8 minute read

Luis Sendino Pinar ‘Castelar y la villa de Bermeo’

Next Article
ALKATEAREN AGURRA

ALKATEAREN AGURRA

EMILIO CASTELAR Y BERMEO

Hace unos años prometí hacer unos comentarios de los personajes que o bien situaron a Bermeo en el candelero nacional o bien tuvieron relación con la Villa ayudándola en los conflictos con la Administración central o con las autoridades provinciales.

Advertisement

Vimos en aquel trabajo la relación de D. Salustiano Olózaga con Bermeo, el nacimiento de su hija Elisa en la Villa, y las manifestaciones de duelo por su muerte y posteriormente en el de su madre.

Salustiano Olózaga visitó Bermeo en varias ocasiones regalando al pueblo un busto de Ercilla, pinturas, pero sobre todo ayudas en los contenciosos con Madrid, consiguiendo una indemnización al tener que ceder San Francisco a los frailes por las obras que se habían hecho durante la temporada que la propiedad del convento fue municipal.

Fueron innumerables las ayudas conseguidas para mejorar la situación de los pescadores aunque no consiguiera el retorno del Juzgado de Primera instancia a la Villa. El personaje de hoy, Emilio Castelar, lo fue todo en el mundo de la política del S. XIX. Diputado en Cortes por Lérida de 1869 al 1873, Ministro de Estado de la Primera República en 1873, Presidente del Congreso de los Diputados también en 1873, Presidente de la República de 1873 a 1874, hasta que el General Pavía tuvo la humorada de entrar a caballo en el Congreso. Profesor de Universidad, fundador del partido político Demócrata Posibilista y anteriormente (viendo que sin apoyo de la prensa no se podía conseguir nada en el terreno político) funda el diario La Democracia en 1864.

Castelar es recordado por su oratoria y por su agudeza en las respuestas en el Congreso, en una ocasión como le patearan su discurso dijo al Presidente de la Cámara: “Señor, observo que ha entrado un gran número de borricos en esta docta Casa, lo noto por el ruido de las coces. Le ruego que ordene a los ujieres que los expulsen antes que causen una desgracia”.

En otra ocasión y en el mismo escenario expuso: “No quiero hacer elogios, no quiero conmover vuestros corazones, sé muy bien

que los corazones de los legisladores suelen ser corazones de piedra”.

Escritor de éxito entre sus obras destacan una biografía de Lord Byron, Discurso sobre la libertad religiosa, libros de viaje como Recuerdos de Italia, novelas como Historia de un corazón, Ricardo, etc.

Decíamos anteriormente, es recordado por su erudición y elocuencia. Fue catedrático de Historia en la Universidad Complutense lo que le sirvió como entrenamiento en sus prácticas oratorias.

Durante su mandato como ministro de Estado en 1868 se termina con la esclavitud en Puerto Rico.

Podíamos añadir como colofón que D. Emilio Castelar fue un Republicano moderado y liberal, seguidor de las doctrinas de Hegel y Kraus. Durante el reinado de Isabel II por causa de un artículo publicado en su periódico fue suspendido de su cátedra y posteriormente condenado a la pena de muerte de la que se libró saliendo de naja hasta París.

Una tarde del 21 de septiembre de 1884 hay un gran revuelo en el portal de S. Francisco, se ha levantado un Arco de Triunfo y se dan vítores a unos viajeros que bajan de unos carruajes y que no son del pueblo. Porque como dice nuestro alcalde D. Galo de Nardiz: “La aglomeración de gente que es consiguiente en esta localidad a la menor novedad o llegada de persona extraña”.

Además del arco de triunfo los vecinos vieron en el balcón de D. Laureano de Idoyaga “colocado en retrato de dicho viajero y un gorro Frigio con un triangulo “De uno de los carruajes baja el que fue 4º presidente de la Primera República D. Emilio Castelar, del otro desciende una señora que directamente va a la casa de D. Galo de Nardiz.

“Desde el Portal se dirigió el Sr. Castelar Al Salón Consistorial cuya puerta le franqueó el alguacil, como lo hace con todo forastero que desea verlo y único empleado que había en la casa, por hallarse cerrado el Archivo/ Secretaría porque no había sido hora de oficina y de allí a la Casa de Ercilla donde no entró y a la Cofradía en la que presenció la venta de pescado”.

Si esto no es una visita turística en toda regla que baje Dios y lo vea y no fue a ver las esculturas de Néstor Basterrechea porque éste aun no había nacido.

Hasta aquí más o menos el resumen del la visita del Sr. Castelar y su hermana a Bermeo, pero esta inocente visita al pueblo tuvo consecuencias para el Ayuntamiento Liberal de la Villa que encabezaba Galo de Nardiz.

El Gobierno de la Provincia de tintes conservadores y presidido por Filiberto Abelardo Díaz, que con este nombre era para temer de él cualquier cosa, se apresura a enviar el presente requerimiento “Por el correo más próximo se servirá manifestarme la participación que V. haya tomado, así como los concejales de ese Ayuntamiento en la recepción hecha en esa Villa a D. Emilio Castelar, expresándome los nombres de los concejales que lo hayan cumplimentado o acompañado, si se tomó acuerdo oficial sobre

ello, o si fue confidencial y si visitó alguno de los establecimientos públicos con los nombres también de lo que ejerciendo en esa población cargos públicos le acompañaban”.

A partir de este escrito del Gobernador, la maquinaria oficial se pone en movimiento porque la oficialidad no se cree la explicación del Alcalde y ordena “Un expediente de averiguación de la conducta observada por el Alcalde y demás vocales del Ayuntamiento”. Con motivo de la visita hecha a dicha Villa por el reconocido jefe republicano D. Emilio Castelar y considerando que por la resultancia no cabe dudar del carácter oficial y política de las manifestaciones de que aquel ha sido objeto; la primera, por las personas que en tales casos intervinieron, ya acompañándole a su llegada y salida, o al recorrer varios puntos de la población, todas ellas ejerciendo cargos municipales y lo segundo, ya se entienda a los emblemas republicanos que con tales manifestaciones coincidieron y se toleraron aun por los mismos llamados por la ley a perseguir a sus autores, ya entendida la significación política de la persona obsequiada, hostil de la institución de la Monarquía y a sus propósitos de propaganda en contra de la legalidad actual.

“Considerando: que no es permitido al Alcalde representante de un Gobierno Monárquico del cual ha recibido sus facultades, cooperar con el prestigio de su autoridad al mayor éxito de las ovaciones preparadas para lo que personifican doctrinas cuyo planteamiento es incompatible con nuestras instituciones fundamentales”. “Considerando: Que hay méritos bastantes para creer que el referido Alcalde ha

falseado la narración de los hechos en documentos oficiales, al asegurar que no vio en dicha manifestación a su lado persona alguna revestida del carácter de empleado público, cuando precisamente lo eran los que constituían la comitiva, con la cual, si no recorrió todo el trayecto a la entrada, estuvo en la Casa Consistorial, en la de Ercilla, en el salón de ventas de la Cofradía de Pescadores, y en la despedida del siguiente día, todo lo cual omite estudiadamente en su informe a este Gobierno”.

El conocimiento del Gobernador es exhaustivo, de lo que se deduce que el

Madrid. Proclamacion de la republica por la Asamblea Nacional

componente conservador/monárquico era importante en la Villa aunque el Gobierno fuera de ideas avanzadas. Desde la caída el 13 de octubre de 1883 de Mateo Práxedes Sagasta se inician una serie de motines que provocan una fuerte agitación social. Como solución se hace con el Gobierno de la Nación la facción más conservadora del Partido Liberal con Cánovas del Castillo al frente que como solución disuelve las Cortes el 31 de marzo.

En este ambiente de luchas partidistas es cuando se produce la visita de Castelar a Bermeo. El clima se enrarece tanto que el Gobernador opta por suspender de sus cargos al Gobierno Municipal el 7 de Octubre, suspensión que no durará mucho tiempo pues encontramos un escrito del Gobernador de fecha 5/11/1884 que dice así:

“Este Gobierno….de que para el acto de la reposición de los siete concejales suspensos el 7 de octubre pasado, no se intente el disparo de cohetes y otras manifestaciones; y como aparte de que lo primero no debe permitirse en poblado, según el artículo 587 del Código Penal, cualquiera demostración en el presente caso pudiera ser peligrosa,

por lo que significa simpatía para unos ha de traducirse en desafección para otros; encargo a V. que adopte las medidas oportunas para impedir en absoluto toda clase de manifestaciones”

Por si no estuviera suficientemente claro el Gobernador el 7 de diciembre de 1884, vuelve a escribir sobre el asunto de la reposición en los cargos.

“Recomiendo a V. con motivo de la reposición del Alcalde suspenso, las prevenciones que hice a esa alcaldía el 25 de noviembre pasado para que se prohíban en absoluto toda clase de manifestaciones, debiendo tener en cuenta para lo sucesivo lo dispuesto en el párrafo 2º del artículo 25 de la ley Provincial.”

Aquí como en el estrambote del soneto de Cervantes “Al túmulo del rey Felipe II que se hizo en Sevilla: “Y luego incontinente, Caló el chambergo, requirió la espada Miró al soslayo, fuese y no hubo nada.”

Menos poético pero también muy conocido y que en este caso nos viene de perillas es el refrán. “Para este viaje no hacían falta alforjas”:

En fin, que la visita de Castelar a Bermeo, tiene unas consecuencias, que si no fuera por la repercusión personal de los afectados, podíamos llamarla tragicómica.

La parte cómica de la misma la podemos situar en la reposición de los ediles.

Menos mal que al Ayuntamiento no se le ocurrió dedicar una calle a Castelar, porque en los primeros momentos con la emoción del espectáculo podían haber sido pasados por las armas….

Luis Sendino Pinar

Emilio Castelar.

This article is from: