PREGóN TAURINO 2016 Por Manolo Guillén
Buenas noches. Cuando me propusisteis que diera este pregón, no lo dudé un instante, acepté encantado. Siempre he estado muy a gusto en Blanca y tengo la gran suerte de tener muchos y buenos amigos aquí. Son muchos años viniendo, he tenido la oportunidad de sentarme con muchos de vosotros en los tendidos de ese marco singular que ofrece la plaza portátil instalada en la del Ayuntamiento, de compartir el ratico emocionante del encierro, de la corrida... hemos compartido charlas, coloquios,... Mi primera conferencia la di aquí mismo,... y ¡mira por dónde! mi primer pregón también aquí en Blanca. Pero esto es un pregón taurino y por lo tanto habrá que hablar de toros... Desde aquellos tiempos en los que comencé a venir a vuestro pueblo -va para 20 años-, ha habido cambios en torno a la Fiesta de los Toros. Muchos cambios. No en lo que respecta a la entraña propia de la Tauromaquia, ni de su esencia que perdura intacta: un toro y un torero que entregan su vida en un acto efímero de gran belleza y riesgo. El riesgo que sigue vigente: lo hemos visto hace justamente un mes con el fatídico percance de Víctor Barrio en Teruel. Aquí se mata y se muere de verdad. Pero cuando hablo de cambios, no me estoy refiriendo a los propios de la evolución de la Tauromaquia, que siempre surgen nuevos caminos por los que profundizar. Cuando hablo de cambios sobre todo me quiero referir a esta última moda de atacar a la Fiesta, -que se ha puesto de moda- y que, el tiempo nos dará la razón, es una moda y será como todas las modas ¡pasajera! Aunque no conviene despistarnos.
Frutos
Los 15 o los 20 o los 30... o en el mejor de los casos: los 50 que se reúnen en las puertas de algunas plazas de toros. Estos 15 o 20 o 50 señores (o señoras) pueden estar capacitados para coger la pancarta que les dan, pero por suerte o por desgracia no están capacitados para atacar la Fiesta porque desconocen sus razones, desconocen lo que pasa dentro de una plaza de toros,... tienen nociones tan alejadas de la realidad como erróneas (basta con preguntarles -como hicieron no hace mucho en un documental emitido en Canal Plus Toros-, donde esgrimían que a los toros se les echaban sacos de arena en el lomo para restarles fuerza, que se les ponía no sé qué sustancia en los ojos y en las pezuñas con no sé con qué extraña intencionalidad, para que caminaran con dificultad o no vieran al torero ¿?¿?!! En ningún sitio mejor que aquí, que en Blanca -porque tenéis los corrales en lugar abierto y bien visible- para ver lo que se les hace a los toros ¡antes del encierro! ¡y antes de la corrida! No se les hace absolutamente nada, tan sólo separarlos a cada uno en un chiquero independiente para facilitar la suelta en el turno correspondiente, para que salgan de uno en uno (no en manada). Se ha puesto de una moda una extraña compasión hacia los animales, o mejor dicho hacia ciertos animales. ¡No hacia todos claro! Nos preocupa mucho la vida de un delfín moribundo que aparece varado en una bahía de Cádiz. Y eso sale en los informativos
29