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PATRIMONIO GASTRONÓMICO
Entre cazuelas y sifones La gastronomía zamorana oscila entre tradición y vanguardia. Platos elaborados con recetas que han pasado de generación en generación, marcados por la reinterpretación de una cocina que mantiene el sabor y unas materias primas de calidad. Los platos de la cocina tradicional zamorana vienen condicionados por su emplazamiento geográfico: atravesada por ríos, y de proximidad a Portugal y a las costas gallegas. Así pues, el triunvirato zamorano está formado por el “arroz a la zamorana”, el “bacalao a la tranca”, la “trucha a la sanabresa” o el “pulpo”. Destacan también recetas elaboradas con los productos cárnicos de la zona como la ternera de Aliste; las carnes de caza de pichón, liebre o las codornices escabechadas, y las perdices estofadas; también merecen atención el tostón, el lechazo o el cabrito. En el ámbito de la repostería, es necesario degustar la “tarta de Císter” en Benavente, los “bollos maimón” y “borrachos” de Alcañices, por no hablar de los “feos” de Villalpando. En Villardeciervos se encuentran los “empiñonados” y “almendrados”, mientras que en la capital lo típico son el rebojo zamorano” y los “dulces de las monjas”. Durante la Semana Santa sería un pecado no probar “las aceitadas” y el “dos y pingada”.
ZAMORA
La nueva cocina Son muchos los restaurantes de la provincia que han dado un paso hacia la cocina de vanguardia como evolución de la cocina de base. Establecimientos que destacan por el dominio de las técnicas de las cocciones, frituras, tratamientos de pescados, moluscos y crustáceos; así como por la caramelización, las espumas, escabeches y confitados. Algunos de ellos reconocidos por las guías gastronómicas más importantes como Gourmet, Repsol y Michelín.