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Recuerdos Marrajos de 1919 • La unidad de Música del Tercio del Levante de Infantería de Marina, parte primordial de la música

Recuerdos Marrajos de 1919

La intención de este artículo es condensar lo que fue un año de actividad en la Cofradía Marraja hace cien años, un año lleno de hechos, actos y anécdotas que nos ayudarán a conocer un poco más de la vida de aquellos procesionistas morados de antaño.

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El 5 de marzo se celebró el Cabildo de Miércoles de Ceniza en el que se decidió sacar las procesiones y se anunció tal decisión a todo el vecindario con una banda de música en la clásica Llamada. Que la situación económica era delicada lo demuestra el hecho de que aquel año los marrajos fueron los únicos que se reunieron en día tan significativo, mientras que las cofradías de californios y sanjuanistas tardaron algo más en tomar la decisión. A juzgar por los comentarios de la prensa todo parece indicar que los cultos a Nuestro Padre Jesús Nazareno habían decaído algo y ese año se decidió darles la categoría merecida. Decía el periodista que “era hora de que los cultos que se ofrecen al Titular de la Cofradía revistieran la pompa y solemnidad de aquellas épocas en que ocupaban la Cátedra oradores tan famosos como don Antonio Cavero, don Eduardo Martínez Balsalobra y don Julio López Maymón”.

Poco a poco se iban conociendo detalles de la preparación de la Novena y del Miserere, para el que pretendían contar con los mejores músicos de la ciudad, y también de las novedades entre las que se apuntaba un nuevo manto para la Virgen donado por las señoras de Asensio.

Nunca se habían congregado tantas personas en el templo de Santo Domingo con motivo del Miserere como lo hicieron ese año, y la “culpa” la tuvo la Sinfónica Cartagenera dirigida por el Maestro Gerónimo Oliver que interpretó entre otras piezas la Sinfonía de Freycha, destacando en la parte cantada las voces de los señores Maestre de San Juan e Isidoro Sánchez. La procesión fue presidida por el Hermano Mayor interino Tomás Carlos-Roca quien estuvo acompañado de los Hermanos Mayores de la cofradía california y la sanjuanista.

Como dato anecdótico de ese año figura el hecho que varios vecinos pidieran al alcalde que la iluminación pública se mejorara, aunque fuera provisionalmente, en aquellas calles por donde debían transcurrir las procesiones. Argumentaban los vecinos y no les faltaba razón pues según ellos la calle Mayor, entonces llamada de Isaac Peral, había lucido una iluminación espectacular durante el Carnaval. También es llamativo el anuncio publicado por el Ayuntamiento de Cartagena en el que se destaca que las procesiones de Cartagena “eran las más artísticas y mejor ordenadas de España”, lo cual no deja de ser significativo teniendo en cuenta que el orden es una de las características de nuestros desfiles junto con la luz y la flor.

Siguiendo con el recorrido por este año los marrajos tenían claro que el objetivo era conseguir fondos para poder sacar las procesiones y en ello pusieron todo su entusiasmo. Por eso el 28 de Marzo en el Salón Sport celebraron una función de cine extraordinaria con la película “Ave presa”, protagonizada por la actriz francesa Jane Faber. Al final de la misma se procedió a la rifa de una artística figura con reloj y luz eléctrica que estuvo expuesta unos días antes en el escaparate de la sastrería de Vicente Bonet en la calle Mayor. En cuanto a los precios había entradas que llevaban asociadas un número para la rifa como la de preferencia que costaba 0,25 pesetas, la Delantera a 0,15 y la General a 0,10 y la que no llevaba incluido el número cuyo precio era de 0,05 ptas. Dos días después gracias los diarios locales anunciaron que la figura sorteada en la rifa le había correspondido al número 852.

Unos días antes del comienzo de la nuestra Semana Grande el semanal “Blanco y Negro” de tirada nacional dedicó un artículo a las Semanas Santas de Murcia, Cartagena y Lorca lo cual atraería sin duda a forasteros que vendrían a ver nuestras procesiones. Y es que en lo que respecta a la primera procesión marraja, la de la Madrugada, destacaba la prensa que pese a salir a las cuatro de la mañana “las calles se hallaban rebosantes de madrugadores, así como los cafés, confiterías y reposterías, y las tabernas hicieron muy buenas cuentas”.

De la procesión de la Madrugada destacar el estreno de un rico manto azul bordado en plata regalado por Beatriz Asensio, la Marquesa de Fuente González, gran bienhechora de la Cofradía y que costeó durante muchos años la salida de los tronos de la Agonía y de la Virgen. En la procesión de la noche de nuevo la Sinfónica Cartagenera fue la encargada de acompañar al trono del Sepulcro interpretando entre otras la “Marcha número 1” de Oliver y el “Coral variado de la Cantata número 140 de Bach”. Ambas procesiones fueron un éxito gracias una vez más a la eficaz labor de ese gran Hermano Mayor que fue D. José López Pinto.

Algo tradicional era celebrar el éxito en las procesiones con un banquete y ese año lo hicieron en el Gran Hotel el 18 de mayo. Ese mismo día se reunió el Cabildo General para la presentación de cuentas y elección de la nueva junta directiva en la que llama la atención tener dos Hermanos Mayores Honorarios en las personas de S.M. el Rey Alfonso XIII y D. Ramón Martínez Giménez. Un año más el Cabildo depositó su confianza en D. José López Pinto a pesar de que dada su condición de militar su papel de Hermano Mayor debía de ser asumido frecuentemente por D. Leandro Bas que era Comisario General. Los otros miembros de la directiva eran los Comisarios Generales D. Juan Muñoz-Delgado, D. Antonio Moreno y D. Tomás Carlos-Roca, de Camarero D. Luis López Reynoso, capellán D. Antonio Sánchez, D. Fernando Flores Rueda como Secretario de Actas, D. Raimundo Gómez de Contador, D. Antonio Bonet Truque de Tesorero, D. Federico de la Torre como guarda almacén y finalmente como consiliarios D. Gamaliel Lizana, D. Rafael Valls, D. José Andreu Batlle, D. Luis Guarch, D. Federico Casal, D. Andrés Antón, D. Inocencio Moreno y D. José García Pérez. Curiosamente en esta lista figuraban dos personas que bastantes años después llegarían a ostentar el cargo de Hermano Mayor, es el caso de D. Juan Muñoz-Delgado y D. Inocencio Moreno. La prensa local al dar cuenta de estos nombramientos informaba de que la imagen del Jesús Nazareno lucía unos magníficos cordones de oro regalados por una señora que no quiso dar su nombre.

Siguiendo con su campaña para allegar fondos para las procesiones los marrajos decidieron organizar una novillada el 28 de junio que tuvo la originalidad de celebrarse por la noche. Los precios fueron muy populares para poder llenar la plaza de manera que los caballeros pagaron setenta y cinco céntimos y las señoras sesenta. Debió de darles buenos resultados pues repitieron experiencia taurina el 12 de julio y en esta ocasión el alumbrado de la plaza se reforzó con doce potentes arcos de 600 bujías.

Pero sin duda alguna una de las grandes apuestas de la Cofradía Marraja en su campaña recaudatoria este año 1919 fue el Concurso de muñecas celebrado durante la Feria de Verano. Las concursantes debían enviar las muñecas a la Secretaría de la Cofradía donde se les expedía un recibo de la entrega y cada muñeca llevaba una tarjeta con el lema que su autora tuviera por conveniente, y además un sobre con el mismo lema, y en su interior el nombre y domicilio de la concursante. En este Concurso no había jurado calificador y los premios se otorgarían por medio de un plebiscito popular, ya que al inaugurarse la exposición de las muñecas un Notario sellaría y lacraría una urna, donde todos los visitantes depositarían una tarjeta que se les entregaría a su

Anuncio procesiones 1919

Concurso muñecas 1919

entrada, y en la cual pondrían los lemas que a su juicio merecían ser premiados. Clausurada la Exposición el Notario abriría la urna y haría el recuento de tarjetas otorgando los premios a aquellos lemas que mayor número de votos obtuvieran.

En cuanto a los premios estaba previsto que se dieran diez consistentes en diez objetos de arte, cinco a las cinco muñecas que obtuvieran mayor número de votos, y otros cinco a los grupos que se encontraran en iguales condiciones. Además se concederían veinte accesits a los veinte asuntos que resultaran con más votos después de los asuntos premiados. Oportunamente se dará cuenta de los donantes de los premios y se exhibirán en público.

El viernes 18 de Julio en la prensa local se anunciaba el concurso y el hecho de que S.M la Reina Victoria había enviado para el concurso una magnifica muñeca que había sido expuesta en uno de los escaparates de la Maison Paris, en la Calle Mayor. El plazo de admisión se amplió a petición de algunos concursantes hasta el 5 de Agosto, Los premios se habían incrementado en uno de 100 pesetas a la muñeca mejor vestida por profesionales como modistas, costureras, confeccionistas. También se aseguraba que el local para exposición no estaba designado todavía pero adelantaban que sería un espacioso sitio del Muelle de Alfonso XII, algo que luego veremos cómo finalmente no pudo ser.

La exposición se inauguró el 7 de Agosto en el local de los Sres. Llagostera de la Calle Mayor y se invitó a las autoridades y Hermanos Mayores de las otras cofradías. La entrada costaba un real y se podía ver todos los días desde las cinco de la tarde a la una de la noche y los días festivos desde las once de la mañana. Al día siguiente el periódico se hacía eco de los estupendos premios que habían sido donados y entre los que enumero algunos: un reloj de plata regalo de S.A.R. la Infanta Doña Isabel, un rico estuche con juego de café de plata de Dª Beatriz Asencio, un abanico de nácar y gasa de D. José García Vaso, dos ánforas de plata del Director de la Real Sociedad Económica de Amigos del País, un juego de desayuno de D. Manuel Dorda y un frutero de D. José Maestre Pérez.

La idea era, y así se establecía en las bases del concurso, que todas las muñecas que concurrieran al mismo quedaran de la absoluta propiedad de la Cofradía la cual las rifaría o subastaría destinando lo conseguido a mejorar las procesiones marrajas. Dicha rifa o subasta querían realizarla en una caseta de madera en el Paseo de la Feria pero tras solicitarlo al Ayuntamiento, y ocasionar un agrio debate en el Pleno, la solicitud fue rechazada.

Volviendo al concurso el Notario D. Napoleón Terrer procedió al escrutinio para la adjudicación de premios y la ganadora fue la muñeca presentada por Ángeles y Soledad de Haro González con el lema ¡Ay mi madre! que recibió 1865 votos. Como dato anecdótico entre las premiadas con accésit figuraba la señorita Lolita Rosas Méndez que se acabaría casando con otro Hermano Mayor marrajo de gran recuerdo como fue D. Antonio Ramos Carratalá.

Fueron miles las personas que visitaron la Exposición dejando pingues beneficios en las arcas marrajas, pero de nuevo los directivos de la Cofradía volvieron a pensar en clave taurina pues la plaza de Toros de Cartagena era muy grande y mucha la afición que disfrutaba de estos eventos. Por eso no fue extraño leer en un diario local en pleno mes de agosto el siguiente comentario: “los Marrajos que están dispuestos a que el próximo año sean sus procesiones las más suntuosas y notables de España, no cesan de ingeniarse para recaudar los fondos que hacen falta para la realización de su magna empresa, y han dada en al filón de las corridas nocturnas”.

El 16 de agosto de nuevo se celebró una novillada nocturna en la que intervinieron los diestros “Cartagenero” y “Datilero” que torearon cuatro novillos de la ganadería de Sabino Flores de Albacete. Los precios una vez más fueron populares siendo la general a una peseta y las señoras, cabos, marineros, soldados y niños a 0,70 pesetas.

Si hubiera que destacar un acontecimiento que marcara a la ciudad entera este año 1919 no hay duda que fue la terrible inundación sufrida el 29 de septiembre de 1919., conocida como “la de San Miguel” por celebrarse ese día dicha festividad. Miles de personas se vieron afectadas por una tromba tan espectacular que el agua llegó a alturas inimaginables en pleno centro de la ciudad. Varias personas fallecieron y las pérdidas fueron cuantiosas tanto en viviendas como en negocios particulares por lo que se creó una Junta de Socorros para administrar la ayuda a todos los afectados. Los marrajos tuvieron mucha suerte de no perder elementos importantes de su patrimonio y al igual que otras entidades la Cofradía Marraja aportó un donativo de 250 pesetas para los damnificados por tan terrible desgracia.

Una de las personas que más colaboró fue D. Juan Antonio Gómez Quiles, banquero de profesión que años después se convertiría en Hermano Mayor de los marrajos y artífice de los grandes cambios y reformas en la Cofradía sobre todo en materia artística. De su pecunio personal corrieron los gastos originados por las cocinillas militares que se improvisaron para alimentar a todos los que se quedaron sin comida alguna.

Y hasta aquí el repaso a un año intenso para los marrajos que supieron echar mano de la imaginación para poder sufragar los gastos de las procesiones, en unos años nada fáciles en el terreno económico como consecuencia de la Primera Guerra Mundial.

Juan Ignacio Ferrández García

Novillada 1919

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