Prólogo de la Fenomenología del espíritu de Hegel. Traducción y comentarios a sus párrafos

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Prólogo de la Fenomenología del Espíritu de Hegel



Prólogo de la Fenomenología del Espíritu de Hegel Traducción y comentarios a sus párrafos

hernando hincapié herrera Traducción

amado ezequiel osorio valencia Aparato crítico y comentarios

ENSAYOS


Catalogación en la fuente, Prólogo de la fenomenología del espíritu de Hegel : Traducción y comentarios a sus párrafos ; traducción Hernando Hincapié Herrera, Aparato crítico y comentarios Amado Ezequiel Osorio Valencia. – Manizales: Universidad de Caldas, 2019. 740 p. – (Colección : Ensayos)

ISBN: 978-958-759-184-2

Fenomenología / Filosofía Alemana / Hegel, Georg Wilhelm Friedrich, 1770-1831 – Crítica e Interpretación / Teoría del conocimiento / Tít./ CDD 142.7/P961

© Universidad de Caldas -Comité Editorial Título: Prólogo de la Fenomenología del espíritu de Hegel. Traducción y comentarios a sus párrafos

Colección: Ensayos

Traducción: Hernando Hincapié Herrera Comentarios: Amado Ezequiel Osorio Valencia

Primera edición: Manizales, septiembre de 2019 Derechos reservados por la Universidad de Caldas

ISBN: 978-958-759-184-2

Editor: Luis Miguel Gallego Sepúlveda Coordinación editorial: Jorge Iván Escobar Castro Diseño de colección y portada: Luis Osorio Tejada Diagramación: Luis Osorio Tejada

Editorial Universidad de Caldas E-mail: produccion.editorial@ucaldas.edu.co Apartado aéreo: 275 Teléfono: (57+6) 8781500 Ext. 11106 Manizales-Colombia Este libro se publica con fines académicos. Prohibida su reproducción total o parcial.


Al Profesor Rafael Gutiérrez Girardot: una ilustrísima figura académica, un intelectual universal, profundo y crítico, y un infatigable estudioso del enigmático Prólogo de la Fenomenología del espíritu de Hegel.



TABLA DE Contenido

introducción

- 11 observaciones generales sobre el prólogo

- 21 traducción del vorrede [prólogo] y comentarios a sus párrafos

- 35 postfacio

- 719 ÍNDICE DE PÁRRAFOS

- 729 bibliografía

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introducción

El presente texto ha nacido de la motivación de los autores por contribuir con un material pedagógico que ayude a la formación de nuestros estudiantes de filosofía. A nivel general, este es su destino; sin embargo, en un sentido específico, lo justificamos de la siguiente manera. Consideramos que entre las deficiencias de nuestro sistema universitario, una falla frecuente corresponde a la falta de una verdadera coherencia curricular, ya que las materias de los distintos programas, en gran medida, se asumen por los profesores según su conocimiento y criterio personales, y no, propiamente, de acuerdo con los requerimientos de una educación integral, basados en una clara definición de los objetivos últimos del saber científico particular y en una precisa concepción pedagógica que oriente la continuidad y la unidad del proceso educativo, situación por la cual, a pesar de las buenas intenciones individuales, no se logra una mayor funcionalidad estructural y un mejor aprovechamiento de los esfuerzos y de los recursos. Esta circunstancia la hemos advertido también con alguna frecuencia en los cursos de los idiomas y de los seminarios que se dictan en las Carreras de Filosofía en nuestro medio, frente a los cuales creemos que se les debería buscar una consciente y orientada conexión que los haría más motivadores y provechosos. Así, en el caso de los primeros, pensamos que, si bien se les deben imprimir propósitos instructivos en competencias orales y escritas, su meta fundamental debe servir para que los educandos adquieran - 13 -


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una adecuada cualificación comprensiva que los habilite para la lectura de los autores en su lengua fuente, capacitación imprescindible si se pretende un manejo riguroso de los textos y si se quiere cultivar la filosofía como un saber serio, ideal éste al que no debemos renunciar, así sea como un proyecto que se deba construir en un prudente plazo. De igual manera, en relación con los segundos, creemos que al proponerse estos formar en una estricta hermenéutica deben aprovechar los cursos de las lenguas extranjeras para apuntalar dicho cometido, pues cada filósofo no solamente es un contexto personal, obedece a influencias determinadas y corresponde a cierta época, sino que también lo acreditan caracterizadas tesis teóricas, se ciñe a una típica conceptualización y problemática y se expresa en un idioma concreto. Partiendo, pues, del convencimiento de esta estrecha unidad entre el idioma y el contenido filosófico específico, hemos apreciado que insistir en esos nexos y hacerlos motivo de atención mediante la introducción de materiales pedagógicos apropiados pueden ser iniciativas que favorezcan un mayor rendimiento escolar, así, en contravía, se levanten voces que desestiman la relación entre concepto filosófico y conciencia lingüística y que no tienen en cuenta las particularidades y posibilidades expresivas de las lenguas en relación con la filosofía, como si el asunto del Logos fuese extraño a este saber. No obstante, este distanciamiento señalado tiene su explicación. Y ésta no parece ser otra que la que corresponde realmente a la intimidad de nuestro sistema educativo que no ha incorporado aún los idiomas extranjeros como una potencia viva, interna y contínua en la formación escolar, por lo cual en cuanto a esto persiste una separación incluso en la educación universitaria avanzada y en los profesores de este nivel. - 14 -


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El resultado de esta escisión, en el caso de las Carreras de Filosofía, es una doble unilateralidad: una, en relación con el contenido, porque en éste se extraña la indicación iluminadora del idioma, lo que impide darle la más precisa significación a los conceptos, a los giros y matices expresivos, y aún a los mismos problemas filosóficos; la otra, concerniente al idioma, ya que, enseñado al margen de la temática filosófica, se inutiliza como instrumento efectivo de formación inmediata, para convertirse en un aprendizaje sin base práctica y externo a los objetivos esenciales del programa académico. En lo que hemos intuido, pues, sobre la manera como funciona el sistema curricular nuestro, tenemos la convicción de que portamos unas reales insuficiencias en este aspecto, las cuales inciden de manera negativa para cumplir las metas finales de aprendizaje y, por eso, llegamos a la conclusión de que aquellas se deben superar en un proceso multilateral de rectificación. Con lo anterior solamente hemos pretendido indicar, que si bien debemos ser muy conscientes de nuestras debilidades, también su reconocimiento nos debe alentar para desarrollar algunas propuestas que contribuyan modestamente a un adecuado aporte de nuestras potencias. Pensamos que una de ellas puede ser la siguiente: aprovechar nuestras relativas fortalezas culturales y científicas a nivel individual con ánimo comunitario de integración y aprendizaje en favor de los alumnos y de los mismos docentes, idea esta que es la que, en el fondo, ha motivado este trabajo y lo ha impulsado a su realización. En concordancia con tal convencimiento, hemos pretendido, por tanto, aunar nuestros esfuerzos con el fin de elaborar un material que tenga una doble utilidad, pues busca como cometido que el aprendizaje del idioma alemán sea, al mismo tiempo, formación filosófica, y que el “espacio” discursivo del - 15 -


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seminario de Hegel se convierta en ocasión propicia para la aplicación del conocimiento adquirido en la cátedra idiomática, una conjugación beneficiosa para los estudiantes en cuanto fundamenta perspectivas intelectuales, afirma conocimientos, legitima saberes y alimenta los ánimos para entregarse con convicción y pasión al saber filosófico. Sobre la motivación y justificación de este escrito valga lo dicho. En torno a su ejecución señalamos lo siguiente. En la elaboración de este libro hemos procedido según una necesaria división del trabajo, pues cada uno de los autores, según sus competencias, se comprometió con una responsabilidad particular: el Profesor Hernando Hincapié H., de la traducción de los párrafos, y el Profesor Amado E. Osorio V., de los comentarios pertinentes a cada uno de ellos. Aunque, como es apenas obvio, cada parte no pudo ensamblarse mecánicamente con la otra, sino que se requirió de un trabajo conjunto de análisis y rectificación, de fraternal discusión y de aproximación concertada, por lo cual el texto final ha sido el fruto de un proceso que ha querido integrar perspectivas comprensivas ante la suma dificultad de ambas tareas y frente a la meta de la unidad esencial que pretendía lograrse. No sobra advertir que fueron bastantes los obstáculos sorteados, tanto en lo que atañe a la traducción de la lengua alemana como a la comprensión de ciertas particularidades del filósofo y del texto concreto que abordamos. Empero, desde el comienzo, fuimos muy conscientes de la magnitud del reto y de los riesgos del cometido, pero nos esforzamos por realizarlo porque racionalmente confiamos en el sentido del proyecto. Además, se optó por comentar el Prólogo párrafo por párrafo, ya que esta modalidad resulta, en últimas, más fecunda por las posibilidades de penetración analítica, que los exclusivos - 16 -


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comentarios globales, de más fácil configuración y que requieren menos concentración, comparada con la tentativa de enfrentar uno a uno los no poco azarosos pasajes de este Prólogo, verdaderos ejemplares de espesura y suprema dificultad comprensiva. Y se acometieron de esta manera con el fin de darles un tratamiento igualitario, no obstante la profunda unidad que es reconocible en ellos y a pesar de los elementos comunes que los atraviesan, los cuales, en apariencia, harían innecesaria dicha particularización. Asumirlos, pues, como piezas propias y relativamente independientes, explica por qué en los comentarios se presentan múltiples repeticiones, que es previsible que puedan resultar incómodas a algunos de los interesados en leer este texto, pero que, finalmente, no se pudieron evitar, porque el propósito era buscarle a cada párrafo su máxima significación posible. Para sortear esta dificultad de las reiteraciones existentes solamente acudimos a la indulgencia del lector y a lo que de ilustrativo pueda tener el lema latino: Repetitio mater studiorum. En cuanto a la traducción tuvimos en cuenta ciertos criterios generales que sirvieron de guía para su elaboración, preceptos que podemos precisar del siguiente modo. Se trató de ser lo más fieles no sólo al pensamiento de Hegel y a su especialidad conceptual, sino también a su orden expositivo, a su intención crítica y a su estilo discursivo. Por este motivo no se introducen en la versión dada elementos que no provengan del mismo texto y sólo se acude a unos pocos paréntesis especificativos y a notas a pie de página con el fin de ofrecer breves explicaciones de sentido o para aclarar el referente implícito que corresponde a ciertos componentes lingüísticos –especialmente pronombres personales, no suficientemente precisados en el original–, en la búsqueda de una exacta correlación, por lo demás, en - 17 -


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ciertos casos sumamente difícil de resolver. Asimismo, a pesar de que el alemán es tan rico en matices significativos y de una especial fuerza descriptiva, en la traducción se tuvo que elegir, cuando fue posible, un solo concepto, el que se consideró más apropiado. En coincidencia con este criterio se evitó crear neologismos o recurrir a términos rebuscados, si en nuestro idioma tenemos una acepción más o menos directa que pudiera verter el sentido original de una manera bastante aproximada, a la cual, se acude de una manera un tanto fija, aunque también flexible. Así, por ejemplo, se mantiene la traducción de fin y meta para la palabra Zweck, y de fin o final para Ende; de opinión para Meinung y de representación para Vorstellung; de determinación para Bestimmung, y de determinidad para Bestimmtheit, etc. En suma: tratamos de no intervenir en el texto original más allá de lo que le compete al oficio del traductor, a la difícil y responsable tarea que debe realizar el traductor. La traducción y los comentarios los reconocemos como apenas un parcial intento de penetración en la “cosa misma”, y para su realización hemos aprovechado algunas versiones de la Fenomenología y estudios sobre Hegel, así como también la obra anterior y posterior de este filósofo, pues en ella se encuentran importantes aclaraciones y referencias que ofrecen luces no despreciables para entender un poco mejor tan intrincado discurso del Prólogo. Sin embargo, a pesar de tan importante asistencia, en un empeño de este tipo se siente uno como si estuviese transitando un camino bastante solitario y lidiando con dificultades insuperables, en las que persistimos tal vez confiados en lo que podríamos denominar “instinto” dialéctico y vocación especulativa, apoyos estos que, en lo fundamental, no han evitado los desplazamientos a tientas ni los posibles yerros de rumbo, así nos hayan permitido realizar un interesante reconocimiento de - 18 -


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los principales asuntos tratados en este Prólogo, una inspección gratificante sin duda, a pesar de que definitivamente nos sigan poseyendo algunas dudas y sombras. Y es que la impresión profunda que nos ha quedado, como si fuese la última, después de empecinadamente resistirnos a abandonar un texto como éste, casi de forzarlo a que emita signos inteligibles, no ha podido ser otra que la de una insuperable impotencia. Es decir, las fuerzas intelectuales para asumir una tarea de esta magnitud se revelan inmediatamente tan desvalidas, que lo tienta a uno la conclusión de que alcanzar la filosofía en su real significación y en su profundo y amplio contenido es una imposibilidad, así la tomemos solamente en el plano de la interpretación. Empero, no faltan razones para apoyar este punto de vista al que inducen autores como Hegel. Su lectura, por ejemplo, le demuestra a cualquier inteligencia normal, por el tiempo invertido en su estudio y por los resultados reales alcanzados en su aclaración, que ni agotando totalmente la existencia se llegaría a su suficiente conocimiento, ni que, en ese mismo tiempo, se lograría una base firme y suficiente frente a un texto específico como la Fenomenología. Esto para referirnos solamente a una obra singular, y no para hablar de una cabal comprensión de otros horizontes más vastos como el de épocas completas de la filosofía o de esta disciplina en su integridad. Ya pues el sólo acercamiento riguroso a las formas universales de la cultura, sin las cuales no podemos aspirar a producir las propias, implica un largo proceso histórico de dedicación. Los hilos de luz percibidos no deben inducir, entonces, a creer que ya se dio la solución última al enigma propuesto por el oráculo y que, de ahora en adelante, ya se pisa suelo firme. Los elementos logrados son hasta el presente, en el trabajo particular que hemos realizado, como lo más cierto - 19 -


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de esta aproximación a un dificilísimo texto, pero sin la seguridad de su carácter definitivo. Otras lecturas y pensamientos pueden afinar este modesto escrito o conducirlo a radicales giros, y es posible que sustentadas críticas muestren otras posibilidades intepretativas realmente ajustadas, ante las cuales las tesis nuestras no tendrían la validez pretendida, situación que de ninguna manera nos desanimaría ni desvirtuaría nuestro propósito, porque somos conscientes de que en estos menesteres está siempre latente la posibilidad de la comprensión parcial y aún errada, y mucho más tratándose de Hegel y de un escrito como éste, presentado en un lenguaje cifrado y en el cual se refiere en casos a criterios y conceptos filosóficos directamente aprehensibles para la cultura de esa época, pero que están muy distantes y son muy huidizos para nosotros, hoy, después de más de doscientos años de no poco olvido histórico. Como complemento de lo expresado, presentamos las tres observaciones siguientes que pueden advertir oportunamente. Una: para el presente estudio, hemos utilizado como fuente alemana la edición de Johannes Hoffmeiester, cuya reseña bibliográfica es: Georg Wilhelm Friedrich Hegel. Phänomenologie des Geistes. Felix Meiner Verlag: Hamburg, 1952. Dos: las fuentes bibliográficas, notas y citas a pie de página se han tratado de la siguiente manera. Con simple numeración, damos cuenta de las que corresponden al comentarista y a la fuente alemana, o sea, a las llamadas y notas a pie de página de Hegel o del editor, por lo demás, fácilmente identificables; con numeración y asterisco, a las realizadas por el traductor. Tres: en la presentación que se hace de cada párrafo se coloca primero el texto alemán, inmediatamente después la traducción, que se destaca en cursiva y un poco centrada, y, por último, el texto que contiene los comentarios. - 20 -


introducción

Finalmente, una lamentable y triste nota debe ser presentada en esta introducción. Del excelente maestro y del hombre probo e íntegro que fue el profesor Hernando Hincapié Herrera ya no tenemos su presencia física. La soberana muerte con él ha reclamado sus derechos y ha hecho sus consabidos estragos, porque la finitud tiene ser estricto y es inclemente. Sin embargo, a quienes tuvimos la fortuna de su maravilloso magisterio nos queda un sublime recuerdo de su imborrable influencia, y el aporte que hizo a este libro lo debemos reconocer, igualmente, como su obra viva. Ante tan dolorosa ausencia, me corresponde, entonces, la obligación de expresar nuestros agradecimientos a las siguientes personas que colaboraron de diferente manera con esta publicación. A nuestra estimadísima colega y amiga: Mónica Jaramillo Ocampo, por la revisión general que ha hecho de todo el texto, por sus atinadas sugerencias y correcciones; a nuestro apreciado ex alumno: Juan Diego Naranjo Isaza, por transcribir el escrito y darle ajustes de forma; y a Cristian Camilo Osorio Gómez, persona entrañable a mi vida, por su recursiva y definitiva participación en el diseño y conformación final del libro.

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Observaciones generales sobre el prólogo

Quisiera facilitar el acceso a un pensador cuya obra es enigmática de una manera muy extraña y casi única. No es exagerado afirmar que no existe ninguna persona viviente que esté en condiciones de comprender y repensar la obra de Hegel de una manera tal que, en caso de que se le presentara un texto de Hegel, pudiera inmediatamente o después de haber realizado algún esfuerzo, comprenderlo totalmente.1

La Fenomenología del Espíritu es una obra de madurez de Hegel, de un Hegel que no sólo ha avanzado en edad, sino que también ha fructificado en su pensamiento, en la conformación definitiva de una doctrina cuidadosamente estructurada en la que se cruzan muchos hilos de una manera compleja y en cuyo ámbito resuenan múltiples ecos espirituales y datos culturales provenientes de las fuentes más ricas y selectas; una abigarrada adquisición que favorece una mejor comprensión universal, porque lo más importante es que Hegel ha logrado decisivos avances en la intelección del desarrollo general de la filosofía y de las necesidades constructivas que se deben emprender en ese presente histórico. Es decir, Hegel se ha provisto, a lo largo

GADAMER, Hans-Georg. La Razón en la Época de la Ciencia. Traducción de Ernesto Garzón Valdés. Barcelona: Alfa Argentina, 1981. P. 25. 1

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Este libro se terminó de imprimir en el mes de septiembre de 2019 en Xpress Estudio Gráfico y Digital S.A. Bogotá – Colombia




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