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Cara a cara con EL AMOR DE DIOS

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Los 4 acuerdos:

Los 4 acuerdos:

Un encuentro inesperado con el amor de Dios

El día 15 de abril era un día de esos muchos que te levantas sin ganas de hacer nada, que te cuesta pararte de la cama, porque no quieres luchar con la rutina de siempre, con los problemas, los retos y afanes de estar vivo, de ser mujer y madre, todo a la vez. De repente mi ánimo cambió, al recordar que le había prometido a mi amiga Elssi que la acompañaría a un evento para mujeres, entonces me sentí motivada por la idea de un escape de la rutina del día.

Y con la magia que nos envuelve el estar en compañía de las amigas comenzó mi día, desde que me subí al carro comenzó la terapia, hablando de las cosas de la vida y animándonos la una a la otra. Yo no tenía ninguna expectativa del evento al que íbamos, pero para mi sorpresa al llegar al lugar sentí una gran emoción, la decoración perfecta, los colores, las chicas hablando, la comida riquísima, se sentía una energía súper especial.

Me olvidé de los problemas, de la ansiedad, de la depresión y me

Por Fanilda Shaw

metí en el momento, me encontré con caras familiares; ¡qué alegría ver gente que amas y que sabes que te aman! El amor se podía sentir con los cinco sentidos y el espíritu, las canciones en voces angelicales que eran una invitación a recordar que somos hijas de Dios, y que él nos ama con un amor incondicional. De igual manera, los mensajes de unirnos y apoyarnos como mujeres emprendedoras me llenaron de motivación y energía.

Y nos vestimos de gala al tener una invitada de lujo, Jessica Domínguez, una mujer que en su caminar, en su andar, despliega paz y seguridad, ella toca tu corazón al compartir su sabiduría y experiencias de una manera sencilla y llana. Jessica nos invitó a agarrarnos de nuestra fe en Dios, puesto que es nuestra herramienta para curar el alma y las enfermeda - des del cuerpo, la sanación está en nosotros a través de creerle a Dios y tener la fé de que con Él todo se puede.

Para mí fue un encuentro inesperado con la fuente, todas allí estábamos en la misma frecuencia energética y es que cuando se une un grupo de mujeres que tienen fé, se crea un ambiente de energía y de amor de la cual uno no quiere salir, un sentimiento de nada me falta, donde me siento protegida y en donde no hay dolor. Desde ese sentir de plenitud quise compartir un poema que nunca había compartido en público. Este poema habla de mi proceso de sanación como mujer, se trata de la base de vivir una vida plena, se trata del amor propio, por lo menos eso creí hasta que me di cuenta al leer el poema ante el grupo, que no era sólo del amor propio, sino del amor de Dios por nosotros.

Este poema nos dice que el amor que tanto buscamos en otras personas, una pareja, un hijo, o un amigo, está ya en nosotros, que amarnos a nosotros mismos es experimentar el amor de Dios, un amor de aceptación e incondicionalidad, el cual reconoce que somos únicos, valiosos, y amados.

Cuando amamos sin amor propio, es un amor que duele, porque nos olvidamos de nosotros y queremos servir a otros, esperando quizás que ese amor que damos venga para atrás, y al no ser así, comenzamos a sufrir. Pero si por el contrario, nos amamos, empezamos a sanar nuestro corazón al dar y a recibir ese amor.

Amarnos a si mismos es encontramos cara cara con el amor de Dios, es reconocer y vivir desde nuestra verdadera esencia que es algo más que la carne, el espíritu, esa energía intangible que nos mueve y que todo lo puede, porque es el mismo Dios en nosotros.

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