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MI MESA CAMILLA Jugar en la calle
~ Mi mesa camilla ~
Por Nono Villalta
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Jugar � la c� eLOS BUENOS HIJOS NOS DAN AMOR DE COMER
Cinco palabras bastaban, solo cinco palabras que resonaban en todos los hogares españoles, cinco días a la semana y antes de anochecer. Cinco sentencias en boca de un niño pronunciadas de manera categórica. Regresabas de la escuela con la sed de un dromedario, arrojabas la mochila sobre la cama, te bebías un jarro de agua fresca, echabas un vistazo a la caja de los gusanos de seda y gritabas aquellas cinco palabras: «mebajoajugar». Lo decíamos velozmente, con un pié en la calle ya, como para que no se nos oyera, no sea que nos lo prohibieran. Cinco palabras lapidarias unidas en un solo bloque: «mebajoajugar».
No cogías el ascensor, saltabas los escalones de dos en dos sin torcerte un tobillo, como una gacela huyendo, ante el temor a que tu madre sentenciara: «hoy no salgas». Saltabas en la calle —la tuya— que era todas las calles del mundo, todos los campos de fútbol de primera división. Tu calle era el castillo del capitán Trueno, el bosque de Robin Hood y el saloon de las películas de vaqueros. Todas esas cosas y más era aquel terreno de barro, albero y olvido. Ahora los críos tienen de todo para elegir, se les presta mayor atención, se les estimula más, le llueven los regalos. Sin embargo, juegan poco.
¿Desde cuándo no nos subimos a un árbol? Desde que dejamos de tener mentalidad de niños, que es la verdadera fuerza que nos aúpa. Sabemos que el juego en parques y descampados se ha visto reducido de manera drástica, mientras los casos de irritabilidad, procesos depresivos y la ansiedad han incrementado de manera notable entre los menores. «Mebajoajugar» decíamos antes, hoy el desarrollo urbanístico, ha inundado los barrios de mastodónticos bloques de hormigón. Hoy los niños no tienen donde asaltar la diligencia del oro, ni luchar con espadas de madera para salvar a su reina, ni decapitar al dragón, estos niños se han vuelto invisibles, no tiene caballo ni armaduras, no marcan goles con su balón, pero eso si, sus papás les han proporcionado el último modelo de tablet para que estén más solos.
Cuando una parte de la población mundial se pregunta qué comerá mañana y la otra parte simplemente se pregunta si va a comer, los niños van al colegio con un bocadillo, el móvil en el bolsillo y en un reino de sobrados: España es el sexto país del mundo que más comida tira a la basura. Lo pagaremos.
Nono Villalta