EDUCACCIÓN es un programa implementado por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) y la Secretaría de Educación de Honduras, administrado por American Institutes for Research (AIR). La elaboración de este libro para las niñas y niños de Honduras ha sido posible gracias al generoso apoyo del Pueblo de los Estados Unidos de América a través de la USAID. El contenido del mismo es responsabilidad de las autoras y autores y no necesariamente refleja el punto de vista de la USAID o del Gobierno de los Estados Unidos.
Ilustraci贸n: Elena S谩nchez.
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CREACIÓN ORIGINAL DE LAS NIÑAS Y NIÑOS DE AMAPALA, NACAOME Y SAN LORENZO, VALLE Esta edición de LOS ROBOTS Y EL SOL - PRIMER CICLO, fue realizada por el PROYECTO EDUCACCIÓN, en coordinación con la Dirección Departamental de Educación de Valle y la Dirección Distrital de Educación de cada municipio. ISBN: 978-99926-34-88-2 LOS ROBOTS Y EL SOL D.R. © SECRETARÍA DE EDUCACION, REPÚBLICA DE HONDURAS 2014 © USAID AUTORES Y AUTORAS: Jahaziel Mizrain Mineros Paz, Zulma Alexandra Espinal Cárcamo, Jacqueline Michelle Villalobos Fúnez, José Alexander Castellón Cruz, Gary Alison Sosa, Ángela Rodríguez, Arcely Nicol Rivas Bonilla, Steven Joseph Osorio Gutiérrez, Iris Nahomy Zelaya Aguilar, Nahomy Cesiel López Ortiz, Anguie Lisbeth Reyes Cardona, Estefanie Nicolle Cerato Umanzor, Cristian Salvador Aguilera, Elizabeth Dariely Martínez Suarez, Alex Manuel Martínez Aguilera, Alex Manuel Martínez Aguilera, Danelia Mendoza, Carlos Noé Osorto León, William Josué Villalobos Mendoza, Dania Ramírez, Walter David Toruño, Ángel Adolfo Lagos, Patricia García, Eylin Ivette Rosado Gutiérrez, Jancy Karolyn. ILUSTRADORES(AS): Oscar Israel Padilla, Ramón Eduardo Velásquez, Oscar David Chavarría, Keny Mauricio Lobo, Bessy Alejandra Nájera, Saby Santiago Meza, Cristian Bladimir Martínez, Herlin Manuel Mejía, Saby Santiago Meza, Yulissa Ruiz, Velkis María Cerrato, Heyson Moncada, Cristian Yovany Padilla, Thaily Lobo, Karly Abigail Aparicio, Ramón Eduardo Velásquez, María Fernanda Ortiz, Génesis Maria Hernández. MEDIADORES Y MEDIADORAS: Marlon Oliva, Lesly Alvarenga, Norma Oliva, Cyntia Martínez, Herman Isaul Rodríguez, Perla Romero, Eliana Pineda, Yadira Aguilera, Ena Molina, Hilda Ventura, José Sierra, María López, Shirle Cárdenas, Jesús Banegas, José Reyes, Cristhian Carrasco, Manuel Aguilar, Daisy Cisneros, Juan Canales, Gissela Santos. Primera edición, 2014 Diseño de concepto: Proyecto EducAcción Edición: Rebeca Becerra
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Hecho en Honduras Se permite la reproducción total o parcial de esta producción solo para fines educativos, por medios electrónicos o mecánicos, fotostáticos, por registro u otros métodos, siempre y cuando se respete la integridad de la misma, así como los créditos aquí registrados, mediante solicitud expresa y escrita ante los editores. Se prohíbe su reproducción con fines lucrativos.
A MANERA DE PRESENTACIÓN LOS ROBOTS Y EL SOL No siempre se tiene la oportunidad de contar con un libro escrito por niñas y niños en Honduras. Se suelen tener muchas dificultades, especialmente porque nuestra experiencia en la producción de nuestros propios textos ha sido débil. Pero no solo es el desafío de las dificultades del medio, sino las dificultades metodológicas para producir lenguaje creativo, lograr que los niños y niñas se expresen libremente, que se comuniquen para decirnos lo que sienten, lo que imaginan, lo que piensan. Por esa única razón, es muy satisfactorio tener la oportunidad de contar con este libro: LOS ROBOTS Y EL SOL, un libro de cuentos escrito por los niños y niñas del municipio de Amapala, Nacaome y San Lorenzo, para todos los municipios de Valle. En la producción de este libro participaron docentes, directores(as) de escuelas, directores(as) distritales, facilitadores(as) del proyecto EducAcción, escritores(as) expertos(as), y muchas personas más que han hecho posible este trabajo. Por eso debemos apreciarlo y utilizarlo de la mejor manera, para que fortalezca con eficiencia las habilidades de lectura de nuestros niños y niñas del primer ciclo escolar. Recomendamos la lectura de este libro que estamos seguros despertará en nuestra niñez el interés por la lectura.
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A LOS MAESTROS, MAESTRAS Y ESTUDIANTES Uno de los conocimientos más valiosos con que contamos, es que para aprender hay que leer. Los libros son las puertas al conocimiento y no podemos abrirlas si no sabemos leer. Los libros nos llevan a mundos de imaginación mientras satisfacen nuestra curiosidad natural, nuestro deseo de aprender. Lo primero es aprender a leer, y solo se puede lograr leyendo. Solo la lectura permanente nos convierte en buenos lectores y lectoras, por eso hay que leer todos los días. Esta colección de textos escritos por los niños y niñas de distintos municipios de Valle y mediados pedagógicamente por un selecto equipo de docentes del mismo departamento, está llena de fantasía e imaginación, por eso creemos que despertará un gusto especial por la lectura, y logrará divertir a las y los estudiantes y a los maestros y maestras. Fueron hechos para ser compartidos en la escuela, la familia y en los espacios públicos de la comunidad. Debemos hacer de la lectura una empresa de todos y todas hasta que los niños y niñas logren una lectura fluida y comprensiva, con la dicción adecuada, de esa manera lograremos mejores rendimientos académicos. Docentes de español han recomendado que las y los estudiantes propongan actividades para fomentar la lectura con este libro, que se realicen actividades no solo en el aula, sino en el patio de la escuela y en la casa. Por ello es recomendable crear un programa de lectura que funcione periódicamente, de manera semanal y mensual. Que se organicen las y niñas y los niños lectores y se realicen lecturas propuestas por ellos y ellas, que compartan sus experiencias de lectura en la casa y en la escuela y que siempre se comente lo que se haya leído.
¡DISFRUTEN UNA CREACIÓN MARAVILLOSA!
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RECOMENDACIONES PARA LEER EN FAMILIA
La lectura en familia es la más recomendable porque en la convivencia podemos compartir dudas, sugerir ideas y solucionar dificultades. Algunas recomendaciones para la lectura en la familia son las siguientes: •
Definir una hora en el día y un espacio en la casa para leer.
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El lugar debe ser cómodo y estar iluminado.
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Seleccionar juntos o juntas el texto que se va a leer.
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A las niñas y niños pequeños hay que señalarles con el dedo las palabras mientras se leen, esto les servirá para relacionar lo escrito con lo que oyen.
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Siempre hay que explorar el título, haciendo que la niña o niño lector participe intentando anticiparse al contenido del texto.
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También hay que explorar lo que observan en las imágenes haciendo preguntas sobre qué ven y a qué se refiere.
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Interrogarlos(as) cada vez que sea necesario para saber lo que imaginan sucederá a continuación.
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Solicitarles que cambien el final de un cuento o relato si lo desean.
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Al final de la lectura, preguntar sobre qué se leyó, a qué se refirió el texto, qué opina de él, si les gustó, etc.
¡LEER EN FAMILIA ES UNA GRAN IDEA!
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Índice La flor y el sapo
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La montaña de las flores
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El venadito perdido y sus amigos
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El dormir del arbolito 13 Leyenda: La casa blanca 15 Girasol 17 La sirenita Berta 19 Los animales 21 La isla del volcán 22 El conejito Alex y su amiga Flor
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Una familia unida 25 El ratón burlón 27 Mi bello amigo osito de peluche
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El sapito 30 Socorro 31 Cinco niños y su mamá 32 La cebra y la jirafa 33 Los robots 35 El sueño de una niña 37 El pájaro y el gavilán 39 Los dos patitos 40 Andrea y Sofía 41 La hermosa mariposa 42
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Ilustraci贸n: Elena S谩nchez.
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Ilustraci贸n: La flor y el sapo - Keny Mauricio Lobo.
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La flor y el sapo En un lindo jardín, en la comunidad de Agua Zarca, vivía una linda flor que nadie cortaba porque debajo de ella vivía un sapo muy feo que pasaba cantando todo el día. Un día la flor le dijo al sapo: —¿Por qué no te alejas de mí? El sapo se fue muy triste. Semanas después el sapo pasó y le dijo a la flor: —¿Qué te pasa, que te veo tan marchita? —Es que las hormigas me han comido día a día, pero cuando tú estabas aquí, nadie me hacía daño —dijo la flor. —Es que yo te cuidaba —le dijo el sapo— y tú no lo sabías. —No te apartes de mí —le dijo la flor muy entristecida y marchita. Desde entonces la flor y el sapo viven juntos. Dania Ramírez.
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Ilustraci贸n: Las flores en el bosque - Yulissa Ruiz.
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La montaña de las flores En la Isla de El Tigre se encuentra el cerro de La Cruz, en él crecen toda clase de flores. Un día el señor Sol se enojó con ellas, ya no les daba luz ni calor y empezaron a entristecer y marchitarse; entonces decidieron hablar con el Sol y le preguntaron por qué estaba enojado, el Sol respondió que lo estaba porque las personas contaminaban el aire y el agua y eso era dañino para la Tierra. Las flores convencieron al Sol que diera luz y calor de nuevo y así se salvaron de morir. Por esta razón debemos evitar tirar basura a las quebradas, los ríos y los mares ya que contaminan el medio ambiente. Jahaziel Mizrain Mineros Paz.
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El venadito perdido y sus amigos Un señor fue a obsequiar un venadito a la casa de Daniela, la niña desde que lo vio le gustó mucho, porque ella no conocía los venados. Cuando iba a darle leche al venadito Bambie, que así lo nombró, se había ido para el cerro y Daniela quedó muy triste. Las y los vecinos se dieron cuenta y fueron al cerro a ayudar a buscar a Bambie. Gritaron y gritaron pero no lo encontraron. Las personas regresaron tristes. Un día al amanecer se escucharon ruidos extraños afuera de la casa de Daniela, era Bambie que llegó junto a otros animales, la cebra llamada Chilli, la girafa llamada Molli, el elefante llamado Milli y Coco, el cocodrilo. Daniela se sintió muy feliz de ver a tantos animales juntos que decidieron hacer una fiesta para festejar, al atardecer los animales se despidieron, pero Bambie se quedó en casa de Daniela muy contento por haber regresado. Zulma Alexandra Espinal Cárcamo.
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El dormir del arbolito Un niño llamado Juanito era muy bueno y quería mucho a los árboles. Le contaba historias muy bonitas a un árbol que tenía sembrado en el patio de su casa. Juanito tenía dos hermanos, uno se llamaba Héctor y el otro José, siempre que salían a jugar al patio, lastimaban y golpeaban al arbolito. Un día los hermanos de Juanito fueron a jugar y uno de ellos cortó algunas ramas del árbol y luego salieron corriendo, Juanito escuchó que alguien lloraba y salió al patio de su casa, vio que su árbol estaba llorando, Juanito le pregunto: —¿Por qué lloras arbolito? —Lloro porque me quitaron mis ramitas y también lloro porque cada día miro a tus hermanos como me lastiman y me golpean —dijo el arbolito— espero que algún día me lleguen a querer porque yo si los quiero. —No llores arbolito porque yo si te quiero — respondió Juanito— duerme arbolito que yo estoy aquí.
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Juanito al ver que su arbolito ya se había dormido se metió a su casa y se fue a dormir. Cuando Juanito dormía soñó que su arbolito estaba durmiendo y que le gritaba: —¡Arbolito despiértate! Vámonos porque te quieren cortar. Su arbolito nunca despertó y Juanito vio como lo cortaban. Al día siguiente preparó un plan para que sus hermanos ya no le cortaran las ramas y lo golpearan. Juanito fue a la escuela y le dijo a su profesora que hiciera un experimento en grupo, a Juanito le tocó trabajar con sus hermanos Héctor y José, ellos hicieron un experimento con un árbol pequeño; cuando todos dormían Juanito agarró una planta y la cambió por el árbol de sus hermanos, la planta era de plástico, entonces la cortó. Al día siguiente sus hermanos se levantaron y se fijaron que su arbolito estaba destruido. Se sintieron tan mal que fueron a disculparse con el arbolito de Juanito. Juanito los perdonó, y el arbolito durmió para siempre y nunca más volvió a llorar. Estefanie Nicolle Cerrato Umanzor.
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La casa blanca En un pueblo pequeño en la Isla de El Tigre, por muchos años existió una casa grande de color blanco con numerosos cuartos, la cual estaba abandonada. Al pasar de los años el dueño decidió acondicionarla y habitar en ella. Años después el señor Mauricio Martínez murió y la esposa decidió alquilar la casa, con tan mala suerte que nunca fue alquilada porque según los vecinos ahí aparecía don Mauricio. Al pueblo llegó una familia de otro municipio y decidió alquilar la casa, sin saber que en ella sucedían cosas extrañas. Una noche los niños estaban jugando bingo afuera de la casa mientras venía su mamá de trabajar, no había energía eléctrica, se escuchó un grito de un niño dentro de la casa; cuando llegó Ofelia su madre, los niños corrieron para contarle lo ocurrido. El vecino al ver que la señora no creía empezó a contarle que en esa casa sucedían cosas raras, como por ejemplo, se escuchaba hablar a don Mauricio, también personas que se estaban bañando, cocinando y niños llorando.
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La señora Ofelia fue a buscar al sacerdote para que bendijera la casa, y así el alma del señor Mauricio Martínez descansara en paz. El Sacerdote aceptó y cuando se dirigía hacia la casa le pasó algo insólito, la Biblia no estaba donde la había dejado, buscó y buscó pero nunca la encontró. El sacerdote nunca se dio por vencido y fue a la casa de la señora Ofelia, comenzó a rezar cuando de repente se escuchó una voz que decía: —Dejen mi casa en paz, ¡váyanse! El padre todo temeroso regó agua bendita por toda la casa. Desde ese día no se volvió a escuchar ningún ruido extraño, y la casa blanca dejó de ser la casa embrujada. Jacqueline Michelle Villalobos Fúnez.
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Girasol En un pueblo llamado Paraíso, existió un gran número de animales, árboles, ríos, lagos, se decía que era el pueblo de la naturaleza. En cierta época, se celebraba el día de las flores en el que participaban las más bellas y como invitados asistían todos los animales del pueblo. Girasol, una de las flores participantes se sentía la menos bonita de todas ya que sus compañeras se burlaban diciéndole qua era la más fea. Cierto día se sintió tan mal que salió corriendo y llorando, se sentó a la orilla del río, escuchó una voz que le dijo: —¡Hola! Soy el Sol! ¿Por qué lloras hermosa flor? —Estoy triste —contestó Girasol— porque mis amigas se burlan de mí, dicen que soy la más fea de todas. —Todas son bonitas, y tú eres la más bella — contestó el Sol de inmediato. Ella volteó su rostro con asombro y dijo: —Eres tú señor Sol! ¿Por qué lo dice señor Sol? —Porque sin mi resplandor —dijo el Sol— no brillaran como lo hacen. Anda y cuéntales que yo soy quien
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las hace lucir bellas. Quita ya esas lágrimas de tu rostro. La hermosa flor sintió un gran alivio al descubrir su gran belleza, y sobre todo, de quien dependía. Cuando llegó a donde estaban las demás flores les dijo: —Escuchen lo que tengo que decir. Y comenzó a platicar. Al terminar las demás flores se disculparon con ella diciendo: —Discúlpanos Girasol por los malos ratos que te hemos hecho pasar, en realidad, todas somos hermosas. En el festival todas fueron nombradas reinas y comenzó el gran baile en el que todas se divirtieron mucho. Gary Alison Sosa.
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Ilustración: La sirenita Berta - Ramón Eduardo Velásquez.
La sirenita Berta En una cueva en la isla de Amapala vivía una sirena llamada Berta. Cierto día salió a buscar comida. Cuando volvió a su casa, vio que sus padres no estaban, se habían ido de viaje, corrió hacia el muelle y vio cuando el caracol en que viajaban sus padres zarpó hacia el Golfo de Fonseca. Desde ese momento la sirenita Berta convivió con todos los animales de la isla y aprendió a cuidarse mientras sus padres regresaban. Ángela Rodríguez.
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Ilustraci贸n: Los amigos de Alex - Ram贸n Eduardo Vel谩squez.
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Los animales En un pueblo llamado Las Maravillas existían muchos animales como: serpientes, cocodrilos, ranas, tortugas y leones; se decía que era el pueblo de los animales. También existían plantas medicinales y árboles. Había un mar grande y bello. El rey se llamaba León, era quien daba todas las órdenes a los animales de limpiar todos los días el pueblo por lo que vivían en un ambiente cuidado y limpio. Los animales se envejecieron y murieron, solamente quedaron los hijos, hijas y nietos y nietas, pero juraron que siempre cuidarían del pueblo como lo habían hecho las y los ancianos animales. Steven Joseph Osorio Gutiérrez.
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La isla del volcán En la isla vivía una niña con su amigo Galileo, la niña era muy estudiosa, le gustaba leer un libro llamado El capitán. —Me gustaría mucho conocer a su autor —dijo la niña. A ella no le gustaba que otras personas visitaran la isla. Un día miraron que llegaba un barco, el capitán miró atentamente la belleza de la isla. Días después miraron de nuevo acercarse otro barco pero venía lleno de personas que querían conocer la isla del volcán, las personas se veían felices de llegar a este bello lugar. La niña y Galileo se pusieron a hacer trampas para alejar a las personas, los asustaron hasta que se fueron. Esa tarde, la niña soñó que el autor del libro El Capitán le escribía una carta diciéndole que iba a ir a la isla, ella estaba muy emocionada. Y llegó el reconocido escritor. Platicaron todo el día, después se dieron cuenta que ella era hija del autor del libro El Capitán. Pero todo fue un sueño. Iris Nahomy Zelaya Aguilar.
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El conejo Álex y su amiga Flor Alex, el conejo, no era tan querido por sus amigos, bueno, en realidad no tenía amigos, pero sí tenía una familia que lo quería mucho. Un día Alex salió con su familia de compras al pueblo. Se encontró con los conejitos a los que Álex llamaba amigos. —Miren ahí viene Alex el tonto —dijo uno de los conejitos. —Hola amigos, ¿cómo están? —dijo Álex porque era un conejito muy amable. —Nosotros nunca seremos tus amigos —dijeron los conejitos. Álex se sintió triste y se fue a la tienda donde estaban sus familiares. Ahí observó a una conejita que asistía a su misma escuela, la conejita se acercó y le dijo: —Hola Álex, me llamo Flor. —Hola —dijo Alex muy triste. —¿Por qué estás tan triste? —le preguntó Flor.
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—Es que pensé que era amigo de unos conejitos — dijo Alex— ellos son muy mal educados y me dijeron que era tonto y nunca iban a ser mis amigos. —No estés triste, si quieres yo puedo ser tu amiga, ¿qué dices? —dijo Flor. —Sí, eso me gustaría mucho —respondió Alex— Uno tiene que aprender a conocer a sus amigos porque podemos salir lastimados. —Sí, Álex —le contestó Flor— yo te prometo que siempre estaré contigo en las buenas y en las malas. Han pasado tres meses desde que ellos se convirtieron en mejores amigos. Nahomy Cesiel López Ortiz.
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Una familia unida En un viaje que hicimos a la isla de Amapala, nos encontramos un árbol muy, muy grande y viejo, con sus ramas enormes y hojas verdes; dos pajaritos construyen su nido con ramitas secas. En el nido la mamá pajarita puso sus dos huevitos para calentarlos y nacieron sus polluelos. La pajarita mamá y el pajarito papá cuidaban y protegían su nido. El papá pajarito trabajaba buscando alimentos para que comiera la mamá pajarita, mientras ella calentaba sus huevitos. Un día los bebes pajaritos rompieron su cascarón y por primera vez dijeron pío, pío, pío. La mamá pajarita y papá pajarito se sintieron felices, y emocionados de tener a sus hijos con ellos. Como en cualquier circunstancia de la vida diaria, se vieron amenazados por un gavilán, quien pretendía arrebatar a los pajaritos bebes, por ser más frágiles. Imponiéndose el amor de los padres, lucharon contra el gavilán, ahuyentándolo lejos del nido. Los padres cansados se fueron a abrigar a sus hijos. Para evitar problemas se mudaron a otro lugar más seguro. Anguie Lisbeth Reyes Cardona.
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Ilustraci贸n: El rat贸n burl贸n - Saby Santiago Meza.
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El ratón burlón Un ratón burlón se reía de todo lo que le pasaba a los demás, pero de lo que le pasaba a él no se reía sino que se enojaba. Un día se cayó en un hoyo y todos se burlaban de él diciendo: —Miren, se cayó en un hoyo. —Me la van a pagar —dijo el ratón bien molesto. Al día siguiente la señora Lombriz se quedó atascada en una roca y empezó a gritar. —¡Auxilio! ¡Auxilio! Ayúdame ratón burlón. El ratón mejor se fue para no ayudarla. Minutos después la señora Lombriz salió de la roca y preparó trampas para que el ratón burlón cayera, pusieron queso en todas las trampas y la señora Lombriz les avisó a los demás animales que fueran a la mañana siguiente al parque. El ratón burlón comió el queso que estaba en la última trampa y quedó atrapado. Cuando los demás animales lo vieron atrapado y sin poder salir, comenzaron a burlarse de él, luego el ratón les pidió perdón y aprendió la lección. Cristian Salvador Aguilera.
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Mi bello amigo osito de peluche Cada año para mi cumpleaños mi mamá siempre trata de hacerme más feliz con sus regalos. Antes de mi cumpleaños número 9 mi madre caminaba alrededor de la habitación, movía la cabeza una y otra vez, me miraba y decía: —¿Qué te regalo mi niña? —¿De qué hablas mamá? —dije. —No, de nada, solo pensé en voz alta —me dijo. Un domingo en la mañana mamá me preguntó: —¿Hija, que te gustaría que te regalara en tu cumpleaños? Al momento vinieron tantas cosas a mi mente que no sabía qué decir o qué pedir. Entonces recordé que siempre quise tener un osito de peluche para que me acompañara por las noches y verlo siempre en mi cama. Con unos gritos de alegría le dije a mamá: —¡Mamá!, ¡mamita!, ya sé que quiero de regalo, quiero un osito de peluche que sea bien suavecito
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para cuando yo lo abrase sentir lo esponjado que es. ¿Qué dices mamá me lo regalas? —¡Si mi hija, si eso es lo que tú quieres, eso te daré! —contestó mi madre. Llegó el día de mi cumpleaños tan esperado por el regalo que me daría mamá. Fui tan feliz ese día cuando me dio el osito que no hice otra cosa más que jugar, eran tan bonito y suave de color café con amarillo y ojitos azules. Lo llevaba a la escuela, a mis citas del médico, a mis paseos de domingo y ahora el osito de peluche y yo somos buenos amigos. Elizabeth Dariely Martínez Suárez.
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Ilustración: Los sapitos - María Fernanda Ortíz.
El sapito Era un sapito muy chiquito y desnutrido que vivía solo, alejado de las personas y muy descuidado. Una familia lo encontró en la charca donde vivía. Mientras crecía lo cuidaron con mucho esmero. Cuando fue grande se convirtió en un sapo bonito y nunca más estuvo solo. Alex Manuel Martínez Aguilera.
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Ilustración: Socorro - Yulissa Ruiz.
SOCORRO Un niño salió de paseo a la playa con su hermana y su mamá. Su mamá le aconsejó que no se metiera muy hondo en el mar porque no sabía nadar. Él desobedeció a su madre y se metió al agua, a los pocos minutos le pasó lo que le dijo su madre y él estaba gritando: —¡Socorro!, ¡socorro!, ¡socorro! Se estaba ahogando, afortunadamente su mamá y su hermana lograron rescatarlo. A partir de ese momento se convirtió en un alumno intachable en la escuela y hasta ahora no ha desobedecido a su madre. Alex Manuel Martínez Aguilera.
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CINCO niños y la mamá En la aldea de Agua Zarca de San Lorenzo, vivía una mujer que tenía cinco hijos todos muy pequeños, preocupada porque no podía mantenerlos fue en busca de trabajo, llegó a la alcaldía de su municipio y le pidió al alcalde una oportunidad de trabajo aunque fuese de barrendera. Con el poco dinero que ganaba pudo alimentar a sus hijos, los envió a la escuela para que estudiaran; con el tiempo sus hijos lograron graduarse, trabajaron y así salieron de la pobreza. Danelia Mendoza.
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Ilustración: La cebra y la jirafa - Heyson Moncada.
La cebra y la jirafa Una vez una cebra llamada Fili se encontró con una jirafa llamada Mous y se hicieron amigas, la cebra tenía que irse a su casa pero estaba lloviendo y la jirafa le dijo que se quedara en la casa de ella, la cebra le dijo que no porque la mamá la iba a regañar pero como llovía demasiado se quedó. Cuando Fili llegó a su casa la mamá le pregunto: —¿Dónde estabas?
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—Estaba donde mi amiga Mous —dijo Fili —Mous, es una jirafa muy buena. —Es peligroso —dijo su madre— que te quedes en casas ajenas. —Es que estaba lloviendo —dijo Fili— no quería mojarme porque me iba a enfermar. —Está bien pero no lo vuelvas a hacer. Me gustaría conocer a tu a amiga Mous —dijo dulcemente su madre. Al día siguiente Fili fue a la casa de Mous para que fueran al parque a jugar, se divirtieron mucho, a la hora del almuerzo Fili le dijo a Mous: —Mi madre te ha invitado a nuestra casa porque quiere conocerte. —Está bien —dijo Mous— te acompañaré. Almorzaron juntas en casa de Fili. Al finalizar la tarde Fili y su madre fueron a dejar a Mous a su casa y así conocieron a su mamá. Carlos Noé Osorto León.
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Ilustración: Los dos robots - Cristian Yovany Padilla.
Los robots Unos robots estaban encargados de destruir los soles de todos los sistemas solares del universo. Llegaron a la Tierra pero tenían órdenes de no dañar a los humanos, sin embargo algunos robots rompieron esa regla y comenzaron a dañar las ciudades. Un día los robots que seguían las órdenes se pelearon con los robots desobedientes y los enviaron de regreso al planeta del cual venían. Los humanos salieron de sus escondites y se hicieron amigos de los robots buenos. Pasado el tiempo los robots se fueron y no destruyeron nuestro Sol. William Josué Villalobos Mendoza.
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Ilustración: El sueño de una niña - Génesis María Hernández.
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El sueño de una niña En una aldea bien escondida de Honduras una niña soñó que era una cantante, la niña le contó a su mamá su sueño, pero ella no le hacía caso. De tanto que insistía la mamá le dijo: —Está bien hija, hablaré con tu papá y buscaremos una solución a tu sueño. Sus padres eran de escasos recursos económicos y buscaron apoyo en las personas de la aldea, como ya conocían a la niña y su talento para el canto, decidieron apoyarla. Con el tiempo la niña fue desarrollando su arte, participando en los festivales de la canción que se realizaban en su escuela y después en el colegio donde siempre ganó los primeros lugares. La niña con mucho esfuerzo y sacrificio llegó a ser una cantante de gran éxito en Honduras. Así realizó su sueño. Walter David Toruño.
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Ilustración: El gavilán y el pájaro - Herlin Manuel Mejía.
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El pájaro y el gavilán Un pájaro y un gavilán vivían en un frondoso árbol en lo alto de una montaña pero eran muy peleones; se peleaban por todo, por las ramas, por la comida, por los rayos de sol cuando amanecía, por tener la mejor vista para ver las estrellas al anochecer, por los insectos que comían; peleaban día y noche sin descansar. Un día el pajarito muy enojado se fue a hacer su nido en otro árbol. El gavilán quedó triste porque necesitaba compañía, entonces se fue buscar al pájaro y le dijo que volviera con él al árbol, los dos regresaron y se dieron cuenta que se necesitaban el uno al otro. Ángel Adolfo Lagos.
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Los dos patitos En una granja pero tan, tan bonita vivían dos patitos y su mamá que se llamaba Juana, el patito mayor se llamaba Jorge y el otro se llamaba Fernando. Un día salieron de paseo por el bosque, Fernando dijo: —Mira mamá, una poza, vamos a nadar un poco. —No —dijo la mamá. —¿Por qué no mamá? —preguntó Jorge. —Porque es muy peligroso —dijo la mamá—, mejor vamos a casa. Ellos molestos se pusieron a llorar, mamá Juana se dirigió a su casa, los patitos se quedaron atrás, escucharon un ruido extraño que se dirigía hacia ellos, sintieron mucho miedo porque era un gato que los estaba asechando para comérselos, salieron corriendo hasta llegar a la casa y desde allí los dos se volvieron muy obedientes. Patricia García.
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Ilustración: La escuela y las dos niñas - Génesis María Hernández.
Andrea y Sofía En la Escuela Gerardo Medina estudian dos niñas, una se llama Andrea y la otra Sofía. Andrea es una niña muy pobre y humilde pero muy aplicada e inteligente. Sofía en cambio se porta como una niña presumida, y desprecia a Andrea. Las y los maestros de la escuela se expresan muy bien de Andrea y le hicieron un homenaje. Sofía muy triste se puso a llorar, le pidió perdón a Andrea. Ahora las dos conviven más tiempo juntas y son muy buenas amigas. Eylin Ivette Rosado Gutiérrez.
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La hermosa mariposa Una hermosa mariposa con sus alas de variados colores brillantes, le gustaba vivir debajo de la tierra, aunque en algunas ocasiones prefería volar sobre las flores y confundir su belleza con un hermoso día. Una mañana que volaba conoció un mosquito y la mariposa le pregunto: —¿Qué estás buscando? ¿Qué haces aquí? —Busco a mi hermano —contestó el mosquito. —Dudo mucho que lo encontrés aquí —dijo la mariposa— porque por aquí se han perdido muchos animales. Yo sé dónde están pero es muy peligroso ir a ese lugar. —Llévame —le dijo el mosquito suplicando— quiero encontrar a mi hermano. —Está bien —dijo la mariposa. Se fueron al lugar peligroso donde encontraron a todos los animales desaparecidos y así el mosquito pudo encontrar a su hermano y le dio las gracias a la mariposa. —De nada —dijo la mariposa y siguió volando por las flores. Jancy Karolyn.
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