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ENTRE LÍNEAS
~Entre líneas~
Por Maritina Romero Ruiz
Antonio EL FRANCÉS
El chiquillo llegó corriendo a la fonda y subió de dos en dos los escalones: —¡María! ¡Ya están aquí los aviadores!
No era la primera vez, pero cuando aparecían se armaba un pequeño revuelo en el pueblo. Los pilotos de la compañía francesa Latécoère, en su ruta como correos aéreos entre Toulouse y Casablanca, hacían escala en la finca El Rompedizo, sede del actual aeropuerto de Málaga. Llegaban con sus mecánicos a bordo de aviones Breguet XIV y se hospedaban en Churriana en la fonda Casa Ramón, llamada así por Ramón Salazar, su propietario. Entre ellos se encontraba el joven Antoine, al que los vecinos conocían como Antonio El francés. Por aquel entonces debía rondar los veinticinco años y amaba la aviación tanto como escribir y dibujar ese mundo repleto de aventuras. El piloto era Antoine de Saint-Exupèry, más conocido como el autor de El Principito, aunque tendrían que pasar bastantes años antes de que escribiese este cuento filosófico, obra maestra de la literatura, en el que reflexiona profundamente sobre la naturaleza humana. El edificio, donde él y sus compañeros descansaban, aún perdura en un rincón de Churriana manteniendo su esencia de sólida casa antigua. En la planta baja hoy se encuentra el bar-restaurante La Fonda del Sol y en su interior se conservan los mismos escalones azules y rojos que llevaban a la terraza desde la que Antoine contemplaría un ancho horizonte y el mismo inabarcable cielo que pronto volvería a surcar. Las idas y venidas del piloto y escritor están ampliamente documentadas en los archivos de la familia Salazar y algunos documentos están expuestos en la fonda.
En una entrevista para el Diario Sur, Enrique Rute, de la Asociación cultural de Churriana, Mivo, explica: «Exupèry pernoctaba allí muy frecuentemente, aunque parece ser que fue en torno a 1926 cuando su presencia era más habitual». Ramón Salazar, nieto del propietario de La Fonda-Casa Ramón, rememora para SUR lo que le contaba su abuela María: «Se me han quedado grabadas las historias que me contaba sobre Antonio El Francés y los aviadores. Le llamaba mucho la atención que trajeran su vino y el queso de cabra que tomaban de postre».«Traían esos quesos que olían muy fuerte y siempre invitaban a todo el mundo, lo mismo que a dátiles que habían comprado en África», prosigue Salazar en la entrevista. Esta historia de Saint- Exupery y su vinculación con Málaga no es muy conocida. Tampoco la de Pierre George Latécoère, fundador de la compañía aeropostal para la que trabajaba, que fue el primer aviador en aterrizar en suelo malagueño junto a Lemaitre, en marzo de 1919. El año pasado, con motivo del centenario del aeropuerto, el distrito de Churriana inauguró un tótem de madera realizado por el escultor malagueño José Pereiro en honor a Antoine de Saint-Exupèry y