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La Ciencia, al rescate de la Caza menor

Un paseo por los diferentes proyectos de Fundación Artemisan dedicados a nuestras ‘pequeñas’ pero grandes especies cinegéticas

Allá por el año 2017, Fundación Artemisan se presentó por primera vez en Cinegética, la feria de caza más importante de España. En aquel pequeño stand mostrábamos nuestros proyectos a los visitantes, y muchos coincidían con nosotros en la necesidad de abordar uno de los mayores desafíos que tiene el sector cinegético: la recuperación, gestión y conservación de especies de caza menor (y no solo de la perdiz roja).

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Por eso, a lo largo de estos cinco años, hemos puesto los cimientos de varios proyectos que hacen de la caza menor su protagonista principal. Y hablamos de poner cimientos porque estas iniciativas no son “flor de un día”, sino que aspiramos a que se conviertan en estrategias de larga duración, que perduren y se perpetúen para, de así, garantizar el futuro de la actividad cinegética en España.

Observatorio Cinegético

Una de las cuestiones que defendemos es que la monitorización de las especies cinegéticas es el primer paso para una correcta gestión. Por el momento, no existen suficientes datos sobre la presencia y abundancia de las especies cinegéticas, sean sedentarias y migratorias. Esto provoca un doble problema: no siempre es posible plantear una caza sostenible en nuestros cotos, y la falta de información puede repercutir negativamente en el desarrollo de las órdenes de veda.

Así es como nace el Observatorio cinegético, cuyo objetivo es el de implantar un sistema de monitorización a nivel nacional en el que cazadores y gestores sean los protagonistas, y que permita obtener resultados válidos y contrastables para la toma de decisiones, ya no solo por parte del sector cinegético, sino también por la Administración (que es la que, finalmente, emite la normativa que nos afecta). El Observatorio funciona a través de una aplicación para móviles llamada CensData, en la que los cazadores registran información sobre la abundancia y estado de las especies cinegéticas que hay en cada coto. Esta conecta, a su vez, con la web https://observatoriocinegetico. org/, donde se gestionan los datos recibidos y a la que los usuarios tienen acceso a distintos niveles de información, siempre desde la confidencialidad y en cumplimiento con la normativa vigente de Protección de Datos. Es decir, que las únicas personas que tienen acceso a los datos concretos de un coto son los voluntarios que generan los datos y los técnicos de Fundación Artemisan, en su papel de coordinadores del proyecto. Dicho esto, ¿cómo funciona el Observatorio Cinegético? Pues su funcionamiento se apoya en un calendario anual de censos donde cada especie cinegética se censa en un momento concreto del año. En la actualidad, existen cinco campañas anuales: aves residentes (primavera), mamíferos nocturnos (primavera), aves migratorias estivales (primavera-verano), caza mayor (otoño-invierno), y aves migratorias invernantes (invierno). Cabe señalar que cada colaborador del Observatorio Cinegético participa

en las campañas que desea. No obstante, es necesario aclarar que, para obtener una información útil, es fundamental repetir los censos de forma anual y conforme a las pautas establecidas. Esta es la única forma de que, en el futuro, podamos comparar de manera efectiva las observaciones realizadas en distintos lugares y a lo largo de los años. Mediante los datos recibidos, esperamos mejorar nuestro conocimiento sobre el estado de conservación de las especies cinegéticas que nos rodean, y actualmente nos permite a establecer informes técnicos sobre las tendencias de las distintas especies, de manera que podamos ayudar a su conservación y plantear unas órdenes de veda con sustento científico. Además, el proyecto está haciendo partícipes a cazadores y gestores mediante las Federaciones de caza, amigos de Fundación Artemisan y otras entidades colaboradoras. En la actualidad, el Observatorio cuenta con más de 350 colaboradores activos en toda España, más de 600 cuadrículas UTM (10 x 10 km) muestreadas y, desde 2020, se han realizado más de 1.500 censos válidos de distintas especies, cifras que reflejan el compromiso del sector cinegético. Pero no debemos conformarnos: tenemos que ir a más, hasta lograr nuestro objetivo de alcanzar las 1.000 cuadrículas muestreadas todos los años para las distintas especies. El Observatorio Cinegético es una iniciativa puesta en marcha por Fundación Artemisan, la Real Federación Española de Caza y Bineo Consulting, con la colaboración de Mutuasport y el patrocinio de las marcas Hornady y Hart. Para más información, se puede escribir a info@fundacionartemisan. com y en el teléfono 628 491 716. El proyecto RUFA, (Red de cotos Unidos por el Fomento de perdiz roja y Aves esteparias) surge por la necesidad de recuperar las poblaciones de perdiz roja silvestre y otras aves con las que comparte hábitat. Para ello, se aplican acciones de recuperación en cotos demostrativos y “grupos perdiceros”, en las que los cazadores, gestores y agricultores son los principales protagonistas. En red de fincas y cotos demostrativos se implementan medidas de gestión agraria y cinegética cuya eficacia es ya conocida. Entre ellas, encontramos mejoras del hábitat, control de la predación, suplemento de agua y comida y desarrollo de una caza adaptativa. Todo ello, acompañado de un seguimiento de las poblaciones de perdiz y otras especies. El proyecto RUFA comenzó en 2017. Desde entonces, hemos creado seis cotos en cinco comunidades autónomas (Andalucía, Aragón, Extremadura, Comunidad Valenciana y País Vasco), y en los últimos dos años nos hemos volcado en el desarrollo de diversas medidas de gestión, en concreto:

• Mejoras de hábitat, a través de márgenes multifuncionales en los bordes de las parcelas de los cotos agrícolas, para generar lindes en aquellas zonas donde habían desaparecido. • Control de depredadores generalistas, incluyendo zorro, urraca, gato asilvestrado y jabalí. • Provisión de agua o comida, normalmente implantando comederos y bebederos juntos salvo en el caso de Aragón, donde apostamos por hacer pequeñas charlas. • Regulación de las capturas, adaptándolas a la situación de escasez (una acción aplicada en la gran mayoría de los cotos).

“El proyecto RUFA, (Red de cotos Unidos por el Fomento de perdiz roja y Aves esteparias) surge por la necesidad de recuperar las poblaciones de perdiz roja silvestre y otras aves con las que comparte hábitat

Por otro lado, los “grupos perdiceros” son grupos de trabajo en los que participan personas y entidades interesadas en la conservación de la perdiz roja y otras especies agrícolas, cuya función es la de expandir las medidas anteriores. Entre sus actividades, las más importantes son el conteo de perdices y otras especies en primavera y verano-otoño y, en segundo lugar, las visitas, enfocadas a conocer distintos ejemplos de gestión de perdiz roja. Desde el inicio del proyecto, se han monitorizado las poblaciones para conocer el número de parejas que potencialmente pueden reproducirse, y los bandos con perdices jóvenes para determinar el éxito reproductivo. Ahora, cinco años después, hemos registrado mejorías en las poblaciones de perdiz en los cotos, aunque aún es pronto para obtener conclusiones sólidas. El proyecto RUFA se realiza en colaboración con Federaciones Autonómicas de Caza, que siempre nos brindan su total apoyo.

Zorzales y coturnix

Gracias a la generosidad de Mutuasport, la colaboración de la RFEC y otras entidades, en 2020 comenzamos dos proyectos sobre algunas de las especies de caza menor que generan una gran afición entre los cazadores: el zorzal y la codorniz. Por un lado está el proyecto Zorzales, que cuenta con la colaboración de la Unidad de Investigación en Recursos Cinegéticos y Piscícolas (Universidad de Córdoba) y la Asociación de Zorzaleros Españoles, y tiene por objeto promover el seguimiento y aprovechamiento sostenible de las distintas especies de zorzal mediante iniciativas para mejorar el conocimiento sobre su distribución, abundancia y migración, así comoa través del Observatorio Cinegético. Así, durante sus cuatro años de duración, Zorzales analizará con detalle las tendencias poblacionales y densidades de sus especies, los da-

tos de capturas, su fenología y los factores que afectan a la migración, esto último mediante dispositivos de seguimiento GPS. Junto a esto, el proyecto también pretende unificar criterios de fechas en las órdenes de vedas, y elaborar una guía de buenas prácticas para una gestión sostenible. Por el momento, más de 600 cazadores participantes han realizado cerca de 700 censos válidos a través de CensData. Además, en dos años se han recuperado cerca de 300 anillas de zorzales, que ofrecen información de gran relevancia para saber más sobre las rutas y supervivencia de estas aves migratorias. En cuanto a la codorniz, se desarrolla el proyecto Coturnix, surgido para evaluar el estado de conservación de la codorniz en España, especie que cuentan con muchos aficionados para su caza con perro. Asimismo, pretende profundizar en aspectos de su biología y ecología, siempre con el

objetivo de promover una gestión y caza sostenible de sus poblaciones. Para ello, Coturnix quiere avanzar en el conocimiento del estado de conservación de la codorniz y de su aprovechamiento cinegético, construir una red de seguimiento por todo el territorio nacional y desarrollar un programa de censos específico, hacer un seguimiento de la cosecha del cereal y ver su impacto en sus poblaciones, examinar técnicas de manejo agrario para aumentar la reproducción,, experimentar con tecnología satelital ‘Argos’ el seguimiento de la migración y monitorizar la actividad cinegética y su impacto sobre la conservación de la especie. Durante cuatro años construiremos una red de ciencia ciudadana en toda España para obtener datos de censo y capturas de codorniz. El Doctor Jesús Nadal, de la Universidad de Lleida, es el encargado de liderar la investigación científica de Coturnix. Y además, contamos con dinamizadores regionales para aumentar la participación de los cazadores en las diferentes comunidades autónomas. En 2021, Coturnix recibió más de 17.000 muestras biológicas de codorniz gracias a la contribución activa de más de 5.000 cazadores de todo el país. Asimismo, también se han llevado a cabo mejoras del hábitat, apostando por agricultura de alto valor natural, recuperando la maduración del rastrojo que fomenta la biodiversidad y promoviendo la conservación de la codorniz y de la fauna silvestre. Y a todo esto, habría que sumarel anillamiento de 257 codornices entre la Meseta Norte y el Valle del Ebro y con la recuperación de 64 ejemplares anillados, una información de gran relevancia incluso cuando las anillas cuentan con varios años ya que aporta datos muy valiosos para entender los movimientos de este ave. Por último, pero no menos importante, está el grupo MIXOlepus, que surgió por la necesidad de dar respuesta a la situación de emergencia cinegética provocada por los brotes de mixomatosis registrados, por primera vez, en 2018. El proyecto es coordinado por el Centro de Investigación en Sanidad Animal (IRTA-CReSA). De igual forma, cuenta con la colaboración del Ministerio de Agricultura,

pesca y Alimentación (MAPA) y la financiación de Laboratorios Labiana y Fundación Artemisan, junto con otras entidades. Asimismo, este grupo de trabajo está conformado por entidades públicas y privadas relacionadas con la sanidad animal, administraciones y el propio sector cinegético. Las principales líneas de actuación de Mixolepus son: conocer en profundidad el impacto de la mixomatosis en las poblaciones de liebre, así como la gestión cinegética de la especie; analizar y secuenciar el virus aislado en las liebres y estudiar su similitud con el virus de la mixomatosis descrito en otras especies; trabajar en el desarrollo de una vacuna frente a la enfermedad en liebres y evaluar su grado de efectividad; y diseminar los resultados y recomendaciones para que los cotos sigan vigilantes ante el virus y desarrollen buenas prácticas de gestión y caza sostenible. En casi tres años de trabajo, se ha podido estudiar a fondo el brote de mixomatosis, el virus que ha “saltado del conejo a la liebre”, y se han producido avances en el desarrollo de una vacuna específica para la liebre. Asimismo, este grupo de trabajo ha contado con la implicación de muchos cazadores y gestores en proyectos específicos, entre los que se encuentra la Federación Española de Galgos.

Carlos Sánchez García-Abad

Fundación Artemisan

“Las principales líneas de actuación de Mixolepus son: conocer en profundidad el impacto de la mixomatosis en las poblaciones de liebre, así como la gestión cinegética de la especie ”

Conclusión Como vemos, desde Fundación Artemisan y gracias a las entidades que colaboran y apoyan en estos proyectos, se abre un horizonte para especies de caza menor que desde hace demasiado tiempo, no lo están pasando bien. Buena parte de los estos proyectos se basa en los propios cazadores y gestores, a través de los que se quieren poner las medidas para frenar el declive de estas especies: quizás la clave esté ahí, en los propios cazadores y en su capacidad para cambiar el destino de las especies.

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