EL FERROCARRIL EN ANDALUCÍA - Algo más que imágenes nº 2

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Algo más que imágenes Número 2 - MAYO 2017

LAS FOTOS DE “LOS CAZADORES DE TRENES”


REVISTA DE: EL FERROCARRIL EN ANDALUCIA Número 2 - MAYO 2017 EDITA El Ferrocarril en Andalucia ferrocarrilandalucia@gmail.com DISEÑO Y MAQUETACIÓN amoluc

FOTO DE PORTADA El Chorro (Málaga) Talgo Málaga-Madrid en el Puente de la Falla Grande. Autor: amoluc (8-09-1982) El Ferrocarril en Andalucia no se hace solidario con las opiniones expresadas en los artículos publicados, siendo sus autores quienes deben responder de lo que en ellos se manifiesta. Permitida la reproducción previa autorización por escrito de El Ferrocarril en Andalucía, debiendo en todo caso figurar el nombre del autor y el origen del contenido reproducido.


Editorial Los cazadores de trenes Es normal tener más de una afición y cuando la afición al ferrocarril y la afición a la fotografía coinciden en una misma persona dan origen lo que podríamos llamar “un cazador de trenes”. A estos “cazadores de trenes” debemos muchas de las imágenes de nuestro ferrocarril, en especial a aquellos viajeros extranjeros de los años cincuenta y sesenta del pasado siglo, como Peter Willen, recientemente fallecido y al que nunca agradeceremos lo suficiente esas imágenes a todo color de nuestros trenes con locomotoras de vapor en una época en la que muchos de nosotros ni siquiera podíamos comprar una cámara o L.G.Marshall, que nos hizo saber de su existencia con “Steam on the Renfe”, biblia del aficionado al ferrocarril y tesoro celosamente custodiado por quien lograba tener un ejemplar aunque no entendiera muy bien lo que en él se decía. El “cazador de trenes” planifica sus cacerías y prepara su equipo con antelación y detalle, no duda en recorrer cientos de kilómetros para cazar determinado tren en un punto concreto de su recorrido y, cuando vuelve, como a todos los cazadores le gusta enseñar su trofeo a los amigos y contar lo difícil que ha sido conseguirlo. Hasta hace un par de años hubo en la Asociación Sevillana de Amigos del Ferrocarril un grupo de socios que, al menos una vez al año, se ponían de acuerdo para ir hasta lejanos lugares de la geografía ibérica a practicar este tipo de caza que en una de las ocasiones denominaron como “Raid Navarro-Aragonés”. Los viernes por la tarde nos deleitaban con la proyección de las imágenes conseguidas y era una delicia ver las fotografías y escuchar sus relatos y no pocas veces autocríticas sobre imágenes que a vista de profano eran magníficas, pero que para ellos podían haber sido mejores si, por ejemplo, el poste de la catenaria no hubiese tapado algo la numeración de la locomotora. En esta ocasión hemos creido conveniente que uno de ellos nos cuente sus experiencias y como ha evolucionado su afición desde que comenzó a practicarla allá por los años setenta del pasado siglo.n

El Ferrocarril en Andalucia

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Automotor Renault 9320 Sevilla-San Bernardo (1969)

Cuatro décadas cazando trenes ¡Como han cambiado las cosas! Texto y fotos: amoluc

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i afición a la fotografía es tan antigua como la de los trenes, pero fue en 1966 cuando conseguí que mis padres me regalaran mi primera “maquina de fotos”, una Werlisa, una cámara sencilla que con ajustes de velocidad y diafragma a ojo del fotografo resultó bastante buena. Ahorrando lo que me daban para el autobús la cargaba con pelicula en blanco y negro que compraba en chasis recargados porque era bastante más barato que usar película de marca y con ella hice cientos de fotos, pero ninguna de trenes mientras que el vapor se iba acabando sin que yo reparara en ello. Nunca me arrepentiré lo suficiente.

Mi primera foto ferroviaria fue a mediados de agosto de 1969 a un automotor Renault en la sevillana estación de San Bernardo. En 1971 me compré un “tomavistas” de Super8 que sólo usaba en ocasiones especiales, porque la película era carísima y sólo duraba tres minutos en los que, con una increible capacidad de síntesis, era capaz de condensar una boda o incluso unas vacaciones. Ese mismo año tuve la oportunidad de filmar algunas imágenes de un paseo familiar hasta El Charcón en el desaparecido tranvía de la Sierra, en Granada. Con aquella cámara, que utilicé hasta 1984, gastándome todos mis ahorros en dos y hasta tres películas rodé temas como el trá-

fico de las estaciones de Córdoba, el transporte de mineral de las Minas del Marquesado con sus cuádruples tracciones de 1300, el omnibus Espeluy-Puente Genil o el viaje con vapor de la ASAF de Córdoba a Sevilla. Todo aquello ya es historia y algunas de aquellas imágenes, desvaídas y ahora digitalizadas, se han subido a “El Ferrocarril en Andalucia”. Entretanto me había comprado una reflex Topcon, la más barata, con objetivo desmontable de 50 mm. para la que luego resultó que no había teleobjetivos y seguía fotografíando en blanco y negro todo lo que se me ponía por delante, que no fueron trenes hasta 1977 cuando, coincidiendo con mi entrada en ASAF, todo cambió. El Ferrocarril en Andalucia

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Dos 1600s circulando aisladas acopladas al modo americano

...cargaba con mi pesada y vieja Topcon y gracias a ello conseguí algunas fotografías “de oportunidad”

Una “francesa” en la placa giratoria cual si fuese una de vapor.

Un 444 remolcado por una 2100 por avería en la catenaria. 6

ALGO MÁS QUE IMÁGENES

Aquel año planeé ir de vacaciones a Galicia con el secreto propósito de fotografiar las 1800 y me pasé al color, aunque opté por las diapositivas que eran más baratas y se veían mucho más grandes, pese a que mi esposa alegaba que la parafernalia necesaria para una proyección te quitaba las ganas de hacerla. ¡Que viaje en el Ruta de la Plata hasta Astorga! Y de allí a León, donde hice mas fotos a las 7700 y a las UT-900 que a sus monumentos, luego Ponferrada, donde el correo a Villablino con la PV-31 justificó sobradamente el uso del Super8, Monforte, Orense, Vigo, Pontevedra, Santiago, La Coruña... Todo en tren y disparando a todo el material que se me ponía a tiro. A partir de ahí se abrió la veda del ferrocarril. Mis cotos habituales de caza fueron Córdoba y Sevilla, donde en cualquier desplazamiento cercano a zona ferroviaria cargaba con mi pesada y vieja Topcon y gracias a ello conseguí algunas fotografías “de oportunidad”, como las 1600s acopladas al estilo americano, la “francesa” en la placa giratoria cual si una de vapor se tratase o el 444 remolcado por la 2100 por avería de la catenaria que, por cierto, vaya pollo que se montó el pasado miércoles santo en el AVE MadridSevilla por el mismo motivo. Como todo cazador que se precie de vez en cuando hacía algún safari, es decir viaje o excursión, con la única finalidad de conseguir fotos más o menos espectaculares, lo que teniendo en cuenta los exiguos medios con que contaba, sobre todo para desplazamientos, suponían no sólo un gran esfuerzo económico sino un riesgo real, sin ninguna garantía de conseguir el objetivo. Recuerdo especialmente los de El Chorro, Despeñaperros y la línea Linares-Puente Genil.


Cuatro décadas cazando trenes.

El Chorro El Desfiladero de los Gaitanes, es sin duda uno de los lugares más espectaculares de la geografía ferroviaria española. A mediados de los sesenta, con quince años y cuando aún no tenía cámara, recorrí el Caminito del Rey en dos ocasiones, por lo que sabía las buenas imágenes que desde él se podían obtener y que el mejor sitio para conseguirlas era una pequeña plataforma existente en el lado derecho del puente acueducto, así que en 1981 decidí volver por allí. Comoquiera que la pasarela se encontraba ya en un estado ruinoso por ambos extremos, era preciso buscar una via alternativa para llegar hasta aquel sitio y no hallé mejor forma que caminar por la via hasta algún punto que permitiera bajar al rio, cruzarlo, subir por

la orilla opuesta hasta el camino existente entre los dos tramos de la pasarela y por el túnel del canal, que ya estaba en desuso, llegar hasta el puente. A falta de Google Earth, en diciembre y como continuación de un viaje también exploratorio desde Jaén a Puente Genil, me desplacé hasta Málaga y compróbé que los túneles no eran muy largos, que a excepción del de El Chorro, tenían anchura suficiente para refugiarse en caso de que te sorprendiera un tren en su interior, que los puentes podían obviarse caminando por el terreno excepto los de la falla que eran cortos y con visibilidad suficiente y que a la salida del túnel 8 había un torrente canalizado que facilitaba la bajada hasta el rio. Sólo quedaba al albur que llegado el momento el rio tuviera escaso caudal para que resultase fácil vadearlo.

En mayo del 82 lo intenté por primera vez con un amigo pero no llegamos a cruzar el rio, por lo que las imágenes obtenidas se redujeron al tramo recorrido por la via. En septiembre, mi hermano y yo con dos amigos más realizamos por fin el recorrido completo, sin más dificultad añadida a lo previsto que hundirnos en el lodazal en el que las filtraciones de agua habían convertido el interior del túnel del canal. Por cierto, circular por la via era peligroso y estaba prohibido, como ahora que además conlleva una cuantiosa multa, pero no había otra opción y la verdad es que el cartel, como se ve en una de las fotos, estaba de forma que sólo lo vimos al volver. De aquellas dos excursiones son las imágenes subidas a “El Ferrocarril en Andalucía” que hoy son testimonio de unos trenes que ya no existen.

Expreso BarcelonaMálaga “El Catalán” a la salida del túnel nº 8, conocido como “túnel de Miguel”.

Puedes ver estas y otras imágenes escaneando este código QR

El Ferrocarril en Andalucia

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Despeñaperros.

En el punto de observación elegido, al borde del precipicio

A la salida del túnel 8 se advierte el borde del torrente canalizado que nos permitió bajar.

...como ahora, andar por la vía estaba prohibido, pero no había otra opción y el cartel estaba colocado de forma que sólo lo vimos al volver

Sucesión de túneles y puentes en la zona de la falla. 8

ALGO MÁS QUE IMÁGENES

Tan entusiasmados quedamos tras lo de El Chorro que tres dias después, mi hermano y yo nos embarcamos en una nueva aventura, la de ir a Despeñaperros, porque presumiblemente si desde el tren se veía la carretera desde la carretera tendría que haber buenas vistas del tren. Despeñaperros era un tramo negro de la carretera de Madrid, con muchas curvas, barrancos peligrosísimos, atascos permanentes de camiones y estaba mucho más lejos que ahora aunque haya los mismos kilómetros, porque era más largo, o lo parecía, un kilómetro de carretera de doble sentido en un Seat 850 con las ventanillas abiertas para no asfixiarte detrás de una fila de camiones que no podías adelantar, que uno de autovía en un Golf climatizado sin problemas para rebasar a los camiones. De un tirón nos plantamos en Venta de Cárdenas y mientras yo peleaba con los camiones mi hermano tomaba nota no sólo de los mejores sitios para hacer las fotos, sino también de donde podíamos dejar el coche fuera de la carretera que era el mayor problema, hecho lo cual bajamos hasta Santa Elena, volvimos a subir a Venta de Cárdenas y volvimos a bajar. Podéis imaginar lo que supuso pasar Despeñaperros dos veces en cada sentido, pero mereció la pena. ¡Que abundancia de trenes! Daba igual si se nos escapaba uno mientras cambiabamos de posición por aquellos riscos, porque el 50 mm. de la Topcon no daba para mucho y había que acercarse lo más posible. Talgos con “Japonesas”, Electrotrenes de varios tipos, UT440, el rápido Madrid-Cádiz, mercantes con “Panchorras” y hasta una “Francesa” con cincomiles bajando que por la tarde pillamos en Santa Elena subiendo y resultó ser el tren de los vendimiadores de Jaén camino de Francia.


Cuatro décadas cazando trenes.

Jaén - Puente Genil También cazamos en tierras jienenses, donde por haber sólo un tren al día había que disparar, correr y llegar al siguiente puesto antes que la presa, que no era dificil, porque el omnibus no era precisamente un guepardo, aunque casi se escapa cuando en Doña Mencía encontramos una calle en obras y tuvimos que recorrer medio pueblo. Allí compartimos espera con una pareja de la Guardia Civil que vino a ver que hacíamos semiocultos en un olivar frente al puente sobre el Guadajoz, uno de los más espectaculares de la línea junto con el del Arroyo Bailón al pie de Zuheros.

¡Se acabaron las miserias! Las cintas duraban una hora y lo que antes se metía en tres minutos de película o treinta y seis fotos ya no cabía en una cinta, el único problema era que la batería no duraba más de cinco minutos y aunque llevase varías siempre me quedaba a oscuras en el mejor momento. Era una gozada de tecnología. Se veía sobre la marcha y no había que esperar diez días a que revelaran la película para comprobar que no habia salido nada. Y los montajes eran facilísimos, se acabó el cortar y pegar irreversible del Super8. En video grabé viajes irrepetibles como el del Congreso de la FEAAF en 1990 por la línea de Almorchón.

Llegó el vídeo

Unos años de calma

En 1989 me apunté al vídeo con una enorme y pesada cámara Sony Video8.

A esta etapa de actividad siguió una de atonía en lo que a fotografía de trenes se refiere,

abandoné la caza aunque nunca deje de tomar la imagen de un tren cuando tuve oportunidad e incluso en una ocasión cacé AVEs “furtivamente” en Sierra Morena, en la finca “La Garganta”, entre Conquista y Hornachos. Todas aquellas fotos, diapositivas, películas y cintas de vídeo pasaron muchos años guardadas en un mueble hasta que al romperse la cámara de video me di cuenta de que tenía treinta y tres horas de documentos irrepetibles, no sólo de trenes, que no podía ver. Inmediatamente compré una cámara Digital8 que era compatible con el sistema Video8 y digitalicé los vídeos analógicos guardándolos en discos duros. Luego busqué todas las fotos y diapositivas para hacer lo mismo y descubrí que para muchas ya era demasiado tarde, estaban “viradas”, los colores habían cambiado y en general tenían un tono azulado que en

Talgo MadridSevilla/ Cadiz con una “mazinger”

Cacería “furtiva” de AVEs en Sierra Morena

El Ferrocarril en Andalucia

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Electrotren 432 cazado desde “Los Organos”. Aún no existía la carretera que va por el fondo del desfiladero.

Linea JaénPuente Genil. Puente sobre el Guadajoz.

...había que disparar, correr y estar apostado en el siguiente puesto antes de que llegase la presa, pero el omnibus no era precisamente un guepardo

Zuheros. Puente sobre el Arroyo Bailón

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ALGO MÁS QUE IMÁGENES

muchos casos era insalvable hasta para el Photoshop. De todos modos las escaneé por si en el futuro hay posibilidades de recuperarlas. Sólo me faltaban las películas de Super8 que no había visto desde hacía casi veinte años y tenía miedo de que estuviesen tan dañadas como las diapositivas. Finalmente me atreví y, aunque efectivamente estaban bastante afectadas por el paso del tiempo, compróbé que aún podía salvarse algo, así que comencé a digitalizarlas a medida que las posibilidades economicas lo iban permitiendo. Ahora “El Ferrocarril en Andalucía” me ha dado la oportunidad de subir todo esto a Internet, con lo que no se perderá cuando me pierda yo. Ultimamente he retomado mi afición a la fotografía. Ahora no tengo límites, estoy jubilado y tengo todo el tiempo que quiera, un buen coche para desplazarme, cámaras dígitales, tarjetas para almacenar mil imágenes de alta resolución, baterias que duran más de un día, Google Earth para explorar previamente el entorno y elegir el sitio más adecuado y hasta la aplicación TPE para saber de antemano en qué posición tendré el sol en el momento de hacer la foto, no vaya ser que lo tenga totalmente de frente y me produzca un fastidioso contraluz. Pero no hay felicidad completa, ahora no hay trenes. He pasado una docena de veces por Despeñaperros sin ver uno solo, he recorrido el Caminito del Rey y sólo he podido cazar una UT 449. Aquellas combinaciones de locomotoras y vagones que hacía distintos a todos los trenes han desaparecido, hoy todos son iguales, unidades y ramas AVE, vista una vistas todas. ¡Cómo han cambiado las cosas! Para el cazador de trenes, a peor.n


The Photographer’s Ephemeris Imprescindible hoy para el cazador de trenes

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l cazador de trenes tiene hoy el problema ya mencionado que antes no existía, su escasez. Ante esto, no puede o no debería arriesgarse a organizar una excursión hasta un remoto lugar, por el que sólo pasa un tren al día, sin saber al menos si llegado el momento tendrá el sol justamente enfrente. Esta aplicación informática, en inglés pero tán fácil e intuitiva que no supondrá ningún problema, ayuda a prevenir esta y otras situaciones adversas. Sobre el mapa de Google Earth que nos presenta, localizamos el punto deseado, que en la imagen es la estación de El Chorro y “clavamos el alfiler rojo”, seleccionamos la fecha

y hora deseada y ya tenemos, numérica y gráficamente, la hora y posición de salida y puesta del sol y la luna y su situación a la hora fijada. Para más detalle “clavamos el alfiler gris” en el punto desde donde pensamos situarnos para hacer la foto, en este caso la altura conoci-

tre ambos puntos, datos que le pueden venir muy bien al cazador meticuloso para, por ejemplo, en el caso de un tren pasando por un puente, calcular que parte del tren le tapará la barandilla, porque no es lo mismo hacer la foto desde un punto superior que desde uno inferior.

http://www.app.photoephemeris.com da como la Mesa y la aplicación nos muestra que el sol a esa hora estará tras nuestro hombro derecho, que la distancia a la estación es de 1,31 Km. con lo que podemos calcular cual será el objetivo más adecuado y la diferencia de altura y el ángulo en-

Esta APP también está disponible para IOS o Android, con lo que es posible su utilización in situ si se tiene un smartphone con conexión a Internet aunque, como ya sabemos por experiencia, no siempre hay cobertura en los sitios a los que vamos. n

“Pantalla” de TPE


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