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Fundamentos filosóficos de la Política

TEMA 10

1. LA FILOSOFÍA POLÍTICA

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El término política, en la Antigua Grecia, significaba el arte de vivir en sociedad. Así, podemos de definir Filosofía política como la rama de la Filosofía que estudia cómo se organiza esta vida en sociedad. También se plantea si los modos de organización social y las formas de gobierno que se han venido dando hasta ahora son los más adecuados. Por ello, una de sus tareas principales consiste en formular juicios de valor sobre el carácter aceptable o inaceptable de las ideas políticas.

1.1. La sociabilidad humana

El ser humano tiene una evidente inclinación a vivir compartiendo con otros individuos de la misma especie, no solo un territorio común, sino la responsabilidad y el trabajo de garantizar la supervivencia de cada miembro en particular y del grupo en conjunto. A la tendencia a vivir en sociedad la llamamos sociabilidad. Pero hemos de distinguir dos grados de sociabilidad: • Para algunos, el hecho de compartir la vida con los demás es puramente accidental y casual. • Para otros, es necesario y propio de la naturaleza humana vivir y convivir con los otros. Eso hace que el pensamiento haya caminado por veredas que le han llevado a dos teorías fundamentales en este ámbito:

a) Sociabilidad por interés

Es la argumentación que mantiene que el hombre no es un ser social por naturaleza, sino por interés. Su constitución no le inclina a vivir en sociedad para realizarse como ser humano, sino para garantizarse la supervivencia. Es un ser egoísta que ve en los otros a posibles rivales en la satisfacción de sus deseos, o bien a medios para satisfacerlos. Thomas Hobbes o Sigmund Freud son los grandes valedores de esta teoría. b) Sociabilidad por naturaleza

Esta teoría defiende que el ser humano es por naturaleza incompleto y, por tanto, está necesitado de los demás. La vida en sociedad es el estado en el que el hombre puede realizarse como tal y desarrollar plenamente todas sus posibilidades. Dos autores muy representativos de esta teoría han sido Aristóteles y Erich

Fromm.

1.2. Concepto de Estado

Desde un punto de vista muy básico y amplio, el Estado es aquella comunidad o asentamiento humano en que alguno o algunos de sus miembros se encargan de dirigir la vida comunitaria de los demás. Así emerge una sociedad políticamente organizada, en la cual quienes ostentan el poder pasan a regular, administrar y controlar tanto los bienes comunes, como los derechos y obligaciones de cada uno de los miembros de la comunidad. En la actualidad, manejamos un concepto de Estado mucho más restrictivo, pues consideramos que se trata de un tipo de organización que tiene fecha de aparición relativamente tardía (siglo XVI). Fue Maquiavelo el primero que utilizó el término Estado. Se entiende por Estado una forma de organización política caracterizada por un poder permanente e indiscutible en un territorio concreto. Ese poder es ejercido desde distintas instituciones (sociales, jurídicas, administrativas…), pero es único y exclusivo. A partir de entonces, el término se empleará para hacer referencia al poder soberano sobre un territorio, ejercido desde diversas administraciones y que posee el monopolio de la fuerza y la violencia. El concepto Estado posee los siguientes rasgos: • Territorial: el poder del Estado se extiende a todo el territorio que delimitan sus fronteras. Dentro de los márgenes que estas señalan, nada ni nadie escapa a su poder. • Soberano: en el ámbito estatal no existe una instancia superior a la que el estado deba someterse. En este sentido, es el máximo soberano dentro de su territorio, pues tiene autoridad suprema. Las demás asociaciones de esa comunidad (empresas, clubes, fundaciones, iglesias…) se subordinan a él y, en este

sentido, han de funcionar dentro de lo autorizado estatalmente; en caso contrario, pueden ser sancionadas o anuladas. • Encargado de mantener el orden: tiene la obligación de proteger a sus miembros de las amenazas interiores y exteriores. Internamente debe hacer cumplir y respetar la ley para evitar los conflictos y asegurar la estabilidad y la paz social. Externamente, debe proteger a sus ciudadanos de incursiones foráneas mediante las relaciones internacionales. El Estado posee otras funciones, pero esta es la principal.

1.3. Necesidad y origen del Estado

La Filosofía política siempre se ha formulado entre otras preguntas las siguientes: ¿La sociabilidad humana implica necesariamente la existencia de Estado? ¿Hay alguna justificación para el hecho de que algunas personas tengan más poder que otras? ¿Podría haber sociedades sin Estado? A estas controvertidas cuestiones pueden darse básicamente dos respuestas: El Estado no es necesario o el Estado es necesario. • El Estado no es necesario

Postura defendida por un movimiento político que se conoce con el nombre de anarquismo. Los anarquistas consideran que el Estado es el instrumento de los poderosos para oprimir al pueblo, de manera que unos pocos se hagan con la riqueza de todos. El Estado es utilizado para perpetuar las injusticias de una clase dominante dispuesta a provocar guerras, hambre, abusos y toda clase de privaciones a la mayoría para poder mantener sus privilegios.

• El Estado es necesario

Es la tarea que defiende la existencia del estado como algo imprescindible. Esto se argumenta básicamente por dos razones: a) Monopolizador: como Estado, monopoliza la fuerza, limita y controla los brotes de violencia que puedan darse. En efecto, la competitividad, la rivalidad y la agresividad son tan naturales al hecho social como la cooperación y la solidaridad. El Estado se presenta como el único capaz de evitar que estas tensiones y conflictos hagan peligrar la estabilidad social. b) Promotor del bien común: el Estado es necesario porque es la única instancia que promueve el bien común. Los individuos particulares y las distintas asociaciones que componen la sociedad civil están tan preocupados por conseguir sus propios objetivos que hacen imprescindible una institución (el Estado) que se ocupe del interés general.

TEORÍAS CONTRACTUALISTAS

También surgen con fuerza teorías que defienden la necesidad del Estado. Estas son las teorías contractualistas. Surgen en el siglo XVII y consideran que el Estado es el fruto de un pacto o contrato que todos los individuos, libres e iguales, firman para constituir un gobierno que organice la convivencia común. Antes de ese acuerdo habría existido un estado de naturaleza, en cual los seres humanos vivirían siguiendo sus inclinaciones naturales. Los principales representantes de este enfoque son Hobbes, Locke y Rousseau y considerarán, por diferentes motivos, que los seres humanos salimos ganando con el pacto que dará lugar al nacimiento del estado. – Thomas Hobbes: en el Estado de naturaleza impera la ley del más fuerte, es un Estado de guerra de “todos contra todos”, donde no se reconoce ni se respeta ningún derecho. Célebre es su frase: El hombre es un lobo para el hombre. Surge el contrato social para garantizar el orden y la paz. Desde ese momento, los individuos ceden incondicional e irreversiblemente todos sus derechos a la persona del soberano. Resultando de lo anterior un estado autoritario, regido por un poder incontestable; por ejemplo, la monarquía absoluta. – John Locke: en el Estado de Naturaleza los hombres tienen derechos naturales anteriores al pacto. Estos derechos naturales son la vida, la libertad y la propiedad privada. Sin embargo, no hay mecanismos para hacerlos respetar. El pacto-contrato social garantiza estos derechos a un grupo minoritario de personas (gobernantes) de manera personal y revocable si los gobernantes no cumplen. De esto resulta una democracia representativa con separación de poderes, que busque el bien público y garantice los derechos de los ciudadanos. – Jean- Jacques Rousseau: antes del pacto social, los individuos son libres, iguales y buenos. La sociedad los corrompe. El Estado natural tiene dificultades para satisfacer las necesidades de los individuos. Para ello, los individuos se asocian poniendo su voluntad al servicio de la voluntad general, no ceden derechos. Así resulta la democracia directa e igualitaria regida por la voluntad general, que busca el bien de todos. Los derechos individuales serán los que concedan dicha voluntad.

LIBERALISMO POLÍTICO

Esta postura defiende la necesidad del Estado. Su iniciador, John Stuart Mill, afirmaba: “el Estado es un mal, pero un mal necesario” para poder vivir en sociedad. Es un mal porque dicta órdenes y prohíbe acciones que al ser humano incomodan. Pero su existencia favorece la convivencia y ofrece seguridad al individuo. Mill apoya que el Estado defienda lo general y respete lo particular, salvo en el caso de causar daños voluntariamente a la comunidad.

1.4. Las formas del Estado

A lo largo de la historia la concepción de Estado ha ido cambiando. De tal manera que, en un primer tramo histórico, eran principalmente estados autoritarios. En la actualidad, existen muchos que se autocalifican como estados sociales de derecho. De ahí que nos encontremos con dos formas bien definidas de Estado, pero como evolución del primero y paso previo al segundo nos encontramos con el Estado de Derecho. A continuación, nos vamos a detener en la definición de las tres formas de estado.

• ESTADO AUTORITARIO

El poder se ejerce con una autoridad sin límites y sin someterse a ningún tipo de control. No existe separación de poderes, no se elige a los gobernantes ni se puede expresar disconformidad con la forma de ejercer el poder. Se distinguen dos tipos de Estado autoritario: 1) Estado absolutista: propio del inicio de la Edad Moderna y cuyo máximo representante fue el rey francés Luis XIV. Es el Estado que propugna Thomas Hobbes: cedemos nuestros derechos a un soberano, que pasa a ejercer el poder sin restricción alguna dentro de las fronteras de su dominio. 2) Estado totalitario: es la forma más terrible de Estado autoritario, pues controla toda la esfera privada como pública de las personas. Desde las creencias personales hasta los medios de comunicación, la educación o las relaciones personales son vigiladas para evitar cualquier tipo de disidencia que amenace al Estado. El fascismo, el nazismo y el comunismo supusieron claros ejemplos del Estado totalitario.

• ESTADO DE DERECHO

Se define como aquel Estado que está regulado por las leyes (derecho), de manera que hasta el propio poder político se encuentra sometido a su cumplimiento. El poder político no puede ejercerse arbitrariamente, sino que debe hacerse dentro de los límites del ordenamiento legal. El Estado de Derecho tiene dos rasgos característicos: la Constitución y la división de poderes. 1) La Constitución: documento en el que se fijan por escrito las normas generales, los órganos y procedimientos para el ejercicio del poder, así como la relación que estos órganos tienen con los individuos y sus derechos. Entre otras cosas, señala de forma explícita los derechos individuales y colectivos que deben ser protegidos. La Constitución es la ley máxima que regula y estructura el funcionamiento de un Estado de derecho. Los primeros textos constitucionales se remontan al siglo XVIII, son procedentes de la revolución francesa y americana. 2) La división de poderes: fue el filósofo francés Montesquieu quien diferenció tres tipos de poder (legislativo, ejecutivo y judicial), que debían recaer en tres manos distintas e independientes. Esta di-

visión de poderes tenía como finalidad evitar un poder autoritario (la división de poderes). La división de poderes abarca los siguientes ámbitos: a) Poder Legislativo: elabora las leyes y controla al poder ejecutivo. Esta función es propia del Parlamento. b) Poder Ejecutivo: Aplica las leyes y dirige la administración y defensa del Estado. Esta función es propia del gobierno democráticamente elegido. c) Poder Judicial: aplica las leyes y sanciona su incumplimiento. También vela por la constitucionalidad de las leyes aprobadas. Poder ejercido por los Tribunales de Justicia. • ESTADO SOCIAL DE DERECHO

Esta forma de Estado se basa en la convicción de que el reconocimiento legal de las libertades individuales es indispensable, pero insuficiente. Para que el Estado sea justo y satisfactorio para sus ciudadanos, no solo debe ajustarse al Derecho, sino que también debe subsanar las deficiencias y desigualdades que genera el propio sistema. Todos los países democráticos se consideran ejemplo, aparece en Artículo 1 de sus Constituciones.

El Estado debe intervenir directamente en la consecución de derechos, como el acceso a una vivienda y a un trabajo digno, a una buena educación y a una atención sanitaria adecuada. La función principal del Estado ya no se reduce, por tanto, a proteger y velar por los derechos individuales, sino que se entiende que entre sus funciones está también promover el bienestar material y la seguridad económica de sus ciudadanos. El Estado se ha convertido en las sociedades democráticas en un Estado del Bienestar.

1.5. La legitimidad del Estado

A la hora de cuestionarnos si el Estado es legítimo o no, siempre salta una vieja pregunta: ¿Por qué los miembros de una sociedad, que son muchos, obedecen a quien gobierna, que es uno solo o un grupo reducido? Esta pregunta está relacionada con el concepto legitimación, que arguye: los ciudadanos obedecen al Estado cuando lo consideran legítimo.

El problema es que existen diversas formas de legitimación. El pensador Max Weber afirma que hay tres formas de legitimación del poder, a saber:

1) Legitimación tradicional: El poder se legitima por recurso a la tradición. Ciertas familias, dinastías o clases han ocupado el poder desde siempre y, por tanto, parece natural que lo sigan haciendo. 2) Legitimación carismática: El poder se legitima por recurso al carisma, es decir, en función de una especie de don que poseen algunas personas que las hace especialmente dotadas para atraer y movilizar la población. 3) Legitimación racional-legal: El poder se legitima por recurso a la ley. Esta es la que confiere autoridad porque emana de la voluntad popular, es decir, ha sido establecida democráticamente. El Estado posee un poder legitimado porque es fruto del acuerdo racionalmente aceptado por los ciudadanos.

2. CONCEPCIONES DEL ESTADO

Aunque el término Estado en su concepto moderno no aparece hasta Maquiavelo, desde la Antigüedad se han sucedido formas distintas de organización social y política. Las concepciones del Estado, por lo tanto, han sido muchas y variadas.

2.1. El origen de la democracia

La democracia aparece en Atenas entre los siglos VI y V a. C., impulsada por Solón, Clístenes y, sobre todo, por Pericles y se mantuvo fundamentalmente hasta que la conquista macedónica impuso su eliminación en el año 322 a. C. Se trataba de una democracia directa, pues los ciudadanos participaban, sin intermediarios ni representantes, en la legislación y en el gobierno. Sin embargo, este sistema tenía algunas deficiencias: derechos y privilegios democráticos restringidos a una cuarta parte de la población e influenciabilidad en el voto. Esto obedece, por un lado, a que ni las mujeres, ni los ciudadanos de origen extranjero, ni los esclavos tenían derecho a voto. Y por otro, a la aparición de los sofistas considerados como los maestros de la democracia. Eran extranjeros cultos y grandes viajeros que aportaban nuevas ideas y que fueron acogidos con entusiasmo por la juventud ateniense. Afirmaban que las leyes humanas y las ideas acerca de lo bueno y lo malo, de lo justo y lo injusto, son contingentes y variables, fruto de la convención o de la imposición. Por el contrario, las leyes naturales se caracterizan por la necesidad y la inmutabilidad. Lo que da lugar al relativismo, que considera que existe una verdad absoluta, y al convencionalismo, que entiende que todos los órganos sociales son fruto exclusivo de un acuerdo entre los seres humanos.

2.2. El nacimiento de la ciencia política moderna

La ciencia política, tal y como es entendida en la actualidad, empezó a existir a partir de la figura de Nicolás de Maquiavelo. Este es el primer pensador que da absoluta independencia a la política respecto de la ética. Defiende y justifica que una cosa son las razones de Estado y otra, muy distinta, los criterios éticos. Su frase nunca escrita “El fin justifica los medios” define perfectamente su pensamiento político. El pensamiento político de Maquiavelo aparece en su obra El Príncipe. Parte de la base de que la política es una ciencia y, por lo tanto, se trata como tal. Para la ciencia política el objeto de estudio es el estado, al que considera un producto exclusivo de la acción humana. También pone de manifiesto que en el método de estudio de la ciencia política, el Estado ha de ser tratado de una manera experimental. Se extraerán leyes observando los hechos. Las conclusiones principales a las que llega Maquiavelo son: • El Estado es el arte de conquistar y mantener el poder. • El gobernante no debe confiar en la fortuna. Aunque esta ha de ser tenida en cuenta como demuestra la historia. • El gobernante ha de basarse en la inteligencia.

2.3. Parlamentarismo y separación de poderes

El parlamentarismo es el sistema político en el cual es el parlamento, escogido por los ciudadanos, quien elabora las leyes y controla la actuación del gobierno. Este modelo implica la división de poderes. La propuesta de división de poderes de Montesquieu, que vimos al analizar el Estado de Derecho, es una evolución de la propuesta de John Locke en su Segundo Tratado del gobierno civil, donde sienta las bases de la monarquía parlamentaria. La división de poderes propuesta por Locke establece tres ámbitos: 1) Poder legislativo: crea las leyes. Es el más importante, pues es el escogido por los ciudadanos mediante votación e incluye el poder judicial. Debe buscarse el bien común, conservar la libertad y la propiedad de los miembros de la comunidad y legislar igual para todos. 2) Poder ejecutivo: realiza o ejecuta las leyes realizadas por el legislativo. Está confiado al gobierno, el cual también debe obedecer las leyes, como el resto de los ciudadanos. No obstante, Locke otorga al poder ejecutivo el derecho de prerrogativa: solo en situaciones excepcionales y solamente cuando sea por el bien del pueblo, el monarca puede incumplir legítimamente alguna norma legal.

3) Poder federativo: es el encargado de las relaciones con otros países, del comercio y de la seguridad del

Estado. Ha de observar qué pactos y alianzas pueden establecerse con otros Estados y cuándo entrar en confrontación si fuera necesario. Si el poder perjudica a los derechos naturales, Locke reconoce a los gobernados el derecho a sublevarse y desencadenar la insurrección para volver a dotarse de un gobierno que cumpla el pacto y garantice los derechos naturales.

2.4. El pensamiento liberal y la sociedad capitalista

El liberalismo parte de la idea de que es el individuo y sus derechos quienes ocupan la centralidad de la escena política. Por tanto, el Estado debe garantizar un marco legal que proteja los derechos individuales, vele por el libre intercambio y respete las reglas de la competencia económica. John Locke abre el paso al pensamiento liberal con su defensa del Parlamentarismo. El liberalismo parte de la idea de que es el individuo –y sus derechos– quien ocupa la centralidad política. Por tanto, ha de garantizar un marco legal que proteja los derechos individuales, vele por el libre intercambio y respete las reglas de la competencia económica. El Estado liberal se convierte en el defensor de las libertades civiles y la libertad de mercado. • Las libertades civiles (derecho a la vida, la propiedad y la libertad, así como los que emanan de ellos: honor, libertad de culto, derecho de reunión…) • La libertad de mercado, pues la economía se convierte en el núcleo de la sociedad. Esta teoría evoluciona con el pensamiento de Adam Smith (1723 - 1790), que parte de la libertad de mercado y en su libro La riqueza de las naciones defiende que el Estado tiene como fin primordial asegurar el crecimiento económico que dará lugar a la prosperidad de las naciones. Por lo tanto, las actuaciones del Estado deben limitarse a: • Proteger el comercio. • Facilitar el intercambio económico entre particulares. • Proteger la propiedad privada. • Hacer respetar las leyes. Smith defiende la no intervención del Estado en la economía, pues el bienestar y la riqueza de una sociedad dependen de tres cosas.

• El egoísmo individual o interés propio. En el intercambio comercial, el consumidor está dispuesto a pagar lo mínimo y el productor a ganar lo máximo, por lo tanto, el interés de cada uno hace que lleguen a un acuerdo justo. • La ley de la oferta y la demanda como regulador del mercado. A mucha demanda y poca oferta, precios más caros, y a menos demanda y más oferta, precios más bajos. • La división y mecanización del proceso productivo. Con una mayor productividad, los costes bajan y el producto puede venderse más barato o dejar mayores beneficios. Estos tres factores se encuentran intercomunicados, de manera que a la hora de poner un precio a un producto actúan tanto oferta o demanda, como el interés individual o la competitividad. Según Smith, el libre mercado se autorregula sin necesidad del Estado, a través de la búsqueda del interés de cada uno, logrando los mayores beneficios para toda la sociedad.

2.5. El análisis marxista

Frente a las teorías liberales, la teoría marxista surge como una oposición natural al liberalismo y al capitalismo salvaje que este genera. Marx defiende que el “motor de la historia” es la lucha de clases. Esto significa que en todas las sociedades siempre han existido clases dominadas –explotadas– y clases dominantes –explotadoras–. Pero los explotados acaban tomando conciencia de su situación, se rebelan y terminan provocando la sustitución del sistema económico vigente por uno nuevo. En la sociedad capitalista, la clase explotadora son los burgueses y la clase explotada, los proletarios. La preocupación de Marx es acabar con la explotación del hombre por el hombre, estableciendo un sistema que no permita que nadie explote ya a nadie. Para ello defiende un análisis científico del sistema capitalista que le permita superarlo y eliminar las clases sociales para siempre. En el sistema capitalista, el ser humano acaba convirtiéndose en una mercancía más, pues su trabajo solo le sirve para cubrir sus necesidades animales en vez de realizarse como hombre, por lo que se produce su alienación (significa privar a un hombre de su libertad o eliminarle su condición humana). La solución pasa por superar la alienación del hombre, pero ello solo es posible cambiando la estructura económica del sistema capitalista. Por ello, según Marx la transformación social siempre ha de comenzar por un cambio en el modelo económico. Según Marx, el capitalismo produce inevitablemente una mayor concentración del capital en cada vez menos manos y, por tanto, una creciente masa de proletarios están condenada a una miseria cada vez mayor.

Por ello, Marx defiende que se ha de pasar del modo de producción económica en superestructura (Estado, derecho, religión, moral, arte, filosofía), a la creación de una Infraestructura que dote de lo mínimo para vivir al proletariado.

2.6. La teoría crítica

Refleja la polémica entre Popper y la escuela de Frankfurt. Karl Popper se encuadra dentro del liberalismo político. Sin embargo, desde el punto de vista económico, se sitúa en la socialdemocracia, pues defiende la intervención del Estado en la economía para conseguir unas mínimas condiciones de vida y una mayor igualación de la riqueza. Los pensadores de la escuela de Frankfurt, de orientación marxista, se encuentran en una posición contraria a la de Popper. Algunos miembros importantes de la escuela de Frankfurt como Theodor W. Adorno o Jürgen Habermas han sostenido arduas discusiones con Karl Popper acerca del método que se debe seguir en las ciencias sociales. Los frankfurtianos acusan a Popper de ser partidario del positivismo, es decir, de defender un modelo de ciencia que supone la instrumentalización de la razón (razón instrumental). Karl Popper, por su parte, acusa a los frankfurtianos de carecer de modestia intelectual y de usar una terminología grandilocuente y oscura. También los acusa de no resolver problemas. Popper promueve el racionalismo crítico, que es la búsqueda de teorías cada vez mejores, con las que la humanidad irá ampliando y perfeccionado su saber en la búsqueda sin término de la verdad. Él se considera defensor de lo que llama la sociedad abierta. Se trata de una forma de sociedad basada en la libertad y que ofrece la posibilidad de progresivas reformas que vayan reduciendo cada vez más las injusticias y la pobreza.

3. EL PENSAMIENTO UTÓPICO

El termino utopía procedente del griego ou (No), y topos, (Lugar), lo que se puede traducir al castellano como lugar no existente. Pero también viene de “eu” (bueno, mejor) y “topos” (lugar). En este sentido, la utopía es el mejor (eu) lugar. En términos actuales, la palabra utopía es sinónimo de ilusión, quimera, imaginación, fantasía o ensueño. Sin embargo, las utopías políticas, al describir algo que se supone bueno y deseable, designan algo que no existe, pero debería existir, aunque sea de muy difícil realización.

El término fue acuñado por Tomás Moro (1478 – 1535), humanista y político inglés, que escribió una obra titulada Libro de la óptima organización de la república y de la nueva isla Utopía (1516). En general, podemos definir una utopía como un Estado imaginario que reúne todas las perfecciones y que hace posible una existencia feliz porque en él reinan la paz y la justicia. Estas utopías han jugado distintas funciones: – Orientar reformas sociales. – Valorar las sociedades en las que fueron escritas. – Criticar las limitaciones e injusticias del Estado real. – Dar esperanza al ser humano en la posibilidad de encontrar una sociedad mejor. A lo largo de la historia contamos con numerosas propuestas de cómo debería ser esa isla perdida y remota. A continuación, veremos las más relevantes.

3.1. Las utopías renacentistas

Durante el Renacimiento se produjo un florecimiento espectacular del género utópico. Probablemente, porque fue una época de grandes cambios sociales y económicos. Sin embargo, estas transformaciones no fueron igual de positivas para todos, ya que ocasionaron enormes desigualdades entre unos miembros y otros de la sociedad. El principal y más importante modelo utópico de esta época es, indiscutiblemente, Utopía de Tomás Moro, como ya hemos visto. La influencia de esta obra fue tal, que su título sirvió, a partir de entonces, para dar nombre a todas las obras de este género. Utopía se divide en dos partes: la primera supone una aguda crítica a la sociedad de la época; la segunda es propiamente la descripción de esa isla localizada en ningún lugar, en la que sus habitantes han logrado construir una comunidad justa y feliz. Básicamente, el secreto de Utopía se debe a una organización política fundada racionalmente, en la que destaca la abolición de la propiedad privada, considerada la causa de todos los males e injusticias sociales. En Utopía, además, impera una estricta organización jerárquica de puestos y funciones, a los que se accede, como en la república platónica, por capacidad y méritos. También pertenece al Renacimiento La ciudad del Sol, del religioso Tomaso Campanella (1568 – 1639), en la que propone su ciudad ideal. La Nueva Atlántida, de Francis Bacon (1561 – 1626) es la gran utopía renacentista. Esta última añade un elemento importante, ausente en las otras dos utopías, como es el aprovechamiento de los avances científicos y técnicos que empezaban a darse en aquel momento en la mejora de las condiciones de vida de los seres humanos.

3.2. La paz perpetua en Kant

El texto La paz perpetua, escrito por Immanuel Kant en 1795, no es una utopía ni la intención del autor era que lo fuera, pero viendo la realidad histórica da la impresión de que la paz perpetua es un ideal, es decir, una utopía. Kant propone como objetivo de esta obra establecer un marco jurídico que determine que la guerra es ilegal y hereda dos conceptos: el contractualismo y el estado de naturaleza. Así, siguiendo a Hobbes, considera que los Estados se encuentran como los individuos en el estado de naturaleza, esto es, en un permanente estado de guerra (efectiva o latente). Esto se debe a la ausencia de un tribunal externo que regule las relaciones entre los Estados y evite que la guerra sea la única salida para que un Estado defienda sus intereses en caso de desacuerdo. Kant propone un contrato originario similar al que da origen a cada Estado.

3.3. Distopías

Por distopía entendemos la descripción de una sociedad futura en la que se han desarrollado exageradamente algunos de los rasgos que son sobrevalorados en la civilización actual. Lo que más destaca en estos relatos futuristas no es su carácter idealizador. Por el contrario, alertar del peligroso camino que hemos tomado. Y al que nos puede abocar un Estado despótico y una tecnología deshumanizadora. A pesar de las diferencias entre utopía y distopía, ambas comparten una función similar: servir de crítica a una sociedad que se centra exclusivamente en objetivos y valores superficiales, olvidando a menudo otros más fundamentales (libertad, solidaridad…). Las tres obras distópicas que han tenido mayor influencia han sido: - Un mundo feliz, de Aldous Huxley. En ella describe una sociedad destinada a conseguir la máxima felicidad de sus miembros. La manera más eficaz de que las personas se sometan al Estado es moldear individuos que deseen hacer lo que deben hacer. Esto es posible, en un mundo feliz, mediante sofisticados adelantos tecnológicos de manipulación que comienzan desde antes de que uno nazca (ingeniería genética). - 1984, de George Orwell, en la que la distopía se caracteriza por la preeminencia del Todo, del Estado, por encima de sus miembros. En este caso, son las técnicas más sofisticadas de control y opresión las que garantizan la estabilidad del sistema. La policía del pensamiento, adscrita al Ministerio de la Verdad, se dedica a eliminar cualquier signo de disensión u oposición política. La propaganda es masivamente utilizada, difundiéndose por doquier retratos del líder absoluto con el eslogan “El gran hermano está vigilándote”. - Farenheit 451¸ de Ray Bradbury, en la que nos habla de una sociedad imaginaria en la cual los bomberos se dedican a quemar los libros (las casas se fabrican de manera, que no puedan incendiarse), pues estos son un peligro para la sociedad, ya que al leerlos las personas empiezan a pensar en exceso y dejan de ser

felices. En realidad, el gobierno necesita de la ignorancia de la gente para que no se cuestionen su forma de actuar y mantengan la producción. - Blade Runner, película de ciencia ficción de Ridley Scott, basada en la novela de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ser ovejas eléctricas? (1968), que narra la rebelión de androides replicantes por la necesidad de vivir más, ser libres y más humanamente. En realidad, la película analiza cuestiones claves de la

Filosofía como en qué consiste el ser humano, la dialéctica creador-creador, la libertad, el papel de los sentimientos, la inteligencia artificial…

3.4. Los ideales utópicos

La crisis de los ideales utópicos no debe hacernos pensar que la época actual está carente de ideales, pues flota en el ambiente la necesidad de utopía inherente al ser humano. Estos ideales han sido recogidos en la formulación de los Derechos Humanos, principal aportación del siglo XX a la conquista de un mundo mejor. Los ideales son una meta para la humanidad y, entre ellos, podemos destacar los siguientes: • Pacifismo: en un mundo asolado por los conflictos, la esperanza de que se pueda vivir en una convivencia pacífica es un ideal anhelado por todas las civilizaciones • Ecologismo: está creciendo de forma exponencial la necesidad de revertir la relación que tenemos con la naturaleza. Pasar de una relación de explotación de recursos que la hace peligrar, a una relación de respeto y sostenibilidad. • Solidaridad: la conciencia del planeta como aldea global y la intercomunicación actual han hecho que se extienda un sentimiento generalizado de fraternidad humana. • Igualdad de derechos y oportunidades: hay infinidad de movimientos a lo largo y ancho del planeta Tierra que demandan una justa distribución de la riqueza y una efectiva real igualdad de oportunidades.

TEXTO PARA PENSAR

LA PAZ PERPETUA

Los pueblos, como Estados que son, pueden considerarse como individuos en estado de naturaleza –es decir, independientes de toda ley externa–, cuya convivencia en ese estado natural es ya un perjuicio para todos y cada uno. Todo Estado puede y debe afirmar su propia seguridad, requiriendo a los demás para que entren a formar con él una especie de constitución, semejante a la constitución política, que garantice el derecho de cada uno. Esto sería una Sociedad de naciones, la cual, sin embargo, no debería ser un Estado de naciones. En ello habría, empero, una contradicción; todo Estado implica la relación de un superior -el que legisla- con un inferior -el que obedece, el pueblo-; muchos pueblos, reunidos en un Estado, vendrían a ser un solo pueblo, lo cual contradice la hipótesis; en efecto, hemos de considerar aquí el derecho de los pueblos, unos respecto de otros, precisamente en cuanto que forman diferentes Estados y no deben fundirse en uno solo. Ahora bien; cuando vemos el apego que tienen los salvajes a su libertad sin ley, prefiriendo la continua lucha mejor que someterse a una fuerza legal constituida por ellos mismos, prefiriendo una libertad insensata a la libertad racional, los miramos con desprecio profundo y consideramos su conducta como bárbara incultura, como un bestial embrutecimiento de la Humanidad; del mismo modo debiera pensarse están obligados los pueblos civilizados, cada uno de los cuales constituye un Estado, a salir cuanto antes de esa situación infame.

I. Kant

GLOSARIO DE FILÓSOFOS HISTÓRICAMENTE IMPORTANTES

1. Tales de Mileto (624-548 a. C.)

Se puede decir de él que es el primer filósofo de la cultura occidental, fue pionero dar una explicación racional a los fenómenos naturales, que se observaban en el mundo. Así mismo es considerado como uno de los primeros astrólogos de la historia occidental y se le atribuye el desarrollo de conceptos tan fundamentales, como el solsticio y el equinoccio.

2. Heráclito (563-470 a. C.)

El oscuro de Éfeso, sobrenombre por el que también es conocido, se le atribuye porque acostumbraba a llevar una vida solitaria y es reconocido como uno de los inauguradores de la metafísica. Con él y su entorno apareció el término

“devenir”: realidad básica subyacente a todo lo que existe. Ponía en cuestión algunos pensamientos y conceptos impulsados por la religión en su época. Para él, el fuego era el principal elemento de vida.

3. Pitágoras (569-475 a. C.)

Importante pensador griego, su pensamiento es una de las bases más antiguas y esenciales de la matemática, la geometría analítica y la Filosofía racional moderna. Prueba de ello es su famoso Teorema de Pitágoras, utilizado para medir la longitud y ángulos del triángulo rectangular, y obras como La armonía de las esferas. También es nombrado y conocido como El filósofo del número.

4. Sócrates (469-399 a. C.)

Se puede decir de Sócrates que es el pensador que transformó la dirección de la Filosofía y el más erudito y sabio de los filósofos griegos. El diálogo es lo que da forma a sus obras, que fueron recogidas y divulgadas por sus discípulos.

La virtud como fundamento del conocimiento y la sabiduría son la base de su pensamiento filosófico; por lo que considera como valor supremo el reconocimiento del bien y la justicia.

5. Platón (427-348 a. C.)

La gran aportación de este pensador, que hace de él uno de los filósofos más importantes de la historia, en especial dentro del ámbito de la Antigua Grecia, es la Teoría de las Ideas, postulado que propone la existencia de dos mundos opuestos: el de las ideas –la realidad universal inamovible– y el mundo sensible –la realidad particular modificable–.

Se trata de un pensador que bebió de distintas fuentes: Sócrates, los pluralistas, los pitagóricos y otros filósofos presocráticos. Esto le cualificó y motivó para estudiar el cuerpo como un ente separado del alma, insistiendo en la forma y el orden eterno. Fue pionero en utilizar un razonamiento lógico basado en las matemáticas y la astronomía.

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