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PINCELADAS Lágrimas mágicas

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~ Pinceladas ~

Por Ana Sola Loja

Lágr� � mágic�

Las lágrimas brotan del corazón, no del cerebro. Leonardo da Vinci

Un día en clase de Lengua, tenía yo 12 años, el profesor nos mandó leer el ejercicio de redacción que nos había mandado hacer. Yo escribí lo que había sentido al ver a nuestra gata, en el cesto que mi madre le había puesto en la cocina junto al fuego, dando de mamar y lamiendo sin cesar con ternura, a sus cuatro gatillos recién nacidos. Conforme lo leía y sin darme ni cuenta ni poderlo remediar, las lágrimas me resbalaban por la cara tratando de limpiármelas torpemente con las manos. Sentía vergüenza esperando las risas de mis compañeros al terminar de leer, pero no las podía evitar. Cuando balbuceante fi nalicé de leer el escrito, me quedé un tanto desconcertada, pues la clase estaba en un absoluto silencio y la voz del profesor me sonaba como a gran distancia: No te avergüences, me dijo temblándole la voz emocionado, esas “lágrimas mágicas” que hoy derramas sin poderlas contener, son “un bautizo” para tu alma. La numerosa clase formada por muchachos en su mayoría, lo escucharon conmovidos. Todos habréis observado que a través de las emociones provocadas por los sentimientos más profundos, sin ningún transfondo triste, a veces nos han hecho derramar esas “lágrimas mágicas”, dijo. Simplemente al escuchar una voz que te hace vibrar. Al oír una melodía que te trae dulces recuerdos. Al presenciar una escena de ternura…o escuchando las

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tristes noticias de los que se ha llevado en silencio y a solas el actual virus. Y hablando de sonidos, nos contó un curioso relato que narra OSHO en uno de sus libros: “Había en la calle dos hombres peleando con tal saña, que peligraban sus vidas. En eso, pasó Pitágoras, y cogiendo su laud, tocó una nota. Al escucharla, uno de los hombres quedó paralizado y de inmediato salió corriendo. Aquel sonido les salvó la vida”. Hay también olores que nos impresionaron en algún momento de nuestra vida, y, por asociación de ideas, al volverlos a percibir, nos emocionan. A veces, a solas contigo misma, sientes que la vida tiene un sentido más profundo que la cotidianidad de lo diario, y entras en “un lugar” sólo tuyo, con sensaciones gozosas que te impulsan a ver todo de distinta manera, a sentir que hay algo más por lo que vivir, algo intangible, pero tan hermoso, que te supera y lloras, nos dijo emocionado. En esos momentos que pueden ser sólo segundos, aparecen las “lágrimas mágicas” que, sin tener un motivo aparente, te hacen bucear agradecido por los más profundo rincones de tu alma. Pienso con frecuencia, que nuestro ser es un milagro del que no somos del todo conscientes. Lo digo, porque a través de la piel, también podemos sentir y recordar sensaciones que, como me ocurre hoy, provoquen “lágrimas mágicas”. Hace tiempo escribí un sencillo poema dedicado a mi hijo que, precisamente hoy cumple años, cuya estrofa fi nal dice:

“Aún conservo en mis manos el calor de su cuerpo cuando al nacer del mío lo acaricié sin tiempo.”

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