FIESTA Y MÚSICA
al Loreto y la Esperanza en Segorbe
L
a devoción a la Virgen del Loreto y a la Virgen de la Esperanza en Segorbe hunde sus raíces en los tiempos históricos. Aparecen por motivaciones diferentes; así, si la del Loreto ha de estar necesariamente relacionada con la difusión de la advocación a finales del siglo XVI y principios del XVII, que ciertos autores la vinculan con una devoción de la casa ducal y la presencia de algunos de sus miembros en tierras italianas, y la construcción de una ermita en la zona del Agua Limpia, la de la Esperanza se vinculará con el manantial de la fuente del mismo nombre, que nutre de aguas a Segorbe, y también con su ermita situada en el término, algo que puede situarse bien a finales del siglo XIV o principios del XV.
Es curioso que ambas fiestas, surgidas en momentos históricos diferentes, tuviesen fecha de celebración en el mes de diciembre. En lo que respecta a la Esperanza, ya desde el año 650 el X Concilio de Toledo, había decretado fuese el día de la Expectación de la Virgen el 18 de diciembre, bajo la advocación popular de Virgen de la Esperanza o Virgen de la O, así llamado por cuanto las antífonas mayores de las primeras vísperas comienzan en “O”. Por su parte, la fiesta litúrgica de la Virgen de 82 Segorbe 2018
por VICENTE MARTÍNEZ MOLÉS, DAVID MONTOLÍO TORÁN, y RAFAEL SIMÓN ABAD
Loreto desde sus orígenes se fijó en la fecha del 10 de diciembre. Ambas advocaciones y celebraciones entran dentro del grupo de festividades marianas del tiempo de Adviento previo a la Navidad, aunque en el caso de Segorbe se producirá, como luego veremos, una bifurcación de caminos que lleva a la dualidad celebrativa, pues aquí no hay una sola fiesta sino dos bajo el amparo de la misma advocación. Si bien en lo relacionado con el aspecto religioso de las fiestas podremos ir viendo su discurso evolutivo histórico en los respectivos apartados, en su apartado musical nos encontramos que tanto en el canto llano o gregoriano de la liturgia de las Horas como en la polifonía renacentista y barroca, ésta nada tendrá que ver con la belleza melódica que alcanzó la música religiosa en las últimas décadas del siglo XIX. En este sentido, cabe resaltar ya, desde este mismo momento, una característica importante como ha sido el que mientras la música religiosa ha jugado desde todos los tiempos un papel fundamental en la celebración de estas festividades, también hemos de señalar el incremento de actos musicales de carácter profano que se convocaban los días dedicados a las festividades de estas patronas