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del Rocío de Osuna
XXX Aniversario de la Fundación de la Hermandad del Rocío de Osuna
Cuando, allá por los años noventa del siglo pasado, se acercó al despacho donde ejercía mis labores profesionales en la extinta Caja San Fernando de Sevilla Aurelio Bursón, secretario de la junta de gobierno en aquellas fechas, para hacerme hermano del Rocío de Osuna, yo pensaba que sería una más dentro de las que cualquier persona que quiera a su pueblo (casi por compromiso) se da de alta para colaborar económicamente con las hermandades locales. Les aseguro que, gracias a Dios, me he equivocado de pleno. Enganchado desde el primer día porque mi gran amigo Pepe Vilches y su señora Lola Haro, grandes rocieros de siempre, me invitaron a la Romería en el año 1.991. Ocho días que Osuna, como ustedes saben, hace anualmente de peregrinación a la aldea almonteña. Acompañado de mi esposa iniciamos, lo confieso, temerosos y dubitativos, una nueva experiencia por probar más o menos lo que era aquello.
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A partir de ahí, y como un caminante más, quedé entusiasmado con esta decisión. Descubrí en esos días los valores de convivencia, amistad, compartir y, por qué no, disfrutar de momentos inolvidables. Acercarme a la aldea, después de un duro camino y entrar en la ermita para hablar con Ella me dio mucha paz y me enamoró su mirada. Desde entonces me confieso mejor cristiano y, por supuesto, uno más de los miles que viven y disfrutan de esta mariana advocación.
Por lo tanto, soy un rociero convencido, como muchísimos más que lo viven durante todo el año y disfrutan de la alegría y el amor a la Señora de Almonte, flor y rocío, consuelo de los afligidos y mediadora universal entre Dios y los hombres. Y son ya casi veintiocho años de hermano, veinticinco romerías hechas. Quién me lo iba a decir, además siempre he colaborado, cuando me lo han pedido, en distintas juntas de gobierno como secretario, tesorero y algunas vocalías. Me considero ahora un veterano con clara tendencia a estar, siempre que me necesiten y pueda, al servicio de mi hermandad.
Durante estos treinta años de vida de nuestra hermandad, seis hermanos mayores: Juan Campos, Antonio Fernández (q.e.p.d.), Aurelio Bursón, Pepe Vilches, Carlos Bellido y el actual José Martín Varela han sido, con sus juntas de gobierno, los valedores de que esta Hermandad, número 78 del Registro, se haya hecho un hueco dentro de las filiales de Almonte. Somos poquitos y muy abiertos a acoger a todos los amigos y rocieros que se han ido vinculando a nuestra hermandad, principalmente de La Puebla de Cazalla, Marchena, Los Palacios, etc. La Virgen es de todos y para todos y en este grupo de Osuna sólo se pide amistad, cariño, mucho amor a la Virgen y ser buenos rocieros. Con eso nos basta. Y donde Osuna está presente se la considera y respeta. Es un trabajo constante, de muchos años, de amor y dedicación, con muchas horas, que nos ha dado un hueco y un sitio de privilegio dentro de este colectivo.
Siempre estaremos bajo las directrices de la Iglesia, a su servicio y convencidos de la labor que nos ha tocado realizar para una mayor honra y gloria de nuestra Madre y Señora y su hijo el Pastorcito Divino. Quisiera hacer una mención especial en este XXX aniversario a toda la comunidad de Padres Carmelitas, pero por su transcendencia y ayuda espiritual destaco a nuestro querido padre Gerardo (q.e.p.d) y, sobre todo, a nuestro actual capellán Padre Jurado, alma mater de su creación. Sin ellos no seríamos hoy una realidad. Treinta años intentando que la hermandad esté siempre presente y tenga vida en Osuna. Poco tiempo, pero el suficiente, para que todos los que sentimos esta pasión y fe en la Señora nos sintamos orgullosos de lo hecho hasta ahora. Queda un largo camino, pero poquito a poco, se irán consiguiendo las metas. Es cuestión de paciencia y años para afianzar esta Advocación Rociera.
Para concluir os explico un poco mejor lo que es el Rocío. Es una sevillana de José León, rociero de pro que dice así:
Quién dice que no es verdad el camino del Rocío No digo que no haya vino y el que sólo va a la fiesta a beber con los amigos Ése que nunca le reza… al Simpecao Divino. El Rocío es sufrir por las arenas, es pasar calor y frío, mojarte con tu carreta Cuando estés cruzando el río. Es darle todo a un hermano, es una vara en la mano, es un lento caminar Es abrazarse a una reja… y mirar hacia su altar.
¡VIVA LA VIRGEN DEL ROCIO! ¡VIVA LA HERMANDAD DE OSUNA! ¡QUE VIVA LA MADRE DE DIOS!
Pedro J. Santana Soria
Secretario 2º de la Hermandad