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Menopausia y salud sexual

Unidad de Ginecología y Obstetricia

Dr. Hugo Bermejo Morales

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MENOPAUSIA

Y SALUD SEXUAL

La menopausia se define como el periodo comprendido en los doce meses siguientes a la fecha de la última regla, caracterizado por la ausencia de la menstruación. La edad de aparición media se sitúa entre los 45 y los 55 años.

El periodo de transición, generalmente fisiológico y natural, caracterizado por cambios morfológicos, funcionales y psicológicos que comprende la premenopausia y la menopausia es lo que conocemos como climaterio, y tiene una duración variable (5-15 años). “Para el tratamiento de la sintomatología a lo largo de la menopausia actualmente existen múltiples opciones como fitoestrógenos, colágeno, láser vaginal o tratamientos hormonales y no hormonales”

Es una etapa que hoy en día ha adquirido una importancia cada vez mayor debido al aumento de la esperanza de vida de la mujer (85 años). Esto supone que la menopausia ocupa un 40% de la vida de la mujer. Cada año unas 300.000 mujeres inician esta etapa.

Este periodo, que antiguamente era considerado como signo de enfermedad, hoy en día es percibido como una etapa de cambios positivos, donde la actitud y percepción hacia ésta variará según los factores personales, culturales y ambientales, así como el estilo de vida de cada mujer.

SÍNTOMAS

Las alteraciones en el ciclo menstrual son frecuentes a lo largo de la perimenopausia (2 a 6 años previos a la menopausia). Entre los 45-47 años los ciclos se alargan y la cantidad de la regla tiende a ser más abundante. También, es habitual la ausencia de ovulación con la consiguiente disminución de la fertilidad. Finalmente, en torno a los 50 años y tras 12 meses de ausencia de menstruación, la menopausia queda establecida.

En la transición entre la menopausia y la postmenopausia pueden aparecer síntomas que generalmente son auto limitados, pueden causar molestias y comprometen la calidad de vida. En la mayoría de las mujeres estos síntomas se resuelven entre los primeros 6 meses y los 5 años tras la llegada de la última menstruación y sólo en un 25% persisten más de 5 años, y en un 10% aproximadamente persisten más de 10 años.

Los sofocos son la manifestación clínica más característica, ya que aparecen en un 6080%. Además, pueden asociar otros síntomas vasomotores como la sudoración nocturna, mareo y/o cefalea, que pueden provocar insomnio y un estado de irritabilidad o fatiga que afecta a la calidad de vida. El reemplazo con estrógenos los disminuye en un 70%.

Trastornos urogenitales como las infecciones de orina, la urgencia miccional y/o el prurito genital también son frecuentes. Los ejercicios de suelo pélvico serán fundamentales en el tratamiento de la incontinencia de orina, mientras que la administración vaginal de estrógenos reducirá las recurrencias de infecciones de orina en la mujer postmenopáusica.

El riesgo cardiovascular aumenta tras la instauración de la menopausia. Un estilo de vida sano será el pilar fundamental para disminuir este riesgo y retrasar la aparición de osteoporosis postmenopáusica.

Los efectos del déficit estrogénico pueden provocar alteraciones a nivel psicológico y desembocar en ánimo deprimido, ansiedad e irritabilidad. No es infrecuente el debut o agravamiento de conductas desestructuradas (alcoholismo, juego patológico). Serán determinantes los distintos factores personales (actitud, personalidad, antecedentes psicopatológicos) y el entorno familiar/laboral para sobrellevar estos síntomas.

En conclusión, para el tratamiento de la sintomatología a lo largo de la menopausia actualmente existen múltiples herramientas y tratamientos, entre ellos, fitoestrógenos, colágeno, ejercicios SP, láser vaginal y tratamientos hormonales y no hormonales.

“Debemos erradicar los prejuicios relacionados con la edad y la menopausia. Lo importante es disfrutar de la sexualidad y en caso de patología adaptar el tratamiento a las expectativas y necesidades de cada paciente”

SALUD SEXUAL

Según la OMS es el estado de bienestar físico, emocional, mental y social relacionado con la sexualidad, la cual no es solamente la ausencia de enfermedad, disfunción o incapacidad. La sexualidad es una parte integral de la vida humana. Tiene que ver con la reproducción, pero también con el placer y la intimidad.

Ni el interés ni la actividad sexual desaparecen con la edad, pero la sexualidad en la edad avanzada es muy diferente de unas personas a otras. La vida sexual en la edad madura está muy condicionada por la vida sexual antes de esa edad. A partir de los 50 años, la sexualidad se encuentra influida por cambios biofisiológicos, aspectos socioculturales y psicoemocionales diferentes, que pueden contribuir a reactivar, frenar o interrumpir las relaciones sexuales.

Los trastornos sexuales de uno de los miembros de la pareja determinan el deterioro de la vida sexual en común, aunque existan tratamientos efectivos. Los hombres deben conocer los posibles problemas de la mujer asociados a la menopausia, ya que influye en la relación de pareja.

En conclusión, deberíamos erradicar los prejuicios relacionados con la edad y la menopausia. Lo importante es disfrutar de la sexualidad y en caso de patología adaptar el tratamiento a las expectativas y necesidades de cada paciente.

En definitiva, debe vivir con pasión esta etapa y sentirse viva; llevar una vida sana, tener capacidad de conexión y empatía, alimentar el deseo y no ver el sexo como un acto mecánico y tolerar la frustración adaptándose a las situaciones que presenta la vida.

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