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Entrevista al doctor Jesús
Doctor Jesús Pino, exdirector médico del Hospital Recoletas Campo Grande
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El doctor Jesús Pino Rebolledo cuenta con una dilatada trayectoria de más de 50 años ejerciendo la Medicina. Inició su carrera profesional en el antiguo Hospital Clínico de Valladolid, donde contó con grandes maestros que le incentivaron para seguir una carrera dedicada a los pacientes fundamentalmente, y en eso ha desarrollado su labor durante 51 años.
Antes de convertirse en el director médico del Hospital, ¿qué puesto desempeñaba?
Era jefe de servicio de la UVI del Clínico desde 1979, tras pasar por varios hospitales. Compatibilizaba este trabajo con el del Hospital Recoletas Campo Grande. Durante 16 años hasta febrero de 2018 compatibilicé mi función de jefe de servicio de la UVI con la dirección médica. Concretamente, en el año 2000, comencé como jefe de servicio de la UVI, con un gran equipo de profesionales (médicos, enfermeras, auxiliares…). Todos nos sentíamos partícipes, responsables del proyecto y colaborábamos intensamente. Elaboramos todos los protocolos médicos y de enfermería, lo que supuso un gran nexo de unión entre el equipo.
¿Cuáles han sido sus funciones como director médico? ¿Cómo ha sido su experiencia al frente del equipo médico del hospital?
He desempeñado distintas: era el encargado de organizar los servicios y ayudar a los profesionales para que todo estuviera a punto y pudieran desarrollar su labor, dirigir al equipo de profesionales, hacer un seguimiento diario del hospital, de la disponibilidad de las camas… Por otro lado, atención a las necesidades de los pacientes y sus familiares para que se cumplieran sus expectativas y su satisfacción fuera positiva. Mi conocimiento y buena relación con los médicos ha sido de ayuda en la puesta en marcha de nuevas unidades como la Unidad de la Mujer, Otorrinolaringología, Urología, Traumatología…
Desde su punto de vista, ¿cómo ha evolucionado el Hospital desde que usted entró hasta ahora?
El hospital ha evolucionado mucho desde que empezamos hasta la actualidad. En los primeros años tratamos de asentar las bases del proyecto que se empezaba a proyectar, y con el tiempo hemos ido creciendo, invirtiendo en obras, ampliando nuestra capacidad asistencial. El hospital ha crecido en intensidad, calidad, especialidades y servicios hasta alcanzar una dimensión importante. Siempre hemos querido avanzar, plantearnos hacer algo más… Sobre todo, en los dos últimos años que hemos tenido un crecimiento exponencial en cuanto a nuevos servicios, servicios propios que ya se prestaban, y la coordinación de servicios y equipo de profesionales que es fundamental. Hemos aumentado nuestra identidad. La introducción de la última tecnología, como la denominada Da Vinci, ha posibilitado todo esto, además de resultar un atractivo para los profesionales.
De toda su trayectoria profesional en el hospital, ¿de qué logros o acontecimientos se encuentra más satisfecho?
Mi principal logro, satisfacción, como clínico ha sido el inicio de la UVI en un hospital privado (que empezó en lo que fue Cruz Roja en 1999), y como ha ido prosperando -ya que empezamos con 5 puestos y actualmente contamos con 11- hasta convertirse en un servicio de referencia, clave en el hospital, que no para de crecer. Todo gracias a la ayuda que forman el equipo de profesionales. A esto hay que sumarle el servicio de calidad que prestamos. Siempre he tratado de ayudar a los que trabajan en el hospital para hacer su labor lo más fácil posible, que tuvieran todo a su disposición para desempeñarla, por ejemplo, en el servicio de quirófano.
Las exigencias o demandas de los pacientes son cada vez mayores, ¿cómo se imagina el hospital dentro de diez años? ¿Dónde le gustaría que estuviera? ¿Qué estándares de calidad son, para usted, los más importantes?
El hospital Recoletas Campo Grande está en el primer puesto de la medicina privada de Castilla y León. Es importante compararnos con nuestros iguales y saber hacia dónde queremos ir: a un hospital cada vez más complejo, con menor estancia para el paciente y más ambulatorio, con los mejores medios técnicos… Se trata de hacer una medicina menos presencial pero en la que el paciente siga teniendo el mismo contacto con el médico, que esa relación y dinámica con el médico no se pierda. Esto es fundamental.
¿Cuál es su balance a nivel personal y profesional tras casi 20 años trabajando en el Hospital? ¿Con qué se quedaría tras casi estas dos décadas de dedicación?
Por suerte siempre me ha gustado mi trabajo, era vocacional. Siempre me he sentido cómodo desempeñando mi labor, y pensando en que los errores que pudiera cometer se pueden subsanar. La desidia no es buena y menos en un médico… Durante mis 51 años de carrera profesional siempre me he sentido muy orgulloso y afortunado de trabajar en Recoletas y poder desarrollar aquí mi labor; “lo que das y no lo que recibes es lo que te hace sentir bien”.