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Los 4 acuerdos:
Honra tus palabras. Las palabras tienen una gran fuerza, crean mundos, realidades y sobre todo, emociones, tiene el poder de crear, son como semillas. Emplea tus palabras de manera cordial y amable, partiendo desde el amor y harán que el miedo desaparezca de tu vida. Cuando eres impecable con tus palabras te sientes en paz contigo mismo y con los que te rodean.
No te tomes nada personal. Lo que las personas dicen y hacen es una proyección de su vida (somos como espejo). Cuando ya no te afecten las opiniones y los actos de los demás, dejarás de ser la víctima de un sufrimiento innecesario. La impecabilidad de tus palabras te dará libertad personal, te llevarán al éxito y a la abundancia.
Cuando no tomas una desaprobación o juicio de manera personal, quien lanza esta descortesía y tú no la aceptas, la dejas pasar como un río suave que se lleva una mala corriente, la persona se queda con ella.
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No supongas. Ten el valor necesario para preguntar y expresar lo que realmente quieres. Comunícate con los demás tan claro como puedas para así evitar malentendidos, tristeza y dramas. Con este acuerdo transformarás tu vida por completo, el día que no haga suposiciones, te comunicarás con habilidad y claridad y tus palabras se volverán impecables.
Suponemos al no ser capaces de preguntar, aclarar o confirmar lo que alguien quiso decir. Nos inventamos novelas que envenenan nuestra alma, matizándolas de emociones que dañan y contaminan nuestra mente, cuerpo y espíritu.
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Haz siempre lo mejor que puedas. Para triunfar en el cumplimiento de estos acuerdos necesitamos utilizar todo el poder que tenemos. De modo que si te caes, no te juzgues. como dice un experto en Resiliencia, “saber caer con estilo y levantarse fortalecido”. No le des lugar a tu juez interior, la satisfacción de convertirte en una víctima. Simplemente empieza otra vez desde el principio. Este último acuerdo, permite que los otros tres se conviertan en hábitos. Haz todas las cosas al máximo y lo mejor que puedas. Así pase lo que pase, siempre aceptarás las consecuencias de un buen modo.
Da siempre tu mejor esfuerzo en todo y de acuerdo con las circunstancias que se presenten en tu vida en ese momento y en ese lugar. No permitas ser presa del perfeccionismo olvidándote de vivir, amar, ser feliz y ser pleno en todos los aspectos de tu vida. Sabrás que estás dando tu mejor esfuerzo cuando sientas la paz y armonía en todo lo que haces poniendo el corazón, agradando siempre a Dios.
Les dejo esta máxima divina. Juan 17:22 NVI:
“Yo en ellos y tú en mí. Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal como me has amado a mí.”