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La escuela construida en una zona rural de Gambia parece un proyecto pequeño, pero a estos vecinos les ha cambiado la vida Vea el vídeo de la entrevista.
La ONG Caminos Solidarios es una pequeña organización española –unos 20 socios–, pero que a base de mucho esfuerzo y voluntad está consiguiendo mejorar la vida de muchos niños y adultos del interior de Gambia. Tres representantes de esta entidad comentan a MAXILLARIS cómo partiendo de cero se han dado los pasos necesarios para construir una escuela gratuita para niños de tres a siete años, mejorar su higiene y su estado de salud y facilitarles una alimentación más variada.
Eva López, Abdulay Jallow y Roberto San Miguel, representantes de la ONG Caminos Solidarios en Gambia y España ¿A quiénes se destinan los proyectos de Caminos Solidarios en Gambia? Abdulay Jallow. Actuamos en el Kombo Norte, que es una zona de Gambia que está en el interior del país; concretamente, trabajamos en un pueblo llamado Sare Bigi. No todo Gambia se ha desarrollado igual, la costa tiene unas condiciones socioeconómicas más favorables que el interior. Soy guía turístico desde hace 27 años y en mis viajes llevo a muchos turistas al interior para que conozcan los poblados rurales. Gracias a esto, pude comprobar que en Sare Bigi había muchos niños que no iban al colegio. De ahí surgió mi inquietud por hacer una escuela infantil para los niños más pequeños. Comenté mi idea a varios turistas, muchos de ellos españoles, para ver si se querían implicar en un proyecto de este tipo.
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La respuesta fue positiva y así adquirimos una parcela con el objetivo de construir el colegio. En esta zona de Gambia hay algunos pueblos con colegios para educación infantil, pero el más cercano a Sare Bigi está a más de cuatro kilómetros –lo que es mucha distancia para que un niño vaya andando a diario– y muchos de estos centros obligan a pagar una cuota mensual a los padres, lo que los hace inaccesibles para los niños de Sare Bigi. Quería una escuela infantil para niños de hasta siete años y que fuera gratuita. En este proceso estaba cuando llegaron a Gambia varios grupos de jóvenes españoles que se interesaron por el proyecto. No tenían grandes sumas de dinero, pero sí mucha ilusión y la voluntad de contribuir en la medida de sus posibilidades. La construcción de una
escuela en una zona rural de Gambia parece un proyecto pequeño, pero a estos vecinos les ha cambiado la vida, y esto ha sido posible gracias a Caminos Solidarios, que agrupa a unos 12 españoles. ¿Qué cobertura da la escuela actualmente? Eva López. Cubrimos tres pequeños pueblos de una misma zona y hasta ahora se ha impartido sólo educación infantil –para el curso que viene habrá también clases de primero de Primaria–. Gambia tiene una peculiaridad con sus lenguas, porque hay siete etnias diferentes y cada una tiene su idioma, pero además la lengua oficial es el inglés. Esto es un problema porque los habitantes de las zonas rurales no saben inglés y los niños no lo aprenden hasta que no van a Primaria. En Sare Bigi nadie hablaba inglés
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Acción Solidaria Abdulay Jallow: Gracias a Caminos Solidarios, ahora en Sare Bigi hay una escuela, un pozo y un huerto. En Gambia se tiene mucho respeto a los blancos, y concretamente a los españoles de esta ONG se les aprecia mucho.
Abdulay Jallow es el alma de esta ONG en Gambia, su país. Él detecta las necesidades de la población con menos recursos.
antes de la existencia de la escuela, e incluso los niños mayores de siete años no se atrevían a ir a los colegios de otros pueblos porque no podían seguir las clases en inglés. Roberto San Miguel. La escuela está pensada para niños de tres a siete años, pero durante el primer curso tuvimos que admitir a niños más mayores para que pudieran aprender algo de inglés y así acceder a Primaria. Siempre hay que adaptarse a las circunstancias del momento y las necesidades del pueblo; por ejemplo, antes de abrir la escuela hicimos un censo en el pueblo para saber el volumen de niños que había que escolarizar y en función de ese dato construimos la escuela para unas 60 plazas, pero al día siguiente de inaugurar el centro se nos quedó pequeño porque los niños de los pueblos cercanos también querían ir a nuestra escuela, porque está más próxima que otras y es gratuita. Ahora estamos construyendo una ampliación del colegio. Ya hemos impartido dos cursos completos y más de 30 niños de Sare Bigi han podido acceder a Primaria. ¿Su objetivo primordial es la educación de los niños? Abdulay Jallow. A corto plazo sí, porque hemos visto que cuando el niño aprende inglés también los padres acaban dominando este idioma. De hecho, a medio plazo nos gustaría
introducir clases de inglés para adultos durante las tardes. Gambia vive de la agricultura, la pesca y el turismo. Si no hablas inglés, no puedes tener un desarrollo mínimo, te quedas limitado a tu etnia. Cualquier trámite con la Administración se hace en inglés, porque además nuestras lenguas africanas son orales, es decir, no hay escritura. También vuestra ONG ha emprendido proyectos enfocados a la salud de los menores. ¿Qué necesidades sanitarias hay en Gambia? Abdulay Jallow. Tenemos sanidad pública pero funciona muy mal. En Gambia se puede estudiar Medicina y contamos con médicos gambianos y muchos médicos cubanos, pero faltan medios materiales. Recientemente se han construido varios hospitales, pero no hay en ellos medicinas o equipos médicos. Por otra parte, en la población falta mucha cultura de higiene. Comemos con la mano, pero hay mucha gente que no se lava las manos antes de comer. En higiene oral, lo habitual es utilizar un palo que se muerde y con las fibras se limpian los dientes. Además, los turistas suelen llevar caramelos para los niños y esto, unido a la mala higiene, ocasiona unas caries tremendas. En Gambia muchas personas sólo van al dentista cuando tienen un gran dolor y el único remedio es la extracción de la pieza.
Roberto San Miguel. Nuestra ONG ha llevado pasta y cepillos dentales a muchos colegios y hemos organizado talleres de higiene bucodental. Suministramos el material para que puedan hacer la limpieza, pero lo importante es hacer revisiones periódicas para comprobar que lo hacen bien. Los fundadores de la ONG son un protésico y una higienista dental y yo trabajo en MAXILLARIS, por lo que tenemos una especial sensibilidad con el tema odontológico; de hecho, hace un tiempo nos planteamos el proyecto de crear una clínica dental en Sare Bigi, pero es muy complicado actualmente porque en las zonas rurales no hay electricidad. Lo que sí hemos hecho es construir un pozo y un huerto, para así abastecer de agua al pueblo y al colegio y conseguir que la alimentación sea más variada. ¿En las zonas rurales no hay profesionales sanitarios? Eva López. En un pueblo como Sare Bigi no hay médico y mucho menos dentista. Desde la ONG contactamos con un profesional sanitario voluntario, que puede ser un médico o una enfermera, y ellos son los que hacen las revisiones en los colegios de la zona. Si detectan algo grave en un niño lo derivan a un hospital. Hemos mandado a niños a dentistas, otorrinos u oftalmólogos, e incluso hemos ayudado a adultos que lo necesitaban con urgencia.
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Acción Solidaria De izquierda a derecha, Eva López, Roberto San Miguel y Abdulay Jallow.
Abdulay Jallow. Un grave problema que tenemos en Gambia, sobre todo en las zonas rurales, es que los niños cuando están malos no van al médico sino al brujo. En todos los pueblos hay uno. En Gambia y en muchas partes de África tenemos el problema de la malaria y el brujo no puede hacer nada ante eso, pero sólo cuando el niño está muy mal la familia acude al hospital, y muchas veces ya es tarde. El tratamiento contra la malaria es gratuito en Gambia, pero no se confía en la medicina occidental; de hecho, se están haciendo muchas campañas de concienciación para evitar la malaria o el VIH. ¿Cómo ha cambiado el día a día de la población de Sare Bigi desde que una ONG como la vuestra está trabajando en la zona? Abdulay Jallow. Ha cambiando mucho y a mejor. Gracias a Caminos Solidarios, ahora en Sare Bigi hay una escuela, un pozo y un huerto. En Gambia se tiene mucho respeto a los blancos, y concretamente a los españoles de esta ONG se les aprecia mucho. Eva López. Gambia fue una colonia inglesa y se han cometido muchos abusos en el pasado, pero siempre hemos encontrado mucha hospitalidad. Hay una discriminación positiva hacia el blanco, lo cual tampoco es agradable porque, aunque ellos lo ven como respeto hacia los blancos, nosotros podemos entender que adoptan una postura de sumisión. Cuando construimos la escuela y la dejamos funcionando, al regresar al cabo de unos meses nos encontramos con que sí se habían impartido las clases pero no había limpieza. Tuvimos una reunión con el pueblo para saber por qué no se limpiaba y la respuesta fue que la escuela era nuestra y ellos no podían intervenir en ella.
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Eva López: En Sare Bigi nadie hablaba inglés antes de la existencia de la escuela, e incluso los niños mayores de siete años no se atrevían a ir a los colegios de otros pueblos porque no podían seguir las clases en inglés
¿Cómo se financia la ONG? Roberto San Miguel. Somos una entidad pequeña con sólo 21 socios y con una cuota mensual de diez euros, pero los 200 euros que recaudamos cada mes nos sirven para pagar los sueldos de dos profesores, el director y un conserje. Recaudamos poco dinero pero cunde mucho porque el cien por cien de lo ingresado se invierte. Si un socio va a Gambia a trabajar, él se paga su propio billete de avión, el alojamiento y la comida. Por otra parte, hay gastos extras que cubrimos gracias a las aportaciones que hacen entidades como MAXILLARIS. Gracias a lo que nos da la editorial todos los meses podemos llevar a los niños al médico, repartir leche en los colegios o hacer una ampliación de la escuela. Si no tuviéramos este tipo de aportaciones sería imposible mantener una ONG como la nuestra.
¿Gambia es un país abierto a las ONG? Abdulay Jallow. En Gambia hay muchas ONG porque hay mucho trabajo por hacer, pero también es un país con bonitas playas y esto le hace muy atractivo para quien quiere disfrazar de solidaridad unos días de vacaciones. Gambia es el país más pequeño de África continental, pero es de los que más ONG tiene. Durante mucho tiempo, el Gobierno ha dado mucha libertad a estas organizaciones, pero como se han dado casos de abusos ahora se controla todo mucho más; de hecho, esto ha provocado que algunas ONG se hayan ido del país. Eva López. Muchas ONG sólo buscan la foto. Por ejemplo, hemos visto a importantes entidades hacer un reparto de arroz a la población, pero se gastan en una gran pancarta lo mismo o más que se ha invertido en los alimentos. Abdulay, ¿usted antes de formar parte de Caminos Solidarios había participado en otras ONG? Abdulay Jallow. Nunca había estado en otras ONG, pero sí he ayudado a mucha gente a lo largo de toda mi vida. Siempre he tenido las puertas de mi casa abiertas para dar de comer a gente que lo necesitara. Soy guía turístico y los extranjeros que vienen a Gambia siempre traen ropa, medicinas o juguetes para los niños, y yo reparto todo esto en los pueblos del interior. Viajo por todo el país y veo lo que está bien y lo que está mal. Si observo que todos los niños del pueblo acuden a ver a los turistas cuando llegamos y una niña no se mueve, ya sé que algo raro le pasa; si está enferma, intento convencer a algún turista para que la ayude.
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Instantánea de los niños de la escuela de Sare Bigi aprendiendo a limpiarse los dientes.
A lo largo de mi vida he tenido contacto con turistas de muchos países, pero desde hace unos años sólo trabajo con españoles porque siempre están dispuestos a ayudar. El turista español quiere tener contacto con la población y, aunque la costa le atrae, prefiere adentrarse en el interior y ver cómo vive el gambiano. Los españoles dejan que los niños les toquen y además siempre sonríen. Gambia es un país pequeño: menos de dos millones de habitantes repartidos en una superficie de 400 kilómetros de este a oeste y 80 kilómetros como máximo de norte a sur. Nuestro atractivo son las playas y los manglares que hay alrededor del río. Sin embargo, cuando termino con un grupo de turistas siempre pregunto qué es lo que más les ha gustado y todos me dicen que el contacto con la gente, sobre todo con los niños.
¿Cómo queréis que crezca la ONG? Roberto San Miguel. Personalmente, me gusta que sea una entidad pequeña, porque nadie ajeno a los proyectos nos impone una forma de trabajar. Nuestros planes se analizan y ejecutan con mucho esfuerzo pero sin demasiados trámites burocráticos internos. Por ejemplo, hace unos meses detectamos un mendigo minusválido al que le hacía falta una silla de ruedas, así que se planteó la idea, se votó y se compró una silla y se hizo una rampa en su casa, y todo en dos o tres días. Es interesante crecer un poco para poder hacer más cosas, pero tengo cierto temor a crecer tanto como para que haya que alquilar un local en España y contratar personal, porque entonces parte de lo recaudado no se destinaría a una ayuda directa sino a la propia gestión de la ONG.
Los miembros de Caminos Solidarios están plenamente integrados en la cultura gambiana.
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Roberto San Miguel: Hay gastos extras que cubrimos gracias a las aportaciones que hacen entidades como MAXILLARIS. Gracias a lo que nos da la editorial todos los meses podemos llevar a los niños al médico, repartir leche en los colegios o hacer una ampliación de la escuela
El pueblo de Sare Bigi junto con los voluntarios de Caminos Solidarios frente a la escuela.