Más Lista aún Pilar Nuñez Villar
Había una vez hace mucho tiempo, una mujer que tenía ocho hijos. Era muy buena vecina, todos la querían, por ser servicial y agradable. Vivía en una casa bajo la Sierra del Solán. Tenía un pequeño corral, allí criaba conejos, gallinas, cerdos y demás animales para sus hijos, criar y alimentar. Pero había una zorra muy golosa, se llevaba las gallinas como el que no quiere la cosa. Siempre la más grande, la más hermosa. La mujer se disgustaba maldiciendo a aquella zorra. La tengo que acechar y escondida en las paleras, a la zorra descubrió. La vio bajar por el castillo, y bajó la Peña Negra donde había un madroñal, con madroños como puños y ella pensó, me los voy a llevar, como la zorra no llevaba cesto en el jopo los metió, pero como estaba oscuro hasta verdes los cogió, a la mañana siguiente, como están verdes en la cueva los guardo yo, para poderlos comer cuando tenga su color. Todos los días miraba y qué desilusión, ninguno encontraba rojo, qué mala suerte tengo yo. La zorra no sabía contar, pero al cabo de una semana ya la zorra se fijó que le faltaban madroños, que esos no son los que ella guardó. pensando se echó uñas a la cabeza, y entonces cuenta se dio, que no solo ella era lista que aquella mujer le ganó y exclamó con gran disgusto a ese corral ya no entro yo esto me ha servido de muy buena lección por eso dice el dicho: que el que roba a un ladrón, tiene cien años de perdón.
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