4 minute read
La importancia de un correcto
Unidad de Urología
Dr. Alberto Rivero Cardenes
Advertisement
LA IMPORTANCIA DE UN CORRECTO MANEJO DE LAS INFECCIONES URINARIAS
Las infecciones urinarias suponen una de las situaciones más molestas y recurrentes que afectan a gran parte de la población. El peligro de un mal manejo o la costumbre de recurrir a la automedicación puede llevar a que este problema se perpetúe, aumentando considerablemente el número de episodios y haciendo de ello una enfermedad crónica.
Actualmente definimos infección urinaria recurrente o de repetición a la que ocurre en dos o más ocasiones en seis meses o tres o más veces en un año. En la génesis de estos procesos pueden estar involucrados múltiples
factores: el vaciado incompleto de la vejiga tras la micción, una micción inadecuada, un hábito postponedor de la micción, etapas de estrés, e incluso carencias estructurales de la mucosa del aparato urinario.
Las mujeres de mediana edad y ancianos son los pacientes más susceptibles de sufrir esta patología, que supone un significativo impacto en la calidad de vida.
Las enterobacterias (60-75%) son el agente microbiológico predominante, siendo E. Coli el patógeno más frecuente, sobre todo, cuando se presenta en una primera infección.
La sintomatología, ampliamente conocida en la población, dilata o dificulta el acceso a la consulta del urólogo. Resulta clave realizar un estudio correcto, así como controlar el tratamiento y la prevención de futuros episodios. En el caso de las infecciones recurrentes es prioritario la derivación al urólogo, que además de orientar el tratamiento debe descartar otras patologías catalogadas erróneamente como infecciones de orina.
Como ya sabemos, el tratamiento antibiótico es la piedra angular en estos casos. No obstante, un mal manejo o el abuso de los mismos puede conllevar a un aumento de las resistencias de las bacterias causantes y desajustes en la flora genital que perpetúan la situación.
El cultivo de orina -antes y después del tratamiento- resulta esencial para la filiación del proceso; permite identificar el patógeno y confirmar la erradicación del mismo, cuando sea posible. El tipo y la duración de la terapia antibiótica debe ajustarse al contexto específico de cada paciente y de su entorno, dadas las crecientes resistencias antibióticas. Por ello, terapias monodosis o ciclos cortos podrían resultar insuficientes.
Pero sin duda el campo más importante de actuación es el de la profliaxis. Pequeñas correcciones en nuestros hábitos diarios, un adecuado estudio del aparato urinario que permita detectar el problema de base, o la aparición de fármacos que ayudan a reforzar nuestros mecanismos de defensa son actualmente la mejor vía para atajar este problema.
Es importante que el paciente comprenda la cronicidad de esta patología y huya de soluciones rápidas que, en general, no solventan el problema inicial. Las recomendaciones actuales en materia de profilaxis incluyen:
Medidas higiénico-dietéticas: ingesta de agua apropiada (2 litros diarios), realizar una micción sistemática después del coito, limpieza anal desde delante hacia atrás después de la defecación, evitar el uso de ropa ajustada, etc.
Compuestos a base de D-Manosa, un azúcar que produce una saturación en la bacteria E. coli, perdiendo ésta su capacidad de adhesión a las paredes de la vejiga.
Compuestos probióticos con lactoba-
cillus acidophilus en su composición
pretenden restaurar la flora vaginal cuya función es proteger el tracto urogenital de infecciones bacterianas. Esta flora suele verse debilitada por el uso prolongado de antibióticos.
Otros compuestos a base de Xiloglucano crean una película mucoprotectora que reduce la adhesión y la proliferación de los patógenos en el intestino y evitan la migración de bacterias al tracto urinario. Arándano rojo americano: se han visto progresivamente desplazados por la aparición de los compuestos con D- Manosa. Su consumo ayuda a evitar la adherencia de bacterias uropatógenas como E. Coli en la pared del urotelio. Las últimas investigaciones apuntan que el tratamiento antibiótico (cuando es preciso) actúa de forma más efectiva bajo el efecto de los mismos.
Instilaciones vesicales (condroitin sulfato sódico o ácido hialurónico) que se introducen mediante una sonda urinaria y actúan directamente sobre las paredes vesicales.
Vacunas: contienen antígenos procedentes de bacterias que comúnmente atacan al aparato urinario y su función es desarrollar una respuesta inmune contra dichos patógenos.
Gracias al esfuerzo de los profesionales en la prevención de las infecciones urinarias se ha conseguido en muchos casos erradicar el problema o disminuir considerablemente el número de episodios anuales.
Actuando con estos mecanismos de prevención se ha podido mejorar el enfoque terapéutico, por lo que es importante concienciar al paciente para que acuda a un especialista en Urología que marcará las pautas para un correcto diagnóstico, tratamiento y seguimiento.