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A la Soledad. Por José Jesús Martín Risueño

A la Soledad

José Jesús Martín Risueño

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En la noche silenciosa de mi querida ciudad pasa, con cara llorosa la Virgen “La Soledad”, acompañada de fieles los cánticos entonando; los muros de los palacios van recogiendo las preces de las que marchan despacio desgranando los rosarios.

Y ella majestuosa con el rictus de dolor, pues ha perdido su Amor: a Cristo han crucificado.

El pueblo entero la quiere y sabiendo que le duele haber perdido a su hijo el pueblo, que a punto fijo ha vivido la pasión y conoce su pesar le acompaña al caminar llevando las luminarias que alumbran cual las plegarias que se elevan a los cielos.

La marcha fúnebre, triste quiere también consolarte por el hijo que perdiste.

Y va desgranando las notas que en el aire van quedando de mil mujeres devotas la procesión va pasando.

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