataque de un estúpido, y ante él, se está siempre completamente desarmado. Por eso, cuando uno molesto con alguien le desea lo peor, diciendo: «entre estúpidos te veas».
Quinta ley y última: Una persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que pueda existir.
Me horroriza pensar en quienes toman las decisiones que dirigen el rumbo de nuestras vidas en el planeta. ¿Cómo llegó a ser posible que en los dedos de un puñado de reverendos estúpidos encuentre el botón del juicio final? ¡Cuidado cuando los estúpidos entran en acción! Y para decirlo con una expresión muy a la mexicana: ¡Cuidado con los pendejos con iniciativa! Siempre es de agradecer la pasividad de un pendejo. Dice el adagio que un pendejo callado pasivo es oro molido. ¿Será pendejo sinónimo de estúpido? Veamos.
El reducido, chato, insuficiente, mezquino, liliputiense Larousse y el ambiguo y obsoleto diccionario de la Real Academia afirman, para desconcierto de algunos mexicanos, que el pendejo es «un hombre pusilánime y cobarde». Sin embargo, en México el pendejo es un estúpido, un ñoño, un botarate, un zoquete, el que se pasa de tonto; alguien que creyéndose muy listo, presume y exhibe su pendejez.
«Los podemos señalar, están “ahí”, pero cuando intentamos caracterizarlos, tematizarlos, dejan de “ser” lo que son: hechos, manifestaciones, actos estúpidos, para mimetizarse, casi siempre, en sus hermanas: vanidad, envidia, hipocresía, simulación, lascivia, deshonestidad, pereza y abulia»
Cuarta ley: Las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las personas estúpidas. Los no estúpidos constantemente olvidan que en cualquier momento, lugar y circunstancia, asociarse con individuos estúpidos constituye invariablemente un error costoso.
Cuenta la leyenda que el autor de la palabra fue el cruel “conquistador” español Nuño de Guzmán, cuando en una ocasión al frente de sus mercenarios perseguía a unas personas autóctonas de la región de la Barranca de Oblatos, cerca de Guadalajara, con el objeto de obligarlas a realizar trabajos forzados. El “conquistador” fue sorprendido en un paraje propicio para la emboscada; los atacantes fueron rechazados sin dificultad, pero a un mercenario de Nuño de Guzmán se le encabritó el caballo y derribó al jinete junto con su jefe, quien se desbarrancó y se rompió una pierna. Transcurrida la acción, de Guzmán comentó: «Esto me pasa por andar en compañía de pendejos». Quizá el “conquistador” quiso dar a entender en compañía de cobardes, pero los
mexicanos interpretaron: en compañía de estúpidos; y, así se ha continuado entendiendo y usando la palabra pendejo, como sinónimo de estúpido y viceversa.
Recuerdo cómo en la prehistoria de mi juventud, me fascinaban los discursos del filósofo satírico y maestro del albur Hermenegildo Torres, fundador del PUP (Partido Universal de Pendejos), que parafraseando a Karl Marx, lanzó su consigna: «Pendejos del mundo, uníos», y ni falta que hacía porque Dios los hace y ellos se juntan. Quizá, de acuerdo a dicha consigna, las metas del PUP eran: «Por un pendejo mejor, por la dignificación de los pendejos».
El sarcástico y humorista Torres, elaboró una concienzuda clasificación de pendejos que, por cuestión de espacio, no enunciaré ahora, pero sí recordaré aquella iniciativa que deberíamos reactivar ahora que vivimos tan aciagos momentos de dimensiones planetarias; es decir, edificar un monumento al Pendejo desconocido como símbolo y homenaje de los pendejos del mundo, y que llevara en su base, como quería Hermenegildo Torres, la siguiente leyenda: «Caras vemos, pendejos no sabemos».
mongar66@hotmail.com
*Poeta y ensayista, autor de Fragmentos sin fondo
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EL INDIVIDUO ÚNICO COMO SINGULARIDAD HISTÓRICA
FERNANDO MANCILLAS TREVIÑO *
Yo es otro.
Arthur Rimbaud
Al discurrir sobre la singularidad de un individuo se observa primordialmente su autorrealización como autosuperación en un camino para llegar a sí mismo, donde el sujeto vence ilusiones, prejuicios, inhibiciones, regula sus instintos y pulsiones, en un trabajo de sí mismo de por vida.
En esta correlación entre sociedad e individuo para Rüdiger Safranski (1 de enero de 1945, Rottweill, Alemania), “ser un individuo único significa que, aun cuando pertenezcamos de alguna manera a una configuración social concreta, no obstante estamos en condiciones de poder valernos cada uno en solitario, sin buscar la propia identidad exclusivamente en un grupo, o sin cargar sus problemas tan sólo sobre la sociedad. Significa también ser capaz de mantener la distancia y, llegado el caso, renunciar al sentimiento de otros” Es decir, transitar a contracorriente, o como diría Walter Benjamin, a contrapelo de la narración histórica.
Es en ese sentido, que el autor revisa las condiciones sociohistóricas que posibilitaron el advenimiento de la individualización durante el Renacimiento italiano, con figuras como Leonardo da Vinci (1452-1519), cuando equiparando las contribuciones del arte y las ciencias al conocimiento de la realidad señala: “Las artes plásticas
revisten tal excelencia, que no sólo se centran en las manifestaciones de la naturaleza, sino que producen infinitamente más manifestaciones que ella”. En una constante creación estética del individuo ante la naturaleza y la sociedad donde “estas manifestaciones son por completo algo interno y propio, que constituye la respectiva originalidad del artista”. Es decir, la asimilación transformativa de la realidad existente.
También se recupera el pensamiento del filósofo italiano Giovanni Pico della Mirandola (1463-1494) en su trabajo Sobre la dignidad del hombre (1486) al reclamar el exhorto de Dios hacia el hombre: “Te he puesto en el centro del mundo, para que desde ahí mires a tu alrededor y veas lo que hay en él. No te hemos creado ni como ser celeste ni como ser terrestre, ni como mortal ni como inmortal, para que tú determines tu propia forma con perfecta libertad y, como honroso escultor y poeta, escojas para ti mismo la forma bajo la cual quieres vivir. Eres libre de degenerar hasta el mundo inferior de los animales. Y eres igualmente libre de elevarte al mundo superior de lo divino por la decisión de tu propio espíritu”.
En los siglos XV y XVI se manifiesta la construcción del individuo en sí mismo como artífice de su propio destino. Es así que la reflexión del escritor dramaturgo italiano Pietro Arentino (1492-1556) se destaca en su audacia frente al pensamiento confesional y convencional cuando afirma que la “ilusión socializa, el realismo singulariza. Sólo el que sabe ampararse en sí mismo opone resistencia a las imágenes engañosas de la sociedad. Lo que comparten la mayoría son
siempre los lugares comunes”
No menos importante es la contribución de Nicolás Maquiavelo (1469-1527), con su obra El príncipe (1532), publicada póstumamente donde establece un diálogo con el poder. La voluntad en la singularidad del sí mismo se potencia en el Estado: la “fuerza de la costumbre y el buen gobierno pueden conseguir que los súbditos desarrollen cierta dependencia de los que detentan el poder, y favorecidos por las épocas de paz incluso desarrollen virtudes civiles”.
Por su parte Martin Lutero (1483-1546), con una labor de mismisidad ascética —sustentada en una interiorización y singularización de la fe como gracia individualizada mantenida en la praxis religiosa—, emprendió la deconstrucción de la Iglesia católica. Por ello, en Lutero “la inspiración de una fe tan sumamente interior se convierte en un vigoroso ataque exterior en la dimensión social. Su experiencia existencial de la fe empuja hacia afuera, se convierte en confesión de fe y luego en misión, en acción transformadora de la sociedad”.
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POR
En la cúspide del refugio del yo en el sí mismo se encuentra Michel de Montaigne (1533-1592). Después de servir durante quince años como consejero en el Parlamento de Burdeos, Montaigne renuncia a su puesto en 1570 y se retira a su santuario que conforma su biblioteca personal, en la torre de su castillo, dedicado a elaborar de meditación y experiencia de vida sus Ensayos (1595), incluido en el Índice de libros prohibidos por la Iglesia católica.
Luchando contra toda colonización del mundo de la vida exterior, Montaigne desarrolla una indagación filosófica en torno a los enigmas existenciales del ser humano con todas sus contradicciones.
Representando la metáfora de la “trastienda interior” como refugio ante los constreñimientos institucionales y estructurales, Montaigne apunta: “Debemos reservarnos una trastienda interior, para nosotros en exclusiva, sin ninguna perturbación, para hacer de este interior nuestro lugar más importante de refugio”
Como los estoicos, Montaigne apela a la superación de las cadenas pasionales y emocionales que desvían nuestras trayectorias hacia esfuerzos inútiles que disminuyen nuestra singularidad. No obstante, lejos de cualquier solipsismo, Montaigne descubre que el ser en sí mismo, en su multiplicidad, no sólo afronta los acuciamientos exteriores, sino también los de orden interno: “No sé cómo expresarlo. Diría que estamos duplicados en nosotros mismos, lo cual conduce a que no creamos lo que creemos, y a que no podamos desprendernos de lo que condenamos” El ser humano, con su ambivalencia permanente, se encuentra condenado a su diferenciación interna. Así, Safranski concluye al igual que Montaigne: «No se da “el hombre”, se dan solamente “los hombres”. Esta multiplicación es como un torrente impetuoso. Cada uno es arrastrado y nota que en sí mismo no es uno, sino muchos, diacrónicamente en el tiempo como sucesión de diversos yos, y sincrónicamente como duplica-
ción reflexiva de sí mismo. Adondequiera que miremos, hacia fuera o hacia dentro, nos encontramos con puras singularidades».
Mientas Montaigne escribió sus Ensayos en un debate público, Jean-Jacques Rousseau (1712-1778) afirma, en las Ensoñaciones del paseante solitario (1778), que él escribe para sí mismo, en un diálogo con su naturaleza íntima, en una autoexploración que le permita comprender su decurso en la humanidad.
En una visión del sí mismo en sentido plural Rousseau afirma: “Nada es tan desemejante a mí mismo como yo mismo, por eso sería ocioso pretender definirme de otra manera que a través de esta singular multiformidad […] A veces soy un misántropo duro y cruel, y luego caigo en el arrobamiento por los estímulos de la sociedad y las delicias del amor En un determinado momento me siento lleno de seriedad y fervor piadoso […] Pero pronto me convierto en libertino. […] Esto debería quitar de antemano a los curiosos toda esperanza de conocer un día mi carácter, pues siempre me encontrarán en una forma especial que sólo en ese instante es mía”
“En los siglos XV y XVI se manifiesta la construcción del individuo en sí mismo como artífice de su propio destino”
No obstante, en esos vaivenes, Rousseau no pierde de vista la contradicción inmanente de vivir la vida en los extremos, en una búsqueda innovadora de libertad. Como señala Safranski: «La libertad implica, según Rousseau, no sólo elegir y poder omitir, sino sobre todo la capacidad de comenzar, que es un poder de la iniciativa y de la espontaneidad creadora. Rousseau entendió el poder comenzar como la fuerza propiamente vivificadora de la libertad. Nadie lo pensó así antes de él. En la indeterminación de las condiciones en las que se desarrolla el ser: “El ‘sentimiento’ tranquilo de la existencia recibe el mundo; en cambio, la libertad lo crea. Libertad significa actuar y hacer que crezca el ser, en lo bueno lo mismo que en lo malo. A través de la libertad logramos un ser sí mismo, que no permanece cerrado en sí, sino que sale de sí. Libertad es simplemente lo sorprendente. La libertad incluso
hace posible sorprenderse a sí mismo. La libertad es imprevisible”».
La amistad entre Rousseau y Denis Diderot (1713-1784) perduró por cerca de diez años: entre 1745 y 1756, con fructíferos efectos, como los artículos que Rousseau escribió para La Enciclopedia, o Diccionario razonado de las ciencias, las artes y los oficios (1751-1772) que dirigió Diderot, con más de 140 colaboradores y 72,000 artículos, de los cuales Diderot escribió 6,000. A diferencia de su amigo, Diderot desconfiaba de los alcances de la propia autoconciencia del individuo. Asimismo, rechazaba la contraposición sugerida por Rousseau entre libertad individual y la libertad colectiva. Para Diderot no hay libertad singular, sino múltiples libertades que confluyen la diversidad de proyectos de vida. De ahí su obra colectiva en La Enciclopedia.
Mientras tanto Stendhal (1783-1842), autor de Rojo y negro (1830), La Cartuja de Parma (1839), con gran conocimiento de la psicología de sus personajes, desafió la autopercepción del individuo cuando afirmó: “¿Qué es el yo? No tengo la menor idea…” Lo que pretende no es la autenticidad designada del sujeto, sino la intervención en sí mismo para generar cambios a su alrededor, a través de su autorregulación sostenida en una autooptimización. En ese sentido, señala Safranski: “El individuo singular, el egotista de Stendhal, no está obligado a justificarse, a lo sumo puede ridiculizarse; sin duda es de todo
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Pietro Are no.
punto un hombre social, pero se convierte en individuo singular en cuanto ejecuta su melodía fundamental ante la sociedad”.
Como pionero de la filosofía existencialista, Søren Kierkegaard (1813-1855) presupone, ante la descomposición del sí mismo en un hombre sin trascendencia, el trabajo de su acción interior, a través de una autoobservación estética. Por lo tanto: “El artista estético de la vida es sabedor de que: no hay ningún sentido envolvente, al que debamos someternos y del que recibamos fuerza; no hay más sentido que el creado por uno mismo, abandonado a sí mismo, sólo sin que podamos confiarnos a otros. Estamos allí como un individuo único. El esteta evita lo colectivo, no se hace ordinario, el distinguirse es su orgullo. Se trata de la originalidad. El esteta reprocha al ético que se hace común, que manifiestamente necesita apoyos, órdenes normativos, obligaciones, vinculaciones. El esteta se tiene por libre y el ético se considera dependiente”
Ante los constreñimientos universales que someten la voluntad del individuo, Johann Kaspar Schmidt, mejor conocido como Max Stirner (1806-1856), responde con un abierto desafío en su obra El único y su propiedad (1845), cifrando su causa en la nada trascendental como libertad creadora, en un giro confrontativo ante las fantasmagorías en el pensamiento del sí mismo. En su lucha contra las ideologías del progreso devela el “más allá en nosotros” como conciencia
impuesta por la familia, en particular, y la sociedad, en general. En un sentido autocrítico, Stirner reafirma su pensamiento como acto de liberación y el yo como momento de espontaneidad creadora. Así observa: “Es mejor permanecer en contacto con el propio fondo creador, sólo así somos por completo un presente y no dependemos del yo pasado, para caer al final bajo su yugo. El yo vivo comienza consigo mismo siempre de nuevo. Él no queda fijado, sino que se realiza de manera discontinua en una serie de formas”. La resonancia de su pensamiento aparece sin duda en Memorias del subsuelo (1864) cuando Fiódor Dostoyevski escribe: “El hombre necesita sola y exclusivamente un querer autónomo, cueste lo que cueste esta autonomía, y sea el que sea el lugar a donde conduce”.
En el autoexilio que se impuso Herny David Thoreau (1817-1862) encontró su destino. En su retiro y aislamiento en una choza que él mismo construyó frente al lago Walden, en Massachusetts, Thoreau desarrolló su pensamiento y en su diario señala: “Para estar solo consideré necesario sustraerme al presente, yo me evito a mí mismo” En franca oposición a las desigualdades e injusticias prevalecientes en la realidad social, Thoreau manifestó y ejerció la desobediencia civil. Así se negó a pagar impuestos al estado de Massachusetts por su adhesión a la guerra contra México y por su defensa de la esclavitud en los estados del Sur Con plena libertad de conciencia afirmaría: “No habrá nunca un Estado libre e ilustrado mientras este finalmente no reconozca al individuo como poder superior e independiente”
En el principio de singularidad estética para Stefan George (1868-1933) y el círculo de Stéphane Mallarme (1842-1898), al cual pertenecía y predominaba —subraya Safranski— “la convicción de que hay significaciones y sensaciones que existen de manera exclusiva en la construcción poética y en ningún otro lugar Su enfoque fundamental era la poesía entendida como singularidad absoluta, como una red sutil de relaciones de sentido, vueltas hacia el interior y sin relación con el exterior, era el mundo cerrado en sí de un simbolismo hermético”.
Cercano amigo de Stefan George, el sociólogo alemán George Simmel (1858-1918) —estudioso del individualismo— fue impresionado por la personalidad e influido por la obra de George, al grado de establecer la “ley individual” como norma de la peculiaridad asumida por el sí mismo para potenciar la esencia interior de la individualidad y nutrirla con ello. En ese sentido, Simmel «ilustra esto con las poesías de George, que para él son un ejemplo de un proceso de individualización y sublimación. El cual “hace crecer los contenidos de la vida más allá de la vida misma”. Pero este crecer más allá no es otra cosa que la “configuración estética”. Esta, según Simmel, tiene como consecuencia un incremento de la vida hasta la forma altamente individualizada». George también influyó en el sociólogo alemán Max Weber (1864-1920), en sus estudios sobre la racionalización, intelectualización, dominio carismático y desencanto del mundo en la modernidad.
Siguiendo su “demonio interior” —según la expresión de Goethe— como la fuerza que sostiene al individuo a impulsar lo propio, a través de una fe en sí mismo, sería la consideración central en la filósofa, escritora e historiadora Ricarda Huch (1864-1947). Ante las tendencias a la despersonalización imperante en la modernidad, Huch opone la dignidad de la fe como experiencia de la fuerza propia y, a la vez universal, en el individuo que le permite su transformación interior con la contribución de una fuerza universal. Siendo de orientación política conservadora, sorprendió a propios y extraños con una biografía del filósofo y revolucionario anarquista ruso Mijaíl Bakunin (1814-1876): Bakunin y la Anarquía (1923), recuperando su contribución al desarrollo del gran individuo singular, que se enfrentó, en vida y obra, a las autoridades todo poderosas. Señalaba que en su lápida aparece su cita: “Quien no osa lo imposible, nunca conseguirá lo posible”
Por otro lado, Safranski esclarece los principios fundamentales de la filosofía existencialista de Karl Jaspers (1883-1969) La mismidad del yo es puesta en cuestión. En ese sentido considera: «Existencia es para Jaspers el ser sí mismo del individuo; es aquella dimensión de la experien-
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Rüdiger Safranski.
cia a partir de la cual la vida social, con sus juegos de roles, con sus rituales y rivalidades, aparece como algo externo. Cada uno es así y no es así. […] El núcleo de la personalidad es la existencia. Esta es interior, pero quiere y debe manifestarse, expresarse y actuar […] Cada uno puede perderse en el intento de aprehenderse. La mismidad no es una sustancia fija (…), sino que es algo dinámico, es un acontecer más que un ser Por lo tanto: “El ser sí mismo de la existencia no descansa en sí, está en movimiento como realización de una relación consigo. Hay allí un uno que se divide en dos. Ese es el misterio de la persona. En ella hay una polaridad entre el yo y su sí mismo”».
Compartiendo una singular amistad, Karl Jaspers le comentaba a Martin Heidegger (1889-1976): “A los dos nos sucede que no sabemos lo que queremos, es decir, nos mueve a ambos un saber que todavía no se ha hecho explícito”
La intensidad y profundidad de la obra filosófica de Martin Heidegger, imposible de sintetizar en una obra en común es, sin embargo, iluminada por Rüdiger Safranski, en su problemática de la singularidad del ser único cuando observa: «El autor de Ser y tiempo (1927) explora la manera de “ser-en-el-mundo” que se da en el hombre, para, a partir de ahí, tener acceso a lo que eso es, al ser. Se trata, por tanto, de la ontología fundamental. En la obra el hombre es definido como un ser cuya peculiaridad consiste en que él puede plantear la pregunta por el ser, el propio y el ser en general. El hombre es entendido como un lugar abierto para el ser».
Discípula de Heidegger, Hannah Arendt (1906-1975) exploraría la acción existencial del ser con su filosofía de la “natalidad”, comprendiendo el nacimiento como un “comenzar de una esencia que posee en sí misma la capacidad de iniciar ”. Por lo tanto, esta “capacidad de comenzar algo nuevo en sí mismo y en el
Ilus tr ación: Ar chivo Pa labr a.
franski: “La filosofía de Sartre quiere devolver al hombre su dignidad, por cuanto descubre su libertad como un elemento en el que se disuelve todo el ser firme y fijo. En este sentido la obra es una apoteosis de la nada, pero de una nada entendida como la fuerza creadora de la aniquilación. Se trata de decir no a lo que niega a uno mismo”
Mientras Sartre intervenía en la resistencia francesa durante el conflicto bélico, el filósofo y escritor Ernst Jünger (1895-1998) fungía como capitán en el ejército alemán. Si bien en un principio su obra era de corte conservador, fue evolucionando hacia una crítica del autoritarismo y el totalitarismo como en sus obras Sobre los acantilados de mármol (1939), Heliópolis (1949) y La emboscadura (1951). Jünger observa y describe el proceso de descomposición del individualismo en la tecnificada y totalitaria sociedad del trabajo. No obstante, descubre el papel liberador del arte aun con sus límites sociales.
mundo, esta espontaneidad e iniciativa tienen como consecuencia que el mundo del hombre permanece sorprendente e imprevisible”.
Significativa la influencia de Martin Heidegger, que va desde la obra de Herbert Marcuse: Ontología de Hegel y teoría de la historicidad (1932), Sobre Marx y Heidegger Escritos filosóficos.1932-1933, hasta El corazón de Heidegger (2021) del filósofo coreano Byung-Chul Han.
“Como los estoicos, Montaigne apela a la superación de las cadenas pasionales y emocionales que desvían nuestras trayectorias hacia esfuerzos inútiles que disminuyen nuestra singularidad”
En el pensamiento de Jean-Paul Sartre (1905-1980) y, en particular, en El ser y la nada (1943), el singular existencialismo se orienta al compromiso sociohistórico. Ante su experiencia de vida durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) participa activamente en la resistencia francesa ante las fuerzas de ocupación nazis. Por lo tanto, Sartre desarrolló su obra contrarrestando la petrificación del ser humano durante el totalitarismo. Así para Sa-
No menos importante es la perspectiva del escritor búlgaro Elias Canetti (1905-1994) Premio Nobel de Literatura en 1981—, con su obra Masa y poder (1960), como contribución etnológica y arqueológica sobre la singularidad de los individuos bajo el espectro de la era de las masas modernas, que ya se anticipaba notablemente —con todo su esplendor— en su obra anterior Auto de fe (1935).
Enciclopédica labor de Rüdiger Safranski al reconstituir la problemática del individuo como ser único durante su experiencia existencial en el devenir de su singularidad, a través del recorrido histórico por la vida y obra de 22 autores fundamentales del pensamiento filosófico y artístico occidental: desde el Renacimiento, en el siglo XV, hasta la era moderna en el siglo XX.
Rüdiger Safranski, Ser único. Un desafío existencial, Ed. Tusquets, 2022, 365 páginas.
fernamancillas@yahoo.com
*Profesor-Investigador de la Universidad de Sonora
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Joyce: que cien años son nada
SERGIO GÓMEZ MONTERO*
En memoria del compañero estimado Antonio Medina de Anda
“Llevo toda la vida intentando entender por qué escribimos los que escribimos, y a lo largo de los años me he ido haciendo con una pequeña colección de hipótesis que no se contradicen, sino que pueden sumarse” Rosa Montero: El peligro de estar cuerda
Acercamiento
Las lecciones sobre la escritura, bien se puede afirmar, son en verdad innumerables (y muchas de ellas contradictorias), si, por ejemplo, nos referimos a ellas desde las cuñas de la Babilonia antigua hasta los escritos periodísticos recientes de Martín Caparrós sobre la terminología en español: los significados múltiples y complejos de una palabra de uso común. Eso, tómese como un ejemplo, al paso, del mundo complejo que implica enseñarse a escribir ficción literaria, lo cual conlleva, en verdad, lecciones de naturaleza múltiple y que, por lo común, deben ser lecciones auto aprendidas muchas de ellas, pues hasta hoy no tengo noticia de la existencia de una escuela que formalmente imparta lecciones sobre ello.
A mí, por ejemplo, a partir de múltiples talleres de creación literaria que he tenido a mi cargo sé, de primera mano, las dificultades múltiples que implica acercarse al acto creativo de la ficción escritural. Una hazaña azarosa verdaderamente, pues si bien puedes de la experiencia tomar ejemplos, la validez de esos ejemplos no es universal y de ahí entonces que ese camino se vuelve tortuoso e insuficiente, pues el modelo de enseñanza formal sobre la materia —enseñarse a escribir de manera creativa— aún no existe, insisto. Pero, entonces, ¿la creación no se enseña, es experiencia personal
pura? ¿Quién lo sabe, quién puede dar una respuesta a esa interrogante?
Pero no es ése el motivo principal de este escrito. La finalidad aquí —igualmente compleja— es el cómo hoy, luego de haber intentado durante muchos años de escribir ficción literaria, he sentido (no sé si asimilado) la presencia de James Joyce —cuyo centenario se celebra este año— como un factor esencial en mi escritura, desde aquella vez que lo conocí en lo que creo fue su primera edición en español (¿editorial Julio Rueda de Buenos Aires, Argentina?) hace ya más de cincuenta años atrás: un libro grueso, de pastas rojas y al que llegué —en la biblioteca de mi hermano mayor— gracias a la recomendación de mis amigos de aquel entonces, universitarios todos de la Ibero de aquellos años (1962, 1963) y gracias a quienes, Joyce, desde entonces, es una presencia que nunca he podido olvidar Es decir, Joyce desde aquellas épocas permanece presente cada que me siento ante un teclado y me pongo a escribir ficción literaria. Está allí, claro, no como el maestro que dicta lecciones, sino sólo, creo, como un fantasma que me acompaña mientras hilo mis historias.
¿Por qué esa presencia que no se borra?
Precisiones
No sé, es cierto, pero la suya es una presencia que hoy —cuando se cumple el centenario del nacimiento del irlandés inconmensurable—, pienso, vale la pena recalcar por el peso que él —siempre, creo, en el trasfondo de mi escritura— me dejó desde aquellos lejanos días en que lo leí por primera vez y permanece allí como algo inolvidable (época en la cual hilaba mis primeras historias y mi primera novela). No, claro, como una influencia que se deja sentir en cada hoja escrita; no, sólo como el ángel que sobrevuela y que uno no sabe si está allí o ya desapareció, pero de que ha existido, existe, sobrevolando siempre a la hora de escribir.
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ENTRETELONES
Es decir, ¿cómo el fluir de la conciencia, el habla cotidiana y la cultura compleja de un pueblo —aquello que a los irlandeses otorga relativa singularidad— han impactado desde entonces la escritura de ficción se origine ésta en donde se origine? ¿Será que las singularidades del pueblo irlandés (conmovido por las pugnas entre católicos y protestantes) se reflejan indelebles en la singularidad de su cultura? ¿O esa singularidad, acaso, viene de mucho más atrás? Es dif ícil precisarlo, pero ello, desde que surge, se volverá indeleble en toda escritura de ficción en prosa, de la misma manera en que Eliot y sus sonetos en la poesía marcan y determinan también de manera contundente el hacer poético desde tiempo atrás. ¿Cambian, a partir de ellos, las reglas de la ficción literaria tanto en prosa como en poesía? Es muy complicado ser tajante al respecto, pues uno no sabe si sus influencias las determinan los estudios ensayísticos sobre la materia (que argumentan en uno u otro sentido) o en realidad ella es una presencia etérea en los productos que se han generado desde años atrás tanto en prosa como en poesía. Esos factores no actúan de manera aislada, ajeno el uno al otro, sino que, sin que el escritor a veces lo admita, ambos dejan sentir su presencia en la escritura generada, dígase, después de los años cuarenta, aproximadamente, del siglo pasado. Tanto el quehacer crítico como la escritura en sí se encuentran y reflejan así las presencias determinantes de Joyce y Eliot en prosa y en poesía.
Es pues de esa manera compleja que influencias tan determinantes se hacen presentes en la escritura contemporánea, la que, aquí se considera, no es inspiración pura, sino también, en gran medida, resultado de la lectura, primero de autores que cultivan indistintamente prosa o poesía y un poquito después de críticos —Benjamin, Adorno, Steiner, Bajtin, por citar cuatro nombres claves— que han estudiado a fondo lo que es el acto creativo en términos de creación literaria. Desde luego, más nombres, muchos más pueden citarse en el terreno de la crítica: Butor, Curtius, Dujardin, García-Sabell, Stewart, Larbaud o Jung, por referir a algunos.
¿Si no se sigue esa ruta no hay creación literaria? La afirmación no puede ser tan tajante, obvio; pero ella sí es una ruta que uno recomendaría a quienes, a partir sólo de la inspiración, se inician en el duro camino de la creación literaria: ir a las fuentes o ir hacia quienes han estudiado críticamente esas fuentes. Es decir, como sea, los cien años de Joyce están entre nosotros de una u otra manera.
La experiencia personal
Se retorna aquí, un poco, a lo que fue el inicio de este texto. ¿Por qué, en el caso personal, fue tan significativo el Ulises y también, un poco después, Dublineses y más determinante aún Retrato del artista adolescente? No lo sé. Cuando llegué, en el orden citado, a los libros mencionados de Joyce la lectura era ya, para mí, un vicio adquirido y bastante arraigado: había pasado ya recuerdo— al menos por los clásicos españoles, por la biblioteca del Fondo de autores mexicanos contemporáneos y por lecturas muy diversas; la lectura, para entonces, ya estaba convertida en vicio. Con todo, o por eso, el impacto de Joyce fue tajante y sensible. Fue de esas lecturas, muy pausada, que a uno lo dejan a la vez que pasmado, conmovido, por la cantidad de lecciones que uno encuentra en ella y que uno siempre tiene la sensación de imposibilidad de asimilarlas. Pero no importaba. Lo importante era haberlo leído, haber sentido su cercanía y lo inconmensurable de sus lecciones: después de su lectura, aparte de conmovido no se terminaba de entender cómo había sido que se había levantado el inmenso monumento que representaba esa obra.
Pero no sé, hasta hoy, si el irlandés está presente o no en lo que he escrito. No importa; no es eso lo significativo. Lo importante es haberlo leído y el haber sentido a través de él esa presencia intensa de un pueblo, el irlandés, que ése sí, desde entonces, ha atraído mi atención dada su singularidad cultural, que lo mismo lo ubica con celtas y vikingos, que ya luego, más adelante, resiente la presencia de los anglos, como una cultura que no permite titubeos ni mucho menos rebeldías. De ahí, la violencia que, desde fines del XIX y prin-
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“El impacto de Joyce fue tajante y sensible. Fue de esas lecturas, muy pausada, que a uno lo dejan a la vez que pasmado, conmovido”
cipios del XX le va a dar singularidad a la vida de la nación y que, como corriente subterránea, recorre todo el Ulises (Vargas Llosa describe parte de esto en su novela El sueño del celta) y eso lo lleva a pensar a uno cómo, esa novela, pertenece no sólo al autor individual, sino que sobre todo es parte viva de la historia de un pueblo y de allí el profundo carácter irlandés del libro de Joyce.
Como sea, pues, por razones múltiples la lectura del Ulises es, sin duda, una obligación para todos aquellos que se aventuran por los caminos de la narrativa como creación escritural.
A cien años de distancia, Joyce está hoy más vivo que nunca, creo.
P.D. Termino por ahora de escribir mis notas en Palabra Quiero dedicarle tiempo a otras tareas. Agradezco el espacio brindado y agradezco también a los lectores de mi escritura.
gomeboka@yahoo.com.mx
*Sólo estructurador de historias cotidianas Profesor jubilado de la UPN/Ensenada
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Fo togr a a s: A rc hivo P alab ra
1911: la derrota militar de Celso Vega
POR GABRIEL TRUJILLO MUÑOZ*
El 15 de febrero de 1911, finalmente, se dio la batalla de Mexicali. En su portada de ese mismo día, el Chronicle declaraba que “La batalla comienza en Mexicali” y relataba, en una mezcla de información de primera mano y especulaciones, que: “A las dos y media de esta tarde treinta regulares mexicanos, montados, aparecieron en la orilla sur del Río Nuevo y de inmediato dispararon sobre Mexicali. No fueron respondidos por los insurgentes atrincherados, que adivinaron que su propósito era atraer su fuego para conocer su posición”. Poco después, los federales volvieron a intentar avanzar a lo largo de las orillas del Río Nuevo:
Un insurgente herido fue llevado bajo bandera blanca a la aduana de Calexico. Los federales tienen el río entre ellos y la ciudad y tendrán una tarea difícil de cruzar ya que el agua es alta y los insurgentes están al acecho en la orilla norte para este mismo propósito. Los disparos en ambos casos fueron calientes y rápidos. Más tarde, uno de los insurgentes que no pudo ser contenido, abrió fuego sobre los federales. El escupitajo de fuego y el humo de su arma delataron su posición a cientos de personas que observaban desde los tejados de Calexico y que vitorearon y aplaudieron de alegría. Los disparos se mantienen al cierre de esta edición, a las 4:13 p.m. Los
federales se están retirando a sus campamentos provisionales, a dos millas al sur de Mexicali, en la línea de árboles de la orilla del río. El camino del río ha sido dinamitado. Se rumorea que Bill Taylor, el barbero, está malherido.
En otra nota adjunta a la misma edición del 15 de febrero, el Chronicle avisaba que los estadounidenses son los testigos principales del primer combate entre los revolucionarios y los federales cerca del rancho de Little, de acuerdo a lo que le contaron a Otis B. Tout los que presenciaron la primera parte de la batalla:
Según Orval Small, un testigo ocular del comienzo del tiroteo, dice que estaba en el rancho y escuchó el tiroteo y él, con otros en el rancho, se subió a un lugar alto y observó la lucha. Los revolucionarios involucrados eran el grupo de exploradores enviados esta mañana para investigar a los diez hombres montados vistos en el oeste. No eran más de una docena. Los federales eran unos veinticinco, todos montados. “Observé a los dos bandos en batalla durante unos quince minutos”, dijo Small, “y empecé a pensar que sería mejor volver a cruzar la línea lo más pronto posible. Tomé mi caballo y galopé hacia el norte. Los insurgentes evidentemente me toma-
ron por un federal en fuga porque me dispararon tres veces, una de las balas impactó en el banco a un metro y medio delante de mi caballo. Me abrí paso sin problemas. ¿Peleas? Ya lo creo. Setenta disparos a 200 yardas, claro que es una pelea. No vimos caer a nadie”. El inspector de aduanas en Packard vio a las tropas federales desde el tanque de agua y confirmó el número. Vio a veinticinco hombres montados y con uniformes oscuros. A las 2 de la tarde se desató una tormenta y ya no se pudo ver nada.
El Chronicle de ese día 15 de febrero ofrece otras noticias alrededor de la batalla: el avistamiento de diez hombres en la zona del borde de las montañas al oeste, que se creía eran exploradores federales o desertores, y el aviso de la llegada del general Bliss a la frontera. El titular del diario era: “Las tropas americanas pueden cruzar la línea divisoria”. Se podría pensar que el diario fronterizo estaría feliz con esa noticia, pero Otis era un periodista que entendía los tejemanejes de la política internacional y los intereses de su país en relación a México. Su crítica no se guardaba nada sobre el intervencionismo descarado de los Estados Unidos y su apoyo a la dictadura del gobierno porfirista:
“Otis B. Tout, el editor del Chronicle, fue un hombre que supo poner la verdad sobre los tejemanejes del poder, sin que dejara de ser un hombre de negocios estadounidense, uno que protegía los intereses locales afines a su periódico”
En opinión del Departamento de Estado, según los despachos de Washington de ayer, el movimiento revolucionario en México ha degenerado en una mera guerra de guerrillas. El Departamento está preocupado por la posibilidad de que algunos de estos “elementos irresponsables” caigan en formas de maldad y sean llevados a infringir los derechos de los ciudadanos americanos. La parte significativa del despacho referido dice lo siguiente: “Las tropas americanas pueden ser enviadas a través
de la línea fronteriza para vigilar la propiedad. ESTO SE HARÍA SÓLO CON EL CONSENTIMIENTO DEL GOBIERNO MEXICANO”. ¡Qué rápido daría Díaz su consentimiento para que los Estados Unidos enviaran tropas al otro lado de la línea para asustar a la banda de hombres hambrientos y escasamente vestidos que tienen la audacia de protestar contra su tiránico gobernante por la forma en que los trata! ¡Qué encantado estaría! Las conclusiones del Chronicle se basan únicamente en las condiciones locales. Sin embargo, creemos que estas condiciones son las mismas en todo México. SABEMOS que la llamada “creencia” del Departamento de Estado carece total y absolutamente de un ápice de fundamento. Los derechos de los ciudadanos estadounidenses han sido respetados en todos los casos en que los “insurgentes” han tenido algo que ver. No sólo eso, sino que los insurgentes no han saqueado a sus propios compatriotas: no han robado una res para comer; no han asaltado una tienda en Mexicali; se han comportado con gran respeto a los derechos de todos e incluso las mujeres no han tenido miedo de quedarse en Mexicali mientras estaba ocupado por los insurgentes. Hemos conocido a los líderes de esta pequeña revuelta y nos vemos obligados a decir que son cualquier cosa menos asesinos; todas sus expresiones son de patriotismo hacia su país como debería ser bajo la constitución que Díaz ha abrogado. Ayer un hombre puso una bandera americana en su tienda. Los líderes revolucionarios le mandaron a decir que pusiera la bandera mexicana por encima de la americana, explicando que no estaban luchando contra la bandera sino contra un gobierno que no tiene uso para la bandera. Repasamos estos hechos esta noche porque el General Bliss, comandante del Departamento del Pacífico, estará aquí en el tren de la tarde para examinar los asuntos como realmente son. El Departamento de Guerra desea proteger ampliamente esta frontera
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y eso está bien. Pero permitir que el ejército americano se convierta en un peón de Díaz y ordenarle que cruce la frontera sería simplemente acobardar a la pequeña banda de inofensivos patriotas que son parte de un gran ejército que sólo pide sus derechos. Parece que el Departamento de Guerra y el Departamento de Estado están ansiosos por apoyar a los agentes de Díaz y acosar a los insurgentes. Como periódico que desea el juego limpio y la neutralidad absoluta por parte de los Estados Unidos en este asunto, el Chronicle solicita muy respetuosamente al General Bliss que informe de las cosas como SON y no según la imaginación de personas prejuiciadas o con juicios sesgados.
Pocas veces se ha escrito con tanta objetividad sobre la revolución floresmagonista y por ello este artículo a la vez informativo y de opinión no ha sido tomado en
cuenta para discernir sobre lo que implicó este movimiento libertario para México como para los Estados Unidos, donde los gobiernos de ambos países se confabulaban para mantener el estatus quo prevaleciente a expensas de las libertades básicas del pueblo mexicano. Y, a la vez, podemos aquilatar cómo un simple periodista de un diario pueblerino, de una publicación provinciana, podía ver las jugadas del poder y denunciarlas sin morderse la lengua. En ese sentido, Otis B. Tout, el editor del Chronicle, fue un hombre que supo poner la verdad sobre los tejemanejes del poder, sin que dejara de ser un hombre de negocios estadounidense, uno que protegía los intereses locales afines a su periódico.
La batalla de Mexicali no terminó al cerrar la edición del Chronicle poco después de las cuatro de la tarde del día 15 de febrero. La
edición del día siguiente era la que iba a ahondar en el combate vivido con todos sus detalles. En la portada del diario del 16 de febrero se proclamaba: “Insurgentes obtienen la victoria” y se decía que las bajas del lado revolucionario eran de 5 muertos y 3 heridos, mientras que del lado de las fuerzas federales era de 3 muertos y 17 heridos. Debido a la gravedad de los acontecimientos, Calexico estaba bajo la ley marcial. El reportaje del diario de Calexico consistía en breves estampas que no siempre están relacionadas. Pareciera que como iban llegando las noticias o los informantes, así se iban editando y eso hizo que el artículo principal tuviera el sabor de lo inmediato, de la cercanía experimentada, pero también que careciera de una visión de conjunto que hiciera comprensibles los hechos militares atestiguados por la gente al otro lado de la línea o en el mismo
campo de batalla, como el propio Otis lo pudo comprobar:
Fue una verdadera pelea la de ayer al otro lado de la línea fronteriza. Los insurgentes cuentan con cinco hombres muertos, aparte de un chino no combatiente en el rancho de Lee Little. Hay tres hombres heridos en el hospital improvisado en el ayuntamiento de Calexico, que están siendo tratados por los cirujanos del ejército de las tropas americanas. Estos tres son insurgentes. Los espantosos restos de tres soldados federales yacen sin enterrar en los barrancos de lodo al otro lado de la línea, escenario de la lucha entre los insurgentes y los regulares mexicanos ayer por la tarde. Los regulares que huyeron se llevaron con ellos a sus heridos, que son dieciséis hombres, y dejaron a uno por muerto en el campo de batalla. Este fue enviado al hospital esta mañana por los exploradores insurgentes.
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“O los federales retrocedían, con el gobernador Celso Vega herido del cuello, rumbo a Ensenada sin querer volver a pisar el valle de Mexicali, o los federales iban a volver a intentar tomar el pueblo”
Un grupo de cinco hombres, formado por el sheriff Mobley Meadows, H. N. Dyke, el reverendo J. N. Gortner, A. S. Carr y O. B. Tout, bajo una bandera de la Cruz Roja, salió de Calexico a las 9:30 de esta mañana y recorrió el campo de batalla en busca de regulares heridos que pudieran ser asistidos. Pero los federales se llevaron a sus heridos excepto a uno. Nos encontramos con media docena de exploradores insurgentes que habían patrullado el campo de batalla y habían colocado banderas donde yacían los muertos sin enterrar Señalaron a los muertos. Un hombre y su caballo fueron evidentemente abatidos en el mismo instante. La víctima estaba vestida con ropa de pana y evidentemente era un hombre de categoría. Una gran bala le había alcanzado en la parte posterior de la cabeza y los sesos le rezumaban por la boca, mientras que el caballo muerto aún yacía sobre su pierna. El sheriff Meadows quitó la silla de montar y cubrió la cara del hombre con una manta y seguimos adelante. Al volver más tarde, la silla de montar ya no estaba; evidentemente, los exploradores insurgentes no habían pasado por alto ninguna prenda.
La siguiente víctima fue un soldado regular, vestido con un traje lamentablemente escaso y sandalias, su gorra de algodón barato estaba empapado de sangre. Yacía exactamente donde había caído con un disparo en la cabeza por una bala cubierta de cobre desde las trincheras insurgentes. Al pasar por los escabrosos desfiladeros, otro soldado yacía de cara al sol, con un disparo en el cuerpo, evidentemente arrastrándose hasta su refugio y muriendo después. Sobre él había unos cuantos panfletos en español y un horario de barco de Ensenada. Su nombre fue asegurado y entregado al Cónsul Sierra.
También se encontraron tres caballos muertos. El terreno es un lugar ideal para una batalla, las
yacían. Al regresar al automóvil, que había quedado atrás a causa del fuerte oleaje, descubrimos que le habían quitado la manivela, el gato y la pistola de seis tiros del sheriff También había sido arrastrado doscientas yardas por un camino accidentado tratando de dirigirlo hacia Mexicali. Después de hacerlo retroceder hasta la colina y arrancar el motor mientras bajaba, el grupo pudo llegar a casa. Al llegar, una visita al campamento de los insurgentes puso de manifiesto el hecho de que un automóvil “federal” había sido raptado y desvalijado. Los artículos que faltaban fueron devueltos.
La primera impresión que expo-
como fiable, los federales estaban ya cerca de las montañas al amanecer y se mostraban “casi todos agotados” Uno de los soldados federales, viendo al ejército derrotado, decidió quedarse atrás y, cuando vio su oportunidad, cruzó la línea internacional:
Tiró su arma y sus cartuchos y se escapó esta mañana. Declaró a los rancheros del distrito de riego número 6 que ya había tenido bastante y que se retiraba; que Vega les había dicho a todos que sólo 60 hombres ocupaban Mexicali y que huirían al primer disparo: que todos tendrían mucha comida y podrían dormir a sus anchas si luchaban bien. Pero los líderes no sabían
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Coronel Celso Vega
ega, según , fue en el cuello pero no lo mataron. Fue cuando fue herido que comenzó la retirada.
pasaran y de allí se internaran en la Baja California para derrotar a los revolucionarios floresmagonistas de
hasu mexicano: se obernador camrecantimfusil , cocina, .”. Pero había sorpresas por todas partes. Según el diario de Calexico: “El miércoles por la tarde, a las 5,
un destacamento de caballería estadounidense llegó a la ciudad escoltando a cinco soldados regulares mexicanos capturados cerca del rancho Gant en suelo americano. Hicieron una declaración a través del Cónsul Sierra de que no conocían la línea y no tenían intención de desertar. Otros dicen que se alegraron de ser capturados para volver a disfrutar de una buena comida” Se les mantuvo como prisioneros, pero se les concedió libertad de movimiento bajo vigilancia.
La tranquilidad, sin embargo, no volvió, pues toda la noche del día 15 de febrero se escucharon explosiones de cartuchos de dinamita, como preparativos que los rebeldes realizaban “para defenderse del esperado avance de los federales hoy”. Bajo esta información, la contradicción era visible: o los federales retrocedían, con el gobernador Celso Vega herido del cuello, rumbo a Ensenada sin querer volver a pisar el valle de Mexicali, o los federales iban a volver a intentar tomar el pueblo. La única noticia buena, desde el punto de vista de los residentes del Valle Imperial, era que “Bill Taylor, el barbero, que se unió a los insurgentes y del que se dijo anoche que estaba gravemente herido, llamó al Chronicle por teléfono anoche negando el rumor Están llegando preguntas de todo el valle sobre el resultado de la batalla, y se espera una gran multitud hoy, además de los que ya están aquí. El Chronicle proporcionará las noticias, como siempre, directamente del campo de batalla”.
Nota: este es un extracto del libro 1911. Mexicali y la revolución floresmagonista en la prensa del otro lado, que se puede descargar gratuitamente del portal del INEHRM.
gtmmx@hotmail.com
*Escritor y poeta, autor de Espantapájaros y Tijuana city, tres novelas cortas
Portada del libro (fragmento)
JAVIER BÁTIZ : UN PILAR DEL ROCK Y EL BLUES EN MÉXICO
“El Brujo” es el fundador del movimiento tijuanense de rock que modernizó el concepto de este género en México. Maestro e inspiración de músicos como Carlos Santana, Alex Lora, Abraham Laboriel, Fito de la Parra, Guillermo Briseño
POR JEANETT E SÁNCHEZ*
La historia del rock y el blues en México no existiría como se conoce sin la visión y talento del tijuanense Javier Bátiz que, a sus 78 años, se mantiene vigente en la escena musical dentro y fuera del país, aportando sus conocimientos a las nuevas generaciones y compartiendo su pasión en cada una de sus composiciones.
Javier Isac Medina Núñez, nació en Tijuana el 3 de junio de 1944. Hijo de Cleotilde Núñez Lomelí y Andrés Bátiz Medina. Es fundador del movimiento tijuanense de rock que modernizó el concepto de este género en México. Maestro e inspiración de músicos como Carlos Santana, Alex Lora, Abraham Laboriel, Fito de la Parra, Guillermo Briseño.
Con 66 años de carrera profesional ininterrumpida, “El Brujo”, es reconocido como el padre del Rock Mexicano y compositor de casi un centenar de canciones, según registros de la Asociación Nacional de Autores y Compositores.
“Nací en la misma casa donde vivo ahora, en un cuartito donde años después nació mi hermana Baby Me acuerdo que Santa Claus siempre me traía guitarritas, flautitas, maracas, teclados; yo tendría como 4 años y me sabía todas las de Pedro Infante, de Jorge Negrete, hasta las de Antonio Badú. Cuando ya tenía como 10 años, una noche mi mamá me mandó a apagar el radio y, cuando lo iba a hacer, empezó una música que me atrapó, era ‘Vida Lee’ de T-Bone Walker, ahí descubrí que ya no quería cantar
ni a Infante ni a Negrete, quería cantar lo de T-Bone, Jimmy Reed, John Lee Hooker; luego ¡pum! descubro a Little Richard, nace el rock y nace el Javiercito Bátiz cantando rock; inmediatamente, me aprendí sus canciones en el piano, ¡que aprendí a tocarlo yo sólo!”, recordó Bátiz.
Su inquietud por expresarse a través de la música lo llevó, por ahí de 1957, cuando apenas rebasaba los 12 años, a ser el fundador de Los TJ’s, un grupo que surgió sin imaginar el nivel que alcanzaría con los años, y que recogió influencias musicales que recibían las ciudades fronterizas mexicanas de la música negra, blues y R&B de gente como Muddy Waters, B.B. King, Chuck Berry, Howlin’ Wolf, James Brown y otros.
“Yo estaba por terminar la primaria, iba en la Álvaro Obregón, así que, pensando en la ceremonia del fin de cursos les dije a mis amigos: tú vas a tocar batería, tú el bajo, tú la guitarra, tú saxofón, total que les di cada instrumento que yo sabía tocar y los enseñé. Así hicimos un grupo que fue intensa y grandiosamente importante, Los TJ’s”.
“Salimos de la escuela y seguíamos tocando, estábamos en todas las tardeadas del Club Campestre, las reuniones del Club Blanco y Negro, era padrísimo, en el 21 Club, el Foreign Club, en las Fiestas Patrias, bodas. Nos iba muy bien”.
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Fo to: Manuel Montoy a
En 1963 se mudó a Ciudad de México, tado por Los Rebeldes del Rock para sustituir Johnny Laboriel, tras diferencias de estilo cal Javier siguió su carrera como solista; concepto de Café Cantante en La Fusa, ahí a dos de Los TJ’s para que lo acompañaran.
“Fue la mamá de Los Rebeldes me dijo: vier te está yendo muy bien en los cafés. ¿P no hacemos un café, tú y nosotros, toda la familia?; acepté. Abrimos el Harlem, fue el café importante de México. Luego vinieron las cuciones, el gobierno de (Ernesto P.) Uruchurtu me persiguió duro, vino lo del 68, pues peor gaban a cerrar el lugar donde estuviera tocando. Todavía en 1989 me cerraron el Chez Agnes, la Zona Rosa, ahí Carlos Santana, cuando a México, llegaba a tocar conmigo y era cura (video en https://www.facebook.com/ ch/?v=576496036623857)”
Además de ser pionero en el concepto cantantes, de los conciertos masivos en plazas públicas, Bátiz también ha sido impulsor y descubridor de grandes figuras del mundo artístico y musical.
“De mis cafés y de mis grupos salieron varios músicos como Jorge Luke (Jorge Oscura Lango) él y su hermano tocaban conmigo, Micky Salas, Ofelia Medina fue otra talentosa que empezó conmigo bailando en uno de mis cabarets dirigida por Alejandro Jodorowsky; cuando inicié las tocadas en los parques de las delegaciones me acuerdo que al parque de Pensilvania llegaba a oírme un güerito de lentesotes, con un bebé en brazos, era Raúl Velasco, yo andaba con Jodorowsky y Parménides García Saldaña en Televisa y nos trajimos a Raúl para que conociera a Óscar Alarcón y al señor Azcárraga ¡y pum! el programa de Siempre en Domingo, la prueba está en que hice 103 programas, iba casi cada domingo, con un éxito tremendo porque mi banda era muy grande, para ese entonces ya traía a mi hermana Baby y a Macaria haciendo coros. Las vueltas que han dado todos mis movimientos”
Un momento difícil que le tocó sortear se dio
que participó, pero junto dos los músicos el impacto negativo provocado por la desacreditación que los medios hicieron del evento.
“Yo estaba tocando en La Terraza y el señor Báez me habló y me dijo: estamos oyendo el Avándaro y cada que termina de tocar una banda la gente grita ¡Bátiz!, ¡Bátiz!, agarra el camión, los instrumentos, la limusina y váyanse. Y ahí vamos llenos de equipo, pero ya en carretera para llegar a Valle de Bravo ya no pudimos avanzar ni regresarnos, estaba lleno de gente. Ni los mismos vatos que organizaron imaginaron que les llegarían más de 350 mil personas. Así que ahí no llegamos nunca”.
“Al siguiente fin de semana que volvimos a La Terraza para trabajar, no había gente, fue cuando supimos que todos los medios habían satanizado el Avándaro, le habían puesto en la torre. Nos satanizaron a todos parejo, entonces se acabó el rock en los cabarets y en los cafés cantantes. Vinieron los conciertos masivos, con 5 mil o 10 mil personas, en cines abandonados, luego en los teatros del IMSS ahí todo fue más tranquilo con 2 mil ó 5 mil personas”
“No participó en el Festival Avándaro, pero sufrió junto con todos los músicos el impacto negativo provocado por la desacreditación que los medios hicieron del evento”
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Siempre en Domingo, 1970.
ticipó Boogie Canned Heat, con el tema “The World of Make Believe” que tomó los primeros lugares en Europa y lo unió a la gira de Canned Heat por Italia. Su grabación “Metromental” tiene arreglos y producción de Tony y Beto Méndez y colaboraciones especiales de Alex Lora, Lalo Toral (Locos de Ritmo), Guillermo Briseño, Nando Estevané y Fernando Vahaux, entre otros.
Por su trayectoria musical se le rindió homenaje con una figura artística en el Museo de Cera de Tijuana y su Estrella en la avenida Revolución.
En su discografía destaca “Baúl del Brujo”, la trilogía “A las sesiones de Bátiz”, “El Brujo USA”, “El Laberinto del Brujo”. En 2016, grabó un disco a dúo con el maestro de Jazz Tino Contreras, una joya para la historia de la música en México. En el 2017 MacGillivray Freeman Film lo invita a ser la voz oficial en español de la cinta IMAX “Travesía Musical” Celebró sus 60 años de trayectoria en Ciudad de México con la Orquesta Filarmónica Metropolitana acompañado por Eugenia León, Dr. Shenka, Julio Revueltas, Rosalía León, Elohim Corona,
tre otros.
Alfonso Cuarón le pidió su versión de “La Casa del Sol Naciente” para la película Roma, que sonó en la ceremonia de los premios Oscar Con 66 años de trayectoria Javier Bátiz continúa formando nuevas generaciones de músicos, compone, canta, escribe y se mantiene vigente mediante colaboraciones como el tema “Como lumbre prendida”, incluido en
el disco de Rosalía León en homenaje a Cornelio Reyna.
“Me di cuenta que cantar era lo que haría por el resto de mi vida, hacer feliz a la gente, hacerme feliz con el aplauso, he vivido de los aplausos y el día que no los tenga no tendré vida”
periodistajsg@gmail.com
*Licenciada en Comunicación por la UABC, con 23 años de experiencia en periodismo y gestión de contenidos
to: Manuel Montoy
Javier Bá z en Televisa, tocando en vivo
Heráldica, Gloria Ortiz
POR ILIANA HERNÁNDEZ*
La heralda Gloria Ortiz es la que anunció y describió a los caballeros que entraban al torneo, la que anunció los hechos, la que llevó las declaraciones de guerra como funcionaria pública en la Edad Media o todas sus edades en las que abrió sus ojos a la tristeza y a su fina observación de los otros a través de las insignias o marcas de sus cuerpos y rostros.
El Libro de San Albans, compilado en 1486, cuenta que Cristo fue un caballero de armadura, hubo quienes dieron fe de ello, aunque bien pudo haber sido la fantasía de los heraldos medievales, ya que no hay evidencia de un lenguaje simbólico que nos heredara ese rasgo del iluminado, aunque su espíritu fue combativo y no titubeó cuando se vio así mismo con látigo en mano.
En Heráldica yacen marcas de guerra, pedimentos de paz, sentencias de muerte, proclamas de hijas bastardas orgullosas de su no-origen. Los triunfos de la palabra y derrotas del cuerpo que Gloria fue acumulando a lo largo de su vida inyectan permanencia a su obra, celebremos en este puerto que la heralda llegó a tiempo, siempre está a tiempo para compartir su mensaje.
cudos como anteojos, con cascos de hierro en su librería Luvina, en Tecate, creo en los lazos entre mujeres como Gloria y la joven Andrea, en el entramado de la historia de la poesía bajacaliforniana, en las herencias que se aquilatan aunque la muerte se cruce en nuestros caminos.
Gloria es la hija que siempre regresará para trazar un camino que no es fácil, uno que está a las orillas de Ensenada, que atraviesa cañadas, basureros, desagües inoportunos, hasta llegar a la casa pequeña, a la herencia de los murmullos:
La hija casi pródiga
He regresado. No reclamo nada. Ni heredad, ni apellido. Me basta la alegría de estar de nuevo en casa, y luego, mi ración de esperanza y al camino otra vez.
“En Heráldica yacen marcas de guerra, pedimentos de paz, sentencias de muerte, proclamas de hijas bastardas orgullosas de su no-origen”
Contra las sombras de la ceguera hay una Gloria que sigue escribiendo en la luminosidad y parece que dice: “para qué tanta tristeza, la vida también es juego, risa, sexo e ironía”, lo dice abrazada de un hombre y un dinosaurio, una tarde en la que tiembla en Ensenada y el vientre se le llena de hijos que son poemas y cuenta:
A Tito Monterroso
Gloria marcada por una vida citadina difícil, con penurias económicas como estigmas. La poeta dispuesta al arte y a crear la casa para el hijo amado, donde fuera, como fuera.
Un logo heráldico consiste en un escudo de armas, timbre, soportes, lema y/o grito de guerra y otros ornamentos exteriores heráldicos. El escudo de armas de Ortiz sigue presente y va de texto en texto, de la escritura de jóvenes que en el presente toman el estandarte de plantarse claros con un discurso que los pinta de cuerpo entero, tradiciones literarias que vienen de una palabra brava antigua, esas que cruzaron el pecho de Gloria Ortiz, pero no se detienen, pienso en Andrea Latham con la espada desenvainada, rodeada de fulgurantes lectores, armados con es-
Cuando llegaste lo primero que se te ocurrió fue que la cama era demasiado pequeña para tres. Sin embargo, nos acostamos e hicimos el amor Por la mañana lo primero que vi —¿no vi?— fue que el dinosaurio al fin (se había marchado.
Hace un rato llegué de Rosarito y, al entrar a este puerto, vi un letrero de madera, pequeño, que dice: “Bienvenidos a la capital espiritual de Baja California”, la intersección de nubes y mar
contra ese mensaje abriendo los ojos al puerto, me pareció un heraldo del tiempo y la verdad.
Aquí hay una semilla extraña, depurada, más allá de la relación marítima y la tierra buena para el olivo y la uva, hay camino andado, surcos por lo que poetas como Gloria transitaron una y otra vez corrigiendo la senda, enunciando hacia lo universal.
No somos poetas porteños suspirando por aquel barco que va y viene desdiciendo amores (como muchas veces se ha dicho desde antologías desmañanadas), aquí hay genealogías que escapan a la clasificación fácil, hay tierra de por medio, batallas campales contra el tema y la forma, experimentación y estrategia. Hay poetas que envejecen y sueltan el escudo para el siguiente imaginador, hay Glorias que merecen ser cantadas y una de ellas es, por supuesto Gloria Ortiz Ramírez, poeta de esta Ensenada.
*Es docente y traductora. Escribe artículos, ensayos, cuentos y poesía
Texto leído en el Conversatorio en torno de la figura de Gloria Ortiz Ramírez, “Memorial de puerto a puerto”, 23 de agosto, en Sala de Tintos del Centro Cultural Santo Tomás.
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premoniciones@hotmail.com
Fo to: Enrique Botello (1994)
El joven poeta qu hizo coach de vi
POR FERNANDO REYES TRINID*
Imagine usted que va a un curso de habilidades emocionales y resulta que el facilitador no llegó, nadie sabe por qué aún. Entonces, como suele ser en esos lugares, le encargan el grupo a un jovencito ricitos de oro con anteojos de fondo de botella. Al güerito lo metió su tío a esa institución sólo porque siempre lo escuchaba declamando poemas. “Ha de saber mucho”, pensó, pues lo veía leyendo en todo momento. Y efectivamente, el sobrino estudió de manera libérrima, literatura y filosofía, pero no tenía la más remota idea de cómo se da una clase, y mucho menos supo qué era esa cosa de “habilidades emocionales”.
—¿Cuáles son los temas que han visto?— preguntó a los participantes. Éstos se descosieron y le llovieron temas y temáticas de toda índole, de toda escuela, de la más intrincada psicoanalítica jungueana al más ramplón coaching de pacotilla.
“No recordó su nombre, ni sabía si ésta se había quitado la vida, no importaba, lo que quedan son las letras…”
El chico, para salir de apuros, organizó de inmediato en su mente un cúmulo de sus tantas lecturas aprendidas nemotécnicamente y les pidió:
—Dame un tema de los que hayan visto durante el curso, el que más te haya llamado la atención.
Entonces imagine usted que habla de la muerte, del duelo y sus etapas, según Kubler Ross, y el literato de inmediato le declama unos versos de Juan Ramón Jiménez: “Y yo me iré y se quedarán/ los pájaros cantando/ y se quedará mi huerto, con su verde árbol/ y con su pozo blanco...” pero usted quiere preguntar algo más, no se queda conforme pues cómo le hace con su enojo y su tristeza por la que se ha ido, y el maestro cegatón entonces le reza algo de Ayocuan Cuetzpaltin: “¿Qué podrá hacer mi corazón?/ En vano hemos llegado/ hemos brotado de la tierra/ ¿Sólo así he de irme/ como las flores perecieron?/ ¿Nada quedará de mi nombre?/ ¿Nada de mi fama aquí en la tierra?” Y un poco molesto usted le
habla un poco de las y del ambivalente que Bowlby— padece, pero del teórico le cita un a un joven poeta, que ser un joven poeta: “T amor es cosa difícil. otro es quizá lo más dado...” Y usted quiere éste continúa aun más con todas sus fuerzas solitario y angustiado, cuando usted está a ta, de influencia rilkeana, cita a su magíster como si se tratara de Bowlby el mismísimo Platón pio, nada que pueda ser, ni ¿qué sería bados, más bien una oportunidad, un motivo sublime, que se ofrece a cada individuo para madurar y llegar a ser algo en sí mismo...”
Entonces mientras usted se queda pensativo, una compañera de usted aprovecha la pasión del güerito y le pregunta cómo soltar una relación de pareja que ya no funciona, y por supuesto el nuevo “coachito” no le citará algo de Minuchin y la relacionalidad sistémica, pero sí unos versos de Alfonsina Storni: “…Echa a volar, mi amor no te detiene/ ¡Cómo te entiendo, bien, cómo te entiendo!/ Llore mi vida, mi corazón se apene/ Date a volar, amor, yo te comprendo/ Suelto tus alas, ve, pero te espero…”
Y cuando empezaban a encarrilarse con los temas del amor, la liberación, la individualidad y poemas de Emerson, Séneca o Tagore, llegó el tío dueño de la academia y les informó el motivo de la muerte del coach titular: lo encontraron colgado en la regadera de su casa con una carta de desamor. Los participantes del taller “Cómo desapegarte de una relación tóxica con autoestima” sabían bien que se trataba de una jovencita del mismo grupo, quien dejó el grupo, se fue con uno del grupo y dejó al experto en “relaciones de pareja”
El joven poeta, que haría las veces de coach por los siguientes meses, reflexionando sobre la muerte decidida del otrora facilitador, pensaba en que Alfonsina Storni, Sylvia Plath, Virginia Woolf, Concha Urquiza o Violeta Parra se quitaron la vida no en una regadera, sino en el mar. Pensó en Camus y su idea de muerte y liberación. Pensó en el rifle de Hemingway, pero sobre todo pensó en qué les podría declamar al respecto y le llegaron como ráfaga los versos de una de su jóvenes maestras cuando estudiaba creación literaria. No recordó su nombre, ni sabía si ésta se había quitado la vida, no importaba, lo que quedan son las letras, lo que permanece es la esencia, el contenido:
He decidido no morir: mis flores suicidas hoy echaron raíces en un vaso de vodka pozos embriagados de aguaceros caudas perdidas ellos sin saberlo en el sonriente polvo de la esperanza que arde en mis dedos como un cigarro a medias. ferreyes2004@yahoo.com.mx
*Docente, estudió Letras Hispánicas y Psicología
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LITERATURA DE MENTE
Foto: Archivo Palabra.
POR ENRIQUE BOTELLO*
Los Globos es un lugar de coincidencias, de manera regular me topo con un gran amigo, el artista plástico Hartwig Lugo Rohde. Nuestra relación y amistad se ha nutrido de los proyectos comunes, de las amistades comunes y los ideales comunes. Nuestros intereses en “Mi museo favorito” de pronto se entrecruzan, y celebramos mutuamente nuestros hallazgos.
Seguro recordarán que, en cierta ocasión, se instaló un microbús volteado en los patios del Centro Estatal de las Artes (Ceart) Ensenada, una pieza que dio mucho de que hablar entonces, y que se fijó en el imaginario colectivo de los ensenadeses que tuvieron la oportunidad de verla: él es su autor
En esa exposición de 2014 llamada Pose, puesto, posición y postura había una instalación muy particular, se titulaba “Please take a seat” y era una pieza interactiva que simulaba una sala de estar: te podías sentar y la intención era observar desde ahí el resto del recinto y dialogar sobre la obra. Todos los muebles que formaban la instalación provenían de Los Globos.
Lugo, instalado ya en Ensenada, visita de manera regular Los Globos y otras “segundas” de la ciudad, y me comenta que se han convertido en su estudio, que lo provee de materiales y elementos que utiliza en su discurso plástico. Aunque originalmente los empezó a visitar en búsqueda de artíc ulos utilitarios, principalmente electrónicos, pero de manera paralela su ojo educado volteó a ver otros artículos con características plásticas de gran calidad, desde pinturas, esculturas, enseres de cocina y hasta ropa de diseño.
Hartwig Lugo Rohde:
“Proyectos comunes”
Coincidimos en la manera de cómo nos enfrentamos a las mercancías encontradas y cómo tratamos de entender todos los aspectos del tránsito de éstas para terminar en una mesa de “basura”.
Los objetos traen, en su mayoría, una impronta californiana, de Baby boomers en su mayoría, que fallecen todos los días, dejando un cúmulo de artículos que terminan cruzando la frontera.
Obsesivo, Hartwig resignifica los materiales encontrados y los presenta de otra manera, haciendo alusión al expresionismo abstracto, corriente que rechazó en su juventud y que lo llevó a meterse en los dominios del realismo y el hiperrealismo en la que ha destacado de manera importante. Los Globos le permiten reflexionar acerca de temas que le interesan, sobre todo la política, entonces se apropia, a través de su proyecto “Pinturas americanas”, en que la relevan-
cia del origen de los materiales es muy importante en su discurso.
En este proyecto rescata principalmente pinturas en bastidores que repinta con pinturas caducas y logra efectos únicos, a su vez crea instalaciones con estos cuadros que rememoran a los artistas del expresionismo de la postguerra a mediados del siglo XX.
«Los Globos y otras “segundas” de la ciudad, y me comenta que se han convertido en su estudio, que lo provee de materiales y elementos que utiliza en su discurso plástico»
“Caminar por los pasillos de Los Globos es un lugar de reencuentro con uno mismo”, me comenta Lugo, pero no sólo es la búsqueda de los materiales, sino también la interacción con las personas, propias del lugar o visitantes. En sus recorridos sabe quiénes son los facilitadores, y me dice que recuerda a Don Robert, quien —en su generosidad no gratuita— te obsequiaba una cátedra de atención al cliente y regresabas gustoso a su puesto de manera religiosa y agradecida.
No es casualidad que muchos vayamos a los locales que venden la llamada “miscelánea” y descartamos, casi por completo, las llamadas “tiendas de saldos” Hartwig Lugo, igual que muchos, entiende la importancia de dar nueva vida a los objetos desechados por los vecinos del Norte; mercancías que, a pesar de ser fabricadas en serie, resguardan su consigna de perdurar en el tiempo; y sí, a veces llegan a nuestras manos objetos hasta con 200 años de antigüedad, como una pintura que Lugo rescata y reutiliza en una instalación.
Por ahora Los Globos, “mi museo favorito”, seguirá siendo para él —y para muchos de nosotros— un proveedor de objetos con historias y encantos únicos, un sitio que a decir de Lugo Rohde es “un lugar en donde se reinventa constantemente”
*Fotógrafo y docente de la Facultad de Artes (UABC)
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chocorrol_@hotmail.com
MUSEO FAVORITO
MI
Obra del autor.
Fo togr a as: Enrique Bo te llo
LAS AVENTURAS DE LOS COBARDES
POR RAEL SALVADOR*
Se ha vuelto una tradición más o menos pagana que, en la más independiente de las propuestas literarias, los escritores no “oficializados” de Baja California tomen los cafés o las cervecerías por asalto y promocionen sus presentaciones o la venta de sus libros.
Como si el circuito de apoyo —y eso se ha observado de manera corriente— reservara los “Templos de la Cultura” para monolitos de fisionomía burocrática —por lo regular, ante el martillo de Nietzsche, sonando siempre huecos— y barajara la publicidad sólo para exequias de agendas pactadas.
Como quiera que sea —no pensemos mucho en el dinero público—, Las aventuras de los cobardes (Ni de aquí ni de allá ediciones, 2022) de Óscar Ángeles Reyes se lee con el beneplácito de sus lectores, que no son muchos —como uno pudiera desear— pero sí los suficientes para enterarse de las líneas narrativas que la constituyen.
que reconfortan)— apuesta a que el lector se acerque y reflexione —trago por sentado— sobre el oficio de la escritura, su creación y su presente.
Los escritores son la horma de su propia experiencia: escriben lo que viven o —lo que los acerca más a la ficción— intentan vivir lo que escriben.
En el caso preciso de un escritor que hace de su argumento la “sobreabundancia” anecdótica de quien escribe, el material narrativo termina por redundar en algo que debería leerse aparte, por separado: la obra de autor, como lo señala Roberto Bolaño e insistiría en imponer —por más lecciones de frustración acumuladas— cualquier amante del canon.
Para tener esa visión de altura —oteando en la manada, sobre todo en el trabajo presente de Óscar Ángeles Reyes—, hay que traer en el bolsillo, por lo menos, las lecturas de Palinuro de México de Fernando del Paso o Los detectives salvajes del mismo Bolaño, poeta chileno.
“Nadie puede ser héroe ni santo si lo desea, ni criminal ni amante si no están las circunstancias”
Una de esas líneas, comenta su autor, es la de —en primer lugar— “unos jóvenes escritores ensenadenses que fundan el grupo Ultramarinos en los años setenta; esta historia está enmarcada en una sencilla revisión de la literatura en Baja California y Ensenada desde mediados del siglo pasado. De la anterior historia se desprende la segunda: la investigación del posible encuentro entre José Agustín y Roberto Bolaño en el D.F., investigación que hace Pablo Villa en la época de Pandemia, de donde se desprende su propia experiencia. La tercera, última parte de la novela, se desarrolla ya no en Ensenada, sino en Zayulita, en donde el joven Jaramillo Rodríguez y el grupo literario Medusa, comienzan a encontrar perros a los que les cortan la cabeza, lo que los hace involucrarse en situación de vida o muerte”.
Ávido de que la ciudadanía ensucie un poco el alma —en la delicia siempre proscrita de la imaginación—, el escritor Óscar Ángeles Reyes (asiduo colaborador de la Revista Cultural PALABRA) no coquetea con la fama banal de la administración y —ante una avainillada taza de café y libros de papel recién horneado (tirajes
Y no está de más insistir, de aquí en adelante —para determinar un “norte” conveniente—, que habrá de leerse obligadamente Las aventuras de los cobardes.
Porque ya lo decía Jean-Paul Sartre: “No es héroe quien desea ser héroe”.
Así es: Nadie puede ser héroe ni santo si lo desea, ni criminal ni amante si no están las circunstancias.
En esta marabunta de nombres, mapa de tinta rancia —que abunda la nostalgia—, pone en las páginas de yo” a los conocidos protagonistas de la California, e instala como eje la legendaria bén Vizcaíno Valencia, y el carrusel anecdótico luces de feria en el abecedario de un El “Sol mayor” de los fantasmas (siempre cuestionables).
Pero, como dice Zepeda —el protagonista en el mito de la expresión—, “al otro día el enamoramiento era real”.
Del escritor Óscar Ángeles Reyes ce —o querría creer que se conoce, novelas publicadas y premiadas— el
rcunstancias. , la cual destila un sobre el peligro de la “novela-ensaliteratura en Baja ndaria figura de Runecdótico se vuelve Sol mayor de la cultura agonista o día el se conocon sus “infra-
costumbrismo” literario, forjado sobre la base de sobresaltos psicológicos y su ya recurrente cronología —catálogo paginado— que nos muestra el impudor corporal de una sociedad que sustrae generosos beneficios de su propia irresponsabilidad.
A caballo con el reportaje emocional y la frescura híbrida de lo voluble y lo concreto —amar, recordar, dolerse, referir, citar, reafirmar, emitir, mentir—, un incisivo ambiente se retoma en esta nueva entrega narrativa.
Como Furia en abril (Universidad Autónoma Metropolitana, 2010) y Notas del fin del mundo (Premio Estatal de Literatura Baja California, 2018), la novelística de Óscar Ángeles Reyes —en su estilo y forma adecuadamente expuestas— pulsa su tiempo y lo memoriza en palabras; vigor inmenso de páginas que nos sobrecogen en su muy moderno costumbrismo urbano.
Me agrada pensar que la historia de Zepeda y de Sigüenza, de Héctor y Lucía, es netamente ensenadense.
Pero tendría que olvidarme de las torpezas y genialidades de lo humano en cualquier región del Universo (después de Brason en la Luna y Bezos en Marte, ya no hay gravedad para ser sólo prohibitivos del planeta).
Arrebatado por las nieves del tiempo, también me gusta decir: “Strawberry Fields Forever” (Campos de fresas para siempre).
“Si el beso de Zepeda no había sido arrebatado, ni exagerado, ni siquiera salivoso o impertinente…” ¿Será ésa la delicadeza celestial de la californiada al escribir?
Habría que preguntarle —leyendo la primera línea de este trabajo, Las aventuras de los cobardes— al, hasta ahora, más famoso y actual de los escritores ensenadenses.
raelart@hotmail.com *Escritor y editor
admisión es libre.
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La novela Las aventuras de los cobardes, de Óscar Ángeles Reyes, se presentará este sábado 1 de octubre, a las 16:00 h., en la Cervecería FAUNA (Calle 3ra, No. 1282, Zona Centro). Comentarios a cargo de Rael Salvador. ¡Bienvenidos! La