LA CAMPANA DE CRISTAL MONOLOGO DE LA CHICA QUE QUERÍA SER DIOS (Sobre el escenario están solamente la cama o camilla funcional de una clínica psiquiátrica. El blanco debe dominar el colorido o su ausencia a lo largo de todo el monologo. Se puede poner un biombo blanco o perchero reservado para enfermos que quieran cambiarse de ropa. Detrás de él se encuentra Silvia que ha comenzado a desnudarse. Finge ser ayudada, o más bien molestada por dos monjas encargadas de cuidarla, pero en realidad “está sola”.)
SILVIA: Dejadme hermanas, puedo hacerlo sola… No puede una librarse de vosotras ni en el manicomio, perdón en el hospital. ¡Mamá voy echar esta ropa a lavar (Tira la ropa por encima del biombo) Pero, que bobada si mamá ya se ha ido a casa. Bueno… es inútil llamar. no te dejan llamar (Tira más ropa) La ropa idiota de una estudiante idiota en una universidad de idiotas. Está sudada del viaje. Dios, qué asco. ¿Y mi camisón? Creo que esta aquí. Buff (Sale en camisón blanco y se dirige a la cama donde se pelea un poco con la almohada para alisarla) Bueno, menos mal, porque esta noche tengo que ensayar. (Al ´publico) Sí, ensayar, porque mañana me recibe por fin el doctor y lo podría ser la última vez si no lo hago bien… y no creáis que es fácil. Es mucho peor que una entrevista de trabajo, y no hay cursos de entrenamiento…y no es fácil contar una vida futura, inventarse un porvenir de ilusiones en el que no solo te vas a salvar a ti misma sino que vas a ser una más en el mundo, ayudando a los otros. Pueden sacar cualquier conclusión de lo que digas o dejes de decir, hasta por tus gestos
o tu forma de abrocharte los botones (mira al púbico y pone una voz de falsete) Pero doctor ¿ no me ve? si estoy mejor que usted, si tengo un trabajo esperándome y un marido impaciente. Tengo una noche para prepararme y prepararlo todo, saben leer entre líneas y allí es donde juegan los gestos y el saber utilizar mi corta experiencia en las funciones escolares. Y esta noche, de todas formas no podría pegar ojo. Me pusieron otra de esas horribles inyecciones para dormir con las que te levantas hecha una zombie legañosa, y esta tarde, cuando casi no había en la máquina una plaga de insectos negros como la noche. Saben horrible, pero tienen cafeína. Al principio no me funcionaba, vaya pesadilla. Aquí hasta las máquinas tienen trastornos de la personalidad. Si algo sale mal, maldita sea, tendré que quedarme aquí unos días, como dicen esos amables doctores, asexuados bajo sus batas blancas y su fingida entereza, su altanera posición de haber estado mucho tiempo en la universidad. Y unos días pueden convertirse en semanas o hasta en meses o aún más… No podría sentarme otra vez ante la mesa del electro ni dejar que me ataran con correas a la cama, como a una fugitiva de la ley. Desertora de Walt Disney pero también del romance estilo Hollywood y de las religiosas. Enemiga de los míos, el peor crimen. Automutilarse, autodestruirse no es un camino corto pero la vuelta es larga, como el despertar de la Bella Durmiente. Despertar y ver que el mundo, toda esa gente ha seguido sus vidas sin ti, que apenas te han echado de menos. El médico me preguntará ¿por qué lo hiciste? Y yo diré “Nunca volveré a hacerlo”, “Fue una estupidez”, me había peleado con Ted y con mi madre… cuando me hubiera gustado contestarle. ¿Usted nunca lo ha pensado? (Al público) ¿Nunca han pensado en salirse por un atajo? No, mejor que no, y aunque así fuera no me lo contarían . Como decía Ted “no juegues carreras con la muerte porque ella suele Salir ganando”.
Aunque el que sabía de coches era Buddy. Tu Ted eras el poeta, el gran poeta que acumulaba premios como yo coleccionaba las cartas de las negativas de revistas y editoriales. ¡Pobre Buddy! seguramente lo casarán con una imitadora de Olivia Newton John, pero con un gran futuro y un impecable expediente académico. Si Ted era mi Dios de las letras y el saber, Buddy era uno de los ídolos de la Universidad, popular y adorado, bueno en los estudios y excelente en el rugby. Un chico popular que acabó en una oficina porque según decían “había vivido por encima de sus posibilidades” Pero ahora Buddy era la sombra de un payaso, en un puesto fijo donde envejece mal. Yo me sentía halagada de que se hubiera fijado en mí, pero pronto algo se rompió. No decía nada pero se alejaba de mí día a día siguiendo los consejos de sus envarados progenitores y sus señoras limpiando pequeños o grandes salones. Bueno, pues adiós Buddy, vuelve al futbol y las carreras de coches, a la bolsa y a las computadoras que hacen dinero sin parar. Pero ante el doctor, ante la mirada de rapiña de la enfermera, debo fingir que puedo reírme hasta de eso. (Sonríe) Tomarme botes y botes de nembutal, ¡qué tontería!. Para que luego te laven el estómago y te miren como a una delincuente. Porque mucha gente piensa que eso de quitarse de en medio, es un acto terrible de egoísmo. Se olvidan de que a veces con una palabra amable, una oportunidad nueva o con una forma de sentirse útil basta para volver de ese laberinto al que unos llaman depresión, otros trastorno, otros neurosis o brote, como el brote de una planta maligna que se ha instalado en un cerebro virgen. A la hora de juzgar, todos sabéis ( bueno, saben) mucho de psicología, de matrimonios; como las editoriales fingen saber mucho de literatura y de marketing cuando rechazan tus manuscritos porque son deprimentes, porque no conducen a la tierra de Oz, al castillo de Harry Potter, a la guarida de los vampiros recién graduados, ufanos y ufanas con su ridículo birrete hacia el paro o la empresa familiar, la tierra media de los Elfos sino a ese terreno indescriptible donde gobierna Ted… o Johnny que se alimenta del pánico, de las pesadillas nocturnas y diurnas. Un héroe de comic que aparece en mis sueños, en mis sueños mas horribles planchando la capa de un superhéroe o viendo las viejas medallas de Papa, que nunca se cansará de recordar que ha estado en el frente. Presumía de haber luchado contra los nazis pero cada vez se le puso mas pinta de nazi como si después de matarlos sus almas se sumaran a la suya, en un largo tempano eléctrico. Como Frankenstein, desencadenado. Estaba sola en casa y escribí una nota que luego salió los periódicos de todo el Estado. Decía algo así como “He salido a dar un paseo. No os preocupéis, Volveré dentro de dos días”. En plan Virginia Woolf pero mintiendo, al estilo americano. Primero lo intenté con el gas, pero fallé. Los procedimientos caseros para quitarse del medio suelen ser un desastre. Como
colgarse de una lámpara. Haces el ridículo porque te caes tú, la lámpara, el yeso del techo… Aquí en América( bueno en los Estados de Unidos de América) hay que ser feliz o por lo menos aparentarlo. A la gente le gusta leer historias trágicas, pero cuando tiene personas así en la familia o en círculos cercanos huye de ti como si las llamadas “enfermedades del alma” fueran más contagiosas que la lepra. (Al público) ¿O no? Bueno, sigo contando, lo del baño y los na tranquilizantes. Por eso estoy aquí. Me pillaron a tiempo. Sé que muchos diréis ¿ y esta tía porque nos cuenta esto ¿Para amargarnos la noche? Si os fijáis en las parejas que van a los videoclubs casi siempre cogen (y suele ser casi siempre el chico) películas de miedo, mucho miedo, para pasarlo en grande en las manos de alguien dispuesto a amárgales la noche. De los telediarios y los periódicos nada sé ya, ni quiero saber desde que ejecutaron a los Rosemberg. Pero que espero yo, o que no esperar de un país donde los indios, si, esos de las películas que antes veíamos por la tarde, siguen reclamando sus tierras. Los indios y los locos, seguimos reclamando nuestra tierra. (Hace el aullido de un piel roja). A veces yo también me siento un poco mestiza. Y eso ni a Ted, ni a Buddy ni a mi madre, les gustaba. Querían una chica corriente porque creen que ser corriente, no aspirar a otra cosa, equivale a ser feliz.
Pero yo no quería ser famosa por esos medios. Por meter la cabeza en el horno dejando una nota y a una leyenda atrás. Sé que mucha gente se suicida por venganza, vamos que lo hace contra alguien (al público) Pero a no ser que creas en Dios o en el Infierno no vas a poder saborear el dulce fruto de tu venganza, e incluso serás rápidamente barrido del imaginario social con alguna etiqueta. Aunque quede una herida entre los que te han amado: el padre exigente, la madre entregada pero inestable, Tedd como testaferro de tu obra inédita, Buddy diciendo “se veía venir”. Queríamos ser famosos, pero no así. Fue la pobreza, la recesión lo que contribuyó a deteriorar nuestro matrimonio porque no creíamos el uno en el otro y, sobre todo, que te había buscado en cocteles, veladas literarias y estanterías varias. Pensar que hubo una vez días luminosos en que pensamos que podíamos comernos el mundo. Pero mamá, siempre tan previsora, me avisó “Si te comes el mundo corres el riesgo de atragantarte. (Coge la almohada y se aferra a ella) Ni siquiera la llegada de las niñas trajo esa paz que esperábamos. Supongo que ellas más que nadie tienen derecho a hacerme reproches. Deja la almohada suavemente sobre la cama y la acaricia (Llorosa y luego rabiosa) Sabes que las quería mucho, que hubiera dado todo por ellas, pero para mi el oficio de ser madre y de triunfar allí donde tu ya eras un ídolo no fue tan fácil. Por eso no me gusta (al público) que simplifiquéis esta historia: Ted el ogro y Sylvia la princesa herida. Al menos mientras viví nadie me juzgó así sino como un problema sin resolver que tenía que resolver yo misma, por encima de diagnósticos, entregándome a una vida hogareña como la que, al menos al principio, me dieron mis padres y renunciar a ganarte en esa ridícula carrera hacia la posteridad. Si no me queréis, queredme por mi escritura. Ahora se acaba la función, Saldré por la otra puerta, si la que no ha a ningún sitio, digan lo que digan (se oyen pasos. Silvia se toma un montón de pastillas de distintos frascos de colores y se esconde detrás del biombo. Se oyen pasos de monjas y voces, algún ruido de puerta. Silvia se asoma y se dirige al público) Esto empieza a hacer efecto, aunque ya las oigo acercarse, si se acercan como ratoncitos y vienen a buscarnos, ya llegan, llegan a por mi. Si preguntan decidles que salí antes, que tuve que salir con las otras, que estoy en la consulta, esperando una sentencia más. Y así, a Dios.