DOSIER DE
PRESENTACIÓN BIOSEGURIDAD
BIOSEGURIDAD en la producción avícola
en la producción avícola
Antonio Callejo Ramos Pedro Gil Sevillano Samuel Novoa Villares Sonia Téllez Peña
en la producción avícola
BIOSEGURIDAD en la producción avícola
Bioseguridad en la producción avícola
BIOSEGURIDAD Antonio Callejo Ramos Pedro Gil Sevillano Samuel Novoa Villares Sonia Téllez Peña
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Este libro propone diferentes estrategias y medidas para limitar el riesgo de entrada y difusión de patologías en las distintas fases de la producción avícola, al tiempo que trata de enfocar la bioseguridad como una cultura de trabajo más que como una simple estrategia sanitaria.
PÚBLICO OBJETIVO:
✱ Veterinarios especialistas en producción animal. Avicultura. Bioseguridad ✱ Técnicos en producción animal ✱ Estudiantes de veterinaria FORMATO: 22 × 28 cm PVP NÚMERO DE PÁGINAS: 136 NÚMERO DE IMÁGENES: 105 ENCUADERNACIÓN: tapa dura ISBN: 978-84-18020-00-1 FECHA DE PUBLICACIÓN: diciembre 2020
39 €
Autor ANTONIO CALLEJO RAMOS Profesor titular de universidad en el área de Producción Animal, en la E.T.S. de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid.
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COLABORADORES PEDRO GIL SEVILLANO SAMUEL NOVOA VILLARES SONIA TÉLLEZ PEÑA
PUNTOS CLAVE:
➜ Propuesta novedosa con un enfoque de bioseguridad distinto al tradicional. ➜ Participación de profesores universitarios y técnicos de avicultura. ➜ Reúne y sintetiza la información más relevante de una forma práctica y didáctica.
Bioseguridad en la producción avícola
Presentación de la obra La producción avícola intensiva afronta en los últimos años complicados retos sanitarios y comerciales. Mantener el adecuado estatus sanitario de cientos de miles de animales presentes en una granja es la primera condición para garantizar la seguridad alimentaria de los consumidores. Y mantener las poblaciones libres de enfermedades es un desafío no pequeño. Se hace preciso, pues, limitar el riesgo de entrada de patógenos en las granjas y otras instalaciones avícolas (plantas de incubación, centros de clasificación de huevos) y evitar su difusión. En definitiva, garantizar un adecuado nivel de bioseguridad. Tradicionalmente, los protocolos de actuación para frenar el avance de las enfermedades se basaron en poner en marcha programas de tratamiento una vez que el proceso patológico había hecho acto de presencia. Posteriormente se impulsaron los programas de vacunación, plenamente vigentes y necesarios. Finalmente, desde hace unos años se considera que esta estrategia no es suficiente, más aún cuando nos encontramos ante procesos de origen multifactorial, en los que los gérmenes son una causa de la presencia de la enfermedad, pero no la única ni, a veces, siquiera la más importante. Este libro es una iniciativa para reunir y sintetizar en un texto, de forma didáctica y no demasiado extensa, la numerosa información disponible sobre el tema, haciendo una propuesta novedosa de estudiar la bioseguridad frente a la más clásica de bioseguridad pasiva y bioseguridad activa (o de barreras sanitarias y medidas higiénicas). Iniciativa en la que participan profesores universitarios y técnicos de empresas avícolas. Por otra parte, este libro pretende ir más allá de la bioseguridad como concepto técnico o de estrategia sanitaria. Nuestra opinión es que la Bioseguridad (con mayúscula) debe plantearse como una mentalidad, como una cultura de trabajo que debe permitir obtener el máximo rendimiento de las granjas avícolas. Antonio Callejo Ramos
El autor Antonio Callejo Ramos Doctor Ingeniero Agrónomo y profesor titular de universidad en el área de Producción Animal, en la E.T.S. de Ingeniería Agronómica, Alimentaria y de Biosistemas de la Universidad Politécnica de Madrid (ETSIAAB-UPM). En su actividad académica, lleva más de 30 años impartiendo los temas de Producción Avícola, y ha tutelado numerosos proyectos fin de carrera sobre el tema. Asimismo, ha dirigido varios proyectos de investigación con empresas del sector, desarrollados en la Unidad de Investigación Avícola en gallinas ponedoras de la ETSIAAB-UPM. Como parte de su actividad profesional ha redactado diversos proyectos técnicos de explotaciones ganaderas, así como planes de gestión de residuos y de mejora de instalaciones pecuarias. Es autor de los libros Cow comfort: el bienestar de la vaca lechera (editorial Servet, 2009), El confort del ganado lechero en épocas de calor: manejo del estrés térmico (editorial Agrícola, 2015) y Bioseguridad en las granjas de vacuno de leche (editorial Servet, 2016). También cuenta en su haber con más de 120 artículos de divulgación técnica, monografías y capítulos de libros en el campo del bienestar animal, de la bioseguridad, del diseño de instalaciones ganaderas, del ordeño mecánico, de la gestión de residuos y del impacto ambiental de la ganadería, entre otros temas. A lo largo de su trayectoria profesional ha impartido más de 90 cursos y seminarios. Es miembro de la Asociación Española de Ciencia Avícola (AECA), sección española de la World Poultry Science Association (WPSA).
Bioseguridad en la producción avícola
Colaboradores Pedro Gil Sevillano Licenciado en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid. Trabaja como consultor avícola desde hace 30 años. Es profesor asociado en la Facultad de Veterinaria de Madrid y vicepresidente de la Asociación Española de Ciencia Avícola (AECA).
Samuel Novoa Villares Licenciado en Veterinaria en 2005 por la Universidad de Extremadura. Trabaja en Cobb Española S. A. como veterinario técnico responsable de las granjas de abuelos y responsable del servicio técnico para clientes de España y Portugal.
Sonia Téllez Peña
hkeita/shutterstock.com
Doctora en Veterinaria por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). De 2003 a 2014 trabajó como investigadora en el Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria de la UCM. Desde 2014 desempeña su labor investigadora en la empresa Lípidos Toledo S. A. como responsable del Departamento de Calidad e I+D.
1. PRINCIPIOS Y FUNDAMENTOS DE LA BIOSEGURIDAD Introducción Definición de bioseguridad en avicultura Concepto de bioseguridad Importancia de la bioseguridad Principios de la bioseguridad Origen y vías de transmisión de enfermedades ¿Cómo medir la bioseguridad y el estatus higiénico de una granja? Alcance de la bioseguridad Principales patologías Seguridad alimentaria y bioseguridad Legislación europea
2. PLAN DE BIOSEGURIDAD Introducción ¿Por qué un plan de bioseguridad? Plan de bioseguridad basado en el sistema APPCC Concepto de peligro y de riesgo Evaluación y establecimiento de niveles de riesgo Desarrollo de un plan de bioseguridad Coordinador de bioseguridad Formación
4. BIOSEGURIDAD ESTRUCTURAL Introducción Instalaciones y equipamiento
5. BIOSEGURIDAD OPERACIONAL (I) Introducción Procedimientos estandarizados de trabajo Control y registro de entrada de personal Control de materias primas Control de vectores libres (plagas) Flujos y movimientos en las granjas
6. BIOSEGURIDAD OPERACIONAL (II) Introducción Limpieza y desinfección Toma de muestras Gestión de residuos
7. BIOSEGURIDAD ESPECÍFICA Introducción Bioseguridad en granjas de abuelas y de reproductoras Bioseguridad en granjas de broilers Bioseguridad en granjas de ponedoras Bioseguridad en la planta de incubación
BIBLIOGRAFÍA
3. BIOSEGURIDAD ESTRATÉGICA Introducción Localización de la granja Diseño de la granja y orientación de las instalaciones
Plaza Antonio Beltrán Martínez, 1 Centro Empresarial El Trovador planta 8, oficina 50002 Zaragoza, España
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+34 976 461 480
BIOSEGURIDAD en la producción avícola
Índice de contenidos
BIOSEGURIDAD en la producción avícola
Antonio Callejo Ramos Pedro Gil Sevillano Samuel Novoa Villares Sonia Téllez Peña
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BIOSEGURIDAD EN LA PRODUCCIÓN AVÍCOLA
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Por otra parte, en caso de las granjas de especial protección como podrían ser las de abuelas, la distancia debería ampliarse hasta los 3 km. Existencia de granjas de otras especies. Ciertas enfermedades, como la influenza o la salmonelosis, pueden provocar reacciones cruzadas. Es recomendable que no haya explotaciones ganaderas en un radio mínimo de 1 km (zona de protección). Cercanía de carreteras y vías de comunicación. La distancia mínima desde la valla de la explotación hasta la calzada de una carretera debería ser de unos 50 m, o de 100 m en caso de vías de comunicación con un importante flujo de ganado. La circulación de vehículos de transporte de ganado genera movimientos de aire y de polvo, con la consiguiente dispersión de patógenos liberados por los posibles animales enfermos, por lo que se recomienda que los caminos de acceso estén pavimentados. En épocas lluviosas, el barro haría incómodos los accesos no pavimentados, a veces impracticables y generadores de mucha suciedad.
La ubicación ideal de una explotación avícola es un camino sin salida, cuyo único destino sea la granja.
h
20h
FIGURA 2. Protección mediante cortavientos vegetales; h: altura de los árboles; 20h: distancia entre ellos y la granja (20 veces mayor). Adaptado de Íñigo, 2005.
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Presencia de mataderos, fábricas de piensos o ferias de ganado en las cercanías de la granja que se pretendemos instalar. Presencia de focos de contaminación como vertederos, centros de eliminación de cadáveres, etc. Cercanía de bosques o de zonas con agua (canales, lagos, ríos), donde lleguen masivamente aves silvestres y migratorias, con elevado riesgo de transmisión de enfermedades aviares. No obstante, la plantación de árboles alrededor de la granja puede ser una medida recomendable como cortavientos e, incluso, para proporcionar sombra y crear un microclima más fresco en las proximidades de las naves. La instalación de estos cortavientos naturales (mediante árboles y arbustos) a una distancia adecuada (20 veces su altura prevista) y con una permeabilidad al aire del 50 %, puede tener efectos positivos en la captura de polvo y de aerosoles que pueden transportar patógenos, siempre y cuando no tengan efectos negativos sobre la calidad de la ventilación de las naves (fig. 2).
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Relieve y orientación del terreno. La variabilidad microclimática donde se ubica la granja puede tener una influencia determinante en la ventilación natural. Cualquier emplazamiento que incremente la temperatura y la humedad relativa, y reduzca la frecuencia y velocidad del viento conlleva elevado riesgo de estrés térmico en verano. Climatología de la zona. Ténganse en cuenta la posibilidad de fuertes oscilaciones térmicas a lo largo del año e, incluso, durante el día. España es un ejemplo de estas oscilaciones. Vientos dominantes para determinar la orientación de las naves Otros. La elección de la ubicación de una granja avícola está sometida, además, a una serie de condicionantes, como la normativa urbanística y de ordenación del territorio, la disponibilidad de infraestructuras, la eliminación de residuos, etc. En general, se buscan terrenos sanos, protegidos de los vientos fuertes pero aireados, secos y bien drenados, evitando: ■ Los obstáculos excesivamente próximos que puedan interferir en la ventilación. Se recomienda que las naves estén separadas de otras naves, así como de árboles, muros, taludes, etc., al menos 5 veces la altura del objeto. ■ Las colinas muy expuestas al viento que puedan producir un exceso de entrada de aire. ■ Los lugares encajonados, con ventilación insuficiente, húmedos y muy calurosos.
Téngase en cuenta, como tendremos ocasión de explicar en el capítulo 3, la estrecha relación que hay entre bienestar animal y bioseguridad, por lo que el criterio de ubicar la granja en un emplazamiento donde no haya excesivas dificultades para conseguir las adecuadas condiciones ambientales para los animales no debe ser olvidado.
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BIOSEGURIDAD ESTRATÉGICA
DISEÑO DE LA GRANJA Y ORIENTACIÓN DE LAS INSTALACIONES La bioseguridad estratégica continúa por la organización del espacio físico de una granja y del ciclo de producción. Las zonas de producción deben estar aisladas de otras instalaciones de la empresa. Áreas compartidas por la fábrica de pienso (si la hay), animales, oficinas, etc., ofrecen posibles ahorros económicos, pero la puesta en práctica de medidas de bioseguridad eficaces se convierte en casi imposible. Un adecuado diseño de la explotación debe permitir que los flujos (de animales, alimentos, deyecciones, vehículos, personas, etc.) entre las distintas instalaciones se desarrollen de una forma adecuada y coherente, tanto en el espacio como en el tiempo, y sin interferencias. La circulación de animales, material, personas y vehículos debe procurar hacerse en un sentido único entre las diferentes naves que componen la granja, aunque el quehacer diario suele hacerlo bastante difícil. Los camiones que suministran alimentos no tienen otra opción que entrar hasta los almacenes o silos. Por ello, estos deberían ubicarse cerca de la entrada de la granja para que los camiones no transiten por las zonas donde se alojan los animales.
Estas medidas deben contemplarse inicialmente, cuando se aborda la fase de proyecto de la granja. Los errores cometidos en esta fase inicial no son siempre fáciles de corregir y cuando pueden enmendarse, casi nunca es barato.
DISEÑO DE LA GRANJA El principio que debe regir el diseño de una granja de aves se refleja en los círculos de la figura 3, en la que encontramos dos tipos de zonas: zona limpia y zona sucia. La zona limpia incluye las naves de producción (donde se sitúan los animales), que debe estar lo más aislada posible y la zona interna de aprovisionamiento, que contiene los almacenes o silos de pienso. La zona limpia debe estar libre de enfermedades y el contacto con el medio exterior debe ser el mínimo y estar controlado de una forma rigurosa. Sus dimensiones vendrán determinadas por las facilidades para su implantación. La zona sucia es la que contiene las amenazas de las que debe ser protegida la granja. Se incluyen en este perímetro una zona externa de aprovisionamiento, la más cercana a la granja, que será la más vigilada desde dentro de la explotación. Un radio de 1 km alrededor de la explotación se considerará como una zona de protección, en la cual se estudiarán todos los posibles peligros existentes (por ejemplo, otras granjas).
La zona limpia y la zona sucia de una explotación deben estar claramente delimitadas.
Zona externa de aprovisionamiento Zona de protección
ZONA SUCIA
Zona interna de aprovisionamiento
Las medidas de bioseguridad contemplan, básicamente, dos cuestiones fundamentales, cuya puesta en marcha y aplicación implica la existencia de determinadas instalaciones y/o dependencias, así como su correcta ubicación. A pesar de que deben contemplarse en la fase de proyecto (bioseguridad pasiva), hemos preferido situarlas en este apartado de bioseguridad activa para relacionarlas mejor con el control de entradas y con el de materias primas, las dos piedras angulares de la bioseguridad.
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1 km
Ámbito de producción ZONA LIMPIA
FIGURA 3. Gráfico conceptual de las zonas de protección de una granja (Javier Labairu, 2009).
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Basándose en este principio, la zona limpia de las granjas avícolas debe tener el máximo de protección y los intercambios con el exterior deben ser controlados en todo momento. Por ello, las granjas deberán poseer las instalaciones que se relacionan y explican a continuación.
Vallado perimetral El vallado perimetral es la primera medida de bioseguridad que debe contemplarse. La valla deberá ser continua, tener una altura mínima de 2,4 metros y penetrar a una profundidad de 50 cm en el suelo, lo que limita el riesgo de entrada de animales. El ancho de malla tendrá un máximo de 5 cm. Con el vallado se consigue impedir físicamente el acceso de los vectores (animados e inanimados) a los lugares de estancia del ganado y concentrar todas las entradas a las instalaciones en un único punto, suficientemente iluminado, en el que se deberá ejercer el adecuado control, por lo que debe permanecer cerrado hasta el momento de su utilización (fig. 4). Esta entrada única permite instalar en ella un vado sanitario. Es aconsejable que los vehículos ajenos a la explotación, como los que traen o se llevan ganado2 y los que retiran los cadáveres, tengan un acceso limitado a la misma. Para ello debe disponerse de un lugar de carga y descarga de los animales en el perímetro de la explotación. Por esta razón, cuando se introducen o retiran animales son más aconsejables los jaulones que pueden descargarse del camión e introducirse en las naves. De esta forma, el camión permanece alejado de las naves. Todos los coches deben aparcarse fuera de la granja o en un aparcamiento dispuesto al efecto fuera de la zona limpia. En el
FIGURA 4. Las puertas de entrada a la granja deben estar cerradas.
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diseño de las explotaciones deberá tenerse esto en cuenta, así como que los camiones de pienso y de transporte de animales puedan hacer su trabajo sin entrar en la zona donde están los animales.
Es especialmente peligroso retirar la gallinaza con tractores y camiones ajenos a la explotación. Deben ser los vehículos de la granja los que la depositen fuera de la misma para ser retirada después por los vehículos ajenos.
Vado de desinfección La granja deberá contar con elementos o instalaciones que permitan la desinfección de los vehículos que deban entrar a la misma. El vado sanitario o rotiluvio (fig. 5) únicamente permite la desinfección de las ruedas y cumplir las exigencias de la normativa al respecto. En nuestra opinión, es un elemento de utilidad limitada por cuanto los gérmenes no solo “viajan” en las ruedas3 sino en toda la superficie del vehículo. Además, tiene el problema añadido de que su mantenimiento debe ser constante y efectivo, pues la materia orgánica portada en las ruedas inactiva fácilmente los desinfectantes. Por ello, es obligado el frecuente cambio de agua y solución desinfectante. Finalmente, en algunos casos su vaciado puede resultar dificultoso por lo que la tendencia será a sustituir la solución desinfectante con escasa frecuencia.
FIGURA 5. Vado sanitario para la desinfección de las ruedas.
Se debe impedir este acceso cuando el camión que se va a llevar los animales no llega vacío a la granja. Dadas las altas temperaturas que alcanzan los neumáticos durante un viaje, probablemente las ruedas sean la parte del vehículo con menor carga microbiana.
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En todo caso, este vado debe asegurar la desinfección de los neumáticos en todo su perímetro y altura, por lo que deberá contar con profundidad suficiente y una longitud de, como mínimo, dos pasos de rueda (unos 4 m). En ocasiones, el vado puede sustituirse por un equipo de limpieza a presión de ruedas y de bajos. Sin duda, es más efectivo porque permite ampliar los elementos objeto de limpieza y desinfección. El problema de esta opción es que deje de utilizarse en alguna ocasión o que no esté disponible en todo momento.
La instalación más adecuada es un arco de desinfección (fig. 6); que permite la pulverización del desinfectante en toda la superficie externa del vehículo (incluso los bajos) y con el que siempre se aplica un producto limpio y nuevo. También suele ser más costoso.
Hay que prestar especial atención a otras zonas peligrosas del vehículo como son los ascensores o rampas de carga y descarga, la cabina y sus alfombrillas, así como el calzado y la ropa de los conductores. Por ello, los conductores no deberían bajar de sus cabinas si no se someten a las reglas que estén establecidas. En lo referente a transporte de animales existe una normativa que obliga a la desinfección del vehículo en un centro autorizado4.
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El muelle de carga y descarga de animales En las granjas avícolas no suele haber muelle de carga y descarga de animales, pues las aves entran a las naves y salen de ellas en grandes jaulones o contenedores de jaulas que se desplazan sobre ruedas. Desde el punto de vista de la bioseguridad, no es recomendable el uso de camiones de transporte de aves que deban entrar en la zona limpia por no disponer de este tipo de contenedores, lo que obliga a transportar las aves manualmente desde la nave al camión. Tampoco se recomiendan aquellos camiones que, aunque dispongan de estos contenedores, no están dotados de un ascensor para subirlos y bajarlos, ya que si la granja no dispone de maquinaria adecuada (carretilla elevadora o tractor), la consecuencia es la misma.
Vestuario y aseos En muchas ocasiones el vestuario y los aseos se conciben únicamente como un elemento necesario para la salud y comodidad del personal de la granja (obviamente, imprescindibles) y no como algo que debe contribuir al estatus sanitario de la explotación. Toda persona, incluidos los propios trabajadores de la granja, debe ducharse cada vez que accedan a las instalaciones en las que está el ganado, y cambiarse de ropa, utilizando una exclusiva de la propia granja. Esta medida debe exigirse a aquellas personas que por su trabajo están permanentemente realizando visitas a distintas granjas, como veterinarios y técnicos visitadores. En caso de negativa, debe prohibirse la entrada. Para ello, el vestuario debe estar ubicado de tal forma que sea el elemento de separación entre lo que hemos denominado zona limpia y la zona sucia, respetando el sistema de “sentido único” para evitar recontaminaciones en el lugar del cambio de ropa (fig. 7). Como es lógico, los vestuarios deben estar en el perímetro de la instalación, de forma que necesariamente se deba pasar a través de él para llegar a los animales (fig. 8). En el próximo capítulo se insistirá en esta importante instalación.
Situación de silos y almacenes
FIGURA 6. Arco de desinfección.
Los silos de pienso se deben instalar junto a las naves, lo que permite mecanizar totalmente el proceso de distribución de alimento, dentro del vallado, pero con acceso desde el exterior, para poder llenarse a través de la zona de aprovisionamiento exterior, entre los dos vallados. De esta forma, ni el camión ni el conductor necesitan entrar en la granja (fig. 9).
4 La normativa europea remite a los estados miembros a que publiquen normas al respecto y en este sentido en España se publicó el Real Decreto 1559/2005, de 23 de diciembre, sobre condiciones básicas que deben cumplir los centros de limpieza y desinfección de los vehículos dedicados al transporte por carretera en el sector ganadero, que fue modificado por Real Decreto 363/2009, de 20 de marzo.
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a
b Lavado de botas
Ropa limpia
Zona limpia Duchas Zona sucia Retirada de zapatos
Entrada a través de las duchas Ropa de fuera de la explotación
FIGURA 7. Esquema de un vestuario. Vista oblícua en 3D (a; adaptado de David Jiménez, 2017) y vista de planta (b; adaptado de John Carr, 2016).
FIGURA 8. Los vestuarios deben estar a la entrada de la explotación.
Estercolero Si se almacena gallinaza en la granja, el lugar de almacenamiento debe situarse lo más alejado posible de las naves. En las fases o modelos de producción donde se utiliza yacija, esta suele retirarse al finalizar el ciclo de producción (aunque en algunos países se utiliza durante varias crianzas debido a su coste), por lo que su manejo forma parte del proceso de limpieza y desinfección. Suele ser un residuo bastante seco, por lo que genera menos problemas de olores que cuando el residuo tiene mayor nivel de humedad. En cambio, en las granjas de ponedoras una buena parte de las deyecciones (o todas, en los sistemas de producción con jaulas) se depositan en cintas de recogida. Estas deyecciones suelen ser retiradas, al menos, dos veces por semana, por lo
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FIGURA 9. El doble vallado es una medida de bioseguridad interesante. El cambión de pienso queda fuera del vallado interior de la explotación.
que es preciso disponer de un sistema exterior de almacenamiento. En las instalaciones más antiguas era frecuente disponer de una fosa enterrada en un extremo de la nave. En las instalaciones actuales, donde las deyecciones salen con un menor porcentaje de humedad o son sometidas a un proceso de presecado, lo más aconsejable es que sean cargadas a un camión y retiradas rápidamente de las cercanías de la nave. En este
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caso, el camión puede acceder a la zona de aprovisionamiento exterior pero no a la zona de producción.
Eliminación de cadáveres La gestión de cadáveres está regulada por una normativa europea5. También puede consultarse la página web del Ministerio de Agricultura sobre los subproductos animales (SANDACH)6. Las aves muertas se depositarán en un contenedor apropiado a tal fin, preferiblemente dentro de bolsas de material biodegradable para evitar ensuciar el contenedor. Este contenedor se ubicará en un punto que evite la entrada del camión de recogida de cadáveres en la zona de actividad ganadera, en la zona de aprovisionamiento exterior y próximo al perímetro de la granja para facilitar su recogida por la grúa del camión desde el exterior. El contenedor debe estar preferentemente aislado por medio de una separación física (valla, tabique, etc.) y situarse sobre una superficie de fácil limpieza y desinfección (p.ej., cemento), preferiblemente dotada de desagüe para la evacuación de los líquidos generados en la limpieza. La instalación de equipos de refrigeración o de congelación para el almacenamiento de cadáveres supone una estrategia adicional de bioseguridad, por cuanto esta instalación reduce la frecuencia de visitas del camión de recogida y, por tanto, reduce el riesgo de entrada de gérmenes. Con la instalación de un incinerador se hace innecesaria la recogida de cadáveres, si bien el proceso de incineración debe ser perfectamente controlado para que no suponga, en sí mismo, un foco de problemas sanitarios.
FIGURA 10. Los alrededores del vallado y de las naves deben estar libres de vegetación o con esta cuidada (Bioseguridad en las granjas de vacuno de leche; Callejo, 2016).
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Otras consideraciones La zona de entrada a la explotación debe estar bien señalizada, con carteles que anuncien la restricción de la entrada. Existirá una pequeña esclusa para la entrega y recepción de pequeños materiales, así como un local de desinfección de materiales que entren en la explotación. Todos los contadores y cajas de registro se situarán en el exterior de la granja para efectuar su lectura desde la zona exterior de aprovisionamiento. Se debe mantener un pasillo de 5 metros fuera de la valla libre de vegetación, evitando situaciones como la de la figura 10. El crecimiento de hierba y vegetación diversa en el entorno de la nave puede servir de refugio a roedores y otros animales. El hormigonado de todo o parte de este pasillo puede desalentar la entrada de roedores y proporcionar una superficie de lavado y depósito de equipos desmontables (fig. 11). En su defecto, puede extenderse una mala antihierba de 1 m de ancho de sobre la que se colocará una capa de grava de 10 cm de espesor. No obstante, pavimentar los alrededores de la nave facilita considerablemente su limpieza.
ORIENTACIÓN DE LAS NAVES La orientación de las naves tiene especial importancia cuando la ventilación es natural o estática, pues el movimiento del aire en el interior de la nave va a depender en gran medida de la velocidad de viento que incide en ellas (orientación eólica). En principio, se recomienda una disposición perpendicular del eje
FIGURA 11. El pasillo hormigonado que rodea a las naves es fácil de limpiar e impide el crecimiento de hierba.
Reglamento (CE) Nº 1069/2009, de 21 de octubre de 2009, por el que se establecen las normas sanitarias aplicables a los subproductos animales y los productos derivados no destinados al consumo humano. Reglamento (UE) 142/2011, de 25 de febrero de 2011, por el que se establecen las disposiciones de aplicación del Reglamento 1069/2009. Real Decreto 1528/2012, de 8 de noviembre, por el que se establecen las normas aplicables a los subproductos animales y los productos derivados no destinados al consumo humano. 6 https://servicio.mapama.gob.es/sandach/Publico/default.aspx#inicio. 5
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longitudinal de las naves respecto a los vientos dominantes, con una tolerancia de hasta 45°. En el caso de las naves que se sitúan en las laderas de un valle, se aconseja que se orienten paralelamente a la dirección del valle, de modo que las corrientes térmicas, ascendentes o descendentes, crucen transversalmente los edificios. No obstante, salvo que otras circunstancias impongan un criterio diferente, la orientación en la que se suelen levantar las naves avícolas en las zonas con clima caluroso es aquella en las que el eje longitudinal se orienta en dirección este-oeste. Los valores indicados en la figura 12 son los porcentajes de radiación del total que incide en cada fachada y en la cubierta del edificio. El objetivo es generar un equilibrio: ■ En invierno, captar y aprovechar la radiación solar en la fachada sur para generar mayor temperatura que en la fachada norte y favorecer el movimiento del aire sin necesidad de viento. ■ En verano, evitar la sobrecarga solar, con un aislamiento térmico adecuado en la cubierta y sombreo en la fachada sur. ■ Aprovechar los vientos durante todo el año, sobre todo en verano.
En cualquier caso, el comportamiento de la ventilación debida al viento es bastante complejo. En primer lugar, la velocidad y dirección del viento cambian constantemente. No son infrecuentes variaciones de la velocidad de ±100 % respecto al valor de los últimos 5 minutos. Del mismo modo, aunque la dirección del viento suele oscilar en ±25°, tampoco son anormales variaciones de entre 45° y 70° respecto a la dirección dominante. Por ello, debe predominar el criterio de la orientación solar. En las naves con ventilación dinámica, la orientación eólica tiene menor importancia, por lo que la correcta orientación solar será el criterio a seguir. En este caso, los ventiladores de pared deben encontrase protegidos de los vientos fuertes que puedan alterar su funcionamiento, lo que puede causar una ventilación defectuosa, además de un derroche energético.
Como es obvio, todas aquellas instalaciones que pueden suponer un foco de contaminación, como estercoleros, zona de almacenamiento de cadáveres, etc., deben estar situados de forma que los vientos dominantes incidan primero en la zona de actividad ganadera.
Lo ideal es disponer de una rosa de los vientos del lugar, donde aparezca la frecuencia, la fuerza y la orientación de los vientos de la zona y que ayude a establecer la correcta orientación de la nave (figs. 13 y 14).
a
b Invierno: irradiancia total 6.587 W/m2
O
Verano: irradiancia total 13.464 W/m2 N
22,8 % 15,5 %
O
6,9 %
39,3 %
S
15,5 %
11,3 %
12,5 %
E
N
32,8 % 21,7 %
21,7 %
S
E
FIGURA 12. Patrón de radiación en verano (a) y en invierno (b) recibido en una granja con una orientación solar correcta. (Climatización porcina volumen II; Joan Escobet, 2017).
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a
N
b
N NNO
NNE
NNO NE
NO
NNE NE
NO
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ENE
ONO
ENE
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E
O
E
OSO
OSO
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SE
SO SSO
c
S
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ESE
SE
SO SSE
SSO
SSE
S
N NNO
NNE NE
NO
ONO
ENE
O
E
OSO
ESE
SE
SO SSO
a
S
SSE
FIGURA 13. Ejemplo de tres orientaciones de una nave, cuyo eje longitudinal está a 10° (a), 45° (b) y 90° (c) respecto a los vientos dominantes. La frecuencia (%) está representada por la línea azul, mientras que la línea roja representa la velocidad del viento (m/s). En este ejemplo la mejor orientación eólica sería la c, porque el viento dominante incide de forma perpendicular, auque también tiene una excesiva exposición solar durante el verano. Por ello, se recomendaría la opción b, donde hay una incidencia del viento suficientemente diagonal, combinada con una escasa exposición solar de las fachadas. (Climatización porcina volumen II; Escobet, 2017).
b
N NNO
NNE NE
NO
ONO
ENE
O
E
OSO
ESE
SE
SO SSO
S
SSE
c
FIGURA 14. Pasos para determinar la orientación correcta de cuatro naves en una finca delimitada por la línea amarilla (perímetro). La orientación solar teórica de las cuatro naves debería ser este-oeste (a). La rosa de los vientos de la zona (b), en la que la frecuencia se marca en azul y la velocidad en rojo, determina un cambio de orientación de las naves de 20° hacia el norte, para generar un equilibrio térmicoeólico (c).
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BIOSEGURIDAD EN LA PRODUCCIÓN AVÍCOLA
Consideraciones finales Al escribir este capítulo pretendemos destacar la importancia que tiene, desde el punto de vista de la bioseguridad, una adecuada planificación de la construcción de una granja avícola, pues los errores en esta fase suelen ser irreparables. La localización adecuada permitirá un mayor aislamiento geográfico y, con ello, la primera y más importante medida para evitar la entrada de gérmenes infecciosos en la granja. Este aislamiento geográfico debe ir acompañado de aislamiento físico, mediante un vallado perimetral y un adecuado diseño de la granja, que limite y controle la entrada de vectores de estos gérmenes. Finalmente, no se debe olvidar que la orientación correcta de las naves debe conseguir un mejor control de las condiciones ambientales del alojamiento de las aves; también menos costoso, pues con ello, fundamentalmente, se reducen la carga térmica que soportará la nave en épocas de calor y reducirá, en invierno, el gasto en calefacción. Destacamos, una vez más, la importancia que tiene un adecuado confort del animal en su resistencia a las enfermedades.
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