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Cooperación Voluntaria
2 de Febrero. Fiesta de la purificación de la Virgen, celebrada universalmente. Patrona de las Islas Canarias No hay acuerdo sobre el año de la aparición, pero la mayor opinión es que apareció en la desembocadura del barranco de Chimisay, parroquia de Güimar, 95 años antes de la conquista de Tenerife, es decir aparecería del 1400 al 1401. Fray Alonso de Espinosa escribió la historia en 1594. PAG. 3
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El Santo Papa Benedicto XVI Recupera Comunion de Rodillas y en la Boca 'Estoy convencido de la urgencia de dar de nuevo la hostia en la boca a los fieles, sin que la toquen, y de volver a la genuflexión como signo de respeto'.
Núm. 07
Parte del Mensaje de S.S. Benedicto XVI Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (, ese Espíritu que grita en nosotros “¡Abbá, Padre!”, y que nos hace decir: “¡Jesús es el Señor!” y “¡Maranatha!”. La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre . La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (sacramentum fidei) precede a la Eucaristía (sacramentum caritatis), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe (“saber que Dios nos ama”), pero debe llegar a la verdad de la caridad (“saber amar a Dios y al prójimo”), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes. Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor”. Hay cristianos que no tienen claro el concepto de caridad. El prójimo es todo aquel al que yo le pueda ayudar, y si yo siento que puedo ayudar al prójimo, eso es amor y por lo tanto Caridad. Las iniciativas organizadas que promueven los fieles en el sector de la caridad en distintos lugares son muy diferentes entre ellas y requieren una gestión apropiada. De modo particular, se ha desarrollado en el ámbito parroquial, diocesano, nacional e internacional la actividad de la «Caritas», institución promovida por la Jerarquía eclesiástica, que se ha ganado justamente el aprecio y la confianza de los fieles y de muchas otras personas en todo el mundo por el generoso y coherente testimonio de fe, así como por la concreción a la hora de responder a las peticiones de las personas necesitadas. Junto a esta amplia iniciativa, sostenida oficialmente por la autoridad de la Iglesia, han surgido en diferentes lugares otras múltiples iniciativas, que nacen del libre compromiso de los fieles que quieren contribuir de diferentes maneras con su esfuerzo a testimoniar concretamente la caridad para con las personas necesitadas. Tanto unas como otras son iniciativas distintas en cuanto al origen y al régimen jurídico, aunque expresan igualmente sensibilidad y deseo de responder a una misma llamada.
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La celebración fue instituida en Roma, en el siglo VII, cuando se realizó una procesión en la que los asistentes portaban velas, las cuales representaban la luz que el niño Jesús traía consigo y que iluminaría al pueblo. El término Candelaria proviene de la palabra candela, que significa vela. Respecto a la celebración popular que año con año se lleva a cabo en México, en la que las familias degustan tamales y atole está relacionada con las tradiciones de algunas culturas prehispánicas, que en el mes de enero celebraban el inicio de la siembra. En el acto, las comunidades daban como ofrenda a los dioses tamales y bebidas como el atole, a cambio de recibir una buena cosecha. Más tarde, en la época colonial se combinó esta tradición con los festejos españoles a la Virgen de la Candelaria. Aunque no se tienen datos precisos de la fecha en que comenzó a celebrarse el día de La Candelaria, tal y como la conocemos hoy en día en el país. Esta fiesta tiene mayor antigüedad en la región centro sur del país, ya que por lo menos en Guadalajara, hasta 1812 no se tenían registros de este festejo
En el año de la Fe, con la experiencia de la Misión Permanente, tarea que nace del encuentro con Jesucristo y abocados de lleno en la Nueva Evangelización, que nos lleva a vivir la comunión en la Iglesia, nos encontramos ya con el tiempo litúrgico de la Cuaresma. La Cuaresma es un regalo muy grande que el Señor nos da para renovar nuestra decisión de convertirnos y de fortalecer en nosotros la fe, la esperanza y la caridad, con el fin de introducirnos en la alianza querida por Dios y gozar de un tiempo precioso de gracia y reconciliación. La oración, el ayuno, la penitencia y la abstinencia, formas propias de este tiempo cuaresmal, vividas en una dimensión comunitaria, logran ser una expresión viva del amor. En los momentos difíciles que atraviesa nuestro mundo, es preciso que cada uno de nosotros sepamos hacernos cercanos a los hermanos que padecen necesidad. “He visto la aflicción de mi pueblo, sus gritos han llegado hasta mi” (1 Sam. 9,16); no podemos permanecer sordos a sus llamadas, pues la pobreza (de todo tipo) de muchos hermanos nuestros, destruye su dignidad de hombres y desfigura a la humanidad entera. En las horas dolorosas del presente no es suficiente tomar de lo superfluo, es preciso transformar nuestros comportamientos de consumo, con objeto de tomar de lo necesario, para que todos puedan vivir con dignidad. Hagamos ayunar nuestro afán de poseer, con el fin de ofrecer a nuestro prójimo aquello que necesita de modo radical. Pregunt émonos en esta Cuaresma: ¿En qu éempleo mi tiempo, mis conocimientos, mis bienes, mis sentimientos, mi trabajo, mi relación con Dios y mi corazón? ¡No cerremos nuestro corazón, sino oigamos la voz del Señor y el grito de nuestros hermanos! Que las prácticas, oraciones y obras de caridad hechas durante esta Cuaresma, proporcionen a cada uno alegría profunda y abran los corazones a Cristo resucitado, “Primog n éito de una multitud de hermanos” (Rom. 8,29).
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La Comunión de rodillas y en la lengua La más antigua práctica de distribución de la Comunión fue, muy probablemente, la de dar la Comunión a los fieles en la palma de la mano. Sin embargo, la historia de la Iglesia evidencia también el proceso, iniciado tempranamente, de transformación de esta práctica. Desde la época de los Padres, nace y se consolida una tendencia a restringir cada vez más la distribución de la Comunión en la mano y a favorecer la distribución en la lengua. El motivo de esta preferencia es doble: por una parte, evitar al máximo la dispersión de los fragmentos eucarísticos; por otra, favorecer el crecimiento de la devoción de los fieles hacia la presencia real de Cristo en el sacramento. A la costumbre de recibir la Comunión sólo sobre la lengua hace referencia también santo Tomás de Aquino, el cual afirma que la distribución del Cuerpo del Señor pertenece sólo al sacerdote ordenado. Esto, por diversos motivos, entre los cuales el Doctor Angélico cita también el respeto hacia el sacramento, que “no es tocado por nada que no esté consagrado: y, por eso, están consagrados el corporal, el cáliz, y también las manos del sacerdote, para poder tocar este sacramento. A ningún otro, por lo tanto, le es permitido tocarlo, fuera de casos de necesidad: si, por ejemplo, estuviera por caer al suelo u otras contingencias similares” (Summa Theologiae, III, 82, 3). A lo largo de los siglos, la Iglesia siempre ha tratado de caracterizar el momento de la Comunión con sacralidad y suma dignidad, esforzándose constantemente por desarrollar de la mejor manera gestos externos que favorecieran la compresión del gran misterio sacramental. En su atento amor pastoral, la Iglesia contribuye a que los fieles puedan recibir la Eucaristía con las debidas disposiciones, entre las cuales figura el comprender y considerar interiormente la presencia real de Aquel que se va a recibir (cf.Catecismo de san Pío X, nn. 628 e 636). Entre los signos de devoción propios de los que comulgan, la Iglesia de Occidente estableció también el estar de rodillas. Una célebre expresión de san Agustín, retomada en el n. 66 de la Sacramentum Caritatis de Benedicto XVI, enseña: “Nadie come de esta carne [el Cuerpo eucarístico] sin antes adorarla […], pecaríamos si no la adoráramos” (Enarrationes in Psalmos, 98,9). Estar de rodillas indica y favorece esta necesaria adoración previa a la recepción de Cristo eucarístico. En esta perspectiva, el entonces cardenal Ratzinger había asegurado que “la Comunión alcanza su profundidad sólo cuando es sostenida y comprendida por la adoración” (Introducción al espíritu de la liturgia). Por eso, él consideraba que “la práctica de arrodillarse para la santa Comunión tiene a su favor siglos de tradición y es un signo de adoración particularmente expresivo, del todo apropiado a la luz de la verdadera, real y sustancial presencia de Nuestro Señor Jesucristo bajo las especies consagradas” (cit. en la Carta This Congregation de la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, del 1° julio de 2002). Juan Pablo II, en su última encíclica, Ecclesia de Eucaristia, escribió en el n. 61: “Al dar a la Eucaristía todo el relieve que merece, y poniendo todo esmero en no infravalorar ninguna de sus dimensiones o exigencias, somos realmente conscientes de la magnitud de este don. A ello nos invita una tradición incesante que, desde los primeros siglos, ha sido testigo de una comunidad cristiana celosa en custodiar este «tesoro». […] No hay peligro de exagerar en la consideración de este Misterio, porque «en este Sacramento se resume todo el misterio de nuestra salvación»”.
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TE PRESENTAMOS A JEREMIAS….. ¿sabes quién es jeremías? ¿Alguna vez te has sentido rechazado o ignorado cuando invitas hacer buenas acciones? En la mayoría de las novelas es fácil distinguir al héroe del villano. El villano puede gozar la vida sin preocuparse por el sufrimiento que causa. El héroe ayuda a la gente en tiempos difíciles y la anima a resolver sus problemas aun con sacrificios. Así son los profetas: buscan el bien del pueblo y dicen, de parte de Dios, que debe hacer para alcanzarlo. Jeremías fue uno de estos profetas, un profeta joven, solidario con su pueblo; audaz y valiente predica; capaz de denunciar a sus mayores, con el poder e DIOS. La misión de Jeremías se encierra en esta frase que Dios le manifiesta su vocación “Te doy autoridad para arrancar y derribar…para edificar y plantar” (1,10) Jeremías “arranca y derriba” la idolatría, las injusticias y los engaños con sus enérgicas denuncias y su anuncios del castigo y el destierro, y “edifica y planta” al proclamar el regreso al Señor e interceder solidariamente por la salvación del pueblo. ¿Alguna vez te han rechazado o ignorado cuando invitas hacer buenas acciones? Eso le paso a Jeremías, a quien Dios llamo siendo joven, sin embargo, fue fiel a su misión y, aunque se quejaba frecuentemente con Dios, encontraba en el su apoyo y la razón de seguir adelante. Jeremías tiene un mensaje para todas las situaciones. Seguro de Amor de Dios denuncia valientemente lo que está mal; vive en carne propia el dolor de su pueblo y anuncia grandes esperanzas. Varios paisajes de su libro, llamados las confesiones de Jeremías, narran sus fascinantes combates con Dios, pues su misión no fue fácil y con mucha confianza le manifiesta sus problemas. Jeremías es figura de Cristo. Como el, vive el drama del pecado y el dolor torturado como traidor de su propia patria y sufre por la infidelidad de su pueblo hasta la muerte… Lee Jeremías; te fascinara su lenguaje fuerte y atrevido.
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Algo que no debes olvidar Primer mártir mexicano… se celebra el 5 de febrero San Felipe de Jesús fue el protomártir mexicano. Fue un religioso de la orden de los franciscanos en Manila. Al venir a ordenarse a México, naufragó su barco y llegó a Japón donde lo mataron. Murió repitiendo el nombre de “Jesús”. Oración San Felipe de Jesús, Protomártir de México, que llevaste tu espíritu generoso hasta el extremo del mundo, enséñanos a medir el valor exacto de las cosas; que nuestra patria vuelva a su antigua riqueza espiritual, y sea Dios el Señor de cada vida. San Felipe de Jesús, que aprendamos de ti a ser como el mundo nos necesita. ¡Glorioso Mártir Mexicano, ruega por tu Patria y por los que vivimos en ella!
Persecucion Religiosa En Mexico México es el segundo país en América en que resulta más peligroso ejercer el sacerdocio. Tan sólo en los últimos ocho años han sido asesinados 22 religiosos católicos, cifra apenas superada por Colombia, donde en el mismo periodo han muerto de forma violenta 25 clérigos. El año más violento para los curas en el país fue 2011, cuando murieron cinco ministros de esa confesión víctimas del crimen. Datos proporcionados por la Agencia Fides de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos del Vaticano detallan que entre 2004 y 2005 murieron en México de forma violenta cinco sacerdotes que “ejercían su labor en zonas de profundo deterioro, presa de la violencia y encrucijada de tráficos ilícitos”
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