RD OCTUBRE 2022
DEPORTES
El alpinista que posó la bandera de Rivas en una cima del Cáucaso GENTE DE AQUÍ> Juancho Cuenca, licenciado en Biología, vecino y trabajador municipal desde 1985, con ascensiones en Himalaya y Alpes, corona el Kazbek (5.047 m), la segunda montaña más alta de Georgia y que comparte cresta con Rusia: una ascensión simbólica en la geopolítica bélica actual Texto: Nacho Abad Andújar
ue la mañana del 30 de julio, a nueve grados bajo cero y con vientos de 40 kilómetros por hora, cuando el montañero ripense Juancho Cuenca sacó la bandera de Rivas de su mochila y la desplegó, con dificultades por los latigazos del aire, sobre la cima nevada del Kazbek (5.047 m), la segunda montaña más alta de Georgia, y cuarta de la cordillera del Cáucaso. Nunca una enseña ripense ha ondeado tan arriba: sobre el océano de nubes y en esas altitudes donde al pulmón humano lo compromete la falta de oxígeno.
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El sueño veraniego de Juancho (Madrid, 1963) era encaramarse al Elbrus, el techo de Europa (5.642 m), en Rusia. Pero la guerra de Putin en Ucrania modificó sus planes. Y su mirada se fijó en el Kazbek, un precioso cono nevado, cima casi hermana: geográficamente georgiana pero cuya ruta por la vía normal exige adentrarse en Rusia, siguiendo un cordal cimero que delimita ambos países. En cualquier caso, él quería visitar el Cáucaso, un amasijo de picos aún para este vecino y trabajador municipal del Ayuntamiento desde 1985 (antes en la Concejalía de Educación, ahora en Transición Ecológica) y que, a sus 58 años, cursa actualmente la carrera de
“Las montañas unen territorios, son el paso de un país a otro; no dividen, conectan”
Nutrición Humana y Dietética. Ya ven, inquieto como un pie de gato que busca agarres nuevos. “Tenía ganas de escalar en la cordillera del Cáucaso, no la conocía. Es una zona muy limítrofe y olvidada, perdida en ese rincón entre Europa y Asia, poco frecuentada salvo para actividades muy técnicas, como la que realiza el equipo de jóvenes alpinistas de la Federación Española de Montaña, uno de cuyos últimos retos es escalar un pico de allí”, explica dos meses después de la ascensión este profesor titulado de la Federación Madrileña de Montañismo y guía internacional reconocido por la UIMLA (Union of International Mountain Leader Associations).
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¿Cómo fue el ataque a cima? Tras despertarse a las doce de la medianoche en el campo base (3.650 m), prepararse y partir a las dos de la madrugada con los frontales encendidos para salvar un glaciar de profundas grietas, la cordada que integraba junto a un australiano, un rumano y un georgiano hollaba a las 8.40 de la mañana la cumbre de una montaña con un significado especial en el contexto geopolítico actual. “El Kazbek [un estratovolcán] me atrapó en cuanto empecé a documentarme: su historia, sus escaladas, cómo es geológicamente, sus vertientes… Y es una cumbre con una circunstancia especial: