El Informador en la Política SANTIAGO DE QUERÉTARO / NÚM 4/ AÑO 0
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Política y Economía, las dos caras de la moneda Reforma Energética Por: Jorge Efraín Gómez Eichelmann El tema mas relevante de las reformas que la administración del Presidente Peña Nieto presentará ante el congreso este año, será la llamada «reforma energética». Es un asunto que polariza a los mexicanos pues desde que se expropiaron las instalaciones de las empresas petroleras extranjeras en 1938, ha transcurrido mucho tiempo y con ello, se ha arraigado en la mente colectiva que «el petróleo es nuestro». Primero fue la magnética personalidad del Presidente General Lazaro Cárdenas del Río, quien llevo a cabo la expropiación y posteriormente otros actores han subrayado el valor histórico que tiene asociado el petróleo con nuestro país, de forma tal que el reto es formidable, lograr cambiar la percepción de los mexicanos sobre la participación de particulares en la producción de riqueza petrolera. El artículo 27 Constitucional que trata sobre los recursos naturales, al hacer referencia al petróleo y el gas, a la letra dice «corresponde a la nación el dominio directo de todos los recursos naturales... El petróleo y todos los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos...». Y para que no quede lugar a duda, mas adelante expresa el mismo artículo «tratandose del petróleo y de los carburos de hidrógeno sólidos, líquidos o gaseosos... no se otorgarán concesiones ni contratos… y la nación llevará a cabo la explotación de esos productos». Sin embargo el tema independiente de su implicación legal, es económico y
por su trascendencia debe ser abordado abiertamente, el ingreso a las arcas del gobierno federal proveniente de la explotación del petróleo equivale al 40% del total que percibe, incluyendo el cobro de impuestos, derechos y aprovechamientos que los mexicanos tributamos a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, por lo que es impensable que el estado mexicano deje de percibir la importante cantidad que ello representa. El mayor problema de pemex (la empresa de la nación encargada de la explotación de la renta petrolera), después de la inmensa corrupción que tiene, es que de sus ingresos entrega al gobierno federal cerca del 75% y con el remanente que le queda no ha llevado a cabo las inversiones necesarias para mantener las instalaciones petrolíferas y recuperar las reservas de petróleo que se estan agotando por la explotación del hidrocarburo. Así se suman dos problemas, el estado mexicano no puede renunciar a sus ingresos petroleros y la petrolera mexicana le urge dinero para mantener su planta productiva y para reponer las reservas de hidrocarburos que se estan agotando, de manera que cuando se habla de la «reforma energética» (desde luego que se centra en el petróleo), falta mucha claridad de hacia donde ir. Los grandes depredadores internacionales del petróleo en su apetito insaciable empujan por todos los medios posibles a que los cambios que se realicen en materia petrolera los beneficien mas aún, en ello no tienen rubor en obtener
julio 2013
la complicidad de algunos organismos empresariales mexicanos e inclusive de políticos de diversa tendencia, todos están al acecho de la riqueza petrolera, pero de atender el gobierno mexicano y el congreso de la unión su deseo, el futuro de nuestra economía en conjunto será mucho más complicado que el actual. Es por otra parte sano que el gobierno deje de depender de la renta petrolera, haciendo una reforma hacendaria que incluya a todos quienes participamos de la actividad económica, lo mismo a quienes ya tiene captada la autoridad hacendaria que a quienes se desempeñan en la economía informal, la piratería y el contrabando de bienes, pero esa es harina de otro costal. En suma la reforma energética que viene polarizara más aún a los mexicanos, algunos de los cuales creen que los primeros pasos no son legales, deberán ser formales y consisten en erradicar la inmensa corrupción que penetra en todos sus poros a Petróleos Mexicanos, luego buscar que opere bajo estrictos criterios de eficiencia como sucede en todo el mundo, y finalmente que derivado de ello se de una reforma energética, ese sería el camino de la lógica, la pregunta es: ¿les interesará a los políticos seguir este camino?