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Reflexiones finales

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Conclusiones

Conclusiones

Claroscuros en el abordaje de la violencia contra las mujeres en la política

Dhayana Carolina Fernández-Matos

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muchas ocasiones no es registrada por el temor a la denuncia, por el difícil acceso a la institucionalidad y por la estigmatización (CODHES, 2019, p.13). Para terminar esta parte, es preciso advertir que la Ley Modelo no sustituye a la Convención de Belém do Pará, ni tiene carácter vinculante para los Estados partes de esta. Se trata, como su nombre lo indica, de un modelo de legislación, con base a las disposiciones de la Convención que busca, por un lado, crear conciencia sobre la necesidad de que se legisle sobre esta problemática bajo un enfoque de derechos humanos y, por otro, que los Estados cuenten con un instrumento, elaborado por personas expertas en el tema, que les sirva de referencia para la elaboración de su respectiva ley que, como se dijo, no es la panacea para erradicar este flagelo, pero se constituye en una herramienta importante para luchar contra la invisibilización de las violencias contra las mujeres en los espacios políticos.

REFLEXIONES FINALES

El aumento del número de mujeres en espacios de representación política desde hace varios lustros, el establecimiento de medidas para el avance de las mujeres y para la garantía de sus derechos políticos, han derrumbado “verdades sagradas” en las que se sustenta el patriarcado. Las mujeres han llegado a los espacios públicos-políticos luego de más de doscientos años de lucha por ser reconocidas como ciudadanas con derechos a participar en las decisiones públicas que afectan al bienestar general. Son más de dos siglos desmontando patrones culturales y estereotipos de género que, basados en la supuesta naturaleza distinta de hombres y mujeres, entre otras razones, han pretendido justificar una división entre los espacios de actuación, cerrándole a las mujeres su accionar en lo político-público.

Claroscuros en el abordaje de la violencia contra las mujeres en la política

Dhayana Carolina Fernández-Matos

Pero su llegada a los centros de poder, aunque aún en condiciones de desigualdad, ha afectado el orden patriarcal y generado hacia ellas acciones encaminadas a agredirlas y causarles daños, es lo que se ha denominado violencia contra las mujeres en la política, que indiscutiblemente se trata de una violencia de género, dirigida hacia las mujeres por el hecho de serlo y que pretende seguir ejerciendo dominio sobre sus acciones, pensamientos y sus cuerpos. La violencia contra las mujeres que se atreven a actuar en los espacios políticos-públicos, no es novedosa en la historia, como se pudo comprobar en este capítulo al exponer lo ocurrido con Olympe de Gouges o las sufragistas, lo que resulta novedoso es que, en la actualidad, cuando ya se han reconocido sus derechos políticos, en igualdad de condiciones con los hombres, por lo menos en lo formal, se pongan trabas, barreras y obstáculos dirigidos a limitar, restringir y anular su ejercicio, mediante el uso de la violencia, que puede ser hacia una mujer en particular, pero cuyo mensaje va dirigido a las mujeres como grupo: “el espacio de lo político es para los hombres, ustedes deben volver a su lugar ‘natural’ el espacio privado, de lo doméstico y la familia”. Cabe destacar que, si bien este tipo de violencia ocurre en todos los contextos geográficos, su abordaje en América Latina y los intentos por regularla, han servido de referencia mundial. En todo caso, no es la primera vez que la región es pionera en problematizar y hacer visible un tipo de violencia contra las mujeres, ya se ha tenido experiencia con el feminicidio o femicidio, y también al aprobarse la primera convención de carácter regional que reconoce el derecho de las mujeres a una vida libre de violencias, la Convención de Belém do Pará. Obviamente que la región es pionera porque las mujeres latinoamericanas se tienen que enfrentar a una violencia estructural de género y a desmesurados índices de impunidad ante hechos enmarcados en este tipo de violencia, a la naturalización de prácticas basadas en su sujeción y sometimiento a los hombres.

Claroscuros en el abordaje de la violencia contra las mujeres en la política

Dhayana Carolina Fernández-Matos

En este capítulo se destacaron los avances legislativos en esta materia, donde las activistas bolivianas jugaron un rol de primer orden, así como su abordaje por los derechos humanos, el derecho de las mujeres a una vida política libre de violencias, lo que implica un conjunto de obligaciones para los Estados. Se está consciente que la regulación normativa no es la panacea ante este flagelo, pero sí una herramienta que permite hacerlo visible y luchar contra la impunidad. El enfoque derechos humanos, permite exigir a los Estados el cumplimiento de sus compromisos internacionales en la erradicación de este tipo de violencia. Esto debe ir acompañado de acciones de otro tipo. Debe privilegiarse el desmontaje de los patrones culturales y estereotipos de género basados en la subordinación de las mujeres, que están en la raíz del problema. Es aquí donde debe hacerse mayor incidencia, que se interiorice que las mujeres son tan capaces como los hombres, que su identidad de género no las limita para actuar en cualquier esfera del accionar humano, que negarles el derecho a estar en los espacios políticos u obstaculizar su presencia por el hecho de ser mujeres, es una clara violación a los derechos humanos.

Por último, hay que estar vigilantes y atentas a la regresión de los derechos humanos de las mujeres que se observa en algunos países, tales como el Brasil de Bolsonaro o la Turquía de Erdoğan, o la llegada de partidos de extrema derecha a los parlamentos, como el caso de VOX en España, o el aumento de la presencia de algunos líderes evangélicos en los espacios políticos. Todos ellos tienen en común su visión tradicional de las mujeres, reiteran que su lugar es el hogar y contribuyen con sus discursos a que las mujeres sean vistas como unas advenedizas o invasoras de unos espacios que no les pertenecen, mensajes que contribuyen a la violencia contra las mujeres en la política.

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