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Reflexiones vitales. Esperanzas
FRANCISCO RODRÍGUEZ, PRESIDENTE DE INDUSTRIAS LÁCTEAS ASTURIANAS - ILAS
Reflexiones vitales
Esperanzas
POR MUCHO QUE PARA ALGUNOS RESULTE EXTRAÑO, TENGO PARA MÍ QUE LAS EMPRESAS EN ABSTRACTO SON LAS GRANDES RENOVADORAS DE ESPERANZA. SOLO ASÍ SE EXPLICA
EL HECHO FATAL DE QUE ALGUNAS DESAPAREZCAN Y NAZCAN OTRAS NUEVAS, COMO SI DE UNA CUESTIÓN BIOLÓGICA SE TRATARA. PERO EL CASO ES QUE LAS HAY QUE, CONTRA TODOS LOS ELEMENTOS, SE MANTIENEN VIVAS Y COLEANDO. A VECES CAMBIAN DE NOMBRE E INCLUSO DE ESPÍRITU, PERO AÚN SIGUEN. POR FORTUNA.
Empezaré por decir que me hacía falta un introito que devuelva a mis queridos amigos, lectores de otros tiempos, el recuerdo de aquellas reflexiones vitales. Un recuerdo que me permita reanudar mi vieja relación con todos ellos dando por no transcurrido el tiempo que hemos estado sin la acostumbrada comunicación. Así es qu,e como lo primero es lo primero, quede claro que me produce la más profunda satisfacción aprovechar el lanzamiento del número 500 de la revista ILE para expresar mi contento por el hecho de poder dirigirme a mis amigos de siempre para celebrar juntos el acontecimiento.
Si yo tuviera ahora que confesar qué pecados he cometido, haría como los egipcios. Y me limitaría a confesar únicamente los que no he cometido. Y empezaría por decir que no me he aburrido nunca, lo que implica reconocer que aburrirse es pecar. Pero una cosa es sobreponerse al aburrimiento, y, otra, que no haya motivos capaces de aburrir a las piedras. Por ejemplo, las inadecuadas relaciones entre la industria y la distribución.
Así es que aprovecho estas líneas para desearle a ILE toda la suerte de venturas y para poder contar algún día, para los que todavía son muy jóvenes, que las llamadas “marcas blancas” han desaparecido, porque los tribunales de justicia han llegado a la conclusión que, dentro de un establecimiento dado, el propietario del mismo, que también lo es de su marca, hace que ésta compita, deslealmente, con otras marcas también presentes en los anaqueles contiguos y que son las de los fabricantes. Y es que, como es lógico, el dueño de la tienda cuida más de lo suyo que de lo ajeno. Lo que constituye en este caso una clara alteración de la competencia y sus reglas. ¿Ven ustedes por qué empiezo dando a entender que algunos empresarios son los grandes renovadores de esperanzas?
Un abrazo a todos.