El
bosque de colores
PRIMER CICLO LECTURAS DE COMAYAGUA Colección
Si creo y leo, me recreo
SECRETARÍA DE EDUCACIÓN
EDUCACCIÓN es un programa implementado por la Agencia de los Estados
Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Secretaría de Educación de Honduras, administrado por American Institutes for Research (AIR).
La elaboración de este libro para las niñas y niños de Honduras ha sido posible gracias al generoso apoyo del Pueblo de los Estados Unidos de
América a través de la USAID. El contenido del mismo es responsabilidad de
las autoras y autores y no necesariamente refleja el punto de vista de la USAID o del Gobierno de los Estados Unidos.
El
bosque de colores
Ilustraci贸n: Elena S谩nchez.
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CREACIÓN ORIGINAL DE LAS NIÑAS Y LOS NIÑOS DE ESQUÍAS, LA LIBERTAD, SAN JERÓNIMO Y SIGUATEPEQUE, COMAYAGUA. Esta edición de EL BOSQUE DE COLORES, PRIMER CICLO, fue realizada por el PROYECTO EDUCACCIÓN, en coordinación con la Dirección Departamental de Educación de Comayagua y la Dirección Distrital de Educación de cada municipio. ISBN: EL BOSQUE DE COLORES D.R. © SECRETARÍA DE EDUCACIÓN, REPÚBLICA DE HONDURAS 2014. © USAID AUTORES Y AUTORAS: Cristian Arony Donaire, Odeth Loany Suazo, Yasmin Hernández, Cristian Sady Varela, Yesmi Nayeli Cáceres Varela, Seylin Teresa Lazo Suazo, Edgar Noel Romero, Yendi Yonexi Canaca Varela, Jessy Odalys Canaca Guerrero, Jeidy Norely Suazo Buezo, Loren Adriana Laínez Zavala, Erick Xabier Romero Paredes, Fernando Josué Coello, Juliette Monzerrath Hernández Suazo, Mario Joel López Martínez, André Jessury Zelaya Suazo, Javier Francisco Yanes, Bessy Carolina Caballero, Angie Nayely Banegas, Katherine Valeria Meza, Andrea Yamileth Mayes, Ana Liliana Ábrego, Luis Miguel Gámez, María Isabel Pérez, Fátima Jasmín Bueso. ILUSTRADORES (as): Niños y niñas del Centro de Educación Básica La Buena Nueva, El Tablón, Yamaranguila, Intibucá. MEDIADORES Y MEDIADORAS: Santos Pérez, Francisca Flores, Manuel Varela, Carmen Mejía, Iris Almendares, Isis Martínez, Hetter Núñez, Reyna Galo, Yeni Sierra, Lety Sierra, Iliana Andino, Rosalba Carranza, Yorleny Calderón, Beky Zelaya, Eufemia María H., Ronmel Portillo, Dabeida Morán, Jerson Espinal, Luis Beltrán, Norma García. Primera edición, 2014 Diseño de concepto: Proyecto EducAcción Edición: Rebeca Becerra Hecho en Honduras Se permite la reproducción total o parcial de esta producción solo para fines educativos, por medios electrónicos o mecánicos, fotostáticos, por registro u otros métodos, siempre y cuando se respete la integridad de la misma, así como los créditos aquí registrados, mediante solicitud expresa y escrita ante los editores. Se prohíbe su reproducción con fines lucrativos.
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A MANERA DE PRESENTACIÓN EL BOSQUE DE COLORES
No siempre se tiene la oportunidad de contar con un libro escrito por niños y niñas en Honduras. Se suelen tener muchas dificultades, especialmente porque nuestra experiencia en la producción de nuestros propios textos ha sido débil. Pero no solo es el desafío de las dificultades del medio, sino las dificultades metodológicas para producir lenguaje creativo, lograr que los niños y niñas se expresen libremente, que se comuniquen para decirnos lo que sienten, lo que imaginan, lo que piensan. Por esa única razón, es muy satisfactorio tener la oportunidad de contar con este libro: EL BOSQUE DE COLORES, un libro de cuentos escrito por los niños y niñas de Esquías, La Libertad, San Jerónimo y Siguatepeque del departamento de Comayagua. En la producción de este libro participaron docentes, docentes, directores(as) de escuelas, directores(as) distritales, escritores(as) expertos(as) y muchas personas que han hecho posible este trabajo. Por eso debemos apreciarlo y utilizarlo de la mejor manera, para que fortalezca con eficiencia las habilidades de lectura de nuestros niños y niñas del primer ciclo escolar. Recomendamos la lectura de este libro que estamos seguros despertará en nuestra niñez el interés por la lectura.
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A LOS MAESTROS, MAESTRAS Y ESTUDIANTES
Uno de los conocimientos más valiosos con que contamos, es que para aprender hay que leer. Los libros son las puertas al conocimiento y no podemos abrirlas si no sabemos leer. Los libros nos llevan a mundos de imaginación mientras satisfacen nuestra curiosidad natural, nuestro deseo de aprender. Lo primero es aprender a leer, y solo se puede lograr leyendo. Solo la lectura permanente nos convierte en buenas y buenos lectores, por eso hay que leer todos los días. Esta colección de textos escritos por los niños y niñas de Esquías, La Libertad, San Jerónimo y Siguatepeque, Comayagua, y mediados pedagógicamente por un selecto equipo de docentes de Francisco Morazán, está llena de fantasía e imaginación, por eso creemos que despertará un gusto especial por la lectura, y logrará divertir a las y los estudiantes y maestros y maestras. Fueron hechos para ser compartidos en la escuela, la familia y en los espacios públicos de la comunidad. Debemos hacer de la lectura una empresa común hasta que todos los niños y niñas logren una lectura fluida y comprensiva, con la dicción adecuada, de esa manera lograremos mejores rendimientos académicos. Docentes de español han recomendado que las y los estudiantes propongan actividades para fomentar la lectura con este libro, que se realicen actividades no solo en el aula, sino en el patio de la escuela y en la casa. Por ello es recomendable crear un programa de lectura que funcione periódicamente, de manera semanal y mensual. Que se organicen las niñas y niños lectores y se realicen lecturas propuestas por ellos y ellas, que compartan sus experiencias de lectura en la casa y en la escuela y que siempre se comente lo que se haya leído. ¡DISFRUTEN UNA CREACIÓN MARAVILLOSA!
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RECOMENDACIONES PARA LEER EN FAMILIA La lectura en familia es la más recomendable porque en la convivencia podemos compartir dudas, sugerir ideas y solucionar dificultades. Algunas recomendaciones para la lectura en la familia son las siguientes: Definir una hora en el día y un espacio en la casa para leer. El lugar debe ser cómodo y estar iluminado. Seleccionar juntos o juntas el texto que se va a leer. A las niñas y niños pequeños hay que señalarles con el dedo las palabras mientras se leen, esto les servirá para relacionar lo escrito con lo que oyen. Siempre hay que explorar el título, haciendo que la niña o niño lector participe intentando anticiparse al contenido del texto. También hay que explorar lo que observan en las imágenes haciendo preguntas sobre qué ven y a qué se refiere. Interrogarlos(as) cada vez que sea necesario para saber lo que imaginan sucederá a continuación. Solicitarles que cambien el final de un cuento o relato si lo desean. Al final de la lectura, preguntar sobre qué se leyó, a qué se refirió el texto, qué opina de él, si les gustó, entre otros.
¡LEER EN FAMILIA ES UNA GRAN IDEA!
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ÍNDICE
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El monito y las bananas desaparecidas
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La gran pelea
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El bosque quemado
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El susto de Jorge y María
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La gallina y los pollitos
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La fuente de los deseos
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El pez y el cocodrilo
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El águila y la zorra
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El jardín de Salomón
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El hombre destructor
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El pajarito estudioso
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El gato bromista
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El bosque de colores
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Eric y su mascota Felipe
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Mi abuelo y yo
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Los tres conejitos
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La guacamaya egoísta
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La rosa presumida y la calabaza
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humilde Los niños desobedientes
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El carro mágico
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La historia de una gotita
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La gran aventura de Jorge
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La mosca que soñaba que era un
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águila Mi regalo
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Payasito, payasón
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Ilustraci贸n: Elena S谩nchez.
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Lecturas de: Esqu铆as, La Libertad, San Jer贸nimo y Siguatepeque
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EL MONITO Y LAS BANANAS DESAPARECIDAS
E
n un bosque vivía un monito al que le gustaba mecerse en las lianas. El monito tenía una huerta de bananas que visitaba todos los días. Muy feliz compartió la primera cosecha con los demás animalitos. Pasó el tiempo. Una noche un zorro muy hambriento se llevó tres racimos de bananos; por la mañana llegó el monito muy alegre a ver su huerta y notó que le faltaban tres racimos, se puso muy triste, vio que había rastros de huellas y las siguió para descubrir a dónde llegaban. El monito llegó hasta una cueva, entró, se encontró con el zorro. —Te he descubierto y quiero que respondas lo que te preguntaré —dijo el monito— ¿Por qué te has robado mis racimos de bananas, si yo las cosecho con el propósito de compartir? —Es que yo tengo mucha hambre —dijo el zorro. —Lo mejor es que pidas permiso para agarrar las cosas que no son tuyas —dijo el monito. —Yo te pido disculpas —respondió el zorro— porque he cometido un gran delito, te prometo que no lo volveré a hacer.
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El zorro ayudó al mono a llevar los racimos de banana a su casa, al llegar el monito lo invitó a que lo acompañara a dormir, el zorro aceptó y descansaron muy bien. A la mañana siguiente el monito le dijo al zorro que invitara a todos los animales del bosque a su huerta. Todos los animales llegaron y recibieron deliciosas bananas. El monito cada año cultiva sus frutas y vegetales y los comparte con los demás.
Odeth Loany Suazo.
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Ilustración: La culebra - José Alberto Hernández.
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LA GRAN PELEA
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n un bosque muy lejano a la orilla de una laguna vivía una rana, un perro y una culebra. Todas las mañanas la rana salía a cantar sobre una piedra pero a la culebra le enfadaba su canto. Un día la culebra le gritó: —¡Rana escandalosa! no me dejas descansar. Una mañana la rana se estaba preparando para cantar y su sorpresa fue que en la piedra estaba un perro muy hambriento. —¿Qué buscas aquí en nuestra laguna? —preguntó la rana. —¡Vengo a comerte! —le dijo el perro. —No me comas —dijo la rana— yo soy muy pequeña y no te vas a llenar. —Tienes razón —dijo el perro pensativo. La culebra fue a vigilar si el perro se había comido a la rana y cuando vio que estaba viva se la comió de una sola tarascada. En el estómago de la culebra, la rana, gritaba muy fuerte, cuando el perro escuchó los gritos se regresó y le dijo: —¿Qué le hiciste a mi amiga la rana?
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El perro apretó muy, muy fuerte el estómago de la culebra y la rana salió saltando por la boca. La culebra salió huyendo a toda prisa del lugar. La rana muy agradecida le prometió al lindo perro que todas las noches lo cuidaría de los mosquitos para que no lo picaran. Los dos amigos vivieron felices en la laguna del bosque.
Cristian Arony Donaire.
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EL BOSQUE QUEMADO
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n un hermoso bosque vivían pájaros, mariposas y muchos otros animalitos; árboles y una fuente de agua. Las personas hacían excursiones y cuidaban su hermoso bosque. Un día, un muchacho travieso le prendió fuego y del bosque comenzaron a salir grandes llamaradas. La fuente de agua se secó y los animalitos lograron huir a otro bosque. Desde ese día el muchacho travieso andaba siempre triste porque se dio cuenta del daño que había causado y decidió reforestar el bosque destruido, las personas del pueblo le ayudaron y con el tiempo aquel bosque se fue recuperando.
Seylin Teresa Lazo Suazo.
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16 Ilustración: El susto de Jorge y María - Lucía Dinora Gutiérrez.
EL SUSTO DE JORGE Y MARÍA
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ace algunos meses en el pueblo de El Matasano, un niño llamado Jorge y una niña de nombre María salían de la escuela como de costumbre, se pusieron a hacer sus tareas en la calle, sin acordarse de que la maestra les había dicho que no se detuvieran en el camino porque era muy peligroso, pero Jorge y María no tomaron en cuenta los consejos de su maestra y se detuvieron a trabajar a la orilla de la carretera. Pasaron unos minutos, ellos discutían sus tareas, cuando apareció un bus que venía a toda velocidad y casi los atropella, Jorge y María se asustaron y rápido se apartaron, el conductor detuvo el bus como pudo y se salvaron de ser atropellados. Jorge y María, asustados, le agradecieron al conductor. Desde entonces nunca volvieron a detenerse en la carretera y aprendieron que deben obedecer a quienes les dan consejos sanos y sabios.
Cristian Sady Varela.
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8 Ilustraci贸n: La gallina y los pollitos-Dina Edith Hern谩ndez.
LA GALLINA Y LOS POLLITOS
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abía una vez unos pollitos que iban para la escuela. Era su primer día de clases, pensaban y comentaban que nadie jugaría con ellos porque uno era ciego de un ojo. Al llegar a la escuela los demás animalitos estaban en la puerta, al ver a su maestra se sorprendieron pues era una coneja que tenía un ojo ciego igual que uno de los pollitos; las y los compañeros comenzaron a burlarse del pollito y la maestra. Ella les llamó la atención, pero a los animalitos les encantaba hacer bromas; la maestra les explicó el porqué ella y el pollito, tenían ese problema en uno de sus ojos, los animalitos comprendieron y pidieron disculpas. Al regresar a su casa los pollitos comentaron a sus padres sobre el valor de respetar a los demás.
Yesmi Nayeli Cáceres Varela.
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Ilustraci贸n: El bosque quemado - Carlos Uriel L茅muz.
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LA FUENTE DE LOS DESEOS
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ace muchos años existió un bosque donde crecían hermosas enredaderas con flores y grandes árboles. En ese mismo bosque surgió una gran fuente de agua a la que le llamaban “la fuente de los deseos”. Los animales siempre se reunían en el bosque alrededor de esa fuente, pero no entendían por qué se llamaba así. Un día una ardilla que vivía en un árbol cerca de la fuente dijo: —¿Por qué esta fuente se llama así? Tal vez porque complace deseos, entonces pediré el mío, deseo que este sea el bosque más bonito de todos. Y así fue, el bosque se hizo más bonito de lo que era. La ardilla impresionada les contó a todos los animales lo que había pasado, entonces entendieron por qué se llamaba así. Desde ese momento todos los animales del bosque pedían deseos tras deseos todos los días.
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Una vez, una serpiente pidió un deseo, que nunca debió pedir, que el gran y hermoso bosque se convirtiera en una gran ciudad. De repente los árboles, las flores, el aire puro que respiraban desapareció. —¿Pero qué has hecho? —dijo la ardilla cuando vio tal cosa— no debiste pedir ese deseo. —Perdóname amiga ardilla, es que yo siempre quise vivir en la ciudad. —¿Dónde estará la fuente? —dijo la ardilla. Todos los animales empezaron a buscar la fuente en medio de inmensos edificios, hasta que al fin la encontraron y entonces dijeron: —Deseamos que esta gran ciudad desaparezca y que venga el lindo bosque que había antes, lleno de hermosas enredaderas. Entonces así fue, todo volvió a ser como antes. Los animales estaban muy felices de vivir en el bosque y le dijeron a la serpiente que no volviera a pedir otro deseo como ese porque el bosque es el mejor lugar para que vivan los animales.
Yasmín Hernández.
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Ilustración: El cocodrilo y el pecesito - Any Adelina Vásquez.
EL PEZ Y EL COCODRILO
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n pez chiquito andaba perdido en la zona de los cocodrilos, aunque decían que no había más cocodrilos porque los cazadores los habían atrapado, pero todavía existía uno. El pececito aterrado se escondió. —¿Dónde estás pececito? —dijo el cocodrilo— Hoy sí te comeré.
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—No me coma por favor —contestó el pececito horrorizado. —Ven acá, no te haré daño —le dijo el cocodrilo. El pececito nadó lo más rápido que pudo y se escondió detrás de una piedra. El cocodrilo se fue a toda velocidad para cazarlo y mordió la piedra. —Cuando mis dientes crezcan te comeré pececito —dijo el cocodrilo con las encillas adoloridas. Al poco tiempo los dientes le crecieron y empezó a buscar al pececito. —¡Hoy si te comeré! —exclamó el cocodrilo. El pececito lo miró y pensó ponerle una trampa, el cocodrilo se dio cuenta y le dijo: —No dejaré que me atrapes. Nuevamente el pez se escondió detrás de una piedra y el cocodrilo furioso mordió la piedra y otra vez los dientes se le quebraron y salió llorando. Jamás pudo atrapar al pececito porque cada vez que quería atraparlo se escondía en una piedra más grande y fuerte.
Edgar Noel Romero.
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Ilustración: El águila y la zorra - Erlin Joel Martínez.
EL ÁGUILA Y LA ZORRA
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n águila que vivía en el bosque para sentirse importante quería robar los hijos de una zorra. La zorra andaba siguiendo al águila para pedirle que ya no molestara, pero como ella era poderosa y la zorra humilde y pequeña no le hizo caso. La zorra se enfureció y trajo muchas ramas secas y le prendió fuego al árbol donde vivía el águila. El águila para evitar que sus hijos se quemaran le dijo a la zorra que se los cuidara. La zorra apagó el fuego para salvar a sus hijos y a las indefensas aguilitas. En ese momento el águila comprendió que los grandes no deben molestar a los pequeños.
Yendi Yonexi Canaca Varela.
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EL JARDÍN DE SALOMÓN
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n una humilde choza vivía don Salomón, su único tesoro era un hermoso jardín. Toda la gente admiraba su trabajo. Don Salomón era un señor muy dedicado y solamente compartía con las personas que él quería. Un día llegó a su casa Adalinda, una joven que admiraba su jardín. —Hola don Salomón —dijo Adalinda. —Hola —contestó don Salomón. —¡Qué hermoso jardín tiene! ¿Quién se lo sembró? —preguntó Adalinda. —Fui yo —contestó don Salomón. —Pero qué hermosas flores. ¿Son suyas? —dijo Adalinda. —Sí, son mías —contestó don Salomón. —¿Me vendería una de sus flores? —dijo Adalinda. —No, no puedo —contestó don Salomón. —Pero ¿por qué? —preguntó confundida Adalinda. —Ya le dije que no y no insista, así que mejor lárguese de aquí —dijo don Salomón molesto.
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—Está bien, me voy, no fue mi intención molestarlo —le dijo la joven, sintiéndose avergonzada. A los pocos días don Salomón se enfermó y no podía cuidar el jardín. La joven Adalinda volvió a pasar por ahí y miró que el jardín se estaba secando y dijo: —No puede ser, el jardín de don Salomón se está secando, iré a regarlo. Cuando don Salomón se recuperó se dio cuenta que si no hubiera sido por la joven se hubiera perdido su hermoso jardín, también se dio cuenta que estaba siendo grosero con las demás personas y desde entonces don Salomón es una persona muy amable con los demás. Jessy Odalys Canaca Guerrero.
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Ilustraci贸n: El hombre destructor - Fany Rosaura P茅rez.
EL HOMBRE DESTRUCTOR
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abía una vez un hombre llamado Pancho, el destructor. Todos en el pueblo le llamaban así porque le gustaba cortar los árboles y quemar los bosques. Un día por la mañana tomó su motosierra y se fue a uno de los pocos bosques que quedaban en el pueblo. Cuando Pancho, el destructor término de talar el bosque sintió tanta sed y dijo: —Iré a la quebrada que está más cerca a beber agua fresca. Al llegar a la quebrada su sorpresa fue que se había secado. Pancho sentía tanta sed que pensó que moriría, corrió y corrió buscando agua para tomar. Al fin llegó a una pequeña fuente de agua. ¡Qué alivio sintió Pancho! ¡Qué agua tan deliciosa! Desde ese día Pancho prometió no volver a cortar los árboles porque se dio cuenta que el agua se estaba acabando. Pancho decidió sembrar todos los árboles que había cortado. Entonces ya no se llamaba Pancho, el destructor, sino Pancho, el constructor.
Jeidy Norely Suazo Buezo.
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Ilustración: El pajarito estudioso - José Emilio Hernández.
EL PAJARITO ESTUDIOSO
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n un jardín muy lejano vivía una rosa que le gustaba leer. Un día llegó un pajarito a saludarla, y le preguntó: —¿Qué estás haciendo? —Leo mi libro —le contestó la rosa.
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El pajarito le comentó que sus padres habían fallecido y que no estaba en la escuela y que sabía que es muy importante asistir a clases. —Ah bueno —le dijo la rosa— yo te puedo enseñar a leer para que aprendas algo y luego irás a la escuela. —Sí, ¡qué bueno! —le contestó el pajarito. Un búho anciano escuchó y les dijo: —Mira, querida rosa, no lo pongas en esa escuela, cuentan que hay gatos que se comen a los pájaros, también los cazadores viven cerca. La rosa le dio las gracias al señor búho por la advertencia. Los tres se pusieron a pensar, de repente la rosa dijo: —El señor búho puede enseñarnos muchas cosas ya que es uno de los animales más sabios. El búho aceptó ser el maestro del pajarito, el pajarito se alegró mucho. Al día siguiente comenzaron las clases.
Loren Adriana Laínez Zavala.
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32 Ilustración: El gato bromista - Elmer Renán Gutiérrez.
EL GATO BROMISTA
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l gato Colocho era muy bromista, siempre estaba haciendo bromas a los demás. Un día se dijo: —Colocaré esta cáscara de guineo en el patio de la escuela, cuando alguien pase se resbalará y caerá, yo me voy a reír de quien se resbale. De pronto el timbre sonó, el gato Colocho se asustó y salió corriendo, se resbaló y se cayó. Todos se reían de él, se sintió muy apenado y dijo: —Esto le pudo pasar a alguien y yo me hubiera reído. Hoy me di cuenta de lo malo que se sienten los demás cuando les hago bromas. He aprendido la lección, nunca más volveré a hacer bromas.
Erick Xavier Romero Paredes.
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Ilustración: El bosque colorido - José Alberto Vásquez.
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EL BOSQUE DE COLORES
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n un pueblo lejano había un bosque de árboles de hojas que tenian todos los colores. Solo un niño del pueblo conocía el bosque, él iba a jugar todos los días con los animales; el niño, luego de jugar, miraba las hojas con admiración y cariño y se despedía. Un día un leñador siguió al niño, al llegar al bosque vio que las hojas de los árboles eran de todos colores. El leñador corrió al pueblo, les contó a todas las personas. Todos fueron a ver el hermoso bosque, pero los leñadores querían cortar los árboles con sus hachas, el niño los vio y quiso detenerlos pero no pudo porque los leñadores eran muy fuertes; entonces abrazó un árbol y dijo: —¡No hay otro lugar en el mundo igual a este, si talan estos árboles no existirá ningún bosque colorido! La gente al ver la valentía del niño, admirados reflexionaron y no siguieron talando el bosque.
Fernando Josué Coello.
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ERICK Y SU MASCOTA FELIPE
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rick tenía de mascota a un ratoncito, el ratoncito se llamaba Felipe, vivía en una caja para zapatos que Erick le había acondicionado. Felipe era de color azul y muy educado porque Erick lo había entrenado muy bien. Los sábados siempre salían los dos al jardín a jugar, los domingos Erick iba a la iglesia y dejaba a Felipe en su cajita, Erick siempre le decía: —Cuando yo salga tienes que quedarte en la cajita. Felipe era muy obediente, siempre le hacía caso. Un lunes Erick iba para la escuela, cuando todos llegaron la profesora les dijo: —Mañana cada quien va a traer su mascota, pasará al frente, la presentará y hablará de lo que hace para cuidarla. Cuando Erick llegó a la casa le iba a dar la buena noticia a su mamá, la mamá llorando le dijo: —Hoy en la mañana cuando te fuiste, entré a tu cuarto para darle de comer a Felipe, abrí la caja
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y ya no estaba. Erick se puso triste y se fue llorando a su cuarto y dijo: —Felipe ¿Por qué te perdiste, por quéééééé? De pronto el niño escuchó un chillido de ratón, abrió la cajita y allí estaba su ratoncito, había salido a tomar un poco de aire al balcón de la casa. Al día siguiente Erick, feliz, llevó a Felipe a la escuela, cuando las y los compañeros y la profesora de Erick lo miraron quedaron tan asombrados de ver tan educado y obediente ratón. Erick quedó muy pero muy feliz de haber presentado su mascota a sus compañeros y compañeras y a la maestra; pero más feliz quedó de haber encontrado a su fiel amigo Felipe, ya que ambos eran siempre muy inseparables.
Juliette Monzerrath Hernández Suazo.
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Ilustraci贸n: Mi abuelo y yo - Elsy Hern谩ndez.
MI ABUELO Y YO
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n una casa de campo vivía el abuelo Matías y su nieto Mateo, cerca de la casa había un río donde felices se bañaban y juntos pescaban para alimentarse; también tenían un mono llamado Pancho que los divertía mucho. El abuelo y el niño salieron de cacería, cruzaron el río en una lancha, de pronto el abuelo miró un conejo y lo siguió, dejando solo a Mateo. El niño esperó y esperó en la orilla del río, al ver que su abuelo no regresaba se fue a buscarlo, la sorpresa fue que encontró a su abuelito dentro de un pantano. El niño gritó pidiendo ayuda, pero nadie lo escuchó, entonces pensó y cortó una vara larga, se la dio a su abuelo para que pudiera salir. Cuando salió del pantano, Mateo abrazó a su abuelo. —Te quiero mucho, no sé qué haría sin ti —dijo Mateo a su abuelo. —Hijo mío me has salvado —dijo su abuelo abrazando a Mateo. Regresaron contentos a su casa, por la noche estuvieron hablando de lo sucedido y prometieron no separarse nunca.
Mario Joel López Martínez.
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40 Ilustraci贸n: Los tres conejitos - Ana Cristina Reyes.
LOS TRES CONEJITOS
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res conejitos querían ir a visitar a sus padres y llevarles zanahorias, pasaron por una granja donde había muchas zanahorias sembradas, los conejitos las iban a agarrar pero cuando vieron al granjero corrieron hacia el río a esconderse, luego regresaron a disculparse y el granjero al ver esta acción les regaló muchas zanahorias para llevarles a sus padres; el granjero les explicó que es mejor pedir y no intentar robar. Los conejitos meditaron en las palabras del granjero, en el camino se prometieron que nunca iban a tener malos pensamientos.
André Jessury Zelaya Suazo.
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42 Ilustración: La guacamaya egoísta - Any Adelina Vásquez.
LA GUACAMAYA EGOÍSTA
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a guacamaya era un ave muy rencorosa, siempre humillaba a los otros animales. El venado era el más humillado. Un día el venado preguntó: —¿Por qué la guacamaya es tan egoísta? Entonces pensó en ir a buscarla para hablar con ella, el venado fue muy amable, pero ella era tan egoísta que lo rechazó; el venado al ver la conducta de la guacamaya se fue muy triste. Al día siguiente la guacamaya sintió compasión por el venado y se puso a pensar en todo lo que le había hecho, fue en busca del venado para disculparse. Cuando lo encontró se disculpó, el venado perdonó a la guacamaya con la condición de que ella fuera más amable con los demás, y así todos los animales pudieran convivir con más tranquilidad y felicidad.
Javier Francisco Yanes.
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LA ROSA PRESUMIDA Y LA CALABAZA HUMILDE
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n un lindo jardín vivía una rosa muy presumida que decía ser la más bella de todas las plantas. Un día apareció una calabaza muy humilde. —Buenas noches amigas —dijo la calabaza a todas las plantas. —Buenas noches —respondieron las plantas. La rosa al darse cuenta de la nueva habitante decidió ir a visitarla para presumir su belleza y demostrarle que era muy inteligente. En el camino se encontró con el clavel con el que se puso a hablar sobre su belleza, pero el clavel le empezó a hablar sobre la calabaza y lo humilde que era. Enfadada de ver que a todos les agradaba la calabaza, se dirigió muy rápido a la casa de ella, cuando llegó le gritó que abriera la puerta que ella le había robado la fama. La calabaza muy humilde respondió:
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—Yo tal vez no sea la más bonita pero soy humilde con los demás y es así como me he ganado el cariño y el respeto. En ese momento la rosa se dio cuenta que la calabaza tenía la razón y que la arrogancia no sirve de nada, así que le dio un abrazo a la calabaza por hacerla entender, luego la invitó a dar un paseo por el jardín. Su amistad perduró por mucho tiempo.
Bessy Carolina Caballero.
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Ilustración: Los niños en el río - Fany Fernández.
LOS NIÑOS DESOBEDIENTES
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n un pueblo habitado por personas amigables y un hermoso bosque con muchos animales vivían cuatro niños, sus nombres eran Fernando, Alejandro, José y Carlos. Una tarde, cuando salieron de la escuela, José les dijo a sus amigos que fueran a pasear al bosque; cuando llegaron se alegraron de ver 46
tantos animales y muchos árboles, de pronto sintieron mucho calor por lo cual buscaron un río. Al ir en busca del río tropezaron con un tronco y al levantarse escucharon el canto de las aguas, volvieron a ver y miraron una enorme cascada que caía hermosa sobre el río. Emocionados corrieron a bañarse, se divirtieron mucho, pero no se dieron cuenta que ya estaba por oscurecer. Decidieron caminar y tratar de regresar a casa, escucharon el ruido de unos pasos grandes y pensaron que los seguía un enorme animal. Con miedo se escondieron atrás de un gran árbol. Cuando los pasos se acercaron y pudieron ver realmente lo que era, se dieron cuenta que eran sus padres que los buscaban preocupados. Todos se abrazaron y regresaron a sus casas. José se disculpó ya que fue idea suya salir al bosque, también los demás niños se disculparon con sus padres por salir sin permiso y prometieron no volver a hacerlo.
Angie Nayely Banegas.
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EL CARRO MÁGICO
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oel era un niño que vivía solo con su abuela pues había perdido a sus padres. Ese lunes era su primer día de clases, su abuelita lo llevó a la escuela, se sintió muy asustado y preocupado porque pensó que sus compañeras y compañeros no lo iban a aceptar porque era nuevo en la escuela, por eso se sentó en la última silla del aula. La maestra les puso una tarea, leer un libro, Joel lo leyó muy bien y muchos compañeros y compañeras que habían leído mal lo molestaron. Salió de la escuela y regresó a su casa, al entrar tuvo una extraña sensación como si alguien estuviera en su cuarto, entró y qué sorpresa, había un carro rojo. —¿Quién lo habrá dejado? —dijo José. Se subió al carro y cuando lo encendió empezó a volar, sus llantas giraban en el aire, el niño se asustó. —Llévame debajo del puente —le dijo José al carro. Y en un parpadeo lo transportó al lugar.
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Al día siguiente se subió de nuevo al carro y, como era mágico, Joel le dijo: —Llévame a la escuela. Los niños y niñas vieron a Joel volando en el carro, él los siguió y todos y todas salieron corriendo. Joel estaba muy feliz, era el sueño que jamás hubiese imaginado. Le contó a su abuela, ella se alegró y el cuento se acabó.
Katherine Valeria Meza.
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LA HISTORIA DE UNA GOTITA
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e la ciudad del Cielo Azul bajó a la tierra una gotita llamada Cristal, cuando llegó a una montaña se escuchó un estruendo ¡pum!, ¡pum! ¡pum!, Cristal rodó por la pendiente hasta caer a un río. —Qué feo este río que me va arrastrando y chocando con todas estas piedras —dijo Cristal—, seré fuerte y perseverante para llegar al mar. Al pasar unos días Cristal llegó al mar. —¡Qué mar tan enorme! —Exclamó— Me voy a perder, y esta agua ¡tan saldada! No la puedo tomar. ¡Ay!, Qué fuerte me pegan las olas. ¡Uy! ¡No quiero quedarme aquí abajo! Un día salió el sol y Cristal le cantó: —Sol, solecito caliéntame un poquito. El sol se compadeció de la gotita y la subió a las nubes. Cristal al llegar arriba expresó: — ¡Qué felicidad estar aquí! Nunca debí bajar, ahora soy muy feliz.
Andrea Yamileth Mayes.
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LA GRAN AVENTURA DE JORGE
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orge soñaba hacer feliz a todas las personas. Un día se preguntó: —¿Pero cómo lo haré? ¡No soy payaso ni soy mago! Julio, que era el payaso del circo del pueblo se enfermó, Jorge escuchó el rumor, muy contento pensó que era su oportunidad de ser payaso por un día. En el camino encontró a su mejor amigo y le contó lo que quería hacer. —¿Cómo actuarías Jorge? —le preguntó su amigo. —No sé —respondió Jorge— lo inventaré, pero será mi gran sueño hecho realidad. —No creo que a tus padres les guste escuchar eso. —No lo entiendes, yo quiero ser un payaso —dijo Jorge. —Es cierto —dijo su amigo— siempre te he visto que quieres agradar a las personas haciendo cosas muy graciosas. Te deseo la mejor de las suertes del mundo, corre y dile a tus padres que quieres ser payaso por un día.
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Jorge muy emocionado corrió a contar a sus padres, ellos sorprendidos y molestos le respondieron: —Jamás serás un payaso. Sintiendo un nudo en la garganta lloró amargamente y les dijo: —Es algo que siempre quise hacer. Muy triste siguió llorando. En su cuarto encontró un regalo que era para él, de inmediato lo abrió y salió un hada muy bella. —¿Por qué tan triste muchacho? —le preguntó el hada. —Yo siempre quise ser un payaso y no me dan permiso. —Yo te puedo ayudar con tu gran sueño, ven conmigo y di estas palabras: bibididabadabu —dijo el hada. Desde ese momento Jorge se convirtió en el mejor payaso del mundo y por fin hizo realidad su sueño.
Ana Liliana Ábrego.
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LA MOSCA QUE SOÑABA QUE ERA UN ÁGUILA
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na mosca vivía en un basurero, todas las noches soñaba que era un águila, tenía las garras fuertes y el pico duro. A la noche siguiente en el sueño de la mosca apareció un zancudo. —Yo te conozco —dijo el zancudo— ¡Claro!, nos vimos en la sala de la casa de un humano. —Sí —contestó la mosca— tú estabas en la cama con los niños. —Y tú en la sala de la casa viendo la comida —dijo el zancudo. —Te quiero contar lo que siempre sueño —dijo la mosca. —Sí, dime —dijo el zancudo. —Yo sueño que soy un águila. — ¡Ah! yo también —dijo el zancudo. El zancudo también soñaba que era un águila. Muy contentos los dos se creyeron familia, aunque solo fuera en sus sueños.
Luis Miguel Gámez.
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MI REGALO
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n día soñé algo muy divertido, soñé que era un payaso y lo más emocionante de todo es que tenía un Pegaso con puntos de colores, ja, ja, ja. En ese sueño hice cosas graciosas, les puse chongos rosados a los elefantes, jugué con los perritos, mi maquillaje engañaba a la gente, decían que mi cara era blanca y los sorprendí cuando me la lavé. Otro día soñé lo mismo y esta vez mostraba mi cara feliz al ver una caja envuelta en papel de color rojo, anaranjado, amarillo, verde, azul y violeta, mi combinación de colores favoritos, la quería abrir de inmediato. Le pregunté a Mario, mi amigo del circo: —¿Qué es esa caja, Mario? —¡Un regalo tuyo! Pero se supone que no debes abrirlo hasta mañana —me respondió Mario. Me puse muy triste cuando me dijo eso y me fui con mi Pegaso cuyo nombre es Sorpresita, mientras lo alimentaba le decía llorando: —¿Por qué no me dejaron abrir ese regalo? Ese día tuve muchos problemas, no podía hacer
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los chongos rosados a los elefantes, los perritos me ladraban cuando quería jugar y yo no salí por estar imaginando qué sería el regalo. Tampoco practiqué para mi show y la gente se iba del lugar; Sorpresita me relinchaba para que saliera a volar con ella, pero yo seguía en mi camerino. Ese día fue un día muy triste. En la noche, fui a buscar el regalo a escondidas con uno de los perritos. —No hagas ruido Bodly —le dije al perrito. —Guau, guau —me susurró Bodly pero luego reaccioné y me fui a dormir. Cuando desperté era mi cumpleaños, ¡qué sorpresa! mi regalo estaba envuelto igual que en mis sueños y su moño era rosado y ¡uf!, era un vestido igual al que soñé, esa fue la sorpresa más grande del mundo, en fin fue muuuuy hermoso.
María Isabel Pérez .
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PAYASITO, PAYASÓN
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n payasito buscaba trabajo y aunque buscó y buscó no lo encontró. Un día vio un circo muy divertido y entró, vio la función y luego se metió a un vestidor y se puso un traje de payaso, se vio en el espejo y se puso muy feliz. —Voy a hacer mi propio circo —se dijo frente al espejo. Poco a poco lo fue construyendo. Ya estaba abierto y empezaron a llegar muchas personas, pero el payaso aún no estaba listo, le faltaba el vestuario y una nariz roja. Así que como no sabía qué hacer cantó una canción al público. —“Payasito, payasón con orejas de león, zapatotes de acordeón y rojizo como el camarón”. Las personas aplaudieron; el payasito se sintió muy halagado, la función había terminado.
Fátima Jasmín Buezo.
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EL BOSQUE DE COLORES
4,900
Colección
Si creo y leo, me recreo
Que los niños y niñas creen sus propios libros, que lean, jueguen y se diviertan construyendo un mundo a la altura de su imaginación. Que quien mire las imágenes y sus palabras en cada uno de estos cuentos, relatos y poemas de la colección SI CREO Y LEO, ME RECREO, tenga una invitación, una puerta abierta al increíble y fantástico universo de la imaginación infantil hondureña. El propósito de la colección SI CREO Y LEO, ME RECREO, es contribuir a fortalecer habilidades de lectura, que haya más libros en las escuelas de Honduras, más niños y niñas leyendo. Que la niña y el niño, en ese momento clave de la lectura, interrogue, reconozca su entorno, lo piense, lo invente y lo exprese; en fin, que se transforme en un buen lector, un estudiante sin limitaciones para entrar y salir de todos los mundos que ofrecen la escuela y la vida.