Pregón
de las fiestas de primavera‘17 Alejandro Palazón Núñez - Blanca, 16 de abril de 2017 Sra. Alcaldesa Ester Hortelano, miembros de la Corporación Municipal, Reinas salientes: Mata y Marina; Reinas entrantes: Nuria y Leya; Damas y acompañantes; familiares, amigos y amigas. Muy buenas tardes a todos. Cuando nuestra alcaldesa me llamó para pedirme que fuese el Pregonero de las Fiestas de Primavera, mi primera reacción fue la de una enorme sorpresa: jamás podía imaginar verme en esta situación. Incluso llegué a plantearme decirle que no, ya que no me consideraba merecedor de tal distinción. Ella intentó convencerme y rápidamente acepté porque decir no hubiese sido hacer un desplante a unas Fiestas y a un pueblo a los que llevo muy dentro. Poco a poco, la sorpresa fue dando paso a una sensación de sentir este encargo como un privilegio, un honor y una gran responsabilidad. Desde mi nombramiento he recibido multitud de felicitaciones de muchos amigos y de muchos paisanos, que me han hecho sentir muy agradecido y más responsabilizado, si cabe, pero también me ha permitido disfrutar en primera persona de uno de los encantos que tiene vivir en un pueblo como Blanca: la cercanía de su gente. Sales a la calle y siempre hay un saludo, una pregunta por la familia, algún comentario sobre el último partido del Barça o del Madrid e incluso a alguno de los que estáis hoy aquí, más de una duda de Matemáticas
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os he resuelto en el Molino o en la discoteca. Si algún pequeño mérito puedo tener para estar hoy aquí es el de haber ejercido de blanqueño allá por donde he pisado y haber hablado con pasión de las maravillas de nuestra tierra a todas las personas que he conocido. O durante unos años, junto a un grupo de chicas del pueblo, hoy ya mujeres, a través del Baloncesto, haber paseado con orgullo el nombre de Blanca por toda la Región y fuera de ella. Recuerdo una anécdota que me ocurrió en uno de los primeros Campeonatos de España de Selecciones en los que participé como entrenador. A la primera reunión asistimos dos miembros de cada Comunidad Autónoma. Al entrar en la sala, comenzaron los típicos saludos: “yo soy Paco, de Andalucía”, decía uno, “yo Javier, de Navarra”, contestaba otro. Cuando acabó el acto, al volver al hotel, mi compañero con cierta sorna, comentó a los demás que, al presentarme dije: “yo soy Alejandro, de Blanca”. Yo creo que fue una broma por lo mucho que le hablaba de Blanca, pero puede que me traicionase el subconsciente ya que, en ese momento, me sentía más orgulloso que nunca de mi origen. Y en cierto modo, yo estaba allí como representante del baloncesto femenino blanqueño.
Pero creo que esta pasión que siento por nuestro pueblo es algo común a casi todos los que hemos nacido aquí. Hace unos días, en el instituto de Abarán, la madre de un alumno me felicitó por mi nombramiento y al ver mi cara de orgullo me dijo: “hay que ver, pero todos los de Blanca que conozco, lo de Blanca que sois”. Cómo no serlo, cuando has nacido aquí y has pasado una infancia feliz jugando en sus calles y en sus plazas. Cómo no serlo cuando puedes disfrutar de nuestro río Segura, refresco y recreo de niños y mayores. ¡Cuántos de los que estamos aquí habremos aprendido a nadar en El Arenal! Cómo no serlo cuando me permite disfrutar de sus montes y caminar por ellos con la sensación de que sus paisajes forman parte de mí. Y cómo no serlo cuando aquí he encontrado a la mujer de mi vida con la que tengo dos hijos maravillosos. Y es que para mí Blanca lo tiene todo. Está cerca de otros sitios, pero al tiempo, su enclave privilegiado, protegida por el Valle de Ricote, le hace tener una personalidad propia. Blanca no es pueblo de paso para ir a otro sitio. A Blanca se viene a propósito, casi siempre atraído por blanqueños que hablamos de ella con tanta pasión, que suscita en los demás el interés por conocerla. Y