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San Pablo, apóstol de la familia

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Instituto Santa Familia

El apóstol san Pablo, llamado también Apóstol de las Gentes, también es el Apóstol de la familia. Los miembros del Instituto Santa Familia, para responder a las necesidades de la familia de hoy encuentran en él una rica fuente de inspiración.

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San Pablo apóstol evangelizaba la familia y evangelizaba en la familia. Uno de los ejemplos de su actividad apostólica lo encontramos en los Hechos de los Apóstoles (18,2). En Corinto encuentra a dos esposos judeocristianos, Áquila y Priscila. Estos esposos llegan a ser verdaderamente queridos por san Pablo, porque ejercían la misma profesión. «Se juntó con ellos y, como ejercía el mismo oficio, se quedó a vivir y trabajar en su casa; eran trabajadores de lona para tiendas de campaña». Áquila y Priscila pertenecen al primer grupo de colaboradores reunidos en torno al Apóstol. Su contribución en el crecimiento de la Iglesia primitiva era tan grande que el mismo apóstol escribe: «Saludad a Prisca y Áquila, mis colaboradores en la obra de Cristo Jesús, que expusieron sus cabezas por salvar mi vida; no soy yo solo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles» (Rm 16,3-4).

Áquila y Priscila no solo siguieron a san Pablo en su actividad, sino que también le prestaban su casa para que pudiera predicar desde allí la Palabra de Dios.

La vida y la colaboración de san Pablo con estos dos santos esposos de la Iglesia Católica nos ayuda a comprender que san Pablo ha encontrado en esta familia cristiana un lugar privilegiado para predicar el evangelio a la familia y, a través de la familia, a otras familias.

La importancia de la evangelización de la familia y de la evangelización de otras familias, a través de la familia, también la veía el beato Santiago Alberione. El Fundador estaba convencido de que «el primer campo de apostolado es la familia. Dios lo quiere. Santificarnos en la familia y santificar la

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familia”. Con este fin ha fundado el Instituto Santa Familia. Los miembros de este Instituto, realizando el carisma del Fundador, tratan de conseguir la santidad de la propia familia y, a través de la propia familia, evangelizar a las demás familias, encuentran en san Pablo un verdadero modelo de santidad de vida para ejercer el apostolado específico de la santificación de la familia.

San Pablo es un santo plenamente dedicado a Cristo. Por esto quien quiera ser apostol lo debe imitar en la plenitud del amor a Cristo. Y para ser apóstoles de las familias, los miembros del Instituto tratan de conocer, imitar, orar y dar a conocer a san Pablo. San Pablo les enseña que para salvar a la familia del divorcio, del aborto, de la pérdida de la fe, etc., hay que volver a llevar la Familia a Cristo, el verdadero Salvador del hombre.

San Pablo está cerca de todos aquellos que lo invocan con la oración. El P. Alberione decía que, aunque se leen sus cartas, son pocas las personas que piden la gracia por su intercesión. En las familias consagradas no ha de ser así. El mes de enero es propicio para consagrar la propia familia a san Pablo. El 25 de enero, es el día de su conversión. La Familia consagrada debe invitar a san Pablo a su casa, para que la proteja e interceda ante Dios por todos los familiares. Los

dos santos esposos, Priscila y Áquila, nos enseñan que quienes lo acogen en su casa, tendrán en

casa a un santo, a un protector ante Dios.

Amar a la familia significa saber apreciar sus posibilidades y sus valores, promoviéndolos siempre. Amar a la familia significa individuar los peligros y los males que la amenazan, para poderlos superar. Amar a la familia es ingeniárselas para crearles un ambiente que favorezca su desarrollo. Aún más, es una forma eminente de amor volver a dar a la familia cristiana de hoy, a menudo tentada de desánimo y angustiada por las crecientes dificultades, razones de confianza en sí misma, en sus propias riquezas de naturaleza y de gracia, en la misión que Dios le ha confiado. «¡Es necesario que las familias de nuestro tiempo levanten el vuelo! ¡Hace falta que sigan a Cristo!» (Juan Pablo II, Familiaris Consortio, 86).

Slawomir Szurkowski, ssp

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