8 minute read
Lo que se juega la profesión veterinaria en la consolidación
from Argos 250
by Grupo Asís
El proceso de reconversión que sufre el sector veterinario español, cada vez más consolidado, tiene que ver con la transformación del servicio en una commodity. Factores como el relevo generacional y un cambio demográfico influyen en este desarrollo, que sigue una ruta similar a la vista en otros países, como Reino Unido. En este contexto, ¿cuáles son los retos a los que realmente se enfrenta el sector?
Síndrome de Casandra
En el vídeo titulado “La veterinaria que se va” de mi canal de YouTube hablo de la veterinaria que ha sido empujada al olvido desde la consolidación de las clínicas en el Reino Unido, donde aproximadamente el 80 % de estos centros de animales de compañía pertenecen a unas cinco empresas.
Veterinaria convertida en commodity
En resumen, en Reino Unido se han dado cambios basados en convertir la veterinaria en una commodity, término que se usa para hacer referencia a todo bien que es producido en masa por el hombre o incluso del cual existen enormes cantidades disponibles en la naturaleza, que tiene un valor o utilidad y un muy bajo nivel de diferenciación o especialización.
Evidentemente la veterinaria no es una commodity clásica, para empezar porque es un servicio y no un producto. Sin embargo, sí que tiene mucho en común con la manera en la que se venden las commodities
Un ejemplo que todos hemos sufrido en algún momento, y que puede servir para entender el concepto, es la industria de la aviación: hemos normalizado tener que esperar en la pista de despegue haga frío o calor, que llevar una maleta cueste más que el billete, que haya cobros extras escondidos, etc. Todo por irnos de viaje a las cercanías de una capital europea u otro destino turístico.
Las consecuencias de lo anterior incluyen salarios bajos para el personal, alta ocupación y cero redes de seguridad (si algo sale mal pasan meses hasta que sucede algo, si es que sucede).
Las fases de la reconversión sectorial
Debo confesar que en ocasiones me siento como Casandra, el mito griego. No en balde, en mi canal de YouTube hay varios vídeos que tienen 5 años de antigüedad y siguen estando al día: enfermedad mental, fondos de inversión, cambios en la profesión, etc.
En realidad, la hoja de ruta de las consolidaciones es similar en cualquier país: llega el momento del relevo generacional, una generación de emprendedores veterinarios se tiene que enfrentar a una reconversión (sí, como en cualquier industria) y entonces una crisis cualquiera hace que la maldición de Sísifo (el de la roca para arriba y para abajo) sea demasiado y se busque una salida sencilla.
En Reino Unido se han dado cambios basados en convertir la veterinaria en una commodity, término que se usa para hacer referencia a todo bien que es producido en masa por el hombre o incluso del cual existen enormes cantidades disponibles en la naturaleza, que tiene un valor o utilidad y un muy bajo nivel de diferenciación o especialización.
Casandra era hija de Príamo, rey de Troya, y Hécuba. Se cuenta que Apolo, dios del arco, la música y la adivinación y epítome de la belleza, se enamoró de ella y le prometió el don de la profecía a cambio de yacer juntos. Casandra aceptó y consiguió al don, pero después rechazó las proposiciones del dios sol. En ese momento Apolo le permitió mantener su capacidad de adivinación, pero la condenó (escupiéndole en la boca) a que nadie la creyese en sus profecías y, por tanto, a no poder hacer nada para cambiar el futuro. Casandra quiso advertir de la guerra de Troya si Paris se iba a Esparta, del caballo trampa con los troyanos dentro de él, de lo bruja que era Clitemnestra, etc. Al final, su alma terminó en los campos Elíseos, el lugar de descanso de las almas nobles.
En primer lugar, habría que hablar de lo que significa la reconversión veterinaria, ya que esta tiene que ver con el concepto de commodity: los dueños de mascotas quieren todo y lo quieren ya, los proveedores de servicios veterinarios tienen problemas para generar una oferta diferenciada, así que solo les queda ser más baratos: mucho más baratos. Los precios bajos solo se pueden mantener con coste salarial contenido (no salarios bajos, sino más mascotas activas por veterinario) y para tener muchas mascotas hay que ofrecer servicios sencillos (medicina preventiva), que no requieren especialistas. Estos, por su parte, están en centros donde la mayoría de los dueños de mascotas tienen problemas para afrontar los presupuestos que se les ofrecen. estaban haciendo mal), aunque los datos demuestren lo contrario.
Los precios bajos solo se pueden mantener con coste salarial contenido (no salarios bajos, sino más mascotas activas por veterinario) y para tener muchas mascotas hay que ofrecer servicios sencillos (medicina preventiva), que no requieren especialistas.
Si al momento tan “dulce” de cambio generacional y reconversión sectorial se une un cambio demográfico, tenemos la tormenta perfecta. Cualquiera con capacidad de endeudarse puede empezar a adquirir negocios perfectamente rentables y encontrar maneras de capitalizar la inversión rápidamente (¿Recordáis la crisis de la vivienda del año 2008? ¿Os acordáis de cómo cualquiera ponía el depósito de una vivienda cuando solo era un solar y una infografía y la vendía con beneficio antes de tener que escriturar? ¿Recordáis cómo terminó la fiesta?). No penséis que los que adquieren centros tienen intención de gastar dinero propio en mejorar nada, más bien al contrario.
Para que nadie sospeche, lo primero es controlar el relato. No solo de lo buena que será la profesionalización de la veterinaria, sino de los problemas de la profesión: por ejemplo, la salud mental. De repente, el foco está en el individuo y dejamos de mirar otros factores, por ejemplo, las condiciones laborales (aumento de la carga de volumen de trabajo, trabajo rutinario, falta de expectativas de crecimiento, etc.).
La necesidad de control del gasto en un mercado de commodities veterinarias lleva a que la mayoría de los centros tenga un presupuesto de personal en el que, en muchos casos, la caja diaria limite el gasto en salarios. Existen en el Reino Unido muchos centros que ante un día de ausencia del veterinario eligen cerrar antes que buscar un sustituto, porque no generan suficiente para justificar el gasto.
También se ocupan las asociaciones y grupos generadores de opinión y se controla que la formación sea lo más inocua posible para la hoja de ruta.
En lugar de hablar de emprendimiento veterinario, maternidad y emprendimiento, de cómo sacarle rendimiento a la clínica después de la jubilación o de maneras de evolucionar de clínico a gerente de un negocio de servicios veterinarios, vamos a contar maneras de vender mejor, marca personal online (sabiendo que en el futuro todas ellas tenderán a cero debido a la supremacía de la marca de la empresa), especialización médica y no de la oferta de servicios; mientras se
Si al momento tan “dulce” de cambio generacional y reconversión sectorial se une un cambio demográfico, tenemos la tormenta perfecta. Cualquiera con capacidad de endeudarse puede empezar a adquirir negocios perfectamente rentables y encontrar maneras de capitalizar la inversión rápidamente.
Además, se tienen que generar enemigos fáciles de explicar, como sucede con el síndrome del impostor. En este momento, bajamos la autoestima del futuro empleado para que se conforme con lo mínimo establecido por la ley. Y le presentamos como un beneficio el que se le ofrezca un programa de mentoría dentro de la empresa que lo ate a la misma por un periodo, con la penalización de tener que pagar por irse a trabajar en otro sitio.
Mientras tanto, hablamos de lo mucho que se van a beneficiar los clientes y dueños de mascotas por lo bien que se hacen las cosas (que implica que hasta ahora se deja fuera a todo aquel que no comparta el discurso oficial.
Y, lo que es peor, se simplifican las soluciones de los problemas veterinarios de tal manera que cualquiera con una herramienta de gestión cree tener la solución perfecta a todos los problemas de cualquier centro.
La consolidación a largo plazo
El tiempo pasa y la pregunta se convierte en: ¿Qué ocurre cuando la mayor parte de los centros pertenecen a las mismas entidades y forman una especie de cártel? ¿Creéis que los salarios suben? ¿Que los servicios son mejores y se invierte en nuevas tecnologías?
La realidad es justo la opuesta: cuanto menor es la cantidad de empresas que contratan, mayor es el control que ejercen sobre la oferta de trabajo. La necesidad de control del gasto en un mercado de commodities veterinarias lleva a que la mayoría de los centros tenga un presupuesto de personal en el que, en muchos casos, la caja diaria limite el gasto en salarios. Existen en el Reino Unido muchos centros que, ante un día de ausencia del veterinario, eligen cerrar antes que buscar un sustituto, porque no generan suficiente para justificar el gasto.
Pero, volvamos al tema: el cártel de los proveedores veterinarios conlleva, como bien explicó Stackelberg en su matriz de competencia (teoría de juegos) que, cuando existe un oligopolio de compradores (grandes grupos consolidados), estos marcan los precios de lo que compran (productos, servicios, empleados, etc.) y de lo que venden (subida de precios al cliente final). Si no se tiene cuidado, se corre el riesgo de tener un mercado veterinario hiperconsolidado que empeore la vida de todos los actores del sector: veterinarios/as que prestan servicios, dueños de mascotas, laboratorios que ofertan productos y servicios, etc.
Voy a hacer de Cassandra y a decir que los retos de la profesión veterinaria que vienen son muy diferentes a los que se comentan hoy en día:
• Cómo enfrentarse a unos dueños que quieren todo ahora (servicios 24 horas), pero no están dispuestos a pagar o no tienen posibilidades de hacerlo.
• Cómo gestionar la irrupción de la inteligencia artificial en la vida de los dueños de las mascotas, que comenzarán a auto- diagnosticarse pensando que los algoritmos pueden sustituir a los profesionales.
• Cómo evitar que empresas sin centros veterinarios presenciales busquen deslocalizar servicios de telemedicina a países con cargas salariales más bajas.
• Una nueva fuerza laboral que viene con unas expectativas poco o nada acordes con la realidad del mercado laboral.
• Falta de emprendimiento por una formación obsoleta.
• Condiciones laborales acordes con una commodity, basadas en la productividad y la rentabilidad para el inversor externo.
Existe otra veterinaria: una que pone al cliente en el centro y el foco, en el bienestar de la mascota; y tiene poco que ver con diagnósticos con equipamientos caros y tres casos al día. Es la veterinaria de primera opinión, ese médico de cabecera para los animales de compañía que se centra en mantener la salud y trabajar con los dueños para evitar que sus pacientes caigan enfermos.
Veterinaria “de cabecera”
No me gustaría terminar sin dejar un mensaje para las nuevas generaciones que no conocen otra veterinaria. Existe otra veterinaria: una que pone al cliente en el centro y el foco, en el bienestar de la mascota; y tiene poco que ver con diagnósticos con equipamientos caros y tres casos al día. Es la veterinaria de primera opinión, ese médico de cabecera para los animales de compañía que se centra en mantener la salud y trabajar con los dueños para evitar que caigan enfermos.
Esa medicina es la que no se enseña en las facultades de veterinaria, pero la que compone más del 80 % del negocio veterinario. Aprende a llevarla a cabo y no te faltará trabajo nunca.