AUTOBÚS
Alejandro Inguanzo Carrillo
EL TRABAJO
Juan Esteban Hernández López
FRANCMASONERÍA
Rubén Martínez García
MI TESTAMENTO; DEL AJEFISMO A LA MASONERÍA
Emmanuel Arteaga Sosa
EL DERECHO A LA PEREZA; UN DOGMA DESASTROSO
Ramatis Axael Monsivais Herrera
SEFIROT Revista
Libertad, Igualdad y Fraternidad
AÑO 1, REVISTA 3
Abril 2023
19 ENERO DE 1981
EDITOR:
Humberto Mayorga Teyes
DISEÑO:
Eduardo Alejandro Ramos Rambaud (imágenes tomadas de internet)
COLABORADORES:
Alejandro Inguanzo Carrillo
Juan Esteban Hernández López
Rubén Martínez García
Rubén Martínez García
Ramatis Axael Monsivais Herrera
PORTADA:
Tomada de Internet
SEFIROT
Revista Libertad, Igualdad y Fraternidad
Editorial
El trabajo más productivo es el que sale de las manos de un hombre contento Al parecer el trabajo nos rige, nos obstina, nos dignifica, nos hace persistentes, nos engrandece, nos fatiga, nos humaniza, nos programa, nos esclaviza. El trabajo da sentido, en gran medida a nuestra vida si éste es equilibrado y cubre nuestras expectativas. Si respetamos la importancia del trabajo este puede regresarte el favor. Vivimos en un mundo donde el trabajo es necesario para cubrir lo fundamental para vivir, recrear y descansar. Somos obreros de distintos compromisos para la humanidad; algunos formamos futuros ciudadanos responsables, otros aplican la justicia, muchos somos creadores de obras que bien pueden perdurar, trascender, significar a la vida de una persona o caducar en los anales de la historia, otros, somos constructores de oficio y artesanos por naturaleza.
Todos, con su talento, en mayor o menor medida aportamos al mundo de la sociedad, pero sobre todo al mundo de las ideas, porque tan necesario es el trabajo más pesado como el detalle más pequeño puesto que hacen el todo, la unión para sostener la gran obra llamada vida.
Es tan relevante el trabajo que, incluso se convierte en ritual, en una ceremonia estructurada que enaltece dicha obra. Todo tiene un comienzo y un final cuyo propósito es lograr el equilibrio y que, los obreros salgamos contentos y satisfechos, ese es el reto. Un ritual (a veces llamado rito) es un conjunto de acciones ceremoniales que se realizan de forma reiterada, y que poseen un valor simbólico o representativo. Se trata de acciones inscritas en un credo, una ideología o una tradición cultural específica. El trabajo se vuelve un ritual porque se estructura de tal forma que obedece al orden y a la jerarquía, que va generando crecimiento en los distintos ámbitos que nos hacen incidir y coincidir como sujetos activos en una sociedad en constante movilidad.
Ya lo dijo Antoine de Saint-Exupéry en El Principito: Los ritos son necesarios. ¿Qué es un rito? -dijo el Principito -Es también algo demasiado olvidadodijo el zorro- Es lo que hace que un día sea distinto de otros días, una hora, distinta de otras horas. Eso hace distinto nuestros Trabajos, Ritos, Rituales y Ceremonias.
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Revista Libertad, Igualdad y Fraternidad
En este tercer número de Sefirot, corresponde hablar del trabajo; para ello, Alejandro Inguanzu nos regala una narración, un cuento de ciencia ficción al cual titula Autobús, donde nos deja una reflexión sobre cómo los deberes, las implicaciones, y la inteligencia artificial nos ven rebasadas en la vida cotidiana, en la rutina en la que estamos inmersos. Le sigue Juan Esteban Hernández López, quien analiza la importancia de éste, lo satisfactorio y necesario para la vida misma. A propósito del tema, de una manera didáctica, el autor hace valer su visión filosófica para enseñarnos el valor de la vida, de los detalles, de la amistad, de la familia y de aquello realmente valioso para con nosotros y para con los otros.
Agradecemos la puntual participación de Rubén Martínez García, que, a través de una investigación sobre Francmasonería, nos lleva a recorrer la historia, la influencia de la Revolución francesa en el mundo y el origen de los ritos, el deber del obrero y la importancia de las estructuras en una Logia. No pierda detalle en los elementos culturales y léxicos que pone de manifiesto su labor, esfuerzo y disciplina.
Finalmente, nuestro agradecimiento y bienvenida a Emmanuel Ortega Sosa, joven recién ingresado a la Orden que da cuenta de su experiencia y paso del ajefismo a la masonería. En su producción nos relata las preguntas que todo iniciado nos planteamos, además de las reflexiones filosóficas a las que llega, manifestando siempre la duda en aquello que observa y escucha. El ajefismo es una Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad, que está cumpliendo con su cometido y nos hace llegar elementos con firmes bases, comprometidos e interesados por la Orden y la humanidad para pasar de una etapa a otra. De ahí la importancia de sus palabras inscritas en el título, Mi testamento: del ajefismo a la masonería.
Para nosotros es un gusto, apreciado lector, su interacción con el texto. Pase a leer, su lectura es nuestro motivo.
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Humberto Mayorga Teyes
Igualdad y Fraternidad
Autobús
Ya se fue el camión, mierda, llegaré tarde, esta vez sí me van a despedir. El autobús no llega, ya es muy tarde, de verdad me van a correr, ya se me agotaron las excusas, no me van a creer cualquier cosa que me pueda inventar, sólo diré que se me hizo tarde. Recordando lo que pasó: desperté, hice mi “cama”, limpié un poco, tomé mis alimentos, nada nuevo, no entiendo entonces porque se me hizo tan tarde, siempre hago lo mismo y nunca me tardo tanto, bueno, en fin.
Ya pasó más de media hora y el autobús no llega. De saber que se tardaría tanto ya habría llegado corriendo; después de todo si llegaré tarde. Por fin. Alcanzo a ver un autobús; eso no cambia que llegaré tarde después de todo. No es el fin del mundo, sólo un trabajo más del que me despiden.
Subo al autobús, está en malas condiciones, pero funciona, no hay muchos pasajeros, los pocos que están sentados están solos, nadie está sentado al lado de nadie, y al parecer me subí en un autobús de la tercera edad, no soy bueno calculando edades, pero creo que rondan los setenta y la muerte, nadie se inmuta cuando subo, ninguno desvía la mirada, me siento, siguiendo el patrón. Un asiento solo en medio del autobús del lado de la ventana.
Avanzamos lentamente, es lento, al menos creo que va más rápido que una persona corriendo, creo No veo ninguna persona en la calle, ya es tarde, deben estar todos en el trabajo Pasan unos minutos, estoy sentado en el autobús mirando al frente, me acabo de dar cuenta que ya miré ese edificio antes, ya casi es momento de bajarme, me levanto, camino hacia la parte trasera del autobús, toco el timbre, espero que se detenga, se abre la puerta trasera, vuelvo a presionar el timbre, espero que se detenga, se abre la puerta, comienzo a bajar los escalones, ya no tengo prisa, después de todo me van a despedir.
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Estoy sentado en el autobús, ya había visto ese edificio antes, casi es hora de bajarme, me levanto, camino hacia la parte trasera del autobús, toco el timbre otra vez, espero que se detenga, se abre la puerta trasera, toco el timbre otra vez, espero que se detenga, caray, por fin se abre la puerta, que raro, un déjà vu, la puerta se abre, estoy por poner mi pie en el suelo estoy sentado en el autobús mirando al frente, y ya había visto ese edificio, espera… ¿Qué? ¿Qué carajos acabo de vivir?, no puedo creer que tuve un déjà vu. Ahora si tengo que bajarme, ese edificio anuncia mi bajada, me levanto rápidamente, y camino con prisa a la parte trasera, esta vez estoy seguro que no es un déjà vu. No es la misma caminata. Toco el timbre un par de veces seguidas, definitivamente no es un déjà vu. Las puertas se abren.
Estoy sentado en el autobús mirando al frente y ese edificio… ¡no!, espera, ¿Qué?… me levanto y corro hacia la parte trasera del autobús le grito al chofer que se detenga, nadie se inmuta por el escándalo que hago, no espero que se detenga el autobús, comienzo a bajar lo más rápido posible, intento abrir la puerta con mis manos…
Estoy sentado en el autobús mirando al frente, “no”, tengo que bajarme, corro hacia atrás, intento abrir la puerta con la fuerza de los golpes de las patadas, me duele por el impacto, pero no me detengo, por fin la puerta cede…
Estoy sentado en el autobús mirando al frente, ¿Por qué me duelen tanto las piernas? ¡Ese edificio!, ya recuerdo, tengo que bajarme de esta cosa, le doy un puñetazo al vidrio de la ventana de al lado, el vidrio cede al mismo momento que penetra en mi mano, me duele tanto, tengo miedo. Tengo que bajarme de aquí.
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Estoy sentado en el autobús mirando al frente, yo, tengo que bajar, pero no sé porque, ¿A dónde voy? Porque siento tanto dolor y miedo, estoy asustado y no sé por qué, tenía que bajar por algo
Estoy sentado en el autobús mirando al frente.
Estoy sentado en el autobús. Sentado en el. Bus. Error.
— Qué fue lo que sucedió ahora Dr Lam?
— La inteligencia artificial 63 desarrollo una pequeña falla, el sujeto desarrolló sentimientos no programados, en su mayoría desarrolló miedo, preocupación, e incluso dijo sentir dolor, así como un vocabulario no apto para menores que pudiera no gustarles a los compradores.
— ¿De dónde se nutre la memoria rogramada del sujeto?
— De una pequeña parte de la red, limitamos el conocimiento a una pequeña recopilación de 0 005 segundos de la red y todos los conocimientos fueron extraídos de perfiles de usuarios de la plataforma que preparamos para que las personas nos contaran en que trabajan y las actividades que realizan.
— Revise el archivo de memoria del sujeto.
— El archivo solo tiene escritas las últimas cinco letras mostradas en la pantalla.
— Comencemos una vez Más. Intento 64
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Alejandro Inguanzo Carrillo
El trabajo
¿Qué es el trabajo? El trabajo tiene varios sinónimos, tanto como sustantivo y como acción, por ejemplo: empleo, ocupación, tarea, labor, chamba, jale, esfuerzo, etc. También existen muchas frases que nos hablan del trabajo, por ejemplo: “El trabajo dignifica”, “El trabajo todo lo vence”, “lo que con mucho trabajo se adquiere más se ama”, o como decía Facundo Cabral, “Mira que si será malo el trabajo que hasta te pagan para que lo hagas” y no estaba tan equivocado pues, la misma etimología de la palabra trabajo nos refiere a un instrumento de tortura: el tripalium, que era un instrumento construido con 3 palos donde castigaban a los esclavos. Dicha palabra con el paso del tiempo fue evolucionando y sufriendo una morfología como ha sucedido con muchísimas palabras de nuestro español, que debido al uso cotidiano se tergiversa y transforma hasta convertirse en una palabra muy distinta a la original y se normaliza su uso pero que sigue guardando la esencia de su raíz.
Otra expresión que también he escuchado mucho es “Hay personas que trabajan para vivir y otras que viven para trabajar”. Creo que muchas veces hemos estado en ambas situaciones pues no siempre trabajamos en lo que queremos, de tal modo que sólo trabajamos para vivir pues necesitamos cubrir nuestras necesidades básicas, aunque no nos sintamos plenos haciéndolo, pero también hay ocasiones en las que nos vemos envueltos en una rutina tan tediosa y desgastante que pareciese que sólo vivimos para trabajar, pues por atender los asuntos del trabajo no tenemos siquiera oportunidad de disfrutar de las cosas buenas de la vida; aquellas que dejan satisfacción, placer y felicidad como el ocio, las amistades y la familia.
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Expuesto lo anterior, entendemos que la razón principal de trabajar es porque se requiere satisfacer las necesidades básicas, pues si no tuviéramos que preocuparnos por ellas posiblemente no trabajaríamos, y si lo hiciéramos, eso dejaría de llamarse trabajo, pues esas actividades que realizaríamos serían actividades recreativas o formativas, pasarían a ser solamente un hobbie o pasatiempo
¿Por qué trabajo?
A título personal, yo trabajo en el mundo profano porque necesito un sustento para cubrir mis n e c e s i d a d e s b á s i c a s , p e r o t a m b i é n p o r q u e b u s c o u n constante desarrollo personal y profesional.
Como ustedes saben, y al igual que varios de ustedes, trabajo en la docencia, la cual es una profesión donde las emociones fluctúan demasiado, en un momento puedes sentirte realizado al saber que estás aportando benéficamente a la sociedad y te satisface el desempeño de tus alumnos, sin embargo, en otro momento puedes estar enredado en un enmarañadero de emociones como enojo, estrés, impotencia, desesperación, etc
Otra cosa que tiene la docencia es que el nivel de exigencia es demasiado. Mucha gente juzga a la ligera a los maestros pensando que su trabajo es sencillo y relajado, cuando en realidad no tienen ni la menor idea de todo lo que se puede vivir en un sólo día de jornada laboral. Siempre me han gustado los retos y al trabajar en la docencia sé que cada día es un nuevo reto que cumplir, aunque confieso que a veces ha pasado por mi mente el claudicar.
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Ahora, una pregunta que deberíamos contestar todos los aquí presentes es:
¿Por qué trabajamos en esta institución? ¿Por qué trabajar en la Masonería? ¿Qué necesidad hay de trabajar tiempo extra? Aparte de la carga de trabajo que ya todos tenemos en nuestros respectivos trabajos profanos, y peor aún sin un sueldo o gratificación económica ¡Acaso sois mis Hermanos adictos al trabajo! Pues seguro estoy que más de una vez han recibido algún comentario similar de parte de su círculo cercano de personas; amigos o familiares.
Creo que muchos acudimos cada semana en busca de una respuesta que satisfaga a todas esas inquietudes, pero si de algo estoy seguro es de esa frase conocida por todos “Hay cosas que el dinero no puede comprar”, y como todos sabemos, el salario que recibimos por trabajar en la Masonería no es económico, es más, ni siquiera es algo tangible, es algo que no se percibe sensorialmente de manera sencilla. Es algo que se intuye y se percibe de manera vivencial, es esa aura que rodea a esa persona y que eleva sus cualidades morales e intelectuales más allá de lo inmediato, es platicar con esa persona y quedarte con la sensación de decir: “Tiene algo que lo hace distinto, pero no sé qué es”.
Existe una frase que dice “aquél que siembra un árbol a sabiendas de que su sombra no ha de disfrutar ha comenzado a entender el verdadero significado de la vida”. Me tomo el atrevimiento de tomarla y modificarla para adecuarla al tema que hoy compete, pues basándome en ella, de igual manera yo podría decir:
“Aquél que trabaja aún a sabiendas que por su esfuerzo no ha de lucrar, ha comenzado a transitar por los verdaderos senderos de la virtud”, y ya para terminar concluyo con la siguiente frase:
“Cuando el trabajo es un placer la vida es bella. Pero cuando nos es impuesto, la vida es una esclavitud” (Máximo Gorki [1868-1936] Escritor ruso)
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Juan Esteban Hernández López
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FRANCMASONERÍA
La historia de la masonería comienza en la Edad Media, muchos de los primeros masones se organizaron en logias masónicas para cuidarse unos a otros y a sus familias. Estas logias masónicas en el siglo XVII se reunían para aprender una serie de enseñanzas morales, con el tiempo cuatro logias se unieron en Londres para fundar la Primera Gran Logia el 24 de junio de 1717 Unos años después, en 1723, se redacta la primera constitución masónica, donde quedan establecidas las normas y ritos simbólicos de la institución, especialmente la tolerancia religiosa Los masones eventualmente formaron grandes logias en Irlanda y Escocia, luego en el resto de Europa.
Sus miembros se destacaron en el siglo XVIII por sus ideales ilustrados y su apoyo a las causas republicanas, tanto en Francia como Estados Unidos, adhiriendo a los ideales de la revolución francesa: la libertad, la igualdad y la fraternidad, en francés ¨Liberté, Egalité et Fraternité¨. La Revolución Francesa inició cuando las masas ciudadanas, empobrecidas y sometidas, se opusieron al poder feudal, desobedecieron la autoridad de la monarquía y encendieron la mecha del cambio histórico, así, derrocaron el gobierno aristocrático y emprendieron la caótica construcción de una sociedad basada en los derechos fundamentales de todos los seres humanos.
La francmasonería durante el siglo XVIII se vio envuelta en una serie de luchas políticas, producto de la afiliación de muchos personajes políticos e intelectuales, lo que conllevó que sus ideales (especialmente vinculados al racionalismo y al liberalismo político), estuvieran de manera intencional o no, en la agitación social de ese momento, de ahí la participación de los francmasones en la Revolución Francesa. Cabe señalar, que no todos los líderes de la Revolución Francesa fueron francmasones, aun así, podemos identificar con claridad a varios personajes claves: Marat, La Fayette, Philippe Egalité-Duque de Orleans, Westermann entre otros.
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Jean-Paul Marat
(Boudry, actual Suiza, 1743 - París, 1793)
Político francés. Nació en el seno de la humilde familia Mara, de origen sardo, de la que tomó su apellido Estudió medicina en París y se doctoró en Londres, donde en <1774 publicó en inglés The Chains of Slavery, obra en la que critica a la monarquía ilustrada De este período datan sus primeros contactos con la francmasonería.
Marqués de La Fayette
(Marie Joseph Paul Yves Roch Gilbert Motier, marqués de La Fayette o Lafayette; Chavaniac, Auvernia, 1757 - París, 1834) Militar y político francés. Este joven y rico aristócrata, oficial del ejército de Luis XVI, dejó pronto el ejército y se interesó por la i
Luis Felipe de Orleans
(París, 1773 - Inglaterra, 1850) Rey de Francia. Hijo del duque Luis Felipe II de Orleans (llamado Felipe Igualdad), y de Luisa María Adelaida de Borbón Penthievre, manifestó en su juventud gran entusiasmo por los ideales de la Revolución Francesa y perteneció al club de los jacobinos hasta fines del año 1791, en que fue destinado a mandar un regimiento
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Procedente de una Inglaterra que ha hecho ya su revolución, la masonería se instala en Francia, época en la cual la sociedad aspira a la libertad, después de la muerte de Luis XIV. Se sabe que, en la víspera de la toma de La Bastilla, había un poco más de 1000 logias, las cuales, durante la lucha civil, se verían drásticamente reducidas e incluso en la época del Terror sólo funcionarían aquellas que se declararon explícitamente revolucionarias y jacobinas.
Después de conocer un poco del origen de la Masonería y de cómo se desarrolló la Francmasonería en Francia, es interesante conocer un poco más allá el origen del conocimiento que tenemos de nuestra institución como masones, de su cultura, de su idioma y de su sociedad, el indagar un poco más de sus orígenes, datos interesantes y cosas curiosas que atraen nuestro interés y echan a volar nuestra imaginación. Agrego a este resumen una serie de palabras o vocabulario que se asemeja al español:
A p p r e n t i - A p r e n d i z A t e l i e r - T a l l e r
O r a t e u r - O r a d o r
O r d r-eO r d e n
A u g m e n t a t i o n d e s a l a i r e - A u m e n t o d e s a l a r i o
C o l o n n e - C o l u m n a
C o m p a g n o n - C o m p a ñ e r o
E x p e r t - E x p e r t o
F r a n c -m a ç o-nF r a n c m a s ó n
F r a n c -m a ç o n n e r i e - F r a n c m a s o n e r í a
O r i e n t - O r i e n t e
G r a n d e L o g e - G r a n L o g i a
H o s p i t a l i e r - H o s p i t a l a r i o
M a ç o-nM a s o n
R i t e - R i t o
V é n é r a b l e - V é n é r a b l e
F r a t e r n e l l e - F r a t e r n a l
P r o f a n e - P r o f a n o
I n i t i a t i o n : I n i c i a c i ó n
c é r é m o n i e - C e r e m o n i a
L o g e - L o g i a
P l a n c h e - P l a n c h e
T e n u–eT e n i d a
i l p l e u t - E s t á l l o v i e n d o
Asimismo, compartiré algunas citas y pensamientos masónicos interesantes:
Citations et pensées maçonniques
Philosopher, c’est apprendre à mourir Filosofar es aprender a morir Voyager c’est naître et mourir à chaque instant Viajar es nacer y morir a cada instante
Évite les querelles, préviens les insultes, obéis toujours à la raison
La vraie tragédie de la vie, c’est qu’on devient vieux trop tôt et sage trop tard
Evita las riñas, prevé los insultos, obedece siempre la razón
La verdadera tragedia de la vida es que envejeces demasiado pronto y sabio demasiado tarde.
Rubén Martínez García
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Mi testamento: Del ajefismo a la masonería
¿Qué puedo escribir? ¿Qué puedo dejar en mi testamento? ¿Cosas materiales? Esas nunca han sido mías y esas carecen de importancia cuando dejas el mundo de los vivos. ¿Preocupaciones y dolor para la familia? Esos lejos de ser deseables, lamentablemente son inevitables, el dolor siempre llega, no tiene sentido el mencionarlo.
De niño imaginaba un gran homenaje el día de mi muerte por haber hecho muchas cosas a lo largo de mi vida, volteo hacia atrás y pienso ¿Qué he hecho realmente? Reflexiono un momento y pienso que he hecho bastante, quizás no tan grande como un movimiento social, quizá no tan importante para tener una estatua en el jardín, pero creo que he hecho lo suficiente para ganar un lugar especial en el corazón de la gente que aprecio, creo firmemente en que ése sería mi mejor legado, aunque muera, viviré dentro de ellos, y una parte de ellos morirá conmigo, así es como sucede, algo se queda y algo se va, el ouroboros de la vida, la serpiente que devora su propia cola, no existe plenitud sin un vacío.
Afortunadamente, aún tengo tiempo para reescribir ese testamento, yo no he muerto, sólo una parte de mí lo ha hecho, el aire se llevó lo que ya no servía, el agua purificó lo que quedó y el fuego transformó y dio vida a un nuevo yo, “Ya no eres un joven, ahora eres un hombre”, escuché decir, sin embargo, no hace mucho entré aquí acompañado por mis Hermanos los Jóvenes AJEF, de manera simbólica, entregándome a la vida adulta, no hace mucho, me despidieron del AJEF, terminando de manera simbólica mi vida adolescente. No hace mucho, trabajamos juntos por alcanzar ésa misma madurez adolescente que nos diferencia de un niño Tiempo atrás, me encontraba en la misma situación que hoy, a oscuras, sin saber que una parte de mí moriría, una parte que tenía miedo, y una nueva nacería, una que buscaría entendimiento.
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Acepto este renacimiento como una evolución, como una integración de nuevos elementos a mi ser y no como un ancla permanente que me impida seguir el viaje, el camino al crecimiento y la madurez.
Ante los cuestionamientos sobre el antes y el después de un hecho, piensan que sólo hay dos mundos para mí, pero, la verdad es que nada más hay uno, aquel en el que me estoy forjando y construyendo Estamos en constante evolución y voy camino hacia adelante sin olvidar el origen.
El Gran Arquitecto me ha enseñado esto cada que quita la venda de mis ojos. El único mundo a mi disposición es mi propio mundo y de ese mundo no me puedo salir. El Gran Arquitecto, me enseñó el mundo ideal, el de la felicidad, donde no hay diferencias, el mundo de la Fraternidad Universal. Pero mi El Gran Arquitecto también me sacó de él, porque ése no es el mundo de los hombres, tampoco es mi mundo. El Gran Arquitecto del Universo me llevó a ese mundo y me enseñó cómo piensa y lucha un hombre para llegar a él, porque ése es el mundo del hombre y ser hombre es estar condenado a ese mundo
Es vanidoso creer que vivo en dos mundos, dos caminos o más. No soy Ingeniero, no soy Paramédico, no soy Artesano, no soy AJEF y no soy Masón, son partes de mí, claro, pero no soy yo, no son mi camino, únicamente hay un camino para cada persona, únicamente hay un camino para mí. Somos hombres y debemos estar conformes con el mundo de los hombres. Yo soy yo, y sólo puedo ser yo, y debo estar conforme con mi propio camino, ya que es el sendero que yo decidí recorrer, pero no puedo pasar por alto y no dar gracias, gracias al AJEFISMO y gracias a la Masonería, porque ahora son parte de mí, ahora tengo dos luces que me acompañan y me enseñan a ver el mundo de una manera más clara.
Mi camino siempre ha sido el mismo, solo hay un mundo para mí y es el mío.
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El Derecho a la Pereza; Un Dogma Desastroso.
“Ser libre es gastar la mayor cantidad de tiempo de nuestra vida en aquello que nos gusta hacer” José Mujica.
Una extraña locura se ha apoderado de las clases obreras de los países en que reina la civilización capitalista. Esa locura es responsable de las miserias individuales y sociales que, desde hace dos siglos, torturan a la triste humanidad. Esa locura es el amor al trabajo, la pasión moribunda del trabajo, que llega hasta el agotamiento de las fuerzas vitales del individuo y de su prole.
En vez de reaccionar contra tal aberración mental, los curas, los economistas y los moralistas, han sacro-santificado el trabajo.
Hombres ciegos y de limitada inteligencia han querido ser más sabios que su Dios; hombres débiles y despreciables, han querido rehabilitar lo que su Dios había maldecido
Yo, que afirmo no ser cristiano, ni economista, ni moralista, apelo a lo que en su juicio hay del de Dios; a los sermones de su moral religiosa, económica, librepensadora, a las espantosas consecuencias del trabajo en la sociedad capitalista.
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En la sociedad capitalista, el trabajo es la causa de toda degeneración intelectual, de toda deformación orgánica. Comparad la pura sangre de los establos de los Rothschild, servidos por una legión de birmanos, con las pesadas bestias normandas, que aran la tierra, acarrean el abono y transportan la cosecha a los graneros. Mirad al noble salvaje que los misioneros del comercio y comerciantes de la religión no han corrompido aún con sus doctrinas, la sífilis y el dogma del trabajo, y mírese a continuación a nuestros miserables sirvientes de las máquinas.
Cuando en nuestra Europa civilizada se quiere encontrar un rastro de la belleza nativa del hombre es preciso ir a buscarlo en las naciones donde los prejuicios económicos no han desarraigado aún el odio al trabajo. Es p a ñ a , q u e , ¡ ay ! , t a m b i é n va d e g e n e r a n d o , p u e d e a ú n vanagloriarse de poseer menos fabricas que nosotros prisiones y cuarteles; pero el artista goza al admirar al audaz andaluz, moreno como las castañas, derecho y flexible como un tronco de acero; y nuestro corazón se estremece oyendo al mendigo, soberbiamente arropado en su capa agujereada, tratando de amigo a los duques de Osuna.
Para el español, en quien el animal primitivo no está atrofiado, el trabajo es la peor de las esclavitudes. Al igual que los griegos de la gran época que no tenían más que desprecio por el trabajo: solamente a los esclavos les estaba permitido trabajar; el hombre libre no conocía más que los ejercicios corporales y los juegos de la inteligencia.
Fue aquel el tiempo de un Aristóteles, de un Fidias, de un Aristófanes; el tiempo en que un puñado de bravos destruía en Maratón las hordas del Asia, que Alejandro conquistaría rápidamente.
Los filósofos de la Antigüedad enseñaban el desprecio al trabajo, esta degradación del hombre libre; los poetas cantaban la pereza, ese regalo de los dioses: “O Melibae, Deus nobis hoec otia fecit” (Oh Melibas, Dios nos ha hecho este ocio).
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El Cristo bíblico, en el sermón de la montaña, predicó la pereza:
“Contemplad cómo crecen los lirios de los campos; ellos no trabajan, ni hilan, y sin embargo, yo os lo digo, Salomón, en toda su gloria, no estuvo más espléndidamente vestido”
Jehová, el dios barbudo y de aspecto poco atractivo, dio a sus adoradores el supremo ejemplo de la pereza ideal: después de seis días de trabajo se entregó al reposo por toda la eternidad.
¿Cuáles son, en cambio, las razas para quienes el trabajo es una necesidad orgánica? Los auverneses en Francia; los escoceses, esos auverneses de las islas británicas; los gallegos, esos auverneses de España; los pomerianos, esos auverneses de Alemania; los chinos, esos auverneses de Asia.
En nuestra sociedad, ¿cuáles son las clases que aman el trabajo por el trabajo? Los campesinos propietarios, los pequeños burgueses, quienes, curvados los unos sobre sus tierras, sepultados los otros en sus negocios, se mueven como el topo en la galería subterránea, sin enderezarse nunca más para contemplar a su gusto la naturaleza.
Y también el proletariado, la gran clase de los productores de todos los países, la clase que, emancipándose, emancipará a la humanidad del trabajo servil y hará del animal humano un ser libre; también el proletariado, traicionando sus instintos e ignorando su misión histórica, se ha dejado pervertir por el dogma del trabajo.
Duro y terrible ha sido su castigo. Todas las miserias individuales y sociales son el fruto de su pasión por el trabajo.
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Ramatis Axael Monsivais Herrera Extracto de “El derecho a la pereza”, 1880 Paul Lafargue
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