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FUTBOLERO YO SOY
Atrapados en el tiempo
Los que nos dedicamos a la labor comercial sabemos lo que es eso de ganar una carrera donde el premio es seguir corriendo. Puedes estar satisfecho el 31 de cualquier mes que a las pocas horas tienes de nuevo el contador a cero y unos objetivos por delante para el mes entrante. Igual que Sísifo cargaba una piedra montaña arriba que se le caía antes de llegar y tenía que volver a subirla, nosotros los comerciales vivimos en una especie de día de la marmota que al menos como a Bill Murray nos permite planificar un poco el futuro para ligarnos a Andie MacDowell.
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En el deporte “profesional” el trabajo de cantera es la mejor forma de planificar ese futuro. Tanto que estoy seguro de que la cantera es una inversión y no un gasto. Eso es así siempre y cuando se haga bien. Y siempre y cuando luego seamos valientes para dejar que ese trabajo dé sus frutos. Sabéis por el título de esta colaboración que me gusta comparar cosas que se hacen en el fútbol con lo que se hace en el rugby. Por ejemplo en el Real Valladolid hubo una época en la que no salió nadie de la cantera, época que por cierto coincidió con uno de los momentos oscuros deportivamente de los blanquivioletas. Recuerdo un mes de mayo en el que el entrenador del Real Valladolid, serbio para más señas, habló de cinco jugadores del filial que la temporada siguiente estarían en el primer equipo y en el mes de septiembre ninguno de los cinco estaba en el club. No en el equipo, ninguno estaba en el club. Es verdad que diez años después ninguno de esos cinco ha triunfado en el fútbol, pero me habría gustado ver qué habría pasado si se les hubiese probado. En esa época el jugador más caro del Real Valladolid era Jesús Rueda que era el único de la cantera que jugaba en el primer equipo. Algún millón de euros tirado a la basura en instalaciones, residencia, entrenadores y todo lo necesario para que funcionen los equipos de formación para un único futbolista.
Como todo en la vida, en muchas decisiones hay una mezcla de azar y necesidad.
Carlos Pérez Colaborador de ‘El Norte de Castilla’
Hay veces que tienes lo que no necesitas y hay veces que necesitas lo que tienes. En el trabajo de cantera también es así. El talento no se fabrica. O lo tienes o no lo tienes y lo importante es trabajar cuando lo tienes. Y cuando lo tienes y lo has trabajado lo tienes que necesitar, porque es muy difícil dar una oportunidad a un joven sólo porque sí.
Estamos viviendo un momento de cambio derivado que viene producido por la pandemia, pero sin embargo creo que el proyecto ENSAyO que nos presentó en mayo la nueva directiva no es una ocurrencia para salir del paso, sino algo pensado y trabajado. Evolución, Nuevos Proyectos, Sostenibilidad, Acción Social y Orígenes, que conforman de esta forma el acrónimo ENSAyO son palabras y conceptos que valdrían no sólo para el desarrollo de cualquier club deportivo, sino para cualquier empresa. Y el paso de haber podido sustituir a una decena de jugadores importantes con jugadores del filial se puede dar porque primero se ha trabajado anteriormente y segundo porque se apuesta por ellos. De todas esas palabras del acrónimo, SOSTENIBILIDAD es la que más me gusta. Ya sabemos dónde estuvimos a punto de acabar por no tener un proyecto sostenible.
Lo que tengo claro es que este proyecto es también una carrera donde el premio es seguir corriendo. Sé que los responsables lo saben. Lo que pido es que lo recordemos los aficionados. Sé que el rugby es distinto al fútbol, pero lo digo porque sé lo que aguanta un proyecto en el balompié. Dura un par de derrotas. A mí que me gusta dar la vuelta al refranero y os recuerdo que el hambre de hoy es pan para mañana. Suponiendo que vayamos a pasar hambre, que tampoco lo tengo tan claro.