ARBOLES MUERTOS Y MUCHA TINTA ESPECIAL PELIGRO AMARILLO
Nº 0 – MARZO 2011
Editorial: Chinos malos
ARBOLES MUERTOS Y MUCHA TINTA Nº0. Febrero 2011. Todas las notas son © de Roberto Barreiro, excepto “El Peligro Amarillo” © Jess Nevins. Permitida la reproducción total y parcial si se cita la fuente de los artículos de Roberto Barreiro. Eso sí, pregunte primero.
Ahora se le dice Choque de Civilizaciones. Pero décadas atrás, el miedo de Occidente a Oriente se tenía otro nombre: el Peligro Amarillo. Por décadas, la cultura popular nos mostró a chinos japoneses, coreanos y vietnamitas en tres categorías a) campesinos más buenos que Lassie y más tontos que ella, b) villanos superdotados, brutales, sádicos y brillantes y c) tipos terriblemente corteses que esconden una inteligencia asombrosa acompañada de un código de ética totalmente alienígena al occidental. En resumen, gente totalmente diferente a nosotros y, por ende, sospechosa. Claro, eran los tiempos donde el único lugar donde la conquista imperial del mundo por parte de Europa no funcionaba bien era en el Lejano Oriente, con los japoneses convertidos en una fuerza militar de cuidado, con China caótica pero no particularmente controlada por los occidentales (¡y no hablemos nada luego de la aparición de la China comunista de Mao!) y con Indochina en estado de perpetua rebelión contra el invasor francés (al que vencerían finalmente para convertirse en Vietnam). Y por supuesto, al no poder vencerlos era lógico considerarlos una amenaza. Agreguemos teorías raciales en boga, el miedo a la adicción de opio (que venía de esa zona) y varios factores más y tenemos como resultado un montón de literatura, de ficción o no, que nos decía lo jodido que podían ser estos chinitos. Este especial de Arboles Muertos y Mucha Tinta se dedica a esta mirada sobre este subgénero paranoico por excelencia. Entre los platos fuertes tenemos un increíble artículo de Jess Nevins sobre el origen y los precedentes del Peligro Amarillo, una nota sobre las versiones fílmicas de Fu Manchú, reseñas de varios títulos que pueden englobarse en el subgénero (especialmente varias de las novelas del doctor Fu Manchú) , una galería de “pulps” y comics con peligrosos amarillos y una historieta de Milton Caniff para poder discriminar entre el chino aliado y el peligroso “japo”. Bienvenidos al Especial Peligro Amarillo de Arboles Muertos y Mucha Tinta. ROBERTO BARREIRO
Jess Nevins es uno de esos investígadores que se toma su trabajo en serio. Sus sitios sobre los personajes de la cultura popular victoriana, del pulp entre 1900 y 1945 y de los superhèroes de la Golden Age han sido sitios ineludibles para toda persona que quiera saber más sobre ellos De hecho a veces la única referencia en la web sobre personajes oscuros de este tipo provenía de Jess. Desgraciadamente, hoy estos sitios están discontinuados Es por eso que, al hallar un artìculo sobre el Peligro Amarillo escrito por él, quería tenerlo traducido como uno de los platos principales de este especial. Jess no solo me dio permiso para traducirlo, sino que además me envió una versión ampliada de éste, versión que se publicó en inglés su Encyclopedia of Fantastic Victoriana. Si alguien tiene la plata, es hora de comprar ese líbro. Ahora, disfruten este texto que realmente vale la pena
El Peligro Amarillo. Por Jess Nevins Aunque el estereotipo anti-asiático del Peligro Amarillo, la amenaza al Oeste por parte de países y personas asiáticos, fuera hecha lugar común en el siglo XX, la fuente deL estereotipo del Peligro Amarillo yace en la literatura y tendencias culturales del siglo XIX. Hay realmente dos diferentes Peligros Amarillos. El primer es de los asiáticos como grupo y, aunque generalmente es aplicado chinos o japoneses, no diferencia entre nacionalidades y etnias, siendo aplicado a indios, vietnamitas y a rusos eslavos. Este estereotipo, de asiáticos “en masse”, los representa como una horda sin cara de bárbaros decadentes y sexualmente rapaces. Las raíces de este estereotipo yace en las amenazas históricas a Europa Occidental hechas por Europa del Este y Asia: Visigodos y hunos entre los siglos III y V después de Cristo, y los mongoles en entre los siglos XIII y XV. Aunque la amenaza real de un mongol o la invasión asiática de Europa fuera inexistente hacia mediados del siglo XV, el carácter inesperado de los ataques mongoles y su brutalidad dejó una impresión profunda en la psique de Occidente, con lo que el estereotipo de una Amenaza Oriental a la "civilización" fue muy común en el Occidental durante siglos. Por contraste, el Peligro Amarillo más moderno es individual: la malvada mente superior asiática que conspira para conquistar el Oeste. Aunque hay numerosas fuentes para este estereotipo, sus orígenes sugen en Italia en el siglo XIV.
En el siglo XIII el reino español de Aragón, bajo el reinado de Jaime I, conquistó Valencia y aseguró la frontera aragonesa contra la amenaza musulmana del Norte de Africa. Jaime también conquistó las Islas Baleares en 1235. Esto fue el principio del imperio aragonés (y posteriormente español) en el Mediterráneo. Bajo el rey Pedro III, los aragoneses conquistaron Sicilia
en 1285. El rey Jaime II cambió el control de Cerdeña y Córcega por Sicilia, que fue manejado por su hermano Federico. En 1302 los aragoneses, utilizando un grupo de mercenarios llamado la Gran Compañía Catalana, causó disturbios en Constantinopla, matando supuestamente a más de 3000 italianos. A través del siglo XIV los aragonés expulsaron forzosamente a los genoveses y pisanos de Cerdeña. Adicionalmente, en la década de 1350 el cardenal español Gil Alvarez Carrillo de Albornoz, a instancias del Papa Inocencio VI, quebró el poder de los desobedientes barones italianos, haciendo posible para el Papa -que vivia en este tiempo en Aviñón (Francia)- poder volver a Italia. Todos estos acontecimientos, y el consiguiente imperialismo cultural, político y económico español, proporcionó a los italianos con muchas razones para odiar al pueblo español en general y a los aragoneses en particular. Una de las maneras en las que los italianos resistieron a los españoles fue el esparcir historias de sus brutalidades y atrocidades en Italia.
En el siglo que sigue a la llegada española a México, la población de indios americanos disminuyó por el millones (las estimaciones varían de quince a veinticuatro millones de muertos). La mayor parte de ellos murieron por enfermedades, pero decenas de millares de nativos murieron por la esclavitud o por atrocidades cometidas por los conquistadores. Aunque los conquistadores en México no desaprobaron estas atrocidades, el padre franciscano Fray Bartolomé de las Casas (1474-1566) sí lo hizo, y escribió “Una Breve Relación
de la Destrucción de las Indias Occidentales”, un relato de la Conquista que criticaba duramente el tratamiento español de los nativos. “Una Breve Relación…” fue publicada en 1552 y ocasionó una nueva serie de historias acerca de la maldad española. Estas historias formaron base de la Leyenda Negra de la iniquidad española. Aparte de las historias del horror acerca de atrocidades españolas en Italia y el nuevo mundo, la Leyenda Negra incluyó también sentimientos y temores anti-católicos de conspiraciones jesuitas; historias (verdaderas y
exageradas) acerca de la Inquisición; y elementos racistas, basados en el temor y el odio de los europeos Septentrionales del mestizaje que los españoles estaban haciendo en las
Américas así como por los cambios raciales ocurridos en España luego que los musulmanes norteafricanos la invadieran y vivieran en ella a partir del siglo VIII.
Estas historias fueron especialmente populares en los países protestantes que guerreaban con España católica en el siglo XVI: los Países Bajos, Alemania, e Inglaterra. En Inglaterra esto tuvo como resultado, entre otras cosas, un temor persistente de los católicos y de las conspiraciones jesuitas contra la Corona. La Leyenda Negra ensanchó para incluir a los italianos además de los españoles durante ese siglo. En Francia (que tuvo sus propias guerras con España durante el siglo XVI) había un substancial sentimiento anti-italiano entre el pueblo que estaba sufriendo bajo el gobierno de una camarilla palaciega de origen florentino. Este odio con los italianos alcanzó su pico durante el breve reinado del Rey Francisco II (1559-1560). Su madre, Catalina de Medici, era a su vez italiana y católica, y sus luchas contra los Príncipes de Borbón fueron bastante públicas. Durante ese tiempo, los italianos tuvieron preferencia en los tribunales franceses y la política real favoreció a católicos sobre protestantes. La leyenda de Nicolás Maquiavelo como típicamente rapaz y codicioso y el summum de los políticos manipula-
dores, y conspiradores surgió en Francia durante estos años, y rápidamente se extendió a Inglaterra. Así el malvado Barrabás, en El judío de Malta (1590) de Christopher Marlowe, sea "un notorio Maquiavelo". El odio y miedo inglés al catolicismo se amplió mientras el siglo avanzaba, añadiéndose a la Leyenda Negra en Inglaterra. El subtexto racista de la Leyenda similarmente se amplió para incluir la modificación racial de los italianos durante las invasiones musulmanas en el siglo IX. En tragedias isabelinas y jacobeas, archivíllanos particularmente malvados fueron identificados habitualmente como españoles o italianos, e historias especialmente horribles eran ambientadas en Italia. Los elementos de la Leyenda Negra han tenido una longevidad sorprendente. Cruzó el Atlántico con los primeros colonizadores de Norteamérica en el siglo XVII y reapareció en los Estados Unidos con una fuerza asombrosa en la década de 1840, reforzado por el anti catolicismo nativo y la guerra con México. En Inglaterra fue alimentada por revelaciones de
siglo XVIII (verdaderas y exageradas) de complots jesuitas. Y tan tarde como
atrocidades españolas en México es recapitulada: "Ay, Francisco Pizarro,’ murmuró, ‘eres verdaderamente un tonto, si que tu orgullo español puede intimidar a uno de mi raza. He oído de las infames crueldades que el antecesor de Pizarro, Cortes, ha infligido sobre mujeres y niños. Vemos signos que él piensa seguir el mismo sendero sangriento, y encontrará un terrible enemigo a tratar en Richard of the Raven’s Crest."
1885, en el folletín Richard of the Raven’s Crest, la historia de las
Estos fueron los elementos premodernos de donde el moderno estereotipo de la mente malvada detrás del Peligro Amarillo moderno surgió. La versión moderna, con su orientación específicamente asiática, empezó con la traducción de Las Mil y Una Noches por Antoine Galland durante las primeras dos décadas del siglo XVIII. Esta traducción creó entusiasmo entre los lectores Occidentales para Fantasías árabes y eventualmente dio nacimiento al Vathek de William Beckford, pero también presentó en el oeste a la figura del malvado Visir árabe. Este
personaje reaparecería en diferentes fantasías árabes durante el siglo XVIII.
Un ejemplo notable aparece en las
Aventures Merveilleuses du Mandarin Fum-Hoam (Las Aventuras Maravillosas del Mandarín Fum-Hoam, 1723) de Thomas-Simon Gueullette. Fum-Hoam, un malvado mandarín chino, es el protagonista de la novela. Fum Hoam tiene una gama de poderes mágicos, inclusive el vuelo y cambio de formas, y lleva a cabo una serie de actos malvados, igual que el Jaffar de Las Mil y Una Noches. Fum-Hoam es el ejemplo más temprano de mente criminal del Peligro Amarillo, hasta el punto de tener las uñas afiladas y el mostacho. Reemplazando al visir pérfido a finales del siglo XVIII y principios del siglo XIX como el carácter tipo más común de archi villano fue el Héroe-Villano Gótico. La novela Gótica actuó como un vector para estereotipos xenófobos. El Héroe-Villano fue casi siempre un extraño cultural Habitualmente, era un hombre no-inglés que amenazaba a la heroína blanca (y a menudo inglesa). Y habitualmente la identidad nacional y étnica del Héroe-Villano era italiana. Cuándo el Héroe-Villano no era italiano, era español, árabe, o romaní, identificado en ese tiempo con Egipto.
Estas figuras eran usualmente conspiradores e intrigantes, antes que hombres de acción, con lo que las heroínas inocentes del Gótico terminaban en el centro de un complot destinado a, privarla de una herencia, robar su virginidad, casarse con un hombre inapropiado, o las tres cosas al mismo tiempo. Aún después de la desaparición del gótico como género esta tendencia continuó: el conde Fosco de La Mujer de Blanco (18591860) de Wilkie Collins es italiano. La popularidad de la novela gótica rápidamente disminuyó después de 1820, reemplazada por el nuevo género popular de los romances histó ricos, y para mediados de siglo el género gótico estaba esencialmente extinto. Antes de expirar, sin embargo, el gótico produjo a otro villano no blanco, uno que no era apenas un conspirador asesino sino que fue diseñado para recordar a lectores de la amenaza asiática: el Monstruo de Frankenstein de Mary Shelley (1818). La historia y el Monstruo son bien conocidos hoy, pero lo que se olvida generalmente acerca del Monstruo es que él no es caucásico. Victor
Frankenstein manera:
lo
describe
de
esta
"Los miembros eran proporcionados, y yo había escogido sus características para que fueran hermosas. ¡Hermosas! ‘¡Gran Dios! La piel amarilla apenas cubría el trabajo interno de músculos y arterias; el pelo era de un lustroso y ondulante negro; los dientes de una blancura color de perla; pero estas exuberancias sólo formaban un contraste más horrible con sus ojos aguados de color pardo, que parecían casi del mismo color como los hoyos blancos en los que fueron puestos, su tez reseca, y sus labios directamente negros.” (N.del e: el subrayado es mío) El Monstruo, aún antes de tener vida, es amarillo. Su creador, por contraste, es descrito específicamente yaciendo "blanco y frío en la muerte". La étnicidad del Monstruo va más allá de su color de piel. En la novela, la primera exposición del lector al Monstruo ocurre cuando Robert Walton y su tripulación, buscando un pasaje a China a través del Círculo
Polar, encuentra el Monstruo atrapado en un témpano de hielo. La mañana siguiente, Walton rescata a Victor Frankenstein, a quien se describe como "no un habitante salvaje de alguna isla indescubrible, como el otro viajero parecía ser, sino un europeo." Shelley dos veces describe explícitamente al Monstruo como no europeo y no caucásico. Además, el Monstruo es encontrado por Walton en una isla al norte del "tierras salvajes de Tartaria y Rusia" donde Frankenstein lo ha seguido. Para los lectores del siglo XIX de Frankenstein, un hombre amarillo, sin barba ni bigote y con largo pelo negro y ojos pardos que cruza las estepas de Rusia y Tartaria sería instantáneamente reconocible como un mongol. Mary Shelley era amiga de William Lawrence, un abierto defensor de la teoría de las distintas razas humanas, cada una con diferentes características morales, y Frankenstein muestra un conocimiento del pensamiento científico de su tiempo acerca de las varias razas humanas. Por 1815, gracias a escritores de ciencia como William Lawrence y escritores viajeros como John Barrow, la imagen
de mongoles como una raza separada, amarilla de piel, de pelo negro y lampiña, fue bien establecida tanto en
el pensamiento científico como en el popular. Igualmente, la reputación de los mongoles como bárbaros destructivos, e innatamente violentos continuó permaneciendo en el Oeste siglos después de la última invasión mongol. Este estereotipo fue recapturado en Frankenstein cuando el Monstruo asesina salvajemente a William, el hermano menor de Victor, a su amigo Henry Clerval, y a su novia Justine. Aunque la unión del Monstruo de Mary Shelley con los mongoles haya disminuido en la imaginación pública con el paso de tiempo, la asociación fue deliberada de parte de la autora y el papel del Monstruo como un precursor del Peligro Amarillo no se puede subestimar. El Monstruo fue la primera imagen de un mongol en la cultura popular que representaba a un asiático como una figura no pequeña sino gigantesca. La imagen de un asiático grande y peligroso quedó en la cultura popular inglesa y americana, tornándose uno de los leit-motifs del Peligro Amarillo. Las tendencias históricas y culturales alimentaron el desarrollo durante el siglo XIX del Peligro Amarillo en los
Estados Unidos y Europa. Los primeros inmigrantes asiáticos en llegar a los Estados Unidos fueron los chinos que tomaron parte en la fiebre del oro en California a finales de la década de 1840. Ellos fueron los primeros no blancos libres que llegaron a los Estados Unidos en grandes cantidades,
y las diferencias raciales, religiosas, culturales y lingüísticas entre los americanos blancos y los inmigrantes chinos, así como la percepción que los chinos le quitaban los trabajos a los americanos, trajeron como resultado la hostilidad y el racismo dirigidos a los recién llegados. Entre las manifestacio-
nes de esta hostilidad fue un nuevo conjunto de estereotipos anti-chinos. (La falta de inmigrantes japoneses en América así como la percepción en América que Japón fue un aliado del Oeste mantuvo los estereotipos acerca del japonés a un mínimo hasta las repercusiones de la Guerra Rusojaponesa en 1905). A partir de mediados del siglo XIX los chinos fueron vistos como contaminadores físicos, raciales y sociales. La falta de familiaridad blanca con las costumbres chinas hicieron ver a éstas en la luz más desfavorable. En las décadas de 1860 y 1870, mientras se extendía el uso de opio en América y la interacción social entre chinos y blancos aumentaba, el movimiento anti-chino en California creció, y el chino fue visto como un desviado sexual consumidor de droga. Durante la recesión de la década de 1870, los chinos fueron estereotipados como coolies que robaban los trabajos de los americanos blancos. En los años siguientes a 1880, cuando la competencia por trabajos en la Costa Oeste de Norteamérica llegó a ser cada vez más fiera, el chino fue visto no solo como ladrones de trabajo
sino como inundando deliberadamente América con sus números; su inmigración a E.E.U.U. ahora fue vista como un acto no declarado de guerra. América
esta percibida amenaza de una conquista asiática de Europa y América, un recrudecimiento del temor medieval de una invasión mongola, la que el Káiser Wilhelm II vio como el "Peligro Amarillo" cuando acuñó la frase en 1895 y la que estuvo detrás de obras como "La Vorace Albion" de Albert Robida (1884) y "Le
Napoleón Jaune (Hypothése Historique)" de Jules Clarotie (1900).
reaccionó a esto con leyes anti migratorias como la China Exclusion Act de 1882 y lal Scout Act de 1888, pero el correspondiente descenso en la inmigración china a América no detuvo la formación de estereotipos antichinos. El chino fue otra vez estereotipado, esta vez como una amenaza para invadir la América blanca y los países de Europa por la acción militar y el masivo crecimiento demográfico. Fue
Todos estos estereotipos fueron reflejados en la literatura americana de la época. Aunque había unos pocos retratos positivos de hombres y mujeres chinos, la mayor parte de ésos eran de campesinos sencillos y sentimentales, y estos fueron sobrepasados mucho en cantidad por los retratos negativos. Durante los años e la década de 1880 se publicaron en América las primeras novelas que representaban a los chinos volviendo a reproducir las invasiones mongolas, invadiendo esta vez los Estados Unidos. Estas historias y novelas de Guerra Futura fueron escritas imitando a “The Battle of Dorking de George y
representaban generalmente a los chinos como un grupo único e . Pero una novela, A Short and Truthful
History of the Taking of Oregon and California by the Chinese in the Year A.D. 1899 de Roberto Woltor (1882), mostraba a un líder chino, el Príncipe Tsa Fungyang Tungtai, quien dirige una
invasión militar de California. Aunque él sea descrito soportando como "teniendo menos semejanza a un humano que al Satanás de Milton" el príncipe Tsa en general no es descrito ni caracterizado, y constituye sólo un vago protoPeligro Amarillo. Los estereotipos ingleses sobre los asiáticos fueron menos burdos, sin duda en gran parte porque los ingleses tuvieron mucha más exposición a verdaderos asiáticos que los americanos. Los ingleses interactuaban con los chinos en China ya en el siglo XVIII, con chinos que emigran a Gran Bretaña a finales de ese siglo como empleados de la Compañía Oriental Inglesa de la India. Pero los ingleses no desarrolla-ron el temor más visceral de una absorción china de Gran Bretaña, en parte a causa de las más restrictivas
leyes inmigratorias Gran Bretaña, pero principalmente a causa de la preeminencia del poder inglés durante los siglos XVIII y XIX. Con tan pocos chinos
entrando en Gran Bretaña en el siglo XIX (a comienzos del siglo XX había sólo 545 chinos viviendo oficialmente en Gran Bretaña) la amenaza de una
absorción china de Gran Bretaña vía la inmigración fue inexistente. Los números mínimos de chinos en Gran Bretaña también previnieron que fueran vistos como contaminantes en un sentido sexual o social. Esto no significó, sin embargo, que los ingleses no tuvieran ningún estéreo-tipo acerca de los asiáticos en el siglo XIX. En adición al estereotipo acerca del mongol peligroso y grande, que persistió hasta bien entrado el siglo XIX, y además de los estereotipos menos odiosos de chino y japonés, tal como de la opereta The Mikado de Gilbert & Sullivan (1885), existía la asociación, en la mente inglesa, entre el chino y el opio, que conectaba a ideas de criminalidad y contagio racial. Los ingleses tuvieron más estereotipos sobre los
asiáticos occidentales que de los chinos o japoneses. La figura individual del Peligro Amarillo empezó aparecer tarde en el siglo, aunque hubiera precursores. Uno apareció en 1880, cuando Emma Dawson (autor de "A Stray Reveler"), escribió "The Dramatic in My Destiny" (Californian, enero de 1880). "The Dramatic in My Destiny" está ambientado en el Chinatown de San Francisco y cuenta
sobre Yorke Rhys, un hombre blanco, estudiando chino con Tong-ko-linsing. Yorke acaba adicto al opio. Tongko-lin-sing parece haber sido denominado basándose en Tseng-ko-lin-ch’in (alias. "Sam Collinson”; ? -1865), un Príncipe de Qing que ganó fama en China para sus exitosos ataques contra los rebeldes de Taiping en China del Norte a finales de la década de 1850. En 1860 Tseng fue deshonrado tras sus
derrotas durante la Tercera Guerra del Opio. Tong-ko-lin-sing es sumamente cultivado y no habla en ningún dialecto estereotipado. Habla a la perfección chino, inglés, francés y sánscrito. También es avaro, vano, despreciativo de todas las mujeres y de los hombres blancos. Tong es adicto al opio y una influencia mala en Yorke. Tong es sólo un mandarín menor pero anticipa el cambio de la amenaza del chino (y/o otros asiáticos) como masa a la amenaza de un individuo que actúa independiente de un gobierno. Otro precursor es el Doctor Ping, quien apareció en "Wee Wi Ping" de Ellen C. Sargent (Californian, enero de 1882). El Doctor Ping es un químico y físico en el Chinatown de San Francisco. Tanto el doctor como un químico blanco llamado James Sheldon se obseionan con un veneno que oscurece la piel, hace a los miembros peludos, y afila las uñas. Ambos se vuelven adictos a la sustancia química. Sheldon comienza a preocuparse por su futuro y desarrolla un antídoto al veneno, mientras que Ping nunca para de tomar la sustancia y se convierte en un incendiario, quemando un teatro chino. Aunque
también anticipa a El Extraño Caso del Doctor Jekyll y Mr. Hyde de Robert Louis Stevenson, "Wee Wi Ping" ficcionaliza también la imagen contemporánea de los médicos chinos poseyendo poderes siniestros y posiblemente sobrenaturales. Esta imagen culminaría en el arquetipo individual del Peligro Amarillo el Doctor Fu Manchú de Sax Rohmer. Pero la primera verdadera figura del Peligro Amarillo, el primer cerebro asiático malo e inteligente dedicado a la conquista del Oeste, no apareció hasta 1892. Kiang Ho es un pirata e inventor educado en el Oeste que ataca comercio occidental en el Mar Amarillo. Kiang Ho deriva de la tradición de Genghis Kan y los invasores mongoles, pero su tamaño recuerda a la Criatura de Frankenstein. El próximo personaje del Peligro Amarillo después de Kiang Ho personificó un aspecto diferente de este estereotipo. Yue-Laou de Robert Chambers (1896) es un brujo y el gobernante de un imperio en medio de China. El origen final de Yue-Laou proviene de los personajes hechiceros, que se remontan a las fábulas y cuyos miem-
bros incluyen a Prospero, de La Tempestad de Shakespeare (1611), las versiones noveladas de John Dee, y el innominado de William Gilbert. Durante el siglo XIX hechiceros malignos aparecieron en varias formas, pero
usualmente como italianos, egipcios, o árabes. Yue-Laou viene de esta tradición ficticia pero fue pasado por el cedazo del Peligro Amarillo y es el primer brujo del Peligro Amarillo. El próximo carácter significativo del Peligro Amarillo fue el Doctor Yen How de M. P. Shiel (1898). A diferencia de Yue Laou, el doctor Yen How es un líder militar antes que un brujo, brillante pero esencialmente humano. Y a diferencia de Kiang Ho, sus metas son globales antes que locales y relacionadas con la piratería. Aunque la motivación de Yen How puede ser reducida al orgullo herido, él apunta a la venganza militar y la conquista del mundo. El doctor Yen How es el primer líder militar del Peligro Amarillo cuya amenaza es global, no local. Él refleja el temor occidental de las "hordas ilimitadas" de chinos que invaden los países blancos del Oeste. Como la Criatura de Frankenstein, Yen How es derivado de Atila, de Temujin, y de Timur Lenk, los primeros Peligros Amarillos. El último carácter significativo del Peligro Amarillo antes la presentación de Fu Manchu fue Quong Lung del
Doctor C. W. Doyle (1897-8). Quong Lung es un señor del crimen en el Chinatown de San Francisco, un graduado de Yale y el abogado del Templo Interior de Londres. La significancia de Quong Lung al estereotipo del Peligro Amarillo es su papel como un señor del crimen ubicado geográficamente. A diferencia de sus predecesores, Quong Lung es identificado específica-mente con un lugar, el China-town de San Francisco. La ambientación de sus historias sucede allí, y las acciones de Quong Lung se realizan para reforzar su poder sobre este barrio y las personas que allí viven. Mientras la noción de un único hombre controlando absolutamente el crimen en una ciudad es anterior a The Shadow of Quong Lung (el profesor Moriarty de Arthur Conan Doyle es el gobernante indisputable de Londres, y de muchos villanos de las “dime novels” gobernaron de manera similar
sus ciudades respectivas) Quong Lung
fue el primer señor del crimen del Peligro Amarillo que llenó ese papel. La culminación de todos estos personajes ficticios, y el carác-ter que empezó la locura por los villanos de Peligro Amarillo en la narrativa y el cine popular, apareció en el siglo XX: el Doctor Fu Manchú de Sax Rohmer. De los mongoles, Fu Manchú toma la amenaza asiática al Oeste. De los villa-nos góticos toma el rasgo del intrigante y villano maestro. De Kiang Ho toma la inventiva y el aspecto militar del concepto de Peligro Amarillo. De Yue-Laou toma la hechicería (bajo la forma de una habilidad sobre-humana en la hipnosis), los venenos y las criaturas aparen-temente sobrenaturales bajo su control. Del doctor Yen How toma el objetivo global de subyugar al oeste. Y de Quong Lung toma la identificación local: en sus primeras aventuras Fu Manchu se localizaba en Limehouse y no salía de allí. Lo que sigue es una breve lista de
personajes basados y modelados en Fu Manchú del período anterior a la Segunda Guerra Mundial indica la fuerte influencia que éste tuvo:
* El Dr. Cornelius Kramm de Gustave Le Rouge, de los dieciocho Le Mysterieux Docteur Cornelius, comenzando en 1913. * Li Ku Yu, la autocopia de M.P. Shiel de su Dr. Yen How, en "To Arms!" (1913), más tarde publicada como The Dragon & The Yellow Peril
* Wu Fang, del serial Exploits of Elaine en 1914.
* Mr. King y el Escorpión Dorado de Sax Rohmer (éste ultimo un agente del propio Fu Manchu), provenientes de las
historias de "Gaston Max" comenzadas en 1915. * El villano del serial Neal of the Navy, en 1915.
* Leonid Zattan de Jean de la Hire, de la serie den ovelas francesas del "Nyctalope" que comenzaron en 1915. * Wu, de la tira diaria de 1916 "Captain Gardiner of the International Police." * The Silent Menace, del serial de 1916 Pearl of the Army. * Ali Singh, del serial de 1916 The Yellow Menace. * The Blue-Eyed Manchu, del libro del mismo nombre de Alexander Romanoff en 1916.
* Li Shoon de H. Irving Hancock, publicado en el Detective Story Magazine entre 1916 y 1917.
* Mr. Chang de A.E. Apple, en 33 historias y dos colecciones, comenzando en la revista Detective Story en 1919. * Chung, de una "dime novel" holandesa publicada en 1923.
* Ssu Hsi Tze, el "Gobernante de las Ratas" de las novellas de "The Spider", a mediados de la dĂŠcada de 1920. * Fing Su, de The Yellow Snake de Edgar Wallace en 1926.
* Wu Fang, del serial Ransom, en 1928. * Ming el Despiadado, de Flash Gordon, comenzando en 1929.
* Wu Fang, de la historieta Dan Dunn de Norman Marsh. * Chang, de The Shanghai Bund Murders de F. Van Wyck Mason en 1933.
* Kong Gai & the Nameless One, de las historias del "Sgt. Jimmy Wentworth" de Sidney Herschell Small en la revista Detective Fiction Weekly a partir de 1931. * Botak, del serial radial de 1932-1933 The Orange Lantern.
* Carl Zaken, "The Black Doctor," & Chang Ch’ien, de las historias de
"Valentine Easton" por T.T. Flynn en la revista Dime Detective en 1933 & 1934. * Iskandar, de "Wizard’s Isle" por Jack Williamson en el número de mayo de 1934 de la revista Weird Tales. * Wun Wey, en The Stuffed Men por Anthony Rudd, en 1935. * Wo Fan, en las historias de ese personaje de Bedford Rohmer en la revista New Mystery Adventures entre 1935 y 1936. * Wu Fang, en el pulp The Mysterious Wu Fang por Robert Hogan publicado en 1935 y 1936. * Doctor Yen Sin, en Dr. Yen Sin por Donald Keyhoe en 1936. * Doctor Chu Lung, en la historia "Skies of Yellow Death," por Robert J. Hogan en el número de Octubre de 1936 de G-8 & His Battle Aces.. * Red Dragon, en Detective Comics empezando en el número 1 a principios de 1937. * "Fui Onyui," en la historia de Slam Bradley, "The Streets of Chinatown," por Jerry Siegel en la revista Detective Comics 1 a comienzos de 1937.
* The Griffin, de las historias de J. Allen Dunn en Detective Fiction Weekly a finales de los años treinta. * Gorrah, un cíclope chino, en Action Comics, comenzando en 1939.
* Shiwan Khan, el "Golden Master," en The Shadow de Walter Gibson, comenzando en 1939. * Pao Tcheou, específicamente identificado como un primo de Fu Manchu, de la serie de novelas francesas "Le Maitre
de L’Invisible" por Edward Broker, comenzando en 1939. * Moto Taronago, el Yellow Vulture, de la serie de Operator #5 por Frederick Davis, empezando (pero nunca terminada) en 1939. Los ejemplos seguirían después de la Segunda Guerra Mundial, con "Mon-sieur Ming" de las historias de Bob por Charles-Henri Dewisme, de 1959 en adelante, y hasta los años setenta, con el hilarante momento de The Day After Judgment de James Blish (1971) cuando Satanás se confundido por Fu Manchu, o en los años noventa, donde Hark, en el críticamente aclamado comic de Warren Ellis Planetariy, es un miembro de un panteón de inmortales de pulp. Aunque Fu Manchu no es el primero de los personajes representativos del Peligro Amarillo, él fue histórica-mente el más importante de ellos, hasta tal punto que el estereotipo fue nombrado tras su aparición.
Mr.. Moto... Su nombre es Moto, Mr EL IMPERTURBABLE SEÑOR MOTO (Think Fast, Mr. Moto, 1936)
Autor: John P. Marquand Colección: Biblioteca Oro n° 179 Edita: Molino Argentina, Buenos Aires, 1947 (2° ed.) Wilson Hitchings es el último miembro en entrar a trabajar en el negocio familiar: la poderosa casa Hitching Hermanos, una de las más importantes en el comercio entre Estados Unidos y el Lejano Oriente. Su primer encargo es ir a Hawai a comprar la Plantación Hitchings, famosa casa de juego propiedad de la hija de la "oveja negra" familiar. Una vez allí, el sosegado pero astuto Wilson se encuentra frente a una feroz y adorable propietaria, a un peligroso lavado de dinero para financiar a los rebeldes chinos de Manchuria (nota para los que no saben de historia: en la década de 1930, Japón invadió China, creó el estado títere de Manchukuo y comenzó una furiosa guerra contra los insurgentes chinos) y a un
amable, atildado (y engañosamente inofensivo de apariencia) agente secreto japonés llamado I.M.Moto. John Marquand dio a luz en 1935, en las páginas del Saturday Evening Post (medio mucho más reconocido y respetado que los pulps de la época) a este espía del Sol Naciente, pulcro, educado y eficiente, y lo convirtió en el héroe de seis novelas (que se terminaron cuando Japón y USA entraron en guerra luego de Pearl Harbor para volver en una última historia en 1957, años después del armisticio final). También hubo ocho películas protagonizadas por Peter Lorre (en maquillaje amarillo) en el papel protagónico que también fueron exitosas. Esta es la tercera novela de la serie. Y es una lectura "mucho, mucho, mucho"
novela satírica The Late George Apley, que le terminaría de ganar el respeto del "establishment" literario.) Respecto a los estereotipos del Peligro Amarillo en la historia, Marquand los tiene (hay una continua referencia a la absoluta otredad de los amarillos para Hitchings, que siempre tiene la sensación que hay códigos que él nunca podrá entender de los orientales) pero me da la sensación que los exagerados manierismos de Moto son una socarrona parodia a esa idea típica del "oriental cortés" de la época. De hecho, Mr. Moto suena como una versión exacerbada hasta el absurdo de Charlie Chan.
(como suele decir el señor Moto) agradable. Marquand es un escritor vivaz, que crea personajes entretenidos, con una narración bien construída y de un sutil humor escondido en el relato (no por nada ganaría en 1937 el Pulitzer con su
Y aparte quiero rescatar la FABU-LO-SA tapa de Emilio Freixas, uno de los mejores dibujantes que dio la España franquista en lo relativo a la ilustración y el comic realista. Si las tapas venden un libro, esta debe haber hecho ganar millones a la gente de la editorial Molino.
Fu Manchúes comunistas
LA ESPADA Y EL BISTURI (Sword and Scalpel, 1957)
Autor: Frank G. Slaughter. Colección : Cisne Edita: Luis de Caralt, Barcelona, 1960. Ha terminado la Guerra de Corea y un capitán médico del ejército norteamericano enfrenta un juicio por alta traición. Se le acusa de haber trabajado en connivencia con el enemigo mientras fue prisionero de guerra en un campo de concentración norcoreano. Las pruebas contra él parecen irrefutables, pero será la curiosa confesión de un sacerdote muerto la que resolverá todo. Frank Slaughter era médico y era cristiano. En esta obra se notan claramente ambos trasfondos. Es evidente que sabe de lo que habla cuando describe el diario trajín de un hospital de campaña. Y el humanismo que derrocha por los poros el capitán es evidentemente de corte humanista cristiano. Mas aún, el sacerdote secundario es un personaje hecho para agradar. Como contrapeso, los “malos” americanos son ruines mezquinos y alcohólicos. Pero claro, no se comparan con los comunistas que, además de rojos son chinos. Los chinos aquí se dividen en tres categorías: guardias brutales, oficiales de inteligencia brutales con habilidad en la tortura y el coronel Pak. Pak es el jefe del campamento y es un tipo culto, melifluo, educado y absolutamente sin escrúpulos, una cruza entre Confucio y el doctor Mengele. De hecho, recuerda mucho en su actritud al jefe científico chino que aparece en The Manchurian Candidate de John Frankenheimer. O, por supuesto, al doctor Fu Manchú. Lo cual es lógico, porque fue éste último que puso en la imagen de la gente la imagen del culto y refinado torturador de ojos rasgados. Que aquí aparezca con trajes militares y desprovistos de sus elementos fantásticos es apenas una casualidad: el malvado doctor amarillo es un arquetipo que se ha desplazado por toda la cultura popular.
Historietas amarillas Los comics, producto popular por excelencia, durante ucho tiempo ubicado bajo el radar crítico de la sociedad bien pensante, han registrado la iconografía de los estéreotipos (y no solo los de orientales malvados, dicho sea de paso) con una inconciencia fabulosa. Así, nada parecía más lógico que hacer una pequeña muestra de tapas con malvados orientales en ella.
Antes de Batman, las tapas de la Detective Comics tenían nada menos que la Doctor Fu Manchu, poniendo a nuestro villano amarillo favorito en los comienzos del comic book
Malvado y horrible, The Claw es como un villano de Peligro Amarillo en versiĂłn lisĂŠrgica (y de mal viaje, obviamente). Creado por Jack Cole, el tipo hace que todos los demĂĄs malvados doctores orientales sean unos mariquitas.
The Black Terror haciendo puré a algunos japoneses sin mucho problema ni preocupación por la corrección política…
El Captain América arroja su maravilloso escudo y caen japoneses por kilo. La verdad sea dicha, ¡que imágenes sádicas! Y despues preguntan de dónde puede haber sacado el Dr. Wertham sus ideas sobre los comics como corruptores de la juventud
El Spy Smasher rompe más japoneses... y de paso un dragón. ¡No se pierdan la película!
Egg Fu, el malvado Huevo del Lejano Oriente. Ya no hacen villanos asĂ‌ por suerte.
Un "héroe desconocido de América" mandando al otro barrio a un héroe desconocido de Corea del Norte…
La Guerra de Corea no solo le dio a los norteamericanos unos enemigos amarillos... les dio enemigos amarillos COMUNISTAS. O sea doblemente peligrosos y que había que eliminar sin ningún tipo de escrúpulos.
The Yellow Claw fue la versi贸n comunista de Fu Manch煤 creada en los cincuentas por Atlas Comics, luego Marvel Comics
...Y ya en los sesentas, Marvel hacĂa nacer al MandarĂn, enemigo chino y comunista de Iron Man. Que diga lo que quiera Stan Lee, pero la verdad es que en la Marvel de principios de los aĂąos sesenta los rojos eran malos sin atenuantes.
Mientras medio mundo protestaba sobre la moralidad de la Guerra de Vietnam, aparecĂa este comic, Tod Holton Super Green Beret, demostrando un chauvinismo y xenofobia que John Wayne no pudo siquiera rozar en su pelĂcula Los Boinas Verdes.
No podía faltar: Ming El Despiadado, archienemigo de Flash (A-Ahhhh...!!!) Gordon. Para que no digan que el Peligro Amarillo era algo solo terrestre. Aunque últimamente ha ido mudando de color, en otra mutación políticamente correcta…
Y cerramos con dos tapas de comics del doctor Fu ManchĂş.
(Todas las imagenes sacadas de la Grand Comic Book Database www.comics.org )
El libro que inventó a los lamas Horizontes Perdidos (Lost Horizon, 1933)
Autor: James Hilton Colección: Biblioteca oro nº 208 Edita: Molino Argentina, Buenos Aires, 1941. Hasta que James Hilton publicase este libro durante la década de 1930, casi nadie sabía del Tibet ni de los lamas. Tras su fabuloso éxitoso éxito, el lamaísmo se convirtió en el imaginario popular en una doctrina pacifista que te daba poderes superhumanos si se aplicaba concienzudamente. ShangriLa se convirtió en el seudónimo de un paraíso terrenal donde la gente no envejecía. Los lamas con poderes extraordinarios o los entrenados por ellos y enviados al mundo exterior para detener al mal serían un creciente subgénero en esos años. Hasta podríamos decir que sin esta novela, el Dalai Lama hoy por hoy sería visto como un viejo pelado y ensabanado que jode porque los chinos lo rajaron del poder y no el Premio Nobel de la Paz que defiende a
su pacífico pueblo. Así que, no le neguemos la importancia social a esta novela. Todo comienza cuando cuatro pasajeros de un avión son secuestrados por alguien durante una revolución en algún lugar cercano a los Himalayas. El piloto los lleva hacia el interior de esta cadena montañosa y termina estrellándose cerca de un misterioso valle escondido que alberga al monasterio de Shangri-La, que maneja una misteriosa orden que mezcla el lamaísmo con el cristianismo. El lugar es tranquilo y paradisíaco y tres de los cuatro pasajeros empiezan a estar cada vez más a gusto. Especialmente Conway, cónsul británico con angustia espiritual luego de su extenuante paso por las trincheras de la Primera Guerra Mundial. Poco a poco descubrirá que el azar no los trajo a Shangri-La y que su destino parece ligado al del monasterio... y especial-mente de su Gran Lama.
historia, pero recordemos que fue Hilton el que los puso en primer lugar y fueron sus imitadores quienes lo convirtieron en clisé. Mención particular es la ilustración de Bouquet de esta edición, que hace que la novela parezca algo más terrorífico que lo que es, como si el lama fuera Fu Manchú o algún otro ejemplo del Peligro Amarillo. Nada que ver con la historia, pero genial como artilugio para llamar la atención del lector. Como un pedazo literario que tuvo su importancia en entender un aspecto de otra cultura en el imaginario occidental del siglo XX, Horizontes Perdidos es un documento indispensable. Y una lectura suave pero atrapante, que se deja leer sin problemas. Y de última regálenselo a esa tía New Age de cómo cincuenta que deben de tener, esa que lee libros de autoayuda. Seguro que le encantará...
La sensación al leer la novela es como la de una clase de yoga: la cosa es lenta y relajada y parece que no avanza mucho, pero tiene una cualidad hipnótica que el lector no puede dejar de notar. Puede que hoy día sienta que hay varios lugares comunes en la
Como detectar a un japonés ¿El Peligro Amarillo estaba solo en el campo de la ficción? ¡Qué va! Si no me creen, vean este increíble comic (puesto online por Ethan Persoff en su sitio http://www.ep.tc ) titulado How to Spot a Jap (traducido es algo así como "Como detectar a un japonés"), dibujado nada menos que por Milton Caniff. Usado como manual por las fuerzas americanas durante la Segunda Guerra Mundial (¡), la historieta explicaba cómo diferenciar a los pérfidos japoneses de los buenos chinos. La historieta apareció en la primera edición de Pocket Guide to China, en 1942, y se repartía a los soldados que iban al frente del Pacífico, En ediciones subsiguientes, se eliminó la historieta. Debajo de cada viñeta, tienen la traducción, hecha por su amigo editor.
OFICIAL: - Ryan, tú y Terry han estado en China por un largo tiempo… ¿Qué tal si le enseñas a los hombres algunas diferencias entre los “japos” y nuestros aliados orientales? PAT RYAN: - Sí, señor.
Aquí hay dos hombres recogidos por una patrulla. La primer cosa a considerar es la apariencia. El chino es “C”. El japonés es “J”. Fíjense que C es del tamaño de un americano prmedio. J es mas bajo y parece que sus piernas están unidas directamente a su pecho
C es de color bronce oscuro, mientras que J es más claro… más de un color amarillo limón. Los ojos de C están ubicados como los de un europeo o americano… pero tiene un marcado alargamiento. J tiene sus ojos mas cerca de su nariz…
Los chinos tienen caras lampiñas… Los japos tienen Miren sus perfiles y dientes: C usualmente tiene desparejos. J tiene incisivos prominentes. Los chinos facilmente. El japo usualmente espera ser fusilado… y infeliz por eso… ¡especialmente si es un oficial!
barba… dientes sonríen es muy
Pueden encontrar japoneses entre cualquier grupo de civiles orientales. Este es un truco de infiltración favorito. Hagan caminar a su hombre. El chino marcha, mientras que le japonés arrastra los pies (pero puede ser lo suficientemente listo para parecer que marcha). Háganle sacarse las medias y zapatos, en caso de duda.
Los chinos y otros asiáticos tienen pies bastante normales. Los japos usan una sandalia de madera (“geta”) antes de haberse puesto zapatos del ejército. Usualmente tendrá un amplio espacio entre el primer y segundo dedo… frecuentemente con callos por la tira de cuero que sujeta la “geta” a su pie…
A veces los oficiales japoneses no tienen estas características. Muchos de ellos hablan inglés, algunos conocen el “slang” americano, pero muchos japoneses sisean al pronunciar la “s”. Hagan a los dos hombres repetir una sentencia como “Smith dejó la fortaleza” (u otra similar) C: - Smith dejo la foltaleza J: - S-s-smit dejó la fortales-s-s-sa Terry: - … o intenten con Lalapalooza. ¡Es mortal! El japonés apesta con cualquier sonido de “s” y no puede pronunciar la letra “l”
Pat: - No confíen en ningún prisionero japonés. Son pibes duros…¡ y piensan que es glorioso morir si pueden llevarse un enemigo con ellos! Incluso cuando un japo esta desvestido para pelear en la jungla, lleva un “suspensor” que realmente es una “bolsa para todo”. Siempre remuévanlo y revísenlo cuida-dosamente antes de devolverlo. Terry: - El no se resiste por ser tímido. Aquí les muestro por qué…
Si solo revisan ligeramente la ropa de un japonés buscando armas escondidas pueden perder un prisionero… y tu propia vida. NO desenrosquen plumas de tinta o jugueteen con cualquier objeto que pueda contener acido o un explosivo. Tengan cuidado con pistolas que se guardan en la manga u otros artefactos salidos de historietas. Los japoneses son expertos en esas cosas…
Para resumir, descubrir a un “japo” depende de tres cosas: 1apariencia, 2 – pies, 3 – pronunciación
La pregunta a hacerse, tras leer esta historieta, es ¿cuántos chinos inocentes habrán muerto por obra y gracia de soldados americanos siguiendo al pie de la letra (o intentándolo) lo que Pat Ryan y Terry Lee comentan aquí? Y también, ¿por qué se sacó luego de las ediciones siguientes de la Pocket Guide to China? ¿Se demostró su inefectividad? ¿El gobierno chino de Chang Kai Shek protestó ante sus aliados? ¿Ambas cosas? ¿O fue otro motivo? Pero aquí tenemos un poderoso argumento en contra de las funciones educativas del comic.. .simplemente porque educan en perpetuar estereotipos que probablemente hayan complicado más que ayudado a los soldados americanos.
Pat: - Recuerden que los espías japoneses han engañado incluso a los chinos. Ellos usarán cualquier truco, incluso después de pretender rendirse… e intentarán posar como nativos de cualquier país en el que estén. Terry: - El lenguaje japonés es un código útil en si mismo. ¡Lo que ellos escriban o digan a otro puede resultar en TU nombre en una lista de bajas!
Y, si aplicamos la misma idea al hoy por hoy, ¿para cuándo la versión actual (dibujada por Frank Miller, que evidentemente sabe mucho del mundo no europeo tras ver su guión en “300”) que les explica a las tropas americanas en Medio Oriente cómo diferenciar a un terrorista de Al-Qaeda de los musulmanes comunes y corrientes???
Re-pasando a Fu Manchú A modo de prólogo Desde que en 1912, el relato “El beso zayat” (“The Zayat Kiss”) lo trajera al mundo, el doctor Fu Manchú ha sido el arqueitpo ineludible del villano del Peligro Amarillo. El es la vara a partir de la cual se mide a todo villano de este estilo. Hacer un especial de este tipo y no hablar de él, sería imperdonable. Debo reconocer que no me fue posible hallar las once novelas que integran el ciclo de este personaje: no hay reediciones de estas novelas desde hace un tiempo. Pero prefiero reseñar aquellas que efectivamente leí y no trabajar con referencias de oídas sobre las que me faltan, ocultando la carencia. Me parece más honesto con los que lean esto. Aclaro, eso sí, que en general el personaje es fascinante y siempre me ha atraído. Su villanía reglamentada no solo ha marcado a los villanos “amarillos” sino a todo ese subgrupo de mentes malévolas que además tienen un código ético. Sin un Fu Manchú convencido de la justicia de su causa y para el que el fin justifica los medios, no existirían los Doctor Doom, Darkseids, Magnetos y tantos villanos que se consideran “malinterpretados” por la sociedad. Y, que jorobar, a uno (que por algo vive en el Tercer Mundo) le encanta que haya un tipo tratando de humillar a la potencia colonial de turno… Bueno, corto la cháchara y a disfrutar con este “demonio amarillo”…
La Madre de la Bestia (Amarilla) El Misterio del Dr. Fu-Man-Chú (The Mystery of Dr. FuManchú, 1913)
Autor: Sax Rohmer Colección: Biblioteca Básica Universal n°142 y 143 (2 tomos) Edita: Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1981. Pocas veces un párrafo describe tan concisamente el encanto que hace que un personaje quede en la conciencia popular como el siguiente:
“Imagínese usted a un sujeto alto, espigado y felino, de espalda ancha, con unas cejas como las de Shakespeare y la cara de Satán, cabeza totalmente rapada y ojos alargados, verdes y magnéticos como los de un gato. Atribúyale la más desalmada sagacidad de una raza oriental entera condensada en una colosal inteligencia, con la totalidad de los medios de la ciencia, pasada y actual; con todos los medios, si desea, de un poderoso gobierno que, no obstante, ha negado saber nada de él. ¡Imagine usted a una
persona abyecta y temible, y se hará usted una imagen mental del doctor Fu-Manchú, el peligro amarillo personificado en una persona!” El doctor Fu manchú, nacido en esta novela, puede no haber sido (como Jess Nevins explicara previamente) el primer ejemplo del Peligro Amarillo en aparecer en la literatura, pero sí fue el molde que terminaría convirtiéndose en su arquetipo. Y si esto fue así se debió a que Sax Rohmer le dio esa personalidad tan compleja e interesante. No es meramente un científico loco: es un intelectual superdotado. No es un asesino desalmado y sin escrúpulos: tiene su propio código de honor que respeta incluso cuando tiene a su merced a sus oponentes. No es un megalómano nihilista que quiere dominar el mundo: forma parte de una organización política y sus fines ultimos son ideológicos. Y sobre todo, tiene esa ubicuidad que lo hace omnipresente incluso cuando no tiene que ver directamente con la acción. De hecho, la novela en sí parece componerse de varios escenarios con una estructura repetitiva:
1-Ocurre una muerte extraña y casi sobrenatural. 2-Aparece sir Denis nayland Smith , el super policía que se opone continuamente al doctor, quién sospecha que algo no está bien. 3-Sir Denis investiga y termina (él o sus ayudantes) en alguna trampa mortal y/o enfrentando a un peligroso asiático. 4-Tras escapar y desbaratar el plan, Nayland Smith explica lo que pasó. Siempre lo acontecido es parte de un plan más amplio pergeñado por Fu Manchú Secundando a Nayland Smith está el doctor Petrie, su Watson personal, quien parece estar ahí para ser el cronista de la historia y ser quien tenga el interés amoroso junto a la misteriosa Karameneh, la sirvienta involuntaria del doctor. Al final Karameneh queda libre, el doctor Fu Manchú es neutralizado (que no capturado) y todo tiene final feliz. Está claro que la novela es deudora del folletín de aventuras del siglo XIX y de la “dime novel”, donde las trampas, la acción y los escapes imposibles priman sobre la caracterización. Si a eso le sumamos la atmósfera misteriosa y exótica (uno de los puntos fuertes de
Rohmer es la descripción de esas otredades extrañas escondidas bajo el suburbano y plácido Londres), hallamos la fórmula para atrapar al lector. Eso, más el magnético doctor y tenemos la clave del triunfo popular de la novela. Dicho éxito obligó a Rohmer a seguir contando las historias del buen doctor, convirtiéndolo en la encarnación literaria del Peligro Amarillo. De allí en más, ningún villano asiático podría escapar a la comparación con Fu Manchú. Y el propio doctor debió avanzar en su villanía para poder igualar el impacto de esta primer historia. Este libro es definitivamente la Madre de la Bestia (Amarilla). Para finalizar, dos comentarios respecto a esta edición. Uno, la elección de la tapa es desconcertante. ¿Qué tiene que ver Magritte con Fu Manchú? Dos, el estudio introductorio de Jorge Rivera, tiene algunas aristas interesantes, pero se equivoca en un punto clave: ubicar al doctor como un ícono de la década de 1930. Esta novela es veinte años anterior y, para los años treintas, Fu Manchú ya era del todo conocido. Cualquier análisis que desconozca eso, yerra de medio a medio, como pasa en este caso.
Sel Mas de Lo Honolable Mismo... Pelo Más Lacista
El Diabólico Doctor (The Devil Doctor, 1916)
Autor: Sax Rohmer Colección: Biblioteca Oro n°82 Edita: Molino Argentina, Buenos Aires, 1947. o sino... El Doctor Diabólico (The Devil Doctor, 1916)
Autor: Sax Rohmer Colección: Serie Amarilla Policial n°154. Edita: Tor, Buenos Aires, 1956.
Primero que nada, como ven tengo dos versiones de la misma novela. Cosas que pasan cuando uno compra compulsivamente sin mirar más que las tapas… Pero bueno, ahora al menos saben que hay dos posibles ediciones españolas para leer de esta novela si están interesados (y la encuentran claro, que no es tan fácil la verdad sea dicho). Por supuesto, de ambas, me quedo con la de Molino, solamente por el hecho que la tapa es mucho más interesante (y que tienen también ilustraciones interiores, algo de lo que carecen las ediciones de Tor). Respecto a la historia que está tras ambas portadas, digamos que esta es la segunda novela y continuación directa de El Misterio del Dr. FuMan-Chú. De nuevo Nayland Smith y el doctor Petrie se enfrentan al doctor Fu Manchú, en una repetición casi idéntica de la primera novela, incluyendo que Karameneh –que terminaba libre del doctor en la primera novela- volvía a trabajar para él… gracias a una amnesia inducida por el doctor. De hecho, es esta misma
repetición estructural y de peligros la que me dejo un poco frío con respecto a esta novela. La sensación de “deja vu” de la novela es demasía-do fuerte, eliminando la novedad de la primera historia. Incluso hay momentos ridículos (toda la secuencia del pavo extraviado está a centímetros de convertirse en un “gag” de los Monthy Python... y Sax Rohmer la cuenta con la misma seriedad que el resto de la historia). Era evidente al final de la novela que Rohmer necesitaba replantearse cómo seguir contando historias sobre el doctor Fu Manchú. Tal vez lo único que crece en las páginas de esta novela es la xenofobia y la paranoia anti occidental. Además de los obvios chinos, acá son sospechosos judíos, negros y otros orientales. Uno no puede dejar de pensar que Nayland Smith es básicamente un paranoico listo para aprobar el exterminio racial. Un punto más para que el lector actual se termine poniendo del lado de Fu Manchú, que será lo que quieran, pero parece mucho más sensato que este racista del carajo. En síntesis, más de lo mismo. Por suerte, Sax Rohmer se dio cuenta y en sus siguientes novelas, cambiaría el enfoque del relato para buscarle otro camino a su doctor...
Antes que Al Qaeda... la Si Fan Los Misterios de la Si Fan (The Si Fan Mysteries, 1917)
Autor: Sax Rohmer Colección: Serie Amarilla n° 158 Edita: Tor, Buenos Aires, 1956 Viendo el callejón sin salida en que la narrativa de la segunda novela lo llevaba, Sax Rohmer decidió empezar a jugar con el mito de Fu Manchú, A esa altura convertido en un éxito gigante, el genial doctor amarillo ya tenía peso suficiente para que sus historias comenzaran a crecer más allá del mero recurso aventurero de las primeras. Rohmer comenzaría a tejer con esta novela una mitología concreta del Peligro Amarillo, dándole nombre y organización. Así Fu manchú ya no era un servidor de una misteriosa agencia oriental, sino de un grupo concreto, la Si Fan, organización compuesta de muchos grupos independientes de Asia unidos en el común esfuerzo de destruir Occidente (que por cierto, para esa fecha era básicamente el lugar desde donde venían los conquistadores de sus
países). Una suerte de Al Qaeda "avant la lettre", digamos. A lo mejor Osama Bin Laden leyó las novelas de Fu Manchú de joven... Es en esta novela en donde empieza a gestarse la ya referida mitología de Fu Manchú. Más allá de lo anecdótico (otra vez Nayland Smith y el fiel doctor Petrie desbaratan los planes de Fu Manchú en Inglaterra) lo interesante aquí está en la descripción de Fu Manchú como un miembro más (prominente pero no el principal) de un grupo con un fín político, con estructura e ideología concreta. A partir de aquí, la expansión de esta mitología interna le dará consistencia narrativa a la saga. Esta es una novela de transición y de inflexión. A partir de aquí, el devenir de Fu Manchú se interrelacionará plenamente con el de la organización a la que pertenece. Bienvenidos ante Fu Manchú, científico terrorista con posición ideológica definida.
Un Falso Fu Manchú El escorpión de Scorpion, 1919)
oro
(The
Golden
Autor: Sax Rohmer Colección: Serie Amarilla n°160 Edita: Tor, BuenosAires, 1956 Esta es una novela de Fu Manchú sin Fu Manchú. No, no estoy escribiendo una tontería. Esta novela tiene una relación circunstancial con el ciclo de Fu Manchú. Por un lado, los malos son parte de la Si Fan, la organización internacional descrita en Los Misterios de la Si Fan. Por otro lado, el propio doctor aparece en un papel menor, casi un cameo, sin ser nombrado pero siendo claramente descrito en un par de páginas. Finalmente, se reconoce de manera indirecta en otro momento del relato los choques entre Fu Manchú y sir Dennis Nayland Smith. Pero en realidad, el doctor no aparece nunca, ni tampoco su rival. A cambio tenemos al detective francés Gastón Max, la versión Suréte de Nayland Smith (aunque un poco menos xenófobo, eso sí) enfrentándose a otro científico chino malvado: Fo HI, alias "El Escorpión".
Fo Hi ha heredado el cargo de Fu Manchú. En el medio tene-mos al doctor Stuart, nuestro simil doctor Petrie, enamorado de la simil Karameneh, Miska, esclava de Fo Hi. La principal diferencia es que (a diferencia del irreprochable Fu Manchú) Fo Hi está alzadísimo con Miska... que además es adorada en silencio por su sirviente (y también miembro de la Si Fan) Chunda Lal. Con lo cual tenemos un melodrama servido en bandeja. Reconozco que, en lo referido a momentos bizarros, esta novela es genial. Desde el misterioso comienzo hasta la increíble autoinmolación final de Fo Hi (que no pienso contarles para que no pierda la gracia la lectura del libro si lo llegan a conseguir) el relato está repleto de una imaginería fascinadora. Tal vez, sabiendo que tenía segundones que podían ser desechados, Rohmer pudo despacharse a gusto con momentos dignos del mejor folletín de terror y misterio. Lo cierto es que El Escorpión de Oro es una de mis novelas favoritas de Rohmer, porque están todos los ingredientes interesantes de las novelas de Fu Manchú (excepto el propio doctor, claro está) y ninguna de las partes aburridas.
Arqueólogos, hijas letales y secundarios tontos La Máscara de Fú Manchú (The Mask of Fu Manchú, 1932)
Autor: Sax Rohmer Colección: Serie Amarilla n°156 Edita: Tor, Buenos Aires, 1956 Tras más de una década sin tocarlo, Sax Rohmer retomó en los años treinta las historias del doctor Fu Manchú al publicar La Hija de Fu Manchú (Daugther of Fu Manchú, 1931), novela que lamentablemente no he podido obtener. En ella se presentaba a Fah-Lo-See, la seductora, inteli-gente e intrigante hija del doctor Fu Manchú, que se convirtió en un personaje particularmente intere-sante debido a la ambigua rela-ción con su padre. Fah-Lo-See compartía la adhesión paterna a los principios de la Si-Fan, pero además evidenciaba tener una agenda propia que difería y a veces entraba en conflicto con la de su progenitor. Además, y a diferencia
del doctor, sus intereses personales podían hacerle salvar rivales, como efectivamente pasa-ba cuando se trataba de Shan Greville. Greville era el ayudante de Sir Lionel Barton, el egocéntrico e impulsivo arqueólogo que ya había aparecido como personaje secundario en las primeras novelas del doctor. Tanto en La Hija… como en esta novela (una secuela en toda regla de la anterior), Barton, Greville y su novia Rima (sobrina de Sir Lionel) eran los protagonistas absolutos, relevan-do al doctor Petrie, Karameneh y en cierta medida al propio Nayland Smith. (Nota al margen: Al leer esta novela, uno se pregunta qué le habrá visto Fah-lo-See a Shan Greville para encapricharse con él. Shan es de lejos el personaje principal más soso y blando de todos los que aparecen en las novelas que leí de Fu Manchú, un gil apuesto con cero talento.
Tanto es así que el propio doctor se lo dice en la cara en un momento de la historia.) Yendo específicamente a esta novela, todo empieza con el conflictivo descubrimiento que sir Lionel hace de la tumba del Profeta Velado, fundador de una misteriosa secta que parece estar por todo Medio Oriente, lista para alzarse cuando ocurra la resurrección de su líder espiritual... que es justo lo que Fu Manchú pretende hacer creer. Pero para eso, necesita la máscara y demás artefactos sagrados que sir Lionel sacó de la tumba (y que se quiere llevar a Londres directamente de contrabando, pasándose por el culo toda premisa científica y la ley, convirtiéndose directamente en un ladrón de tumbas). De aquí en adelante, la novela se convierte en una sucesión de de intentos de Fu Manchú para robar las reliquias, intentos impedidos por sir Lionel o por Nayland Smith. Eso sí, la novela compensa con la originalidad de los intentos de Fu Manchú y con dos o tres momentos impactantes. Probablemente con un personaje más interesante que Shan Greville esta novela sería impresionante. Tal como está es apenas una de las mejores y más fluídas de las que leí del doctor.
Lo mejor, para el final LA NOVIA DE FU MANCHU (Bride of Fu Manchu, 1933)
Autor: Sax Rohmer. Colección: Club del Misterio n°51 Edita: Bruguera, Barcelona, 1982. Esta es la última novela que reseñaremos de Fu Manchú, si bien no es la última escrita por Rohmer. ¿La razón? Simplemente que no he hallado más novelas por el momento. Pero, como cierre, esta novela es genial, con mucho la mejor de todas las reseñadas hasta el momento. Todo comienza con una misteriosa enfermedad que aparece en la Riviera francesa. Según el doctor Petrie la enfermedad es una cruza mutante de la enfermedad del sueño y la peste. Una creación totalmente antinatural, vamos. Y si eso no es una pista para quien haya leído novelas de Fu Manchú, no sé que pueda serlo. Desgraciadamente el propio Petrie cae víctima de la enfermedad y entre su amigo Nayland Smith y el doctor Alan Sterling (joven médico norteamericano) deben resolver el misterio de la plaga...
lo que los lleva a enfrentarse con el responsable de ésta, que sospecho que ya saben quién es a estas alturas. Hay varios puntos fuertes en esta historia. En primer lugar, al fin conocemos exactamente cómo es por adentro la organización de Fu Manchú. Que es, en una palabra, impresionante. Aparte el doctor se manda un discurso sobre su papel en la situación mundial del momento que nos deja patidifusos (en síntesis, si le hacemos casos, la Gran Depresión fue obra suya). Alan Sterling, el narrador de esta historia, es un tipo que, para variar, tiene tantos cojones como Nayland Smith y tanto cerebro como Petrie. Por una vez, Nayland Smith logra atrapar a Fu Manchú (algo que por supuesto no es permanente). Y, para finalizar con las sorpresas, la joven que es la novia del título (y además interés romántico de Sterling) resulta ser… no, eso no se cuenta. Lo único que digo es que al fin se explica la manía del doctor por tener a Karameneh siempre dentro de su esfera de influencia. Le recomiendo esta novela para arrancar con Fu Manchu (aparte es relativamente fácil de hallar): tiene todas las ventajas y ninguno de los puntos flojos de otras novelas. Ojalá hallara las siguientes para poder continuar...
Un pulp de lujo
EL PITON BLANCO (White Phyton, 1933)
Autor: Mark Channing Colección: Biblioteca Oro n°42 Edita: Molino, Buenos aires, 1939.
Colin Gray, agente del Servicio Secreto británico, debe partir para el Tibet para evitar una rebelión orquestada por un guerrero mongol que puede hacer que fuerzas foráneas controlen ese país. Para logarlo debe meterse en una intriga interna entre grupos lamaístas y entrar a un mundo subterráneo de criaturas semi humanas. Que por supuesto son gobernados por una fabulosamente hermosa mujer, su diosa viviente, cónyuge del Pitón Blanco. Que espera que Gray cumpla la profecía y se convierta en su consorte. Y que no acepta un no como respuesta. Ni que el tipo ande obsesionado con una aviadora británica que justo se cayó ahí. Mark Channing era un escritor inglés de la década del treinta que escribió varios libros de aventuras ambientadas en lugares exóticos, como el Tibet. Si sirve de muestra esta historia, sus argumentos no eran lo que se dice coherentes pero sí estaban plenos de esos momentos pulp que a todos los que leemos nos gustan. Tenemos una malvada sexy, sacerdotes contrahechos física y mentalmente, criaturas desconocidas por el hombre escondiéndose en las cavernas, asombrosos poderes de la mente, escenas orgiásticas, uso de drogas, tesoros ocultos, asesinatos rituales, reptiles gigantes y una explosión que termina con todo. Todo eso enmarcado en una tapa de obvias connotaciones sexuales (sino me creen, mírenla: una chica desnuda y un palo largo y cabezón que la apunta… Una tapa con la sutileza de un gancho al hígado). ¿A quién le importa, tras todo eso, una historia creíble?
Respecto al coeficiente "peligro amarillo" de la ecuación, la sensación es que Channing sabía poco de los lamas. Que son vistos como una suerte de adoradores del demonio, poderosos pero entre incomprensibles para el ser humano normal-occidental (si son buenos) a decididamente malévolos (si son villanos). Tienen calaveras como decoración religiosa y no adoran a dioses estrambóticos pero sedientos de sangre. O algo así. Eso de que son mas buenos que Lassie (imagen recurrente que nos dan obras como Horizontes Perdidos, Siete Días en el Tibet y que continuamente nos mete en la cabeza el actual Dalai Lama exiliado) para Channing es una falsedad redomada. Astutos tal vez; pacificos, mi abuela. Más bien se parecen los villanos de Indiana Jones y el Templo de la Perdición. En fin, que es un paseo de esos por lugares exóticos de aventuras. No será un Salgari pero, no está nada mal. Ojalá encuentre otras historias de este muchacho...
Fu Manchú Cinema Por Roberto Barreiro Este artículo que escribió vuestro humilde editor se publicó originalmente en la revista argentina La Cosa, allá a finales de la década de 1990. En años en que la Internet recién empezaba y había mucha menos info sobre el doctor Fu Manchú en el cine para hallar. Así que, si bien la información sigue siendo vigente, hay material que falta o que está incompleto. Diría igualmente que el ciclo de películas anglosajonas sonoras de Fu Manchú está bastante bien cubierto. Sean indulgentes y comprendan el contexto en que se hizo.
Cuando en 1912 el irlandés Arthur Saxfield Ward (1883 ¬1959) comenzó a escribir bajo el seudónimo de Sax Rohmer, lo hizo para ganar más plata que la que su trabajo como historiador especializado en magia y brujería le daba. Especialista en temas del Lejano Oriente, le pareció obvio trabajar con esa exótica temática para escribir en la narrativa popular. El colonialismo europeo comenzaba a sentir las primeras grietas de su dominio absoluto del mundo. Sobre todo era el Extremo Oriente el lugar que más asustaba a los colonialistas. Japón estaba en crecimiento y modernización acelerada, En la India un tipito llamado Gandhl comenzaba a predicar la resistencia pacífica contra Gran Bretaña. Y China acababa de aniquilar su milenario Imperio y era un caos de facciones políticas luchando una contra otra. La raza amarilla tiene una civilización antiquísima y que se ha desarrollado por carriles distintos de la occidental. De la desconfianza hacia esa otra
civilización surgió el temor: ¿acaso la Unión Soviética no nació en un país más asiático que europeo? El temor a los orientales se resumió en la frase "el peligro amarillo". Sax Rohmer sería el que le pondría rostro a este concepto, inventando al genial y depravado Doctor Fu Manchú. Durante once novelas a partir de El Misterio del Doctor Fu Manchú (The Mistery of Dr. Fu Manchu), Rohmer desarrollaría a este diabólico genio criminal y su organización secreta, creando complicados planes para dominar al mundo. Se le oponía siempre Sir Dennis Nayland Smith, de la policía británica y su Watson particular, el Dr. Petrie, quienes lograban derrotarlo tras sufrir mil y unas trampas exóticas, ataques de thugs, flores envenenadas, intentos de seducción de damas dragón -empezando por la propia hija de Fu Manchú - y torturas horrendas. El éxito de la
serie fue total y Fu Manchú sería el modelo por el que se cortarían durante mucho tiempo a los genios criminales de la cultura popular, desde Ming, el Despiadado al Doctor No, pasando por La Gala... digo Garra. Era obvio que un personaje así de exitoso iba a llamar la atención de Hollywood. Así fue que los estudios Paramount compró los derechos para hacer tres films de Fu Manchú. El actor que lo iba a interpretar no era chino, ni siquiera oriental (algo que sería una marca de fábrica en todas las películas sobre el personaje, siempre interpretado por caucásicos maquillados). Se trataba de Warner Oland, un sueco que alcanzaría la fama posteriormente haciendo de otro amarillo, el detective hawaiano Charlie Chan. Este primer film fue El Misterioso Doctor Fu Manchú (The
Mysterious Dr. Fu Manchú, 1929), dirigido por Rowland V. Lee, que contaba como el doctor juraba venganza contra los "diablos extranjeros" que mataron a su familia durante la Revuelta Boxer de 1905. Sus motivos eran diferentes a los del Fu Manchú literario que, hacía lo que hacía para libertar a China del caos y la decadencia. Algo típico de Hollywood:
la política complica las ventas. Con el tiempo adoptaba una hija (Jean Arthur) a la que hipnotizaba -no fuera que no lo quisiera- y desarrollaba un plan para dominar al mundo hasta que Sir Nayland Smith (O.P. Heggie) lo detenía y su hija se enamoraba del doctor Petrie. Fu Manchú parecía morir al final... para escapar de su ataúd al inicio del siguiente film, El Retorno de Fu Manchú (The Return of Fu Manchu, 1930), también dirigida por Lee. Esta vez buscaba venganza contra la familia del Dr. Petrie, novio de su hija adoptiva, como un calabrés molesto porque la nena se le casaba con un gallego. Nayland Smith (otra vez O.P. Heggie) lo detenía. Dos curiosidades: por un lado, hay una versión en idioma alemán de este film, con el mismo guión (similar al Drácula, que tuvo versión española) y decorados; por otro, uno de los actores del film fue Neil Hamilton, alias el comisionado Fierro de la serie Batman de los años 60 (sí, la de Adam West). A ninguno de los dos films le fue mal, pero tampoco rompieron taquillas.
El tercer film de la serie, La Hija del Dragón (Daughter of the Dragon, 1931), dirigido por Lloyd Corrigan, tendría varios cambios. En primer lugar, Fu Manchú (Oland por tercera y última vez) muere al comienzo del film, herido de bala. Será su hija, la princesa Ling Moy -nada que ver con la hija de Fu Manchúque en las novelas se llamaba Fah Lo See- quien, jurando ante su
padre moribundo, llevará a cabo su venganza. Lo interesante es que la hija era interpretada por Anna May Wong, una de las pocas estrellas asiáticas del Hollywood de la época. Y no sólo eso, sino que uno de los que se opondrían a sus planes era un detective chino personificado por la única estrella masculina oriental que Hollywood tenía, el japonés Sessue Hayakawa. ¡Y el tipo encima está enamorado de la villana, pero debe detenerla! Una rareza muy interesante que no anduvo lo suficientemente bien para que la Paramount hiciera más films del personaje. Pero lo que dejaba Paramount lo tomó la MGM, que hicieron la mejor película del personaje, La Máscara de Fu Manchú (The Mask of Fu Manchu, 1932), realizada por Charles Brabin. Warner Oland no estaba más (se había muerto en la tercera, ¿recuerdan?). Pero el reemplazo fue aún mejor: prestado por la Universal, Boris Karloff (de pie) se ponía el traje de mandarín y achinaba los ojos.
La película respetaba el tono de las novelas de Fu Manchú, con sus trampas sádicas, como la de una balanza que se desequilibraba progresivamente y terminaba arrojando a quien estaba sobre ella a un foso con cocodrilos. Pociones exóticas, una droga que dejará al héroe enamorado perpetuamente de Fah Lo See. Máquinas mortales, un rayo electrónico. Y un plan maquiavélico que necesita de la máscara con la que enterraron a Genghis Khan, para destruir a la raza blanca y dominar el mundo (tomando la idea de la novela homónima, pero no mucho más). Karloff está bárbaro, Mirna Loy es la seductora hija de Fu Manchú y los decorados son muy imaginativos. En resumen, la peli es entretenidísima. Okey, todos los chinos son malos, pero de eso siempre se trató Fu Manchú, ¿no? Desgraciadamente The Mask... no fue un éxito y el maquiavélico doctor no volvería al celuloide hasta 1940, con el serial Drums of Fu Manchú, de William Witney y John English.
doctor se escapaba al final, en vez de morir aparentemente. Fu Manchú no volvería a las pantallas por quince años... y sería en la pantalla chica en vez del cine. Con la serie The Adventures of Fu Manchu. El actor que que hacía del doctor, Glen Gordon (actor desconocido como pocos), se parece tanto a Fu Manchú como Woody Allen a Superman. Aparentemente, la serie no estaba tan mal, pero no atrajo al público y se canceló tras una temporada. Se necesitarían diez años y el éxito de los films de Bond, James Bond para que alguien se interesase en hacer más películas de Fu Manchú.
En quince episodios el doctor –interpretado por Henry Brandon- se enfrentaba con Nayland Smith (William Royle) en el Barrio Chino de Los Ángeles. El serial de Republic era, como acostumbraba esa compañía, ágil y pleno de acción en todos sus episodios. Y el
Ese alguien sería Harry Alan Towers, un productor inglés decidido a sacar adelante su compañía cinematográfica. Towers adquirió los derechos cinematográficos de las novelas originales, de la viuda de Sax Rohmer, y contrató a Christopher Lee para que interpretara al villano. Lo curioso fue que, luego de comprar los derechos, Towers no se
basó en ninguna de ellas para hacer sus películas.
Todas tuvieron guiones originales, que resultaron demasiado similares entre sí: el buen doctor se dedicaba a capturar científicos para crear un arma mortal con la que conquistaría el mundo, hasta que Nayland Smith y sus ayudantes lo derrotaban. Como dijo Christopher Lee -que se leyó todas las novelas como parte de la investigación de su personaje- hubiera sido mejor adaptar las novelas, que tenían lo mismo que los guiones originales y eran menos repetitivas en sus argumentos. El primer film de esta serie, The Face of Fu Manchu (1965), fue dirigido por Don Sharp, y era un producto de buena factura que podía haber sido un correcto competidor de las aventuras "bondescas". Sólo que el público no estuvo entusiasmado con el film, al que solo le fue medianamente bien. De allí en adelante, las secuelas empezarían a decaer en calidad: The Brides of Fu Manchu (1966), del
mismo director, seguía siendo una buena aventura, pero ya empezaba a notarse la baja en la calidad en la tercera entrada, The Vengeance of Fu Manchu (1967), esta vez realizada por
Jeremy Summers. Todavía venía lo peor: al caerse el dinero prometido por un productor extranjero, Towers tuvo que buscar un director barato. Y lo encontró: Jesús Franco. El que haya
visto alguno de sus films, sabe a que atenerse: barato es; bueno y bonito, no. Kiss of Death (1968) y The Castle of Fu Manchu (1968) son divertidas de ver, estando medio borracho a las tres de la mañana un sábado a la noche, para cagarse de risa viendo con el fast forward a todo vapor, pero nada más. Es lógico que luego de este ignominioso final, no haya habido más pelis de Towers de Fu Manchú. El último film sobre este gran villano pretendía ser una comedia, la última que terminó Peter Sellers antes de morir. El título: The Fiendish Plot of Dr. Fu Manchu (1980). Lo mejor que se puede decir de ella es que mejor no comentarla, que para reirse es mejor ver uno de los films de Franco. Una decadencia, mire. Por ahora el peligro amarillo está en el limbo cinematográfico. Esperemos que alguien se acuerde de él y que el mundo vuelva a escuchar pronto del Dr. Fu Manchú.
Dios es argentino, Fu Manchú gallego
No tan chinos
Si bien hay dos film mudos con nuestra amenaza amarilla (The Mistery of Dr. Fu Manchu, y The Further Mysteries of Dr. Fu Manchu, ambos de 1924), el malvado científico no se convirtió en figura de culto hasta la aparición del cine sonoro. Para mediados de los años treinta su nombre ya era conocido en todo el mundo y las copias empezaron a aparecer alrededor del planeta... Las relaciones entre China y España no son un gran tema de discusión. Pero si de Villanos Orientales (marca registrada) se trata... iHostias, pues que ha habido más de un contacto, joder! En 1946 el director Ramón Barreiro realizó una versión muy galaica de la clásica historia de Fu contra los detectives: El título del film fue El Otro Fu-Manchú, y en el papel titular estaba el españolísimo Manuel Requena. ¿De qué iba el argumento? Buena pregun-
ta. Ahora solo nos faltaría una buena respuesta =)
Si la idea de un occidental haciendo de chino o japonés te suena ridícula, fijate bien algunos de los actos de racismo más imbéciles que nos dio el cine: -Warner Oland, sueco, hizo de Fu Manchú (chino) y Charlie Chan (hawaiano) -Boris Karloff, inglés (con ascendencia hindú), hizo de Fu Manchú y Mr. Wong (chinos) -Christopher Lee, inglés, hizo de Fu Manchú (chino) -Peter Lorre, húngaro, hizo de Mr. Moto Uaponés) -Bela Lugosi, húngaro, hizo de Mr. Wong (chino), -y como si fuera poco, en la película de Daniel Tinayre Kuma Ching (69), el malvado chino es interpretado por… ¡Juan Verdaguer! (más argentino que el asado)
España pisó una vez más al mito (y esta vez literalmente) cuando el deforme realizador Jesús Franco se hizo cargo de la serie a fines de los años 60. Franco (el rey del zoom, un tipo que filma un largometraje en cuatro días) terminó de hundir al doctor y a su protagonista, Christopher Lee.
En estos últimos tiempos otro hijo de la madre patria amenazó con hacerse cargo del personaje. Alex de la Iglesia, el visionario director de El Dia de la Bestia (1996), intentó filmar una nueva película sobre nuestro archicriminal oriental favorito. Con producción de Andrés Vicente Gomez y unos ocho millones de dólares de presupuesto, The Fiendish Plot of Dr. Fu Manchú estuvo a punto de concretarse, hasta que una disputa presupuestaria entre realizador y productor dejó en el limbo el proyecto.
Una pena porque nos hubiera encantado ver que haría De La Iglesia con el personaje…
Un Fu Manchú de cuarta Dr. No (Doctor No, 1958)
Autor: Ian Fleming Edita: Zig Zag, Santiago de Chile, circa 1967 Estaba interesado en leer esta novela de James Bond al saber que el maloso de esta novela entraba claramente dentro de los clones de Fu Manchú, con lo que empecé la lectura con una cierta ilusión. Craso error. Es que la novela, para ser piadosos, es un soporífero de dimensiones cósmicas. Todo empieza con Bond yendo a investigar a Jamaica un trabajo que su superior describe como "menor": hay un par de agentes del Servicio Secreto desaparecidos, aunque se sospecha que estaban enamorados y huyeron juntos a algún lugar sin avisar a los
jefazos. Pero en cuanto llega comienza a ser perseguido por chigros (chinos negros que viven allí... NO, no me lo estoy inventando) que lo quieren despachar a como dé lugar, incluso poniéndole tarántulas venenosas en la cama (igual que en la peli... que por cierto es bastante fiel a la novela original). Al final, junto a su amigo negro Quarrell termina yendo a la fuente del problema: una islita cercana que es propiedad del doctor Julius No, mitad chino, mitad alemán. Que la está usando como base para sabotear los cohetes de la NASA y vender su trabajo científico al mejor postor luego. Suena más entretenido de lo que es. Por un lado Bond es un tarado: si uno lee con cuidado la mayoría de los aciertos para hacer algo son idea de Quarrell, al menos hasta que lo matan como personaje negro y secundario que es-. El doctor No es un Fu Manchú de ligas menores, que nunca parece tan amenazante como el original y que sufre una de las muertes más imbéciles que le conozca a un villano pop: morir aplastado bajo una tonelada de guano de aves. Sí, caca de pájaro. Patético. La
chica, Honeychile, está de decoración, una cosa agregada forzosamente porque Bond, ustedes saben, siempre necesita una chica con la que acostarse. Y no sea que termine con alguna secuaz chigra de No, que hay que cuidar las formas con las razas mestizas ... Y esto nos lleva al típico racismo apenas solapado del Peligro Amarillo. Los villanos son todos mestizos de chinos y negros jamaiquinos. O sea que encima deben fumar marihuana. Si encima venden sus inventos a las potencias no occidentales, es que deben ser comunistas. Y no son blancos. Solo les falta ser gays y completamos el sueño húmedo de los políticos de derecha de Occidente.
¿Algo vale la pena? Tal vez el escape de Bond arrastrándose por tubos al rojo vivo y peleando contra pulpos gigantes, que no habrían estado mal en algún pulp de los años 30. Pero diez, doce páginas no ameritan soportar una novela completa.
Mala, muy mala esta novela. No pierda el tiempo y vea la película. Que tampoco es gran cosa pero, de última, tiene a Ursula Andress en un bikini blanco para regocijar la mirada.
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