6 minute read

Escola D’Adults

Un poco de Historia de la educación

Voy a contaros cual fue la primera ley de educación de la cual el gobierno se hizo cargo en su totalidad, no como hasta la fecha en que actuaba de forma subsidiaria.

Advertisement

Esa ley es de 1970 y fue precedida por un estudio que dio lugar al llamado “Libro Blanco” del por entonces ministro de educación Villar Palasí (valenciano de nacimiento).Y aunque se aprobó y puso en marcha en los últimos años del franquismo fue una ley muy progresista y valiente que abarcó y organizó todas las etapas educativas, desde la infantil hasta la universitaria.

Pero antes de hablar de la LGE (Ley general de educación de1970, también llamada Ley Villar) vamos a recordar brevemente cual era la situación de España en materia educativa a finales de los 60, antes de su aprobación.

En aquellos años teníamos alrededor de un 75% de analfabetismo, mayor en las mujeres que en los hombres. Por otro lado, nuestro sistema educativo estaba prácticamente en manos privadas, teniendo el estado un papel subsidiario. Además la educación solo era obligatoria y gratuita hasta primaria, quedando la educación media y superior fuera del alcance de la mayor parte de la población. Todo ello herencia de la Ley Moyano (1857), la primera ley de educación española que, con algunas modificaciones posteriores, estuvo vigente más de cien años.

Este sistema era muy selectivo, puesto que existían exámenes estatales para pasar de una etapa a otra. El primero al término de la primaria, para poder acceder a la enseñanza media llamada bachiller, de 4 años de duración. Al término del bachiller se hacía un nuevo examen general (reválida) para obtener el título y poder acceder a la enseñanza superior. Después, tras dos años más de estudios y otra prueba de selectividad obtenías la titulación correspondiente y la posibilidad de cursar el PREU, un curso de acceso a la universidad.

En definitiva, toda una serie de escollos (selectividades) a los que sólo llegaban y superaban un mínimo de ciudadanos privilegiados y que, de algún modo, provocaban esa gran escasez de formación en la gran mayoría de los españoles. Ante este panorama, resulta curioso pensar como fue en un régimen autoritario como el franquista donde vio la luz una ley tan innovadora y, para el momento, progresista. Pero, la explicación no es tan difícil si se piensa en la época. Y es que a finales de los 50’ y durante la década de los 60’ estaba de moda la teoría del capital humano: en todos los modelos económicos la educación era una “inversión” que potenciaba el crecimiento económico ya que aumentaba la productividad de los trabajadores.

En España los años 60’ son una época de apertura y desarrollo económico y los tecnócratas, que eran las élites del momento del régimen y copaban los principales ministerios del gobierno, apoyaron esta ley puesto que el crecimiento económico podía fracasar sin educación.

De esta forma, con el visto bueno de las autoridades, salió adelante la LGE, para cuya elaboración se tomaron como modelos los sistemas educativos de países como Suecia o Gran Bretaña, donde se promovía una mayor igualdad de oportunidades y donde la educación obligatoria era comprensiva.

Un modelo educativo, el comprensivo, que pretende entre otras cosas hacer las estructuras educativas más acordes con las necesidades de la sociedad y del sistema productivo; superar formas de segregación opuestas a las concepciones más democráticas y pedagógicas de la escolarización y convertir a la escuela en un instrumento para lograr un mayor grado de igualdad social, donde los alumnos de diferentes contextos socio-económicos y de distintos niveles de rendimiento escolar son educados en las mismas clases. De este modo se admite que todos los alumnos tienen el mismo valor como seres humanos, que todos tienen amplias capacidades innatas y también que todos ellos pueden beneficiarse de una educación similar.

Con estos principios como horizonte, la LGE pretendió fundamentalmente proporcionar oportunidades educativas a la totalidad de la población, desarrollando al máximo las capacidades personales. También buscaba ofrecer una preparación que capacitara para la incorporación del individuo al trabajo y trató de facilitar una amplia gama de posibilidades de educación permanente, eliminando las cribas selectivas (salvo aquellas relacionadas con las capacidades de cada individuo).

Tras más de 20 años de funcionamiento, la LGE contaba entre sus principales logros:

• Haber conseguido la plena escolarización y abrir las puertas de la universidad a todos los españoles.

• Regular la enseñanza desde preescolar hasta el doctorado, definiendo y organizando diplomaturas, licenciaturas, la formación profesional y la educación de adultos.

• Introducir, a partir de la aprobación de los estatutos de autonomía, el estudio de la lengua autonómica propia de cada zona, además del castellano y una lengua extranjera.

• Definir el carácter globalizador de las enseñanzas.

• Fomentar la creatividad y los hábitos de cooperación de los alumnos.

• Introducir los estudios psicológicos personalizados, para intentar ayudar al alumno a encauzar sus estudios según sus mayores aptitudes.

Pero sin duda, lo más importante de la ley fue que por primera vez el estado asumía su derecho y obligación de controlar, valorar y financiar todo el sistema educativo. Además ayudó a potenciar la educación pública e hizo que esta fuera obligatoria y gratuita desde preescolar hasta final de la EGB. También durante su vigencia se incrementó el número de centros escolares en un 28% y supuso el espaldarazo definitivo a la escolarización femenina.

En cualquier caso, la LGE no fue ni mucho menos perfecta, generando no pocas críticas y controversias. Así, entre otras cosas, la ley no consiguió:

• Acabar con el abandono escolar antes del término de la EGB, que siguió siendo muy alto. • Que se alcanzara la igualdad de oportunidades que preconizaba, ya que no fue acompañada por un buen sistema de becas para la enseñanza no obligatoria.

• Un importante incremento del gasto público en educación, que siguió siendo bajísimo para lograr los objetivos propuestos (un 1,7 % del PIB mientras que en otros países europeos era del 5 al 7% y en Canadá era del 10.2%, era el país que más dedicaba a la educación).

• Sustraerse al poder de la Iglesia, cuya presión obtuvo sus frutos haciendo que parte del dinero que se debía emplear en educación pública pasara a subvencionar la educación privada y concertada, que favorecía y favorece la segregación entres los hijos de las clases privilegiadas y los demás

• Aumentar la duración de la obligatoriedad, que siguió siendo corta (sólo 8 años, respecto de los 10 de los países que se pretendían como ejemplo).

Esto hacía que existiera un desfase entre la finalización de los estudios obligatorios (14 años) y la edad legal de inicio de la vida laboral (16 años), lo que dejaba a muchos jóvenes en el

“limbo” durante dos años • Hacer de la FP algo prestigioso y atrayente para los alumnos (realmente sirvió para recoger los fracasos de la

EGB puesto que con el certificado de escolaridad se podía acceder al FPI).

• Acabar con el fracaso escolar, que siguió siendo mayor en las clases populares (muchos alumnos no obtenían siquiera el título de EGB, quedándose con el certificado de escolaridad)

• Definir correctamente el concepto de educación permanente, interpretándolo en ocasiones de forma reduccionista, como cuando se interpretó la educación permanente de adultos solamente como un nivel más del sistema educativo.

Espero que os haya parecido interesante este pequeño resumen de un pedazo de la Historia de la Educación. A algunos les habrá servido para recordar, a otros para conocer, puede también que os haya parecido un rollo. Nos sentimos satisfechos si lo habéis leido.

L’escola D’adults

This article is from: