Cultura 22 febrero 2025

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elCaribe, SÁBADO 22 DE FEBRERO DE 2025 elcaribe.com.do

Samaná

vista como una isla de libertad

Los investigadores Sophia Monegro y Matthew Alexander Randolph narran la llegada de afrodescendientes norteamericanos a ese lugar. P.6

Pedido del padre de Caamaño a Joaquín Balaguer

En los archivos de OGM figura la solicitud de entrega del cuerpo de Francis Caamaño, muerto en la invasión de 1973, al presidente Balaguer. P.7

Schopenhauer y la flor de la ahuyama Cultura

La identidad afrocaribeña de Yelidá Díaz

La actriz, que interpreta al personaje de Mayenka en la película Sugar Island, cuenta cómo fue capaz de “meterse” en el personaje. P.10

El pensamiento crítico, asociado con la filosofía, siempre estuvo amenazado por el fanatismo, la envidia, la vanidad, complejos de inferioridad y otros males

JOSÉ MERCADER

666mercader@gmail.com

La Filosofía es buena en la enseñanza para muchas cosas, menos para hablar sin ton ni son, ni en jerigonza. Es buena para pensar mejor y por tanto para vivir bien, tomar las mejores decisiones sin dejarse usar como oveja.

Los seres humanos pertenecemos al reino animal como los burros, las hormigas, los peces; pero nos diferenciamos porque pensamos, tenemos raciocinio. Los animales funcionan por instinto, comen, defecan donde quiera, tienen sexo hasta con su madre, se pelean por territorio, se organizan para almacenar alimentos para el invierno.

Todo lo que existe, construido por los humanos, equivale a un pensamiento. Una casa es el pensamiento de alguien que decide construirla. Hay cosas que son el producto de varios pensamientos: el que construye la casa, el que la pinta, el que hace el piso, más.

Lo que sea, que no haya surgido por sí solo en la naturaleza, como un río, un pájaro, un árbol… El resto, edificios, carros, coches, lápiz, zapato, ropa… todo lo pensó el ser humano.

En la medida que un pensamiento se desarrolló, pensó en tener y acumular para ahorrar tiempo y esfuerzo, lo hizo por el raciocinio. Unas veces lo hizo solo, otras con la ayuda de otros.

Al pensamiento humano se le agregó el pensamiento crítico que mejoraba y superaba al anterior y permitía, en los

descubrimientos, llegar más lejos. Si el pensamiento humano decide fabricar un televisor y lo hace en blanco y negro, el pensamiento crítico sigue ahondando y logra el televisor en colores.

Si Copérnico descubre que es la Tierra la que le da vuelta al Sol y no lo contrario, y arriesga su vida por la amenaza de la Inquisición, otros descubren que eso es una sola galaxia pero que hay otra, y otra, e infinitas más, cosa que la mayoría no entiende ni puede entender porque su memoria se llenó de basura y estupideces.

El pensamiento crítico, asociado con la Filosofía y la Ciencia, siempre estuvo amenazado por el fanatismo, la envidia, la vanidad, complejos de inferioridad, desarraigo social y el comercio. Es así que Schopenhauer realiza sus análisis que lo llevan a aconsejar “hacerse el tonto” porque es, al que demuestra sabiduría, que le caen todos los ataques.

El sabio es sabio porque parte de aquella máxima de Sócrates “solo sé que no sé nada” que la mediocridad repite sin entender ni un carajo. El sabio quiere saber más porque entiende que los conocimientos son inmensos, pero es selectivo y no hace gala, en su humildad, de joder a nadie. Siempre abierto a oír, no a mandar, ni ladrar. l

Enseñanza

La filosofía es buena en la enseñanza para muchas cosas, menos para hablar sin ton ni son”

historia de la medicina

salón de la fauna

Dr. Cesar Herrera, vida cultural “

tivo de República Dominicana donde nació en 1958. Residió en Chicago, EE. UU. durante más de tres décadas donde compartió el ejercicio literario (ensayística y periodismo) con la docencia y el oficio de la Cardiología en varios hospitales y universidades. Desde fines de 2014 vive en Santo Domingo, donde se desempeña como director de un prestigioso Centro Cardiovascular.

Formó parte de la organización cultural contratiempo.nfp de la ciudad de Chicago desde sus inicios, y fue presidente de su Mesa Directiva, miembro del Consejo Editorial de la revista contratiempo y coordinador de su brazo editorial, Ediciones Vocesueltas.

Ciencias; el Centro Cultural León Jimenez de Santiago, República Domi-

Autor de los libros Extrasístoles (y otros accidentes) (Vocesueltas, 2009), una colección de ensayos sobre el corazón-metáfora; Seducir los sentidos (MediaIsla 2010), obra que recopila ensayos y trabajos periodísticos sobre arte; el ensayo Cuerpo [Accidente y Geografía] (Santuario, 2012); La flama magna (Ediciones del Comisionado, 2014) ensayo publicado por el Ministerio de Cultura de la República Dominicana; De fugas y visiones (textos atemporales)(Cielonaranja 2018); Estrictamente corpóreo (Ediciones Banco Central de la República Dominicana, 2018); Pentimentos: Textos de arte y literatura (Cielonaranja 2021); De los objetos y el entorno (MediaIsla Editores, Puerto Rico. 2023); Fiat Lux. Sobre los universos del color (Huerga & Fierro Editores, Madrid 2023).

Ha sido exponente de su trabajo literario y cultural en los siguientes eventos e instituciones: la Feria del Libro de LeónGuanajuato (México); las lecturas del Departamento de asuntos culturales de la Ciudad de Chicago; la Feria del Libro en español de Chicago; la Feria del libro Printers Row co-organizada por la Ciudad de Chicago y el rotativo The Chicago Tribune; el Coloquio Anual del Departamento de Sociología de la Universidad Nacional, Bogotá, Colombia; la Academia Dominicana de

También en el Instituto Nacional de Neurosiquiatría de la Universidad Nacional Autónoma de México; el Ciclo de Letras Hispanas en Chicago del Instituto Cervantes; la Feria del Palacio de Minería en México, D.F., la Conferencia Trasatlántica de Brown University, Rhode Island, EE.UU.; el departamento de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de California-Los Angeles; las Cátedras de Literatura Latinoamericana de Northeastern Illinois University y DePaul University en Chicago; la Feria del libro de Madrid 2018; en el Secretariado del Instituto Italiano de Cooperación Exterior de la Cámara de Diputados de dicho país; dictó la Cátedra Unesco de la Universidad de Puerto Rico-Recinto Río Piedras 2024; y la Cátedra Hermanas Mirabal de la Universidad de Orleans, Francia 2024.

Sus textos han aparecido en múltiples revistas y medios de EE. UU, Berlín, España, Puerto Rico, Venezuela, México, Argentina, Colombia, y República Dominicana.

Miembro del consejo editorial de País cultural, revista del Ministerio de cultura de la República Dominicana y del comité organizador de la Semana Internacional de la poesía.

Jochy Herrera es Coeditor y fundador de la revista cultural Plenamar.do. es Columnista del diario Acento y del suplemento Areíto del periódico Hoy. Recibió el Premio Nacional de Ensayo de la República Dominicana en 2024”.

En estas líneas que nos envió el mismo Jochy, podemos ver la intensa y fértil vida literaria y cultural de este profesional de la medicina. En la historia de nuestra medicina tenemos varios médicos que han desarrollado una intensa actividad literaria como son los casos de Francisco Moscoso Puello, Antonio Zaglul, Rafael Miranda, Fernando Sánchez Martínez, Alejandro Pichardo o Santiago Castro Ventura, entre otros distinguidos colegas. Son una honrosa excepción a la tradicional falta de escritura de nuestros profesionales de la salud. Nos alegra que Jochy agregue brillo a este ilustre grupo. l DR. HERBERT STERN

Manuel Rivas

(DÉCIMA CIBAEÑA)

Ya puede doimi tranquilo

El ingeniero Manuei Riva Bocabajo o bocarriba

Sin tisanita de tilo

Aunque peidió omsa y kilo

Hoy ta quieto en su casa

Comiendo manzana y pasa

Y también su aguacatico

Loj veide lo pone ajito

Ni que se jaite e melasa.

La Omsa no e monorriei Pero éi modeinizó

Guagua que éi rodó Má rápida que cuaiquiei buey Llegaban hata Gualey Y pasán a ca minuto

Me lo contó a mí Canuto Y así quedó limpiecito Iguai que un pejecito Si no lo entiende ere bruto. l JOSÉ MERCADER

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Schopenhauer siempre supo lo que decía

La sabiduría no se adquiere por ser Diablo, más por viejo, pero sobre todo porque se lee y recibe el conocimiento acumulado de otros pensadores. La sabiduría de un viejo tiene que ver con su larga trayectoria vivida y el haber repetido tantas veces el tropiezo con la misma piedra que no necesariamente lo lleva a aprender.

¿Pero quién diablos puede entender a Schopenhauer, a Jung, a Bonhoeffer, a Cipella, a Marx?

Quien lo explica con mayor claridad es Carl Jung en “Sobre el amor”, cuando analiza el pensamiento y comportamiento humano a partir de las cuestiones existenciales y psicológicas que son las que develan la arrogancia y la mediocridad de los envidiosos y de los que ostentan puestecitos de poder desde donde se creen poderosos y detienen el curso normal del desarrollo social y la armonía que caracterizan a una sociedad civilizada. No se castiga al que hace las cosas bien, se castiga al ladrón, al que cobra sin trabajar. Por eso, tanto Schopenhauer, como Jung, Freud, Faucault, Nietsche, pueden ponernos alerta porque piensan entendiendo la muerte como un hecho inminente, cosa que en la juventud no ocurre. Puede que en la juventud sepamos que la gente se muere, un concepto que aprendemos porque lo vemos, pero no lo integramos a nuestra psiquis, lo que hace que sigamos con proyectos y vivamos hasta con conceptos primarios sin suicidarnos. Y contra ellos es que Schopenhauer nos advierte. Es falso que sea el filósofo del pesimismo. ¿Cómo puede ser pesimista alguien que te dice que hay que disfrutar la vida en el tiempo presente?

Tratar de entender el concepto tiempo, la existencia misma, requiere de mucha reflexión y pensamiento crítico a partir del momento en que somos conscientes de que nos queda un tiempo limitado, cosa que la juventud no pude hacer y que la religión simplifica con la conformidad dejándoselo todo

“a la voluntad de Dios”.

Es difícil entender el motor del corazón, del sístoles y diástoles, de los iones químicos y eléctricos que hacen que la vida sea.

El que entiende la propuesta de Schopenhauer no solo se hace el tonto sino que obvia el tiempo límite de Jung y no deja que la niñez se muera, única garantía de la eterna juventud y felicidad.

¿Cómo podemos ser críticos desconociendo, sin lecturas ni experiencia?

Schopenhauer se dedicó a escribir sus reflexiones profundas sobre “la sabiduría de la vida”, “el arte de ser feliz”, “los dolores del mundo”, “el arte de insultar”, “sobre las bases de la moralidad”, “estudios sobre el pesimismo”, “el arte de conocerse”, “sobre religión”, “el arte de envejecer”, “el arte de sobrevivir”, “el arte de la literatura”, “la vanidad de la existencia”, “el arte de persuadir”, y más de 300 títulos convertidos en libros que jamás la Inteligencia Artificial podrá crear.

¿A quién le puede interesar Schopenhauer cuando todo el mundo, por La Ley de Dunning & Kruger, puede “demostrar” saber más que él y justificar su estupidez?

No se resume su filosofía en “hacerse el tonto”, su aparente pesimismo es una “fórmula de supervivencia en un mundo individualista, es un estímulo al autoconocimiento, la autoformación y hasta el humor, que solo él pudo proporcionarnos por haber vivido una infancia feliz, sin problemas económicos, sin complejos, viajando por toda Europa, sin darse por satisfecho con la simplicidad de las cosas, evitando el blablablá, que lo llevó a entender que “el mal reina en el mundo” en la arrogancia, la prepotencia y la ignorancia disfrazada que hace que “la vida sea miserable” y eso ocupó el tiempo que le tocó vivir en su Alemania de 1788 a 1860. ¿Qué tomó de Rousseau y de Maquiavelo? ¿El ser humano es bondadoso y se vuelve hijoepueta o es un hijoeputa nato, traidor, arribista?

Schopenhauer pudo escribir todos sus 357 tomos porque nació como la ahuyama. Los ataques serán desde los cuchillos que más que querer conocer su corazón, lo matan. l

Schopenhauer joven. F. E.
Libro de Schopenhauer. F. E.
<VIENE DE LA PORTADA

4 Cultura

Orígenes (5). La pesadilla de Goodman Brown

Goodman Brown nunca sabría si lo que sucedió en el bosque esa noche fue algo que había vivido o soñado. El hecho fue que pareció enloquecer de repente y empezó a correr a gran velocidad y a vociferar como un poseso:

«—¡Ja, ja, ja! —rugía Goodman Brown mientras el viento le hacía burla—. Veremos quién ríe el último. ¡No creas que vas a asustarme con tus satánicas argucias! ¡Venid brujos, venid brujas, venid hechiceros indios, y que venga el diablo en persona! ¡Aquí llega Goodman Brown! ¡Podéis temerle tanto como él os teme a vosotros!»

Llegó al poco tiempo, después de haber recobrado la calma, a un claro donde se reunía «una numerosa congregación»:

«—He aquí una asamblea tan circunspecta como sombría en su indumentaria —articuló para sus adentros Goodman Brown.

»Y en verdad lo era. Entre ellos, oscilando una y otra vez entre la luz y las tinieblas, se veían rostros que serían vistos al día siguiente en el consejo de gobierno de la provincia y otros que, domingo tras domingo, miraban devotamente al cielo y con benevolencia a los bancos de los fieles, desde los más venerables púlpitos de la comarca.

»El estruendo de un himno pecaminoso se esparció entonces por el bosque con un compás lento y lastimero, de esos que tanto gustan a las personas piadosas, pero sus palabras expresaban todo lo que nuestra naturaleza pueda concebir de pecaminoso y, misteriosamente, insinuaban algo peor. Insondables son para los simples mortales los arcanos del maligno».

Luego alrededor del fuego que circundaba una roca «se hizo visible una figura».

«—Traed a los conversos —gritó una voz que repercutió en el campo y se perdió en la maleza.

»Al oír estas palabras, Goodman Brown salió de entre las sombras de los árboles y se acercó a la congregación, con la que se sentía repugnantemente hermanado por todo cuanto de perverso había en su corazón. Hubiera jurado que no era sino su propio padre aquella figura que le observaba desde una voluta de humo haciéndole señas para que avanzara, mientras que una mujer, con difusos rasgos de desesperación, levantaba la mano para detenerlo. ¿Sería su madre? Pero no tuvo fuerzas para dar un solo paso atrás, ni para resistirse tan siquiera con la mente, cuando el pastor y aquel bondadoso anciano, el diácono Gookin, le cogieron por los brazos y le condujeron a la roca en llamas. Hacia el mismo lugar se dirigía la esbelta figura de una mujer, cubierta por un velo y flanqueada por Goody Cloyse, aquella piado-

sa catequista, y Martha Carrier, a quien el diablo había prometido ser reina del infierno. Ella sí que era una verdadera bruja. Así fueron llevados los dos prosélitos bajo el dosel de fuego.

»—Bienvenidos hijos míos —dijo la tenebrosa figura—, a la comunión de los de vuestra estirpe. Os habéis encontrado muy jóvenes con vuestra naturaleza y vuestro destino. ¡Hijos míos, mirad a vuestra espalda!

«Se dieron la vuelta y, como proyectados, por así decirlo, en una sábana de fuego, vieron a los adoradores del diablo. Todos los rostros se iluminaron con una siniestra sonrisa de bienvenida. Ahora ya estáis desengañados. El mal es la verdadera naturaleza del hombre. Sólo en el mal encontraréis la felicidad. Una vez más, bienvenidos hijos míos a la comunión de los de vuestra estirpe».

Los únicos que ahora parecían resistirse a las palabras del maligno eran el joven Goodman Brown y su joven esposa Fe, pero en este punto todo parecía indicar que estaban a punto de sucumbir, sin embargo en el último momento Goodman Brown sacó valor y fuerzas:

«—¡Fe! ¡Fe!, —gritó el marido—, ¡mira arriba, hacia el cielo, y resiste al Maligno!

»Si Fe le obedeció o no es cosa que nunca llegó a saber. Apenas había hablado cuan-

do se encontró en medio de la tranquila y solitaria noche, escuchando el rugir del viento que se adentraba en la floresta. Se agarró tambaleándose a la roca, sintiéndola fría y húmeda, mientras que una rama, hace unos instantes en llamas, le salpicaba ahora las mejillas con su gélido rocío.

»¿Se habría dormido en el bosque y sólo fue una pesadilla aquel aquelarre?»

Más importante aún es preguntarse si «El Joven Goodman Brown» es un simple relato siniestro para aleccionar a los fieles de acuerdo con el modelo de educación puritana calvinista o es es todo lo contrario: un aberrante muestrario de la más retorcida forma de pensar. De la hipocresía social.

Los escritos de Hawthorne no son necesariamente lo que parecen, están plagados de símbolos y alegorías, significados ambiguos y trampas literarias. Hay muchos que opinan que en el «Joven Goodman Brown» y en gran parte de su obra en general, Hathowne desafía las creencias y las pone al desnudo, obliga a los lectores a examinar su conciencia, a realizar un análisis crítico. Quizás, en el fondo, lo que hace Hawthorne, de la única manera en que podía hacerse en esa época, es poner en tela de juicio la moralidad de una sociedad tan herméticamente cerrada como la puritana. Cuestiona, sin duda, con la voz el

diablo, la mojigatería, las buenas conciencias que rigen las normas de conducta social y sobre todo la hipocresía: «Aquí, prosiguió la negra silueta, están todos aquellos a quienes habéis respetado desde que erais niños. Los creíais más virtuosos que vosotros mismos y os avergonzabais de vuestros pecados cuando os comparabais con sus vidas rectas y entregadas a la oración y a la búsqueda del cielo. Sin embargo, aquí están todos, en mi asamblea de adoradores. Esta noche podréis conocer sus actos secretos. Sabréis cómo los venerables sacerdotes de la iglesia, de blancas barbas, susurraban palabras lascivas a las jóvenes doncellas que servían en sus casas; cómo muchas mujeres, ansiando vestir las galas de luto, han dado a sus maridos, antes de acostarse, la pócima que entre sus brazos les conduciría a su último sueño; cómo algunos jóvenes imberbes se han apresurado a heredar antes de tiempo las riquezas de sus padres. Y cómo hermosas damiselas —no os ruboricéis, dulces criaturas— han cavado diminutas tumbas en su jardín, y sólo a mí han invitado al funeral de ese niño recién nacido». l

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Apuntes de infraestructura

España hoy, sin aquellos hombres del 98…

PEDRO DELGADO MALAGÓN pedrodelgado8@gmail.com

Aquí yace media España; murió de la otra media. Mariano José de Larra

Dios mío: ¿qué es España? José Ortega y Gasset

En el Tratado de París de 1898, tras una guerra con los Estados Unidos, España pierde Cuba, Puerto Rico y las Filipinas. Aquel año empieza el siglo XX español, cargado de naufragios y convulsiones; con vaivenes de regencias y dictaduras, de repúblicas y monarquías. Los españoles conocen el 1898 como el año del “Desastre”.

El 10 de febrero de 1913, José Martínez Ruiz (Azorín), publica en el diario ABC un escrito donde sella y brinda pública resonancia al concepto de ‘Generación del 98’, para referirse a uno de los más importantes grupos literarios e intelectuales de la historia de España. El conjunto lo formaban Ángel Ganivet, Ramiro de Maeztu, Pío Baroja, Miguel de Unamuno, los hermanos Manuel y Antonio Machado, Ramón Menéndez y Pidal, Ramón María del Valle Inclán y el propio Azorín.

Numerosas razones los apuntalan como un grupo coherente: la concurrencia del nacimiento (entre 1864 y 1878), la semejanza de su formación, los vínculos personales, una culminante experiencia generacional (la catastrófica derrota de España y la pérdida de su imperio colonial), la influencia tutelar (que Pedro Salinas atribuye a Nietzsche), un lenguaje característico y, no menos importante, el estancamiento de la generación anterior.

Tienen en común la crítica social y política, su protesta contra la corrupción, la incompetencia y el despotismo. También los une el afán de renovación estética, en cuyo seno conviven la influencia foránea y los poetas primitivos. Admiran al Greco, se apasionan con Larra y aman el paisaje español. De ellos dijo Pedro Laín Entralgo que eran españoles con un “amor fuertemente crítico hacia la realidad, con un amor amargo, que vieron la salida de la insatisfacción a través del ensueño”.

Ángel Ganivet es regeneracionista. En su ‘Ideárium español’, él dice: “Los árabes no nos dieron ideas; su influjo no fue intelectual, fue psicológico. La distancia que hay entre un mártir de los primeros tiempos del cristianismo y Santa Teresa de Jesús marca el camino recorrido por el espíritu español en los ocho siglos de lucha contra los árabes”. Y agrega: “Don Quijote no ha existido en España antes

de los árabes, ni cuando estaban los árabes, sino después de terminada la Reconquista. Sin los árabes, don Quijote y Sancho Panza hubieran sido siempre un sólo hombre: un remedo de Ulises”.

Ramiro de Maeztu ensaya, a través de los mitos más representativos, una exégesis del carácter, del “ser moral” de España. En su libro ‘Don Quijote, Don Juan y la Celestina’ expresa la ausencia de ideales del español: en Don Quijote, a causa del desengaño; en Don Juan, porque toda la fuerza de su voluntad está dirigida hacia un anhelo inferior: la satisfacción de sus caprichos; en la Celestina, por no tener otro afán que su propio beneficio. Maeztu dice: “Por ser el Quijote el libro del desencanto español, las mejores páginas que se le han dedicado las compusieron extranjeros que también soñaron con una vida de acción [...] Turgueneff, el ruso, concibió al leerlo el pensamiento de dividir los caracteres idealistas en dos clases que personificaban en Don Quijote y Hamlet. Llamó quijotescos a los hombres cuyos ideales los empujaban al sacrificio, y hamletianos a aquellos otros en quienes los ideales se resuelven en dudas”.

Pío Baroja es un nihilista, un desengañado visceral, un escéptico que, en más de sesenta novelas, colecciones de cuentos, obras de teatro y unas extensas memorias descubre la crueldad de un mundo carente de sentido. Baroja es médico. Su tesis doctoral versa sobre el dolor físico. Con un lenguaje cargado a ratos de lirismo y ternura, él expresa el dolor moral de sus personajes, la derrota y el desencanto, el fracaso irremediable de sus ideales. Don Pío se canta a sí mismo: “Cuando voy a la orilla del mar, las olas que se agitan a mis pies murmuran: Baroja, tú no serás nunca nada. La lechuza sabia, que por las noches suele venir al tejado de Itzea, me dice: Baroja, tú no serás nunca nada; y hasta los cuervos que cruzan el cielo suelen gritarme desde arriba: Baroja, tú no serás nunca nada... Y yo estoy convencido de que no seré nunca nada”. Miguel de Unamuno es, a la vez, dos individuos, dos seres, dos visiones. Uno, el angustiado existencial ante la muerte, el sufridor, el agónico, el de la reflexión atribulada ante el destino último del hombre: el de ‘Mi religión’ y ‘Del sentimiento trágico de la vida’. Otro, aquel que descubre en la contemplación del paisaje la intuición de eternidad. Es el don Miguel de ‘Andanzas y visiones españolas’ y ‘Por tierras de Portugal y España’. En ambos personajes late, vive y trasciende el poeta esencial,

aquel a quien Luis Cernuda llamara “uno de los grandes poetas de nuestro siglo”. En Niebla, una de sus ‘nivolas’, dice Unamuno: “¡Pues sí, soy español, español de nacimiento, de educación, de cuerpo, de espíritu, de lengua y hasta de profesión y oficio; español sobre todo y ante todo, y el españolismo es mi religión, y el cielo en que quiero creer es una España celestial y eterna, y mi Dios un Dios español, el de Nuestro Señor Don Quijote; un Dios que piensa en español y en español dijo: ¡sea la luz!, y su verbo fue verbo español...!”. El más auténtico de los existencialistas, como lo razonara en su tesis doctoral el filósofo dominicano Andrés Avelino hijo, don Miguel se calcina en la angustia del vivir: “Sufro yo a tu costa, Dios no existente, pues si Tú existieras existiría yo también de veras”. Antonio Machado viaja de la contemplación reflexiva del paisaje a la nostalgia emocional, de la preocupación por la raíz del individuo a la angustia por el destino colectivo. Antonio, que “hace camino al andar”, nos dice: “¿Para qué llamar caminos/a los surcos del azar?/ Todo el que camina anda/como Jesús, sobre el mar”. Camarada de Rubén Darío, Machado es el poeta de la tarde, del sueño, del agua, de los jardines, de los olmos secos, de las fuentes. En sus ‘Proverbios y Cantares’, él exclama: “Ayer soñé que veía /a Dios y que a Dios hablaba /y soñé que Dios me oía.../Después soñé que soñaba”. En ‘Juan de Mairena’, Machado dice: “Al hombre público, muy especialmente al político, hay que exigirle que posea las virtudes públicas, todas las cuales se resumen en una: fidelidad a la propia máscara”.

En la literatura de José Martínez Ruiz, Azorín, no sucede casi nada. Su expresión se refugia en la nostalgia de la niñez y en el rechazo a las premuras del instante. Son estampas mínimas en las que Azorín procura sujetar los vestigios del momento perpetuado, como forma de redención frente la tarea destructora del tiempo. La acción azoriniana no lleva a ninguna parte, excepto —como dijera Mario Vargas Llosa en su discurso de ingreso a la Real Academia de la Lengua Española— a ese mundo en el que “seres vivos y objetos inanimados parecen haber encontrado su sitio”.

Don Ramón del Valle Inclán es manco y estrambótico y encarna, él mismo, un personaje creado por su genialidad literaria. Se inició en el modernismo y concluyó en el ‘Esperpento’, una de las más originales e innovadoras creaciones verba-

les de nuestro siglo. En ‘Luces de Bohemia’, dice Max: “Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada”. Al considerar a sus personajes como simples espantajos, el autor puede mostrar una realidad degradada y, al mismo tiempo, inexpugnable a la denuncia racional. “Artista más que poeta, dandi y aldeano, aristócrata natural y revolucionario histórico, hasta puede que masoquista, ejemplar como tío de una pieza (escondiendo tantas), españolazo barbado y gótico de la palabra... el mayor/mejor escritor español de todos los tiempos, en cuanto a acumulación de facultades”, lo ha nombrado Paco Umbral. En la Generación del 98 hay autodidactismo, subjetividad febril, vanidad y soberbia, nihilismo, patriotismo maldiciente y desengañado. Pero a los del 98 adeudamos, todavía, unos cuantos acopios perdurables. Ante todo, un ‘nivel’ radicalmente distinto de lo anterior, no sólo en calidad, sino sobre todo en legitimidad. Escribían desde sí mismos, desde lo más profundo y personal, por necesidad última, quizá para saber a qué atenerse y cómo descifrar el mundo propio. Era de ellos, además, un discernimiento de la realidad de España que sugería una posesión casi física de su circunstancia. Sumado éste a un atisbo de la historia y la cultura de vastedad inalcanzable en otros tiempos. Y algo más: esa tenencia venía sacudida por un amor sin remedio, desgarrado, hecho de fidelidad, descontento y voluntad de perfección. Los escritores de la Generación del 98 recuperan, en suma, el sentido de la literatura vinculada al pensamiento de lo inmanente, digamos, una noción de teoría que fue capaz de hurgar en las raíces abisales de lo ibérico, en la íntima arqueología del ser español.

En algún lugar se ha dicho que, como tal, no existió la Generación del 98. Que todo aquello era modernismo y que el 98 representó, acaso, el ala izquierda del modernismo/simbolismo. Tal vez sea cierto. Quizás. Pero lo irrebatible es que esos hombres, como sugiriera Ortega y Gasset, fueron los primeros en negarse a comerciar con los tópicos del patriotismo, “y que al escuchar la palabra España no recordaban a Calderón ni a Lepanto, ni suscitaban la imagen de un cielo azul y bajo él un esplendor”.

Porque al escuchar la palabra España tan solo se estremecían, y en ese espasmo no había sino dolor. l

Ramón del Valle-Inclán (1866-1936). F.E.
Ramiro de Maeztu (1874-1936). F.E.
Miguel de Unamuno (1864-1936). F.E.
Ángel Ganivet (18651898). F.E.
José Martínez Ruiz, Azorín (1873-1967). F.E.

La isla de libertad: afronorteamericanos en Samaná

AUTORES:

Sophia Monegro: Candidata doctoral en estudios africanos y de la diáspora africana de la Universidad de Texas en Austin, anteriormente investigadora y becaria Fulbright en la República Dominicana a través del Archivo General de la Nación.

Matthew Alexander Randolph: Candidato doctoral en historia de la Universidad Stanford en California, anteriormente investigador y becario Fulbright en la República Dominicana a través del Centro de Estudios Caribeños de la PUCMM.

El pasado año se cumplió el bicentenario de la llegada de afrodescendientes norteamericanos, a Samaná. Para conmemorar el hito, se inauguró una exhibición temporal en la comunidad de Santa Bárbara. La exposición presentó la historia y cultura de sus descendientes y forma parte del Museo de la Afrodescendencia en Samaná. Primer museo enfocado específicamente en la descendencia africana del país.

El museo es un esfuerzo comunitario que actualmente no tiene ubicación permanente, aunque apoyada por el Grupo Piñero, la exposición temporal abierta entre el 14 de julio y el 14 de septiembre de 2024 estuvo en la Casita Morada del Pueblo Príncipe. El museo está dedicado a Martha Leticia Willmore Johnson historiadora de Samaná. Ella fue profesora de francés y llevó sus clases de idioma a las localidades de Juana Vicenta, El Limón y Las Terrenas. Fue también presidenta de las damas de la Iglesia Metodista Africana a nivel nacional e internacional.

La idea originaria del museo circula desde hace treinta años en la comunidad e inició con Francisca “Norma” Forchue Miller, Wilfredo Benjamín Kelly, y Awilda Benjamín, gestores culturales que colaboraron con el descendiente samanés Dr. Ryan Mann-Hamilton, antropólogo de la Universidad de Nueva York, Sophia Monegro, becaria Fulbright y la Dra. Martha Ellen Davis, antropóloga de la Universidad de Florida.

La exhibición compuesta de objetos y documentos originales narra la persecución de los afronorteamericanos en EE. UU. antes de la inmigración y la oportunidad que Jean-Pierre Boyer dio a todos los afrodescendientes del hemisferio de encontrar una tierra de libertad. La llegada, fechas, itinerarios, apellidos y asentamiento se incluyen en la exposición. La implantación de la Iglesia Africana Metodista Episcopal, sus aportes culturales, y la destrucción del viejo Samaná durante el proyecto de modernización por el presidente

Joaquín Balaguer ocupan un lugar central. Los documentos del siglo XIX fueron cedidos por la Iglesia Africana Metodista Episcopal Bethel y la Evangélica St. Peter’s en Samaná. Los objetos exhibidos procedían de las familias Willmore, Lewes, y Jones. La fotografía e historia sobre los aportes culturales se incluyeron gracias a las décadas de conservación y circulación de las tradiciones afronorteamericanas por la Lic. Forchue.

Actualmente los ancianos aún hablan el inglés de sus antepasados estadounidenses. Los dominicanos desconocen una gastronomía que incluye el johnnycake: pan horneado con leche de coco, fruto y mezcla de tradición culinaria que los inmigrantes fusionaron con sensibilidad e ingredientes caribeños. Sin embargo, es necesario comprender mejor esta historia de la sincrética cultura sincrética de Samaná. Su legado va más allá que de simples recetas de comida. Samaná es un paraíso de sol, mar, y palma y siempre fue importante en la historia del Caribe, mucho más que su reputación turística.

Como las ballenas jorobadas anualmente llegan a su bahía para reproducirse en aguas tranquilas, los inmigrantes llegaron a mejorar sus vidas. Por un lado, conociendo su valor estratégico y por otro huyendo de la opresión esclavista de Estados Unidos, país de libertad precaria para los afrodescendientes, así miles llegaron de Nueva York, Baltimore, Filadelfia, y Boston. Se mudaron durante el régimen de Jean-Pierre Boyer que ofrecía libertad. Los Estados Unidos no abolieron la esclavitud hasta 1865, tras la Guerra Civil, Haití lo hizo 60 años antes, al proclamar su independencia de Francia. Boyer acabará

también la esclavitud en la parte española en 1822. Así, en la primera mitad del siglo XIX, fue una tierra de libertad para los seres humanos esclavizados por el color de su piel: una isla de libertad en un mar de sociedades e imperios esclavistas.

En la transición al 2025, los autores de este artículo, Sophia Monegro (Universidad de Austin, Texas) y Matthew Randolph (Universidad de Stanford), creemos importante unir los esfuerzos entre lo público y lo académico para conmemorar el bicentenario de la historia samanesa en República Dominicana y Estados Unidos. En junio, como becarios Fulbright, compartimos nuestras investigaciones con el apoyo de la embajada estadounidense. El propósito de conmemorar el Juneteenth, una fiesta estadounidense dedicada a la abolición. En este sentido, el evento fue una oportunidad para discutir la historia compartida de nuestras naciones. Samaná, organizó su propio evento la semana del 14 de julio con talleres de historia, conversatorios entre académicos y descendientes de los migrantes, junto a festivales dedicados a la herencia gastronómica, el folclor, y el arte. En octubre, un grupo de profesores e investigadores organizaron un simposio en la Universidad de Austin con presentaciones sobre la inmigración afronorteamericana a la Española durante el siglo XIX. Este fue llamado “We Choose Freedom” para reconocer que Haití y República Dominicana fueron dos naciones excepcionales sin esclavitud en el Caribe. Un lugar que atrajo a la diáspora africana. Cristina Davidson de la Universidad del sur de California presentó su libro “Dominican Crossroads” publicado por la Universidad de Duke.

La monografía reconstruye la vida de H.C.C Astwood, que a finales del siglo XIX fue cónsul norteamericano (de origen caribeño) en República Dominicana. El libro explora la historia de la Iglesia Africana Metodista Episcopal, Astwood fue miembro de ella, como la mayoría de los inmigrantes y sus descendientes en Samaná.

Nosotros participamos y compartimos parte de nuestra investigación doctoral, mientras también presentaron el Dr. Ryan Mann-Hamilton, Dra. Leslie Alexander, Dr. Westenley Alcenat, Dra. Bianca Dang, Dr. Brandon Byrd, Dra. Jossianna Arroyo-Martínez. Las presentaciones académicas fueron complementadas con la de la artista de origen dominicana Lizania Cruz que presentó su proyecto creativo sobre el legado afronorteamericano de Samaná. Se presentó también la reedición de “Los inmigrantes norteamericanos de Samaná” de la antropóloga Soraya Aracena. Con nuestro apoyo Aracena habló sobre la historia y cultura de Samaná ante un público variado tras un servicio religioso en la iglesia histórica de St. Peter’s en Santa Bárbara.

Hoy, al pensar en el futuro de República Dominicana, no debemos olvidar que nuestra historia nos une. Samaná demuestra que la isla es producto de un cruce de culturas heterogéneas desde los pueblos originarios. En el siglo XIX, estas migraciones contribuyeron al mosaico diaspórico que define la diversidad dominicana presente. Nuestra esperanza es que este vivo pasado enorgullezca a su ciudadanía y le permita la posibilidad de sentirse más integrada al mundo global. l

Centro estudios caribeños. PUCMM.

elCaribe, SÁBADO 22 DE FEBRERO DE 2025 elcaribe.com.do

OGM

Central de Datos

Cartas para la Historia: El Intercambio Epistolar entre Caamaño y Balaguer

Mientras Caamaño solicita al presidente Balaguer la exhumación del cuerpo de su hijo, fallecido en un enfrentamiento con la policía, el mandatario le expresa su respaldo y solidaridad

General Fausto E. Caamaño. OGM

LENIN RAMOS lramos@elcaribe.com.do

El mes de febrero tiene un profundo significado en la historia de la República Dominicana, tanto en el ámbito social, político como patriótico. Por ello, en la Zona Retro de esta semana se recuerda el intercambio de correspondencia entre los familiares del coronel Caamaño y el presidente de la República Joaquín Balaguer, en el proceso de solicitud para la entrega de los restos del héroe de Abril de 1965.

Antecedentes

Los periódicos de febrero de 1973 documentan el desembarco de un grupo de nueve guerrilleros, entre ellos el coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. La llegada ocurrió en la madrugada del sábado 3 de febrero, en la Costa Sur del país, específicamente en la provincia de Azua, con el propósito de derrocar al gobierno del presidente Joaquín Balaguer. Días después, según un recorte de prensa del 17 de febrero, se dio a conocer la muerte del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó, líder de la gesta de Abril de 1965, ocurrió el 16 de febrero a las 3:30 de la tarde, en la sección Nizao, municipio San José de Ocoa, a manos de tropas del Ejército Nacional. En el enfrentamiento también fallecieron otros dos guerrilleros, y varios miembros del batallón Juan Pablo Duarte, de la primera brigada del Ejército, resultaron heridos.

Carta del padre

Luego de los trágicos acontecimientos, el padre del coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó solicitó al presidente Joaquín Balaguer la exhumación y entrega de los restos de su hijo.

En una carta dirigida al mandatario, el teniente general retirado Fausto E. Ca-

El contralmirante Ramón Emilio Jiménez hijo, secretario de las Fuerzas Armadas, y el general de brigada Juan René Beauchamps Javier, encargado de las operaciones contra la guerrilla, intercambian opiniones cerca del lugar donde cayeron los guerrilleros. . OGM

El ex coronel Francisco Alberto

Deñó

en una fotografía de archivo de 1965, cuando lideraba el bando constitucionalista durante la contienda de abril de ese año. OGM

amaño pidió que el cuerpo del líder militar de la Revolución de Abril de 1965 pudiera ser identificado por su madre.

Su solicitud estuvo respaldada por la afirmación de que su hijo había sido sepultado de manera inhumana, sin una caja que protegiera sus restos.

Además, en su mensaje, el teniente general retirado Caamaño expresó que su

Técnico de la Policía Nacional tomando huellas digitales de la mano derecha del cadáver del ex coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó. OGM

familia, a la cual pertenecía su hijo Francisco Alberto Caamaño Deñó, había atravesado tiempos muy difíciles, especialmente en los días previos a la tragedia. Describió esos momentos como una etapa de profunda agonía, dolor e incertidumbre debido a los acontecimientos que se desarrollaban en el país, los cuales parecían haber culminado con la muerte violenta de su hijo.

En esta línea, recordó que, en torno a la vida y las acciones de Francis, siempre se habían generado múltiples suposiciones y afirmaciones que posteriormente eran desmentidas o modificadas, lo que envolvió su historia en una especie de leyenda.

Dudas sobre su muerte…

En adición a esto, en la carta, señaló que en el seno de su familia había surgido una inquietante duda sobre si realmente Francisco Alberto Caamaño Deñó falleció en un enfrentamiento con las Fuerzas Armadas de la nación. Destaca, además, que su esposa, la señora Nonín Deñó de Caamaño, es quien más se niega a aceptar por completo la pérdida de su hijo.

El padre del comandante de la guerra civil y ex agregado militar dominicano en Londres confiaba en que su petición al presidente Balaguer fuera atendida, aunque reconocía que, aun teniendo la certeza de su solicitud, esto podría haber intensificado su dolor.

Carta del presidente

Por su parte, el presidente Joaquín Balaguer, a través de una carta enviada al padre del exmilitar, informó que la solicitud de exhumación había sido remitida al Secretario de las Fuerzas Armadas.

En su escrito, del cual se entregó una copia a la prensa, el Jefe de Estado expresó que, respecto a la solicitud de exhumación, estaba remitiendo el mensaje al Secretario de las Fuerzas Armadas para que, junto con el ex general Fausto

E. Caamaño, evaluara el impacto que dicha acción podría tener en el orden público, que se encontraba en proceso de restablecimiento. Además, instó a que ambos llegaran a un acuerdo sobre el momento más adecuado para atender los justos reclamos de la familia.

Respecto al telegrama enviado por el exgeneral Caamaño, en el que solicitaba permiso para ver el cadáver de su hijo, el doctor Balaguer indicó que había dado instrucciones para que se informara al contralmirante Ramón Emilio Jiménez hijo que atendiera la petición del padre del exmilitar.

Detalles de la carta del mandatario Al comenzar su carta, el mandatario hace referencia a la misiva recibida del exgeneral Caamaño, en la cual este expresaba su rechazo a la acción de los guerrilleros y afirmaba que todo gobierno elegido por el pueblo debe ser considerado sagrado.

Para finalizar su mensaje, el presidente Balaguer escribió: “Quisiera aprovechar, en mi calidad de amigo personal suyo y de su familia, para expresarle mi solidaridad ante el dolor que los embarga en estos difíciles momentos.”

General Fausto E. Caamaño

El ex coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó figura en una fotografía de archivo de 1965, cuando lideraba el bando constitucionalista durante la contienda de abril de ese año.

Técnico de la Policía Nacional tomando huellas digitales de la mano derecha del cadáver del ex coronel Francisco Alberto Caamaño Deñó.

El contralmirante Ramón Emilio Jiménez hijo, secretario de las Fuerzas Armadas, y el general de brigada Juan René Beauchamps Javier, encargado de las operaciones contra la guerrilla, intercambian opiniones cerca del lugar donde cayeron los guerrilleros. l

Caamaño
figura

LILIAN CARRASCO

lilycarrascor@hotmail.com

“Formula

One” de HRSuriel en el MAM

La exposición “Formula One”, inaugurada en el Museo de Arte Moderno (MAM) de Santo Domingo el pasado jueves 13 de febrero, constituye una experiencia multidisciplinaria que ofrece una profunda reflexión sobre la evolución artística de HRSuriel.

Con una propuesta innovadora y audaz, el artista presenta una amalgama de técnicas y soportes que dan cuenta del recorrido y la transformación de su producción creativa, desde la pintura hasta los ensamblajes instalativos más complejos, sin dejar de lado la fotografía, el video y el uso de medios mixtos.

La exposición comprende cuatro ámbitos que permiten al espectador explorar la diversidad de materiales, procesos y temáticas que caracterizan la práctica de HRSuriel. El conjunto deviene una mirada integral, reflejo de la capacidad del artista para fusionar las artes visuales con otras disciplinas como la arqui-

crítica arte crítica cine

ETZEL BÁEZ etzelbaez@gmail.com

El Gatopardo

En su contexto histórico, representa la visión de un marxista aristocrático, Luchino Visconti, que mira con imparcialidad y sin maniqueísmos el retrato de la oligarquía aristócrata de Italia. Con el desembarco del ejército garibaldino, el príncipe Salina (Burt Lancaster) ve que llegó el final de una era en la Sicilia de 1860. Adaptado de la novela homónima de Giuseppe di Lampedusa sobre un aristócrata siciliano que vivió durante el Risorgimento (la unificación italiana). Visconti no glorifica ni a los garibaldinos revolucionarios ni a la aristocracia decadente. Solo expone la melancolía de una clase que intuye su fin, pero también la hipocresía de una burguesía emergente que se viste con ropajes viejos para legitimarse. Aquí, el marxismo de Visconti no se reduce a consignas; es una disección de cómo el poder se recicla, no se destruye. Visconti, con el contrapunto de dos escenas, afirma sus dominios visuales, disquisiciones filosóficas y madurez intelectual: después de la secuencia del baile, vemos a un solitario Salinas por un lado y por el otro lado va en coche la nueva oligarquía; simbólica escena final de la vieja aristocracia que se pierde por un callejón al son de campanadas fúnebres. El Gatopardo acepta que el antiguo orden se finiquitó: La clase me-

tectura, la música y la poesía.

Las imágenes y las proyecciones visuales de Suriel más que meras representaciones, son una invitación a contemplar las huellas de la historia y la cultura universal. El video “Casa Balística Sinfónica” y los documentales dirigidos por Oscar Grullón y Andrickson Carvajal refieren la complejidad de su trabajo, al tiempo de reflexionar sobre el arte en su contexto.

Los ensamblajes instalativos, a partir de residuos matéricos y elementos mecánicos reciclados, abordan la relación entre la industrialización y la naturaleza. Cada obra parece sugerir una nueva narración, que invita a pensar en los restos como fuentes de creación, y rescata la poesía de lo industrial y de lo reciclado.

HRSuriel, quien ha trascendido de la arquitectura a la creación artística de manera autodidacta, demuestra en “Formula One” un lenguaje único que dialoga con la modernidad y la tradición. Su obra no solo es un testimonio de su crecimiento artístico, sino también un llamado a la reflexión sobre el papel del arte en la sociedad contemporánea. Desde su incursión en la pintura hasta sus proyectos de gran escala, HRSuriel se ha consolidado como un artista de gran versatilidad, capaz de transformar los elementos cotidianos en piezas de alta carga conceptual. l

el libro vive

franknunez463@gmail.com

Tiempo de releer

Perestroika

Ldia entra en la historia. La clase mercantil (burguesa) se convierte en el grupo dominante. El cambio social se combina con el cambio individual y se reviven las antiguas tradiciones aristocráticas. La frase: “Si queremos que todo siga como está, es preciso que todo cambie” sintetiza la esencia del gatopardismo. Salina pacta el matrimonio de su sobrino Tancredi (Alain Delon) con Angélica (Claudia Cardinale), hija de burgués por la “acumulación originaria” (concepto marxista que alude a la explotación colonial y rural). Es una estrategia: la aristocracia cede protagonismo para conservar influencia. La narrativa elegida fusiona el neorrealismo italiano con una estética barroca. El baile, una secuencia de 45 minutos, es un micromundo: vestuarios lujosos, tomas largas, detalles de miradas y objetos, música alternada entre valses y campanas fúnebres, todo un contraste visual que se erige como parábola de la lucha entre lo antiguo y lo moderno. El filme trasciende su época porque habla de ciclos, no de eventos. Su grandeza está en no tomar partido: llora la pérdida de cierta elegancia ética (aunque no política) del pasado, pero desenmascara la farsa de lo nuevo. En un mundo donde populismos y élites se acusan mutuamente de gatopardismo, Visconti nos recuerda que, en política, lo único permanente es el arte de sobrevivir. En YouTube. l

HHHHH GÉNERO: Drama histórico. DURACIÓN: 177 minutos

os aprestos de reuniones por la paz en Ucrania entre los presidentes Donald Trump, de los Estrados Unidos y Vladimir Putin, de Rusia, hace propicia la relectura de la obra “Perestroika: Nuevo pensamiento para mi país y el mundo”, publicada en 1989 por el gobernante ruso Mijaíl Gorbachov, tras los acuerdos con su homólogo estadounidense Ronald Reagan para poner fin a esa compleja etapa de la humanidad conocida con Guerra Fría. El entonces líder de la hoy desaparecida Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), fallecido en santa paz en agosto del 2022, explicaba en el libro por qué decidió poner fin al modelo político y económico que había regido a su nación, junto a una colectividad de países de la Europa Oriental, desde que la Segunda Guerra Mundial dividió al mundo en dos sistemas diametralmente opuestos: socialismo y capitalismo. Sin guerrear en campos de batalla, Gorbachov decretó el triunfo del sistema capitalista sobre el socialista, y quedó trunca la vieja aspiración leninista de culminar en el comunismo, etapa que consideraba superior en lo que entendía el progreso material y espiritual de la humanidad.

El autor alertaba sobre los peligros de una tercera guerra mundial que amenazaba la vida en el planeta. “El tiempo pasa y no debe malgastarse. Tenemos que actuar. La situación no nos permite esperar el momento ideal: hoy se necesita un diálogo constructivo y de gran amplitud. Es por eso que tratamos de conseguir que haya vinculación entre la televisión de ciudades soviéticas y norteamericanas, entre políticos y figuras públicas soviéticas y norteamericanas, entre ciudadanos comunes soviéticos y norteamericanos”, clamaba Gorbachov, con una grandeza aún no reconocida por el alienado mundo de hoy.

Incomprendido por muchos de sus compatriotas, menospreciado por la izquierda radical de todo el mundo, Gorbachov y Reagan merecen ser reivindicados, junto a sus hermosas mujeres Raisa y Nancy, tan elegantes como orgullosas de llevar los apellidos de sus esposos. Mientras Putin y Trump buscan la paz en Ucrania, vale la pena releer Perestroika, en memoria de Gorbachov, su noble creador. l

SANTIAGO

ALMADA

salmada@elcaribe.com.do o

El arte de insultar

Decía el profesor Australio Pithecus en una conferencia que se conserva en la frágil memoria de dudosos asistentes: “El insulto suele confundirse a menudo con las malas palabras, y si bien es cierto que para insultar muchas veces se utilizan dichos términos, hay una diferencia sutil, una mala palabra casi siempre es de origen sexual o referida a cosas que producen asco. El insulto en cambio, puede prescindir de ellas y reemplazarlas por elaborados conceptos que significan lo mismo: primogénito de meretriz, vástago de cortesana, dado a luz por una trotacalles” ejemplificaba el docto investigador.

¿Por qué le damos al insulto la categoría de arte? Se pregunta el catedrático americano Stan Golpiando: “Porque no insulta ni ofende quien quiere sino quien puede”, se responde él mismo, y esto significa que es fácil llenar de improperios al conductor desaprensivo, casi siempre un motoconchista, que pisa un charco y nos salpica hasta las orejas, pero el insulto como arte tiene un carácter especial, que consiste en que ni siquiera se le parezca.

El escritor turco Tusik Ejhodes elaboró alguna vez una inhallable lista de elaborados insultos que aparecen en antiguas publicaciones.

“Su porte real, señora, me recuerda a una famosa reina que figura en la historia porque fuera consorte de Felipe el Hermoso”.

“Créame usted que su inteligencia y su lucidez me recuerdan al famoso autor de la teoría de la relatividad y su frase sobre las dos únicas cosas infinitas que existen”.

“Es increíble que usted haya podido llegar adonde está en este momento, si tomamos en cuenta el gran porvenir que ha dejado atrás”.

A riesgo de sobrecargar esta columna con aclaraciones obvias o innecesarias, cabe destacar que la reina de la primera frase es Juana la Loca, que lo que dijo Einstein, creador de la teoría de la relatividad, se refería a que solo hay dos cosas infinitas, el universo y la estupidez “y de la primera no estoy tan seguro”, decía el sabio.

En el caso del porvenir que se dejó atrás, el insulto obviamente está en que el porvenir se refiere al futuro, algo que la persona aludida ya no tiene.

Lamentablemente, este mundo globalizado de redes sociales ha ido sepultando este arte en un mar de “fake news” llenas de errores de ortografía y absoluta falta de creatividad. l

CERTIFICO Y DOY FE

Las grandes interrogantes del hombre

RAMÓN DE LA ROSA Y CARPIO

ARZOBISPO DE SANTIAGO

Introducción

El hombre, varón o mujer, siempre se ha preguntado. Ese es el comienzo de las ciencias, de la filosofía y del progreso. Dentro de la gama de interrogantes que siempre se ha hecho el ser humano están las que se refieren a sí mismo.

1. Diez preguntas posibles

Hay una serie de pronombres y adverbios unidos a determinadas proposiciones, que muestran el rumbo de las preguntas y ellos todos son empleados para hacer interrogaciones acerca del hombre. He aquí diez preguntas posibles acerca de las cosas o de los seres vivos:

1.1 Qué: indica el asunto o la materia. ¿Qué es? ¿Qué hacer? ¿Qué tener?

1.2 Quién: se refiere a las personas. ¿Quién es? ¿Quién lo hace? ¿Quién lo tiene?

1.3 Con qué: indica los instrumentos o recursos. ¿Con qué lo vamos a hacer?

1.4 Con quién: muestra la dimensión comunitaria y de colaboración. ¿Con quién lo hacemos?

1.5 Por qué: profundiza las causas y las razones. ¿Por qué lo hace? ¿Por qué lo tiene?

1.6 Para qué: señala la finalidad. ¿Para qué hacemos esto? ¿Cuál es su utilidad, su fin?

A veces el “por qué” o el “para qué” se interiorizan y cobran una dimensión más humana y espiritual cuando se refieren a personas: ¿Por quién lo hacemos? ¿Para quién lo hacemos?

1.7 Cómo: interroga el modo, la metodología. ¿Cómo se hace esto? ¿Cómo lo obtiene? Los talleres enseñan los cómo.

1.8 Dónde: indica el lugar, la situación, las circunstancias. ¿Dónde es? De dónde: busca el lugar de origen.

¿De dónde es? Por dónde: pregunta sobre el camino. ¿Por dónde es? ¿Por dónde se va? A dónde: en ocasiones cuestiona la meta. ¿A dónde vamos?

A veces “el para qué” y el “a dónde” se identifican claramente; a veces no aparecen tan diferenciados. Las respuestas al “de dónde”, “por dónde” y “a dónde” resumen la marcha de la vida o de un proceso: el origen, el camino y la meta. El “lugar” no es estático, sino dinámico.

1.9 Cuándo: recoge esa otra categoría clave de la existencia humana junto al lugar, “el tiempo”, el pasado, el presente y el futuro. ¿Cuándo fue? ¿Cuándo es?

¿Cuándo será?

1.10 Cuánto: investiga el número, la cantidad, el grado. ¿Cuántos son? ¿Cuánto cuesta?

Estas diez preguntas, que se pueden mezclar o emplear de diversas maneras, son muy útiles a la hora de investigar, reflexionar, dialogar, preparar una charla o escribir un artículo.

2. Enigmas recónditos del hombre En la profundidad de su ser, el hombre, varón o mujer, dirige la batería de interrogantes, que hace a las cosas o al mundo que le rodea, hacia sí mismo y busca respuestas que le llenen y satisfagan:

“¿Qué es el hombre? ¿Cuál es el sentido y el fin de nuestra vida? ¿Qué es el bien y qué es el pecado? ¿Cuál es el origen y el fin del dolor? ¿Cuál es el camino para conseguir la verdadera felicidad? ¿Qué es la muerte, el juicio y la retribución después de la muerte? ¿Cuál es, finalmente, ese misterio último e inefable que abarca nuestra existencia, del que procedemos y hacia el que nos dirigimos?”.

Este conjunto de preguntas lo tomamos literalmente de la Declaración del Concilio Ecuménico Vaticano II sobre las relaciones de la Iglesia con las religiones no cristianas, Nostra actate #1.

A todas estas interrogantes se pueden dar muy diversas respuestas. Pero hay un dato común y coincidente: ellos inquietan a todos los seres humanos y es materia de investigación y reflexión para todas las religiones, los científicos y los filósofos. Se puede decir, con toda verdad, que nadie puede escapar de ellos. Si no se les ha dado una respuesta adecua-

da, aunque parezcan que están dormidos, cubiertos por las preocupaciones o los quehaceres de la vida, más tarde o más temprano saltan a la superficie, como punzantes aguijones.

3. La pregunta clave

Dentro del paquete de preguntas acuciantes que inquietan al ser humano hay una pregunta esencial e ineludible, que se refiere al bien moral que hay que practicar y a la vida eterna: “¿Qué debo hacer? ¿Cómo puedo discernir el bien del mal?”. Estos cuestionamientos claves nos conducen, a su vez, a otras profundas preguntas: “¿Qué es la libertad y cuál es su relación con la verdad contenida en la ley de Dios? ¿Cuál es el papel de la conciencia en la formación de la concepción moral del hombre? ¿Cómo discernir, de acuerdo con la verdad sobre el bien, los derechos y deberes concretos de la persona humana?” (Juan Pablo II, Carta Encíclica “El esplendor de la verdad”, #2, 8, 9 y 30).

Interrogarse sobre el bien significa, en último término, dirigirse a Dios, que es fuente y plenitud de bondad.

Estas preguntas, tan profundas y humanas, son en realidad, preguntas religiosas.

4. Las preguntas muy tradicionales Las preguntas muy tradicionales Las grandes interrogantes humanas parecen resumirse en cuatro grandes preguntas

tradicionales: ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿A dónde voy? ¿Para qué estoy en el mundo?

4.1 ¿Quién soy?

La respuesta cristiana a este cuestionamiento se puede formular, de manera resumida, así: Soy una persona humana, alma, cuerpo y espíritu, dotado de dignidad, derechos y deberes, creado a imagen y semejanza de Dios, a quien se ha confiado el dominio del universo junto a los demás seres humanos, nacido para progresar y vivir en comunidad.

4.2 ¿De dónde vengo?

Vengo de Dios y de la tierra, mediante una larga evolución histórica y a través de una, también, larga generación humana y familiar.

4.3 ¿A dónde voy?

Voy hacia Dios, hacia un gran desarrollo y perfeccionamiento de toda la humanidad y del mundo, de los cuales formo parte, y hacia una vida eterna.

4.4 ¿Para qué estoy en el mundo?

Para cumplir una misión o varias misiones dentro del gran plan de Dios respecto a toda su creación.

Conclusión

CERTIFICO que el contenido de este trabajo es de mi autoría.

DOY FE en Santiago de los Caballeros al primer (1) día del mes de noviembre del año del Señor dos mil veinticuatro (2024). l

10 Cultura

Yelidá Díaz

ACTRIZ DOMINICANA

La carrera de Yelidá ha navegado entre la actuación, la dirección, la producción y la dramaturgia. La primera faceta que llegó a su vida fue la actuación, pues desde los ocho años, cuando estudiaba en el colegio participó en teatro, lo que la motivó a comenzar a actuar. Más

ANN MERCEDES

FOTO: FUENTE EXTERNA

l ¿Qué historia te impulsó a fundar YEVA Producciones?

l Mientras estudiaba en la UASD y Bellas Artes, conocí a Eva y creamos YEVA Producciones, inspiradas por nuestra maestra Karina Valdez. Me acerqué al feminismo y al activismo afro, lo que me llevó a contar historias desde mi perspectiva. Nuestro enfoque principal es narrar historias de mujeres negras y afrocaribeñas, especialmente en su cotidianidad.

l Mirando atrás, desde tus primeros proyectos hasta Sugar Island, ¿qué crees que ha cambiado más en tu forma de ver el arte?

l Creo que ha cambiado la forma en que cuento las historias. Antes de Sugar Island, mi enfoque estaba centrado principalmente en narrar experiencias de mujeres del barrio, de mí misma y de lo que conocía directamente. Con el tiempo, descubrí que hay muchas otras historias de mujeres negras y afrodescendientes que también quiero contar. Al acercarme a diferentes comunidades con respeto, pude narrar esas historias desde una perspectiva auténtica. Como mujer negra, sé cómo quiero que se cuente mi historia y cómo me gustaría que se representaran experiencias como la mía. Sugar Island no es mi historia personal, pero al contarla me di cuenta de que hay similitudes entre muchas vivencias afrodescendientes. A partir de ahí, mi interés evolucionó hacia una visión más amplia, buscando puntos de conexión entre diversas historias.

l ¿Cómo influye tu identidad afrocaribeña en las historias que eliges contar?

l Mi identidad afrocaribeña influye enormemente, ya que parte de mi propia experiencia me permite comprender otras realidades. Si no entiendo de dónde vengo, no puedo entender de dónde vienen otras personas. Aunque todos los afrodescendientes compartimos una raíz común, nuestras experiencias no son idénticas. Sin embargo, algo nos conecta, y es desde esa raíz que abordo mis historias. Mi identidad afrocaribeña es la base desde la cual veo el mundo y decido narrarlo.

l La identidad afrodescendiente no es monolítica. ¿Cómo manejas la complejidad de estas múltiples capas al representar personajes o dirigir narrativas que exploran estas raíces?

l Es un proceso complejo porque, aunque compartimos una raíz común, dentro de la negritud existen privilegios y experiencias muy diversas. Sin embargo, creo que si se aborda desde el respeto, la empatía y la investigación rigurosa, estas múltiples capas pueden representarse con dignidad. Es crucial no caer en la postura de “salvar” a los personajes o asu-

adelante, estuvo en un politécnico durante cuatro años sin hacer teatro, pero cuando salió regresó a este mundo al ingresar a la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD) para estudiar cine. También se inscribió en Bellas Artes para estudiar teatro de manera for-

mal, y a medida que avanzaba en sus estudios, otras facetas como la dirección, producción, dramaturgia y el guión fueron llegando. Pero su primer interés y su carrera principal siempre ha sido la actuación, por ello afirma: “Siempre digo que, antes que todo, soy actriz”.

“Mi identidad afrocaribeña es la base desde la cual veo el mundo y decido narrarlo”

Para Yelidá: “Interpretar a Makenya fue un desafío emocional y personal”.

Satisfacción

A través de mi arte, he visto cómo algunas personas se acercan, se identifican y surgen conversaciones importantes”.

Opinión

El cine caribeño y latinoamericano tiene mucho que aportar, y festivales internacionales como Venecia ayudan a destacar su valor”.

mir una posición de poder sobre las historias que contamos. Se trata de generar preguntas y conversaciones significativas. El cambio no es inmediato, pero las historias pueden contribuir a reflexiones profundas. Para lograrlo, primero necesito mirar hacia adentro, conectar conmigo misma como actriz y artista, y luego acercarme a las experiencias de los demás. La autenticidad y el compromiso con la verdad de cada historia son fundamentales para representar estas identidades con honestidad.

l Sugar Island llegó hasta el Festival de Venecia, un escenario que no es habitual para el cine dominicano. ¿Cómo viviste esa experiencia y qué sientes que significó para el cine local?

l Me parece súper importante que Sugar Island haya llegado a Venecia y que se hayan abierto puertas para el cine dominicano, que está tomando una gran fuerza. Haber sido tan bien recibidos en un espacio como ese es clave para que los cineastas, actores, directores y guionistas de nuestro país tengamos más oportunidades para que nuestras historias sean vistas. El cine caribeño y latinoamericano tiene mucho que aportar, y festivales internacionales como Venecia ayudan a destacar su valor. A nivel personal, como actriz, fue un privilegio enorme. Es un gran avance en mi carrera y me reafirma que el trabajo constante da frutos. l ¿Cómo fue tu proceso para interpretar a Makenya en Sugar Island?

l Interpretar a Makenya fue un desafío emocional y personal. Me hizo desnudarme emocionalmente y quitarme muchas capas personales. Makenya es una joven introvertida en ciertos aspectos, con mucho por dentro, pero que no siempre expresa con palabras lo que siente. Fue un proceso intenso. Cuando veo la película, siento que no soy yo, es Makenya. Me entregué completamente a ella, y a través de este personaje, descubrí una fuerza interna, tanto en mi ser como en mi espiritualidad. Esta experiencia también me permitió comprender a muchas otras jóvenes como ella. Makenya no solo respondió preguntas sobre mi niña interior, sino que también ofreció respuestas para muchos que se pueden ver reflejados en su historia.

l ¿Cuál de las obras que has escrito ha cambiado más tu perspectiva sobre la manera en que cuentas historias?

l Creo que los proyectos que más me han cambiado son Simbí y Bondye te Bendiga, que son micro obras muy espirituales. Estas piezas me permitieron adentrarme en un mundo que conocía personalmente, pero verlo desde una distancia me hizo cuestionar nuestra cultura y cómo nos percibimos a nosotros mismos. Sin embargo, Villa Colores ha sido una de las obras que más me ha marcado. Es una representación fiel de mi entorno y de cómo la gente se identifica con personajes que podrían parecer estereotipos, pero que, al ser contados de una forma genuina, se sienten auténticos. l

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