diosa y símbolo de la ciudad
FORTUNA
Una de las tradiciones romanas más arraigadas y apreciadas por la población de Roma durante los siglos de la República era la celebración de los grandes triunfos, la procesión militar que conmemoraba la victoria final en una guerra de conquista . En ella, era costumbre pasear a los cautivos principales, mostrando en carros las riquezas más ostentosas del botín conseguido, así como narrar los principales hechos del conflicto . Para todo ello se recurría a los simulacra gentium, representaciones alegóricas de las naciones y ciudades vencidas . De esta forma, el imaginario romano fue elaborando una iconografía precisa y en evolución de las naciones y ciudades del mundo, que podían así ser representadas a partir de una serie de convenciones: por medio de un héroe fundador, mediante figuras alegóricas, recurriendo a divinidades protectoras o bien convirtiendo la propia ciudad en divinidad . Así, por ejemplo, Roma era también venerada como una divinidad, la dea Roma, y la numismática romana nos muestra muy buenos y variados ejemplos de su iconografía . La imagen más habitual de la diosa Roma la muestra como una mujer drapeada, armada de escudo y lanza, cubierta por un casco de alto penacho y sosteniendo una Victoria, que aparece recostada so-
BUSTO DE LA DIOSA TYCHE, siglo I a.C. Museo Arqueológico de Corinto, Grecia
bre las siete colinas a cuyos pies discurre el río Tíber . Por el contrario, otra ciudad importantísima como Alejandría se representaba mejor como una diosa Isis Pharia, protectora de los navegantes, con barcos cuyas velas inflaba la diosa guiándolos a puerto gracias al famoso faro cuya imagen la acompañaba . En Roma existió una gran plaza porticada denominada «de las naciones», ya que estaba decorada con imágenes simbólicas de los pueblos incluidos en el nuevo Imperio unificado por Augusto . En las afueras de Lugdunum, actual Lyon, se levantó el gran Altar de las Tres Galias, dedicado al culto a Roma y Augusto, rodeado por un grupo homogéneo de sesenta esculturas que representaban las sesenta civitates celtas que anualmente participaban en las ceremonias . En el otro extremo del Imperio, en Afrodisias, una rica ciudad de escultores del mármol en el interior de Asia Menor, se levantó también el Sebasteion, o santuario de culto imperial delimitado por un pórtico cuyo ático estaba decorado con imágenes de naciones (ethnoi) e islas del mundo romano, a modo de un mapa figurado, que acompañaban a los miembros de la casa imperial en sus conquistas . Entre los paneles y figuras conservados, además de islas como Chipre, Creta o Sicilia, aparecen pueblos como los judíos, los dacios o los egipcios pero también los kallaikoi, los galaicos de Hispania, una lejanísima nación de la que probablemente nadie en Afrodisias había oído nunca hablar . Tal cosa quiere decir que para realizar este L AS L E C T U R AS
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