Martín Solís, un barbero sangrador en la Mérida del siglo XIX
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el centro histórico de Mérida, dos de los edificios que más historia guardan tras sus muros son, sin duda, la actual sede de la Asamblea de Extremadura y el ex convento de los Descalzos. Ambos, albergaron a las dos instituciones benéfico - asistenciales más importantes de la ciudad durante el siglo XIX. Con estos dos inmuebles como telón de fondo, el texto que sigue, tiene como objetivo poner de relieve la figura de un antiguo vecino de Mérida. Aunque no nació en Mérida —sí fueron emeritenses su mujer y sus seis hijos conocidos—, vivió aquí desde muy joven, desarrollando su actividad profesional y ofreciendo sus servicios a los vecinos. Su nombre, Martín Solís Puerto, no ha llegado hasta nuestros días por no haber sido un ciudadano ilustre, pero no cabe duda que la historia de una ciudad la definen con tanta o más fuerza que éstos, las personas que no han tenido reconocimiento público.
Martín Solís (1804-1854) de profesión barbero-sangrador, —cuarto abuelo del que escribe—, había nacido en 1804 en Carmonita (Badajoz), en el seno de una familia de campesinos y ganaderos oriundos de esta pequeña población rural, al menos desde finales del siglo XVI. En el contexto de la Guerra del Francés (1808-1812), los campos quedaron arrasados y la pobreza en toda la región agravó los ya mermados campos extremeños desde principios de siglo, e hizo que muchas familias de entornos rurales emigraran a las ciudades en busca de un mejor futuro. En algún momento a partir de 1818 Martín llega a Mérida, donde ya en 1824 y tras seis años de residencia en la ciudad, le encontramos viviendo en casa de Fernando Bravo, de profesión maestro barbero y vecino de la calle del Puente. Justo un año después, vive en la misma calle pero ya independizado de su maestro y está casado con la emeritense Rosa Gallego Rodríguez (1803-1860). En 1826 se instala en la
Barbería aragonesa, 1875. Autor Francisco Laporta. En la Ilustración Española y Americana
plaza del Rastro donde viviría hasta 1847, exceptuando su puntual vuelta a calle del Puente en 1835. Los últimos años de su vida, Martín y su familia vivieron en la calle Santa Olalla (desde San Francisco a abajo). Es curioso comprobar a través de los datos que ofrece el registro del padrón histórico de habitantes de la ciudad, —que contaba con algo más de 3.000 habitantes después de 1812— que en 1824 existen en la ciudad en torno a diez barberos, de los cuales siete viven en la misma calle que Martín, y otros dos en la calle Morería. Esta proximidad entre ellos hace pensar que podían estar asociados o agremiados, lo que les permitiría gozar de cierta seguridad frente al intrusismo profesional. En efecto, es conocido tradicionalmente que los Santos Cosme y Damián han sido los patrones de médicos, cirujanos, boticarios y barberos-sangradores,1 y a lo largo y ancho de toda la península existieron cofradías bajo la advocación de estos santos, adscritas a las parroquias locales. Ha sido posible hasta la fecha, documentar una sola tienda de barbería en Mérida durante el siglo XIX, así lo afirma un documento encontrado en el Archivo Histórico Municipal de Mérida. Se trata de una solicitud fechada en 1858, presentada por maestro barbero Antonio Barrios residente en la calle del Puente. 2 Sin embargo, nada se sabe acerca de la manera en que Martín ejercía su profesión como barbero en estos primeros años y, no es hasta 1854 cuando aparece en la nómina del Hospital San Juan de Dios, como sangrador del mismo. Llama la atención, que no conste en los libros de cuentas del hospital nada más que como empleado en el mes de septiembre de 1854, sustituyéndole su hijo Vicente Solís de forma inmediata el mes
1.- WALKER VADILLO, Mónica Ann. “Los Santos Médicos Cosme y Damián”. En: Revista Digital de Iconografía Medieval, vol. III, nº 5, 2011, pp. 51-60. 2.- AHMM. Impuestos, 56-4-116.
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