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COMO EL AVE FÉNIX
La 47° edición del Festival Folclórico, Cultural y Deportivo de Providencia y Santa Catalina que se realizó del 21 al 24 de junio, fue muy especial dado que el evento no se realizaba desde 2019, a causa de la pandemia y del paso del huracán Iota. Sin embargo, fue considerada por muchos como una de las mejores versiones, donde el ingrediente más importante fue el ‘spicy taste’ de su gente hermosa y sus paisajes sublimes.
Por Karla Buendía
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Fotos: Sea Stars Cinema
En su primera edición (en 1973) el certamen fue creado con la misión fue sembrar un evento de gran relevancia para los raizales, que exaltara la historia de las islas y que promoviera y preservara la cultura local en cuatro días intensos de fiesta, donde locales y visitantes disfrutaran de una variedad de actividades de la riqueza de la región.
Por tal motivo, todo el año es aguardado con ansias por los isleños que reúnen toda su energía y pasión, para compartir con foráneos aquellas raíces que los han mantenido en pie por siglos, así como la idiosincrasia que edifica su identidad como raizales.
Estas islas hermanas en el Caribe suroccidental son sinónimo de paz y armonía, que enamoran por sus paisajes inigualables de montañas al pie de un mar cristalino; sumado a la alegría de sus habitantes, parte vital de la encantadora aventura por este paradisíaco archipiélago.
Belleza Y Calidez Humana
Otra de las atracciones del festival es su concurso de belleza, cuya primera ganadora fue Alicia Archbold, en su momento una reconocida líder social. Este año la afortunada fue la candidata Danagy Duffis, representante del sector de Rocky Point, siendo muy aclamada por el público y bien calificada por el jurado.
La exótica gastronomía es otro de los atractivos que se disfrutan en cada rincón: increíbles muestras de la cocina tradicional isleña creadas por las big mamas providencianas, quienes preparan unos excelentes platos todo el año, pero que para esta festividad reúnen su mayor esfuerzo para sorprender a los paladares de quienes visitan el municipio.
Manjares como el run down, crab patty (empanada de cangrejo) o el crab back (cangrejo servido en su caparazón); o también los deliciosos stew pork (cerdo guisado), stew conch (caracol guisado), stew fish (pescado guisado) o las fish and conch balls (albóndigas de caracol y de pescado).
Y ni hablar de los dulces típicos, como las tortas de maíz, banano, ahuyama o de batata; así como el lemon pie, plantin tart o el sugar cake, entre muchas otras preparaciones con el toque necesario de leche de coco, y en las que se resalta la manera auténtica de cocinar de los isleños raizales usando leña, aportando un sabor muy especial que crea una conexión con sus ancestros.
Juegos Y Deportes Tradicionales
También se realizan concursos, donde los participantes demuestran sus habilidades en diferentes deportes y juegos como las canicas, las competencias de caballos, carreras en costales, o los típicos marble ina spoon o el plat pole
Todo lo anterior, en medio de días con desfiles de comparsas usando coloridos disfraces, a donde los providencianos realizan todo tipo de exposiciones de arte, agronomía, pesca artesanal y deportiva, mostrando con orgullo su cultura.
Adicionalmente se desarrollan conciertos con artistas locales, nacionales e in- ternacionales, con presentaciones de música folclórica, reggae y calypso, que suenan en todos los rincones de Providencia.
También hay presentaciones, de ‘champeta’ y vallenato, puesto que algunos providencianos gustan de estos géneros que provienen del continente y que se disfrutan por igual en medio del ambiente festivo.
Providencia y Santa Catalina son islas llenas de encanto, pero de un encanto que verdaderamente atrapa con su magia, cuando se transita y se vive la riqueza que comunica este territorio.
Por eso caminar de noche por el Lover’s Lane es otro momento que no puede faltar cuando se visita la romántica Providencia.
También ocurre algo especial cuando se recorre algún sector donde tres años después, aún se observan los restos de casas y las pertenencias de algunas de las familias afectadas por el huracán. Ahí se logra dimensionar cómo sufrió este pueblo, que sigue resurgiendo de sus cenizas.
Pero tan abundante es la hermandad y la resiliencia de este territorio insular, que su gente aun con secuelas de ese pasado cercano, reciben con amor y una sonrisa genuina a sus visitantes…
Además, claro está, de contagiar su impresionante conciencia por preservar la reserva de biosfera Seaflower, dado que tienen muy claro que es en su mar y en su tierra donde se encuentra la verdadera armonía entre la naturaleza y el hombre.